SE ACELERAN LOS TIEMPOS EN LA GUERRA DE CIVILIZACIONES por Walter Preziosi
No cabe duda alguna de que, sin descuidar lo que está aconteciendo en otros frentes de combate, Afganistán y Siria son los principales en donde se desarrolla la actual guerra de civilizaciones por lo que nuestro análisis se centrará en los mismos. AFGANISTÁN Comenzando por el primero de ellos, queremos decir que en el día de ayer se ha producido un hecho de gran envergadura. Luego de 12 años de guerra ininterrumpida y efectuada con la intención excluyente de terminar con un régimen que amparaba el ‘terrorismo’, el gobierno norteamericano ha resuelto establecer un diálogo de paz con el movimiento talibán, es decir con el mismo cuya actividad había sido la causa de su invasión. Tal evento se efectuará en la ciudad de Doha, Qatar, en donde el movimiento islamista ha abierto una oficina ad hoc contando para ello con el aval de las naciones árabes del Golfo. Debemos destacar al respecto los siguientes datos significativos. Esta apertura de conversaciones de paz acontece justo en el mismo momento en que el talibán ha iniciado una ofensiva sumamente victoriosa, la de Waled, por la que ha ocasionado severas bajas al enemigo, como por ejemplo hace dos días un ataque efectivo contra la base militar de Bagram que produjera la muerte de al menos 4 marines. Como bien sabemos –y nunca es malo recordarlo- la fuerza invasora está compuesta por 45 naciones que componen el contingente de la Isaf, en comunidad con la Otan y con las fuerzas leales al régimen títere de Karzai. Asimismo el talibán acaba de emitir un documento en el que reivindica, en el contexto de la exaltación de la jihad, varios hechos de tal tipo, tales como los atentados de las Torres Gemelas, la heroica resistencia en Irak, rememorando al líder muerto de Al Qaeda, Al Zarqawi, así como los recientes combates acontecidos en el contexto de la primavera árabe concebida como instrumento para implantar el Califato en la región. Al parecer los tiempos han cambiado en estos 12 años de guerra incesante y los EEUU, otrora ofuscados y ansiosos por una victoria fácil, hoy en cambio lo están por retirarse de cualquier forma, no habiendo ni siquiera dudado en participar de tales negociaciones, aun a sabiendas de que el talibán no ha dispuesto, en función de ello, la apertura de tregua alguna, sino que por el contrario los combates se van incrementando en forma incesante día a día. A todo esto debe destacarse la irritación que ha suscitado tal acontecimiento en el actual gobierno colaboracionista de Karzai, al cual no solamente no se ha invitado a participar de tales reuniones, sino que se ha aceptado también que el talibán lo haga como interlocutor bajo la sigla de Emirato Islámico de Afganistán, cuya bandera hoy ondea en la oficina de Doha; con lo cual se estaría reconociendo la existencia de otro régimen paralelo en el país. Y lo más insólito es que todo esto se lo haga en el mismo momento en que EEUU ha cedido a dicho gobierno la responsabilidad de garantizar la seguridad interna. Karzai, presa de una profunda indignación y bronca, ha llegado a manifestar su intención de romper relaciones con los norteamericanos, en el mismo momento en que ni éstos ni sus aliados se han retirado aun del país. Tal situación puede inducir a la siguiente interpretación. En la medida que Rusia ha manifestado su intención de continuar con la guerra de Afganistán sustituyendo a los norteamericanos, puesto que, de la misma manera que en la década del 70 en su guerra perdida, teme nuevamente y con mayor razón que el establecimiento de un Estado islamista radical en la región signifique un efecto dominó en toda el Asia Central, expandiendo su influencia hacia las diferentes repúblicas que componen el antiguo Turquestán soviético, hoy nominalmente independientes, pero aun fieles a Moscú, y por extensión el incremento de la revolución islámica en el Cáucaso y otras regiones de la Federación rusa de tal confesión mayoritaria. Recordemos que Putin ha manifestado varias veces su intención de suplantar a la Otan en la nueva guerra necesaria que se desarrollaría en Afganistán una vez que se produzca la retirada norteamericana. Esta vez por supuesto los talibanes no contarán como antes con la ayuda de la CIA en armamentos. EEUU ha aprendido respecto de la anterior guerra afgano-rusa que las circunstancias son diferentes. Rusia es apenas el adversario, pero el enemigo verdadero es el fundamentalismo islámico. Por último acotemos que para aquietar a la irascibilidad de Karzai, se ha abierto un pequeño impasse en las negociaciones, pero consideramos que la cosa no variará sustancialmente por más que para obtener un mayor disimulo el talibán haya aceptado retirar la bandera del Emirato de la entrada de su local. SIRIA La misma lógica que hoy acontece en Afganistán está en pié en la guerra siria, tal como lo hemos venido desarrollando en diferentes notas. Los adversarios públicamente discrepan entre sí, pero en la intimidad concuerdan en lo principal. Que en Siria debe evitarse a cualquier precio que se establezca un régimen del estilo talibán, tal como sostiene abiertamente el grupo Al Nusrah, ligado a la jefatura de Al Qaeda de Al Zawahiri. Para ello las tácticas son las siguientes. Rusia provee a Assad aviones Mig y misiles S300 con capacidad de perforar tanques de alta cilindrada, a su vez Norteamérica y Europa ‘discuten’ y ‘prometen’ durante más dos años enviar armamento adecuado a fin de que los rebeldes no sean masacrados, pero como tal cosa nunca sucede, ya son 93.000 las víctimas de los bombardeos y hasta ahora ni un misil, ni un mísero bazooka ha llegado en forma oficial y menos aun la tan cacareada zona de exclusión aérea. Se sabe al respecto que en el reciente encuentro a solas sostenido por Obama y Putin en el marco de la reunión del G8, este último le habría recordado, ante la evidente falta de popularidad de Assad, respaldado por apenas el 10% de la propia etnía, cómo los ingleses con apenas 100.000 hombres lograron, gracias a la apabullante superioridad militar, doblegar al imperio indio de 350 millones de almas. A lo cual Obama, que habría recibido al respecto un asesoramiento especial de Kissinger, le habría hecho notar la gran diferencia de situaciones. En aquella época no existía el mercado negro de armas. Hoy en día tanto el talibán como Al Nusrah pueden proveerse de armas ilegalmente. Pero lo principal: el enemigo (de ellos) cuenta con un arma poderosísima con la que resulta difícil competir, el kamikaze. Y a diferencia del ejemplo japonés de la segunda guerra, hoy es multitudinario en tanto no solamente pertenece a una élite. ‘En Afganistán nos estamos terminando por ir por razones similares’, le habría dicho resignado. ‘Pero no solamente en tal lugar, en Somalia a pesar de que hemos logrado imponer una fuerza conjunta de unas 20 naciones serviles, Al Shabab sigue controlando importantes ciudades y en el día de ayer lograron atacar la sede principal de la ONU en Mogadiscio’. Putin se habría encogido de hombros y no le habría hecho mucho caso a lo dicho por Obama. Habría considerado que se trataba de un adepto a los videojuegos, poco propenso a una guerra verdadera, en la cual él como buen militar y agente de inteligencia estaba entrenado. Las armas ligadas a un temperamento implacable, tal como se aplicara en Chechenia, darían cuenta finalmente con el fundamentalismo. Ésta sería la razón última del desentendimiento y las malas caras de ambos que aparecieron en los medios luego de tal reunión. ‘Digamos que fue porque no nos pusimos de acuerdo con el tema nuclear’, habría sido el acuerdo de último momento para salir del paso y a regañadientes. Lo que sigue a esto será tema de nuestra nota siguiente.
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