EL AJUSTE DEL MODELO por el Dr. Edgardo Atilio Moreno
Negros nubarrones se ciernen sobre nuestras cabezas.
Pasado ya el carnaval electoral, la delicada situación económica del país
no puede seguir ocultándose. El gobierno tiene que admitir ahora que el
modelo de endeudamiento y rapiña que implantó requiere de un ajuste. En
efecto, el crecimiento de la economía mundial llegó a su fin; la
liquidez en el mercado financiero se esta acabando y ahora los organismos
de crédito exigen a los países sobreendeudados que comiencen a enfriar
sus economías y a pagar sus deudas. El
caso griego es un ejemplo, y a La
idea de que nuestro país esta “blindado” ante una crisis global no es
más que una ilusión. No en vano la deuda externa nos encadena a los
centros financieros internacionales, y no por nada nuestros gobernantes
son los gerentes locales de ese poder mundial. Y
si bien es cierto que existen otros factores que inciden en la crisis;
entre ellos la caída de los precios de las materias primas que exportamos
y el debilitamiento de la demanda de nuestros principales socios
comerciales; sus efectos no serán tan devastadores como la cuestión
financiera. Prueba
de ello es que si bien el precio de la soja bajó, este aun sigue siendo
bueno. Lo mismo pasa con nuestra relación comercial con el Brasil, la
cual no ha variado prácticamente en nada a pesar de la devaluación del
real. Sin
embargo para el año 2012 De
modo que el problema fundamental –aunque se lo trate de soslayar- esta
en los pagos de la deuda que debe afrontar nuestro país. Deuda que, tal
como lo dice la sentencia del juez Ballesteros, se ha comprobado que es
ilegitima y fraudulenta; por lo cual su pago debería haberse suspendido
hasta tanto no se determine que es lo que realmente corresponde pagar. Esta
pesada carga -que todos los gobiernos democráticos han
convalidado-, anula cualquier posibilidad de una política económica
soberana y nos supedita a los dictámenes de los organismos de crédito
internacional; los cuales invariablemente
le imponen a todo país endeudado medidas tales como la devaluación
monetaria, el congelamiento de salarios y de subsidios, la paralización
de obras públicas y de servicios asistenciales, y otras medidas de
similar carácter recesivo. Con
esta situación el gobierno no tendrá otra opción que decirle a la gente
que la fiesta llegó a su fin, y que los usureros vienen por su libra de
carne. Y
esto hará caer también otra mentira: la del desendeudamiento. En
ese sentido el kirchnerismo se ha jactado de haber pagado gran parte de la
deuda y de haber recuperado soberanía, cuando en realidad solo se estuvo
pagando parte de los intereses de la misma, y ello contrayendo nuevas
deudas; mientras el capital se refinanció bajo condiciones leoninas y los
intereses impagos pasaron a
integrar el capital (anoticismo). Se
dio así la paradoja de que, a pesar de ser este el gobierno más pagador
de nuestra historia, hoy Para
colmo de males, la sangría monetaria que ocasiona el pago de esta deuda
ilegitima nos ha hecho perder la oportunidad histórica de desarrollar el
país con el ahorro interno; sin pedirle un peso a nadie, y sin darle
facilidades desmesuradas a capitales foráneos que por lo general se
llevan más de lo que dejan. Lejos
de hacer entonces lo que convenía a los intereses nacionales y al bien
común, el gobierno aprovechó las buenas condiciones internacionales –el
alto precio de la soja principalmente- y la disponibilidad de los fondos
del Anses, para pagar los
intereses de la deuda externa y aumentar el gasto público improductivo;
con lo cual pudo estimular el consumo y crear una prosperidad ficticia. Ahora
la crisis financiera internacional esta golpeando nuestras puertas y la
fuga de capitales por el pago de la deuda se torna imparable. Eh aquí la
causa verdadera de la inflación. Sin
embargo tanto los liberales ortodoxos de la pseudo-oposición, como los
heterodoxos del gobierno, se niegan a admitir esto. Ambos pretenden
encontrar soluciones operando sobre las consecuencias y no sobre las
causas. Los
ortodoxos proponen poner fin a la expansión monetaria, devaluar el peso,
y terminar con el déficit fiscal reduciendo los subsidios. Mientras
que los heterodoxos apuestan a sacrificar las reservas para mantener el
precio del dólar y a aplicar severos controles cambiarios. En tanto
siguen confiscando ahorros y metiendo mano en las rentas de los
productores. En
lo que coinciden ambos es en arreglar con el Club de Paris y normalizar
las relaciones con el FMI para volver a tomar deuda; es decir en
endeudarse para seguir pagando. Y esto es justamente lo que le interesa a
los acreedores: que sigamos perpetuamente encadenados a la usura. Por
ello los nacionalistas, si es que queremos atacar el nudo de nuestros
problemas económicos, debemos insistir con esta cuestión, es decir
tenemos que reclamar la investigación de la deuda y la suspensión de su
pago, pues como decía Alejandro Olmos “o
se esta con el pago de la deuda externa y en contra del país, o se esta
con el país y en contra del pago de la deuda”.
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