A continuación reproducimos el alegato final que rindió el coronel Mohamed Alí Seineldín ante la Cámara Federal de Apelaciones de la Capital Federal de la Argentina, el 7 de agosto de 1991

 

 

LE DEBO OBEDIENCIA A LOS VALORES PERMANENTE DE LA NACIÓN

 

por el coronel Mohamed Alí Seineldín

 

(enviado por el Movimiento Cívico-Militar CONDOR)

 

 

Hoy me presento ante esta Excelentísima Cámara para exponer sobre los hechos del 3 de diciembre [de 1990] de los cuales soy el comandante y el único responsable.

 

Esta exposición ante vosotros abarcará cuatro puntos: primero, una introducción; segundo, los antecedentes políticos que motivaran el pronunciamiento del 3 de diciembre; tercero, los antecedentes militares de los cuatro pronunciamientos; y quinto, consideraciones generales.

 

Como introducción le expreso a la Honorable Cámara que voy a hacer algunas aclaraciones para evitar equívocos y malas interpretaciones. Mi designación es de Coronel de la Nación, es decir, que aparte de las facultades que me impone el Ejército, la nación, a través del Congreso, me impone facultades correspondientes a la misma, me obliga a conocer toda la problemática nacional, toda la política nacional. Por supuesto que esta política se refiere a la política mayor, a la establecida en la Constitución, la ley y sus principios, y no a la política partidista, de la cual jamás he participado y jamás he votado en mi vida; por una simple razón, de que yo le debo obediencia y subordinación a los valores permanentes de la Nación, que es la nación argentina, la Constitución y sus leyes, y no a los partidos, que los respeto pero no pertenecen al orden permanente.

 

Mi grado también, Su Señoría, me impone hablar con claridad, y dada la responsabilidad que se ha tratado en esta Cámara, que es la indefensión y la corrupción que existe en la nación argentina, me obliga a utilizarlo para hablar con claridad ante vosotros.

 

La misión de las Fuerzas Armadas

 

Dicen nuestros reglamentos respecto al Ejército, las Fuerzas Armadas, que es una de las instituciones fundamentales de la nación, es el brazo armado de la patria y su misión es salvaguardar los más altos intereses de la nación. En esto impone salvaguardar el honor de la nación, su territorio y la Constitución y sus leyes. Más adelante explica y expresa perfectamente que debe existir una férrea disciplina en los cuadros y la tropa, para cumplir esta misión. De los testimonios surgidos en esta Honorable Cámara hemos podido comprobar que la institución hoy no es el brazo armado de la patria; no es considerada una de las instituciones fundamentales de la nación; y tampoco está en condiciones de salvaguardar los más altos intereses.

 

En mi persona, como en muchos soldados, se produjo un choque duro entre el deber de la obediencia y la voz de la conciencia, privando esto último. Y mucho más porque se nos cerró la razón, como ustedes habéis escuchado a todos los participantes del pronunciamiento, que les agradecieron que los hayan escuchado.

La razón se cerró. En otro aspecto, he de explicarle, Su Excelencia, que jamás participé de una intervención militar, jamás. Pero esto no quitó que yo estudiara toda la problemática política de las intervenciones militares, por una simple circunstancia: que el poder militar o la fuerza militar, que es el orden permanente, está atado al poder civil y corre su misma suerte. Cuando me refiera o hable del Ejército en especial, pero incluyo en ello a la Marina, a la Fuerza Aérea, a la Gendarmería, a la Prefectura Naval Argentina, a las policías y a la Penitenciaría Nacional y Provincial, porque todas ellas forman parte de un conjunto que hace a la Defensa Nacional. Por momentos me referiré a la Fuerza de Defensa Nacional.

 

Antecedentes de los pronunciamientos militares

 

Para encontrar los motivos de estos pronunciamientos voy a tomar como base la división de la historia política de la patria en seis períodos:

 

el período del nacionalismo, desde 1816 hasta 1853, 37 años aproximadamente;

el período del liberalismo, desde 1853 hasta 1880;

el período del conservadurismo, que va desde 1880 hasta 1916;

el período del radicalismo, desde 1916 hasta 1945;

el período del justicialismo, de 1945 a 1976; y por último,

el sexto período de la patria, en dos siglos, que va desde 1976 hasta el 2000 aproximadamente.

 

He de expresarle que en estos primeros cinco períodos la nación argentina se manejó con un proyecto nacional. En todos los períodos se respetó la Argentina tradicional e histórica, inclusive en las intervenciones militares. La economía era una economía de producción y desarrollo y estaba subordinada a la política, y las Fuerzas de Defensa Nacionales participaban con un doble esfuerzo: un esfuerzo a la seguridad y defensa y, el segundo, al desarrollo del país.

 

Esto era lo que eran los cinco períodos; pero voy ahora a indagar en dónde están las verdaderas causas, que es en el período en desarrollo, que va desde 1976 hasta nuestros días, y para un análisis exhaustivo, lo voy a dividir en tres fases:

 

la fase del Proceso de Reorganización Nacional,

la fase del gobierno de Alfonsín y

la fase del gobierno del doctor Menem.

 

Debemos tener en cuenta que a partir de 1976, el mundo se divide de acuerdo a la Nueva Yalta, donde las potencias dividen el mundo, quedando nosotros bajo la hegemonía del imperialismo anglosajón.

 

A partir de este momento va a haber una carrera desenfrenada por parte de los imperialismos para dominar a sus sirvientes y se va a producir un cambio importante donde la economía de producción que teníamos en las cinco fases anteriores va a ser reemplazada por una economía de especulación, de especulación financiera, lo que va a acelerar prontamente la dependencia. Además, las decisiones políticas van a ser subordinadas a las decisiones económicas.

 

Esta es la maniobra generada en el día de hoy. Pero también, va a haber otra maniobra importante, va a haber una maniobra de agresión a los sustentos de la nación argentina, tradicional e histórica. Se va a destacar una acción de erosión contra los factores naturales que sostienen la nación argentina, la Iglesia, como fuerza espiritual; la dirigencia Política, como fuerza de conducción nacional; los gremios, como fuerza social; la empresa pequeña y mediana y la empresa industrial, como fuerza económica; y por supuesto las Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales como fuerzas que hacen al desarrollo y a la defensa de la nación argentina.

 

¿Por qué? Por una sencilla circunstancia: que todas estas fuerzas naturales de la nación argentina se apoyan en la doctrina del desarrollo espiritual y físico de la sociedad y del hombre; todo eso será demolido para darle entrada al otro nuevo sistema que corresponde al nuevo orden.

 

Los tres períodos después de 1976

 

Voy a tomar entonces, para ir a una segunda explicación, los tres períodos, el período del proceso de Reorganización Nacional, el período del doctor Alfonsín y el período de Menem. Desde los centros financieros internacionales, responsables de realizar el cambio de sistema, - del de producción que teníamos al de especulación - se van a desarrollar las siguientes maniobras:

 

- primero se va a financiar el terrorismo. Ninguna guerra se realiza sin dinero.

 

Habían ideas marxistas en las cabezas de los jóvenes argentinos, pero muchos dólares en los bolsillos. Inmediatamente, se impulsa a las Fuerzas Armadas a que retuercen a la policía porque eran sobrepasadas por una acción intensa del terrorismo. Mientras esto se realizaba, se entusiasma a las Fuerzas Armadas para que tomen el poder, y así se hace. Yo esta etapa la he vivido perfectamente y debo poner de manifiesto ante Su Excelencia que en esa oportunidad, con algunos jefes que acá me acompañan, realicé el primer pronunciamiento en la Escuela de infantería en el año 76, para evitar la ruptura del orden constitucional, porque sabíamos que íbamos derecho a un "cerco político" y a una trampa.

 

Por supuesto, inmediatamente ya se nos colocó en una lista, pases, castigos etc... Se desarrolló la lucha contra el terrorismo y al mismo tiempo, hemos observado, que de los mismos centros financieros internacionales se desataba la maniobra de los derechos humanos, que ya preparaban para la segunda fase del gobierno de Alfonsín. O sea que el éxito táctico obtenido en la lucha contra el terrorismo se va a revertir en el futuro en una derrota política.

 

Al mismo tiempo y a caballo de estos problemas, inmediatamente se incentivo un problema con Chile. Ahí todos comprendimos que las Fuerzas Armadas habían caído en la trampa.

 

Posteriormente aparece un hecho inusual, imprevisto, que es la recuperación de las islas Malvinas donde, se pretende, aún no sabemos claramente, el salir del cerco, o fue una trampa, pero se apuntó perfectamente. Sí estoy seguro, en la dirección que debíamos ir, porque desde Gran Bretaña es de donde salen todas las maniobras sobre nuestro país. El gobierno militar no supo resolver la crisis planteada por casi dos guerras y media. Una contra el terrorismo, la segunda en Malvinas y la tercera casi al borde de la guerra con Chile y quedó sumido en una crisis terminal.

 

Acá debo expresar a la Honorable Cámara, que se gestan los pronunciamientos militares en el momento en que el gobierno militar se iniciaba. Ahí se manifiesta; fue la primera manifestación que con toda mi gran modestia la hice yo, personalmente, con un grupo de jefes. Y se gestan al final del gobierno militar; se unen; se gestan; se integran. El gobierno militar ya preparó la entrega al gobierno de Alfonsín; la entrega al gobierno de Alfonsín se prepara en el mismo gobierno militar. De esto soy testigo y tengo todas las pruebas correspondientes.

Volví a presentarme a mis jefes para expresarles que acá iba a haber un error muy grande: las Fuerzas Armadas iban a ser deshechas. Se me prometió que no, que esto se iba a arreglar, que los políticos decían una cosa y después hacían otra.

 

Yo les expliqué que el doctor Alfonsín era un agente de la Segunda Internacional Roja; entonces, que allí los que venían de ese lugar no andaban con juegos, pero no se escuchó.

 

Atacan a las instituciones

 

Y comienza, durante el gobierno de la etapa del doctor Alfonsín, el ataque contra la Iglesia, como fuerza espiritual. Continúa su ataque contra la pequeña y mediana empresa, la empresa industrial y los gremios, cuestión, reitero, que durante el Proceso también se realizó. También realizó esto, o sea, que venían demoliendo la Argentina tradicional. Pero la maniobra más importante que el doctor Alfonsín realiza fue una maniobra de desculturalización, utilizando las técnicas gramscianas, lo que provoca una desorientación en todo el pueblo argentino, tratando de reemplazar los valores tradicionales por los valores nuevos, o llamémoslos los "antivalores". Pero donde el doctor Alfonsín desata una cruenta acción es sobre las Fuerzas Armadas. El plan del doctor Alfonsín era el siguiente y lo voy a exponer por circunstancias de que esto es importante.

 

Establece dos objetivos intermedios y uno final. El primer objetivo intermedio coincidía con la referencia histórica que establecen los reglamentos, institución fundamental de la nación, institución fundante y fundamental; ahí había que crear o realizar el primer ataque. El segundo, como brazo armado de la patria y el final, salvaguarda de los más altos intereses de la nación.

 

¿Cómo encara el ataque al primer objetivo que es institución fundamental de la patria? Con los juicios. Enjuiciando a las Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales y desmalvinizando. Deseo aclararle a Su Señoría que esta desmalvinización no se inicia acá; esta venía con el Proceso. Por eso tienen conexidad las tres fases de este período. ¿Qué se produjo como reacción a este enjuiciamiento a las Fuerzas Armadas, no a los comandantes por haber roto el orden constitucional, sino por los derechos humanos? Se producen las reacciones de Semana Santa, de Monte Caseros y Aeroparque. A una acción se le antepone una reacción. Como brazo armado de la patria, inmediatamente, se espera, que se consolide el primer objetivo y va al segundo en forma inmediata, que es como brazo armado de la patria y elimina las hipótesis de conflicto.

 

¿Qué produce esta acción de las hipótesis de conflicto? Simplemente la desmoralización y el deterioro del material y personal de las Fuerzas Armadas y, sobre todo, la desmoralización. Y yo la pude comprobar cuando llegué después de cuatro años de cumplir una misión en Centroamérica. Me sorprendió y apenó; me aterró ver el estado moral y material, además de ver el estado de los mandos que verdaderamente me llamó la atención. Cuando se realizaba esta segunda etapa, inmediatamente se lanza al objetivo final, que es desplazar a las instituciones como salvaguarda de los más altos intereses de la nación, para debilitarlas.

 

Este debilitamiento, indudablemente, ya produjo una ruptura en la cadena de mandos, que es cuando un subalterno le pierde respeto al superior, cuando ya no le tiene confianza, como un hijo a un padre. Ahí se produce la ruptura de la cadena de mandos. Y se peligraba entrar en la anarquía, por circunstancias que los tenientes coroneles que habían realizado las operaciones de Semana Santa, Monte Caseros y Villa Martelli estaban detenidos. Quiere decir que prácticamente esa fuerza, esa fuerza espiritual, como dijera el señor capitán Breide, ese sentimiento queda en manos de capitanes, de sargentos y de mayores y había un solo teniente coronel a cargo, que es el teniente coronel Martínez Zubiria, quien a partir de ese momento comienza a visitarme en Panamá y me expresa, en varias oportunidades que concurrió -lamentablemente fallecido- el teniente coronel Martínez Zubiria. Trabajando en todos estos temas, murió después de una actividad relativa a todos estos problemas que atañen a los pronunciamientos y me invitó a que me tenga que hacer cargo para evitar la anarquía.

 

Bueno, yo le expreso que voy a concurrir pero como factor de unión, porque aun el día de hoy no guardo el odio, ni tampoco difundo odio en la gente a mis órdenes; porque los que tienen razón no pueden odiar. Como Vuestra Excelencia ha podido comprobar a lo largo de tantos testimonios, le dije, voy como factor de unión.

 

Comienzo a partir de ese momento a comunicarme con una serie de jefes, entre los cuales estaba el general Cáceres, que en paz descanse, para realizar el acto, acumular el mando en un jefe, e inmediatamente entregarlo a un general. Vengo a realizar pactos. Y realizo los pactos que los señores jueces han tenido la oportunidad de escuchar. Dentro de ese pacto, establezco siete cosas, siete aspectos. Uno: recuperar la institución como institución fundamental de la patria.

 

Pido dentro de ese pacto la reivindicación de la lucha contra la subversión en el terreno militar, porque hubo sacrificios; gente que combatió, que peleó; la reivindicación de Malvinas y detener en gran parte los medios de comunicación social, que ya esta guerra, guerra psicopolítica, en la fase de Alfonsín, venía haciendo estragos. En lo que respecta al brazo armado de la patria, le pedí reestructuración de la Fuerza; le pedí presupuesto militar; mejorar los sueldos y solucionar todos los problemas internos, introduciendo a todo el personal, poniéndole un castigo y poniéndolo en situación de trabajo dentro de la Fuerza.

 

Yo pasaba a retiro y me encargaba de calmar los ánimos y sancionar los problemas internos. Por último, el pacto hablaba que el general Caridi debió de retirarse por haber fracasado en la conducción de la Fuerza y yo también retirarme. Cuando esto se estaba produciendo armónicamente, desde el mismo gobierno se establece La Tablada. La Tablada fue un montaje hecho por el propio gobierno para anular el plan, porque les recuerdo a vosotros que en esa oportunidad se hablaba de un pacto entre Lorenzo Miguel, que forma parte de los gremios, y el doctor Menem, que venía con la bandera de la revolución productiva; es decir, volver al sistema de producción y desarrollo, una Fuerza Armada a disposición de la Constitución y un proyecto nacional. Entonces sobre eso, cuando vieron que se organizaba de nuevo el factor que había costado demolerlo, se encargó La Tablada.

 

Es decir, los ideólogos que ya trabajaban en la segunda fase de Alfonsín le piden a los que trabajaron en la primera fase, que es la guerrilla, que realicen una acción psicológica, una acción militar, a efectos de romper ese pacto. Hasta acá puedo expresarles que la etapa del Proceso de Reorganización Nacional coincidió con la presencia de la guerra de guerrillas, cuyo protagonista era el guerrillero, su objetivo la destrucción de los cuerpos. Pero en esta segunda etapa, que es la del gobierno de Alfonsín, cambió la guerra de guerrillas a la guerra psicopolítica, donde el protagonista es el ideólogo y su objetivo ya no eran los cuerpos, sino las mentes.

 

Finalizó el gobierno de Alfonsín con una debilidad inmensa de la Iglesia y la proliferación de las sectas; con un fracaso en la dirigencia política producto de los errores, de los desvíos y fundamentalmente por la gran crisis, por la gran corrupción dirigencial que tenía; debilitada la pequeña y mediana empresa y, sobre todo, la industrial y, por supuesto, igual que en el Proceso, comienza el endeudamiento, que habíamos quedado que se va a instalar un sistema financiero de especulación. Pero muy especialmente queda el pueblo argentino en una desorientación total, por la forma como atentaron contra las inteligencias nacionales. Vamos ahora a ver la etapa de Menem. No voy a hablar en general, sino del problema militar exclusivamente, porque prácticamente hoy se consolidan las pautas establecidas por el doctor Alfonsín. Yo voy a expresar a la Honorable Cámara, voy a hablar acá exclusivamente del problema militar. No me voy a referir a la Defensa Nacional en toda la nación argentina, porque es un concepto de la Segunda Guerra Mundial -ya nación en Armas- que debe estar bajo este concepto lo psicosocial, lo político, lo económico y lo militar.

 

Estado total de indefensión

 

Hoy lo psicosocial, lo político y lo económico están en total estado de indefensión. ¿Qué se necesita para una mínima defensa nacional?

 

Se necesitan cinco niveles. El primer nivel es estratégico nacional, cuya responsabilidad es del Presidente de la Nación, y la finalidad es la movilización de la estructura civil; es decir, las comunicaciones estratégicas que las tiene ENTEL; el transporte estratégico naval, ELMA; aéreo, Aerolíneas Argentinas; terrestre, Ferrocarriles Argentinos; la siderurgia, la petroquímica, la energía nuclear. Todo eso es la estructura del edificio. Sin esa estructura no es posible una defensa nacional; esto es responsabilidad del Presidente de la Nación.

 

El segundo nivel es estratégico militar, responsabilidad del Ministerio de Defensa, y que tiene como responsabilidad la producción para la defensa, que tan claramente se expresaba el señor mayor Fernández. Fabricaciones militares, tanques, aviones, munición. Aéreas, aviones, toda la industria misilística, que hace dos o tres días ya se entregó, como se entregó hace un tiempo atrás la energía nuclear, y la producción para la defensa naval, con la fábrica de submarinos y los astilleros. Toda esta empresa de la estrategia nacional está conectada a las empresas de la estrategia militar.

 

El tercer término, el nivel estratégico operacional, son las Fuerzas Armadas, que tienen como misión responder ante amenazas mayores, que son otras fuerzas enemigas.

 

El cuarto nivel, que es la táctica superior, que son las fuerzas de seguridad, Gendarmería Nacional y Prefectura Naval, que tienen como misión colaborar con las Fuerzas Armadas en la protección y vigilancia de fronteras y además resolver los problemas de las amenazas medias, que son el terrorismo, el narcotráfico y el contrabando.

 

Y en el quinto nivel, la táctica inferior, son la Policía Federal, policías provinciales y penitenciarias que tienen como misión atender las amenazas internas, que son permanentes en el país. Todo esto, señor presidente, forma parte de un solo esquema; si se disloca, prácticamente no hay defensa nacional.

 

El doctor Menem ha sido más inteligente que el doctor Alfonsín. El doctor Alfonsín siguió prácticamente todos los objetivos y creyó que en su período destruía las Fuerzas Armadas. No contó con las reacciones naturales. El doctor Menem no va a tocar los objetivos que hacen a la institución fundamental de la patria y la salvaguarda de los altos intereses de la nación porque éste es un poco espiritual; va a ir a lo concreto como brazo armado de la patria. La va a mantener con un bajo presupuesto, la va a mantener con bajos sueldos. Nos dio el indulto, pero no solucionó el problema interno y se va a dedicar a reestructurarías. O sea, que el trabajo es reestructuración. Inclusive para satisfacer los otros objetivos, de vez en cuando, le da un desfile, que más que un desfile es una exposición rural, con perdón de la Cámara, o un festival folklórico; pero no un desfile militar...

 

Este proyecto fue realizado por la Agencia Internacional de Desarrollo de los Estados Unidos, avalado por el Departamento de Estado y por el Comando Supremo. Expreso a Su Señoría que en el año 1987 tomé conocimiento de este hecho estando en Panamá, por circunstancia que se hacía una reunión tendiente a resolver el problema de las Fuerzas Armadas de América Latina. Se accidentó uno de los argentinos que fue allí, y tuve que participar y por esa circunstancia me enteré de que se estaba trabajando en un proyecto con representantes argentinos, representantes de toda Latinoamérica, enviados por el mismo Ministerio de Defensa para descalabrar el sistema de defensa.

 

Yo hice un seguimiento y hoy puedo más o menos explicarle qué va a pasar con este sistema para la defensa de nuestra nación.

 

Los dos niveles, el estratégico-nacional, misión del Presidente como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, y el estratégico-militar del Ministerio de Defensa se van a privatizar. Es como si quisiera construir un edificio sin la estructura; eso se va a privatizar. Y lo peor, que se van a vender a empresas extranjeras, de las cuales esas empresas extranjeras vienen avaladas por su estado de origen, es decir, que ante una crisis, que yo deba expropiar una de estas empresas, tengo inmediatamente un problema con otro Estado.

 

El tercer nivel, que es el estratégico-operacional que corresponde a las Fuerzas Armadas, se va a priorizar a la Marina para que junto con el Ejército de Brasil y la Fuerza Aérea de Chile se haga una defensa regional. Esto es lo explicado por el ministro Humberto Romero, que mintió en esta Cámara, y también lo expresó muy claramente el canciller Di Tella, en oportunidad que fuera el ministro de Defensa.

 

Creo que lo sacaron porque estaba hablando muy francamente y estaba exponiendo el plan. Por lo tanto, este sistema regional de defensa expresa que para evitar los golpes de Estado, la Fuerza Aérea y el Ejército bajarán a atender el problema de la amenaza media, que es el narcotráfico y el terrorismo. Entonces, al bajar a combatir al narcotráfico y al terrorismo, prácticamente no se van a necesitar soldados. Entonces vendrá la eliminación del servicio militar obligatorio y de esta manera se desconecta al pueblo de su Ejército; al pueblo en su participación de la defensa nacional, porque el pueblo argentino, los mejores hijos, a los dieciocho o veinte años participan de la defensa nacional a través del servicio militar obligatorio.

 

Tampoco se va a necesitar el Sistema Especial de Jubilación o de Retiro, porque yo necesito tener a ese hombre que se retira, presto y en condiciones, para que al ser llamado no tenga ningún problema económico. Y, además, lo tengo que tener bajo la influencia de las Fuerzas Armadas a efecto de que no desvíe su rumbo y su camino. Va a venir también la eliminación del servicio militar obligatorio, va a venir también la eliminación del sistema de retiros especiales.

 

Se van a cerrar fábricas, se van a cerrar institutos, bases, unidades, y se va a emplear a lo poco que queda en misiones regionales, misiones internacionales, como ya hemos visto, que no tienen absolutamente nada que ver con la Constitución Nacional.

 

¿Qué va a pasar con el nivel de Gendarmería Nacional? Va a ser utilizada como policía; ya está siendo utilizada como policía, controles de camino, etc. Y, por último, a las policías se las va a entregar o dividir entre los municipios; se les va a remplazar por agencias de seguridad. Las cárceles también, es decir, que en una palabra se produce el dislocamiento de todo el sistema defensivo.

 

Esto se probó en dos emergencias: la lucha contra el terrorismo y también se probó con Malvinas y funcionó bien. El gobierno del doctor Menem avala y justifica esta política. Venimos acá con ejemplos diarios que aparecen, donde llama la atención que inmediatamente después de dar un préstamo a la Argentina se solucionan los problemas territoriales, que más que soluciones territoriales están en el fondo anulando las hipótesis de conflicto. Porque al entregar el territorio como se ha entregado tan rápidamente, y que viniera además el vicepresidente de los Estados Unidos a firmar una serie de acuerdos, entre los cuales está la industria misilística, no el Cóndor, sino la industria misilística, que ha costado inmensa cantidad de años de sacrificios a mucha gente.

 

Una guerra moderna total

 

Entonces, estas tres acciones van tratando de darle fundamento a este proyecto que ya está en marcha. Y lo peor de todo, que acá va a comenzar una guerra más cruda que las dos anteriores. Es una guerra que yo la califico, en esta etapa, de guerra total donde los protagonistas van a ser banqueros, van a ser políticos, van a ser financistas, jueces. La guerra contra la droga, la corrupción, es una guerra terrible, donde se emplean armas mucho más letales que las armas de los arsenales nucleares. No hay peor guerra química que la droga; la droga en lo psicosocial sirve para adormecer a los pueblos; ya es vieja, es un arma de muchos años.

 

En lo político sirve para introducir la corrupción, que ya lo estamos viendo con los ejemplos diarios. En lo económico sirve para sostener la narco-economía o el movimiento financiero, porque nosotros nos tenemos que despedir totalmente de lo que sea la producción, el sistema productivo de desarrollo. Entonces, con eso más o menos nos mantienen. Y ya también lo hemos visto, valijas de droga que vienen todos los días, lavado de dinero, narcodólares, es el tema de lo que viene.

 

En lo militar, ya tenemos tropas extranjeras acá. Sirve para colocar al lado de la Fuerza Militar, ya empleada en el narcotráfico, comisarios políticos norteamericanos que van a servir para lo siguiente: primero, para controlarnos que no vayamos a eliminar totalmente el narcotráfico; segundo, para que persigamos a los carteles latinoamericanos de la droga, pero no a los carteles norteamericanos de la marihuana, porque según dicen en los Estados Unidos, la cocaína es muy violenta, en cambio la marihuana es más benigna. Entonces se va a tratar de promocionar la marihuana y no la cocaína y también con una visión comercial de instalar la futura fábrica de cigarrillos de marihuana.

 

No creo que pasen cinco o seis años más que nuestras juventudes, nuestros muchachos y nuestras chicas compren cigarrillos en los quioscos. Quizá me vea entre rejas, pero esto se va a producir. Las fábricas multinacionales ya tienen planes para la fabricación del cigarrillo de marihuana. También servirá para regular el precio de la droga. Entonces se uniforma en toda Latinoamérica un mismo sistema.

 

El caso particular de la economía de los Estados Unidos está en quiebra. Son 350.000 millones de dólares anuales de déficit que se mantiene, en gran parte, con los sesenta millones de drogadictos que tiene y para ello necesita todo el dinero correspondiente que se mueve en Latinoamérica con la droga. Acá lo estamos viendo, y que normalmente en el problema de la droga se ve un uno por ciento de lo que en realidad hay. También vendrá la guerra biológica, que es la destrucción de la vida, que es el hambre, la desocupación, la pobreza, el aborto, la esterilización de hombres y mujeres, la prostitución, que en los Estados Unidos deja 15.000 millones anuales; todo eso es la destrucción de la vida, que produce la delincuencia, la muerte, el suicidio, en combinación con la droga.

 

Estas son las armas de la tercera etapa de la guerra moderna, primera etapa después de la guerrilla, la muerte y la destrucción de los cuerpos; la segunda etapa, la destrucción de las mentes; y ahora viene la etapa que es la destrucción del alma de nuestros ciudadanos y también del alma de la nación.

 

Vendrá la corrupción, que. Es otra arma política, que es como una enredadera venenosa, como expresara el distinguido mayor Romero Mundani, que penetra en todos los rincones del Estado argentino; inclusive, en el caso nuestro ha penetrado dentro de la Casa de Gobierno y a pesar de que el doctor Menem dice que no es responsable, pienso que lo toca perfectamente de varios lugares a él, mezclado con la droga, que socava -como expresara el señor mayor- toda la ética y moral de la nación.

 

Vendrán también acuerdos antinarcotráfico, acuerdos con fines ecológicos, con la finalidad de tener ya las fuerzas del país extranjero del cual dependemos controlando expresamente nuestro territorio. Y también vendrá una especie de guerra radiológica, que también se hizo ya un intento de tirar los residuos nucleares de las mega-potencias en nuestros mares y en nuestro continente.

 

Toda esa nueva guerra vendrá y la instalarán -vuelvo a repetir- economistas, políticos, financistas y jueces. Yo lo he podido estudiar con detalle en forma muy modesta durante los cuatro años que estuve en Centroamérica. Podemos decir entonces que ante este peligro que viene para la nación argentina, este nuevo peligro, estamos en un total estado de indefensión. Todo lo que han escuchado es realidad.

 

No estamos en condiciones de proteger los valores culturales y espirituales de la patria; no estamos en condiciones de proteger el territorio; no estamos en condiciones de proteger las riquezas alimenticias, energéticas y de interés geopolítico. Y tampoco estamos en condiciones de defender a los habitantes; ya lo vemos en la calle, hoy atacados psicológicamente, pero mañana serán dominados físicamente.

 

¿Cuál es el objetivo?... El objetivo es cambiar los valores culturales, ese es el primero.

 

El segundo, cercenamos y fragmentar nuestro territorio. Esto es viejo; el general San Martín, cuando viniera a estas tierras, impedía el proyecto inglés de fragmentar los virreinatos del Río de la Plata, en los virreinatos españoles, aspecto que no pudo concretar. Luego el brigadier general Juan Manuel de Rosas trató de cuidar lo que quedaba del virreinato del Río de la Plata en la recordada Confederación Argentina; no lo pudo hacer y se fue fragmentando y perdiendo provincias argentinas.

 

Hoy continúa esa fragmentación, hasta hace tres días que se volvió a entregar territorio.

 

Las privatizaciones de todas nuestras áreas energéticas y, por último, nuestros habitantes que van a quedar indefensos. ¿Cuál es toda esta finalidad? Entrar urgentemente en el nuevo orden. Nuevo orden que para entrar en él tenemos que entrar inermes con las manos en la nuca, caminando de rodillas y ninguna duda que seremos pobres, dependientes y excluidos.

 

Esto, señor presidente, como segundo punto. El sistema de desarrollo y producción, debemos olvidarlo para siempre. Ha venido un nuevo orden, que es más o menos, en pocas palabras, lo explicado... Digamos entonces que en el período del Proceso se manifiestan, en la Escuela de Infantería, ante la ruptura del orden constitucional; se gestan después de Malvinas, agravan durante el gobierno de Alfonsín, al ver agredida su institución, y se consolidan durante el gobierno de Menem. Yo puedo expresar al señor presidente que, a pesar de este revés táctico - que agradezco que así haya sido, porque me opongo totalmente a un derramamiento de sangre entre hermanos- agradezco que haya sido y que podamos estar hoy en este augusto lugar. Esto está consolidado.

 

Los cuatro levantamientos militares

 

Voy a pasar ahora, señor presidente, al tercer punto, que es muy rápidamente una síntesis de los antecedentes de los cuatro levantamientos militares a efecto de que los señores jueces tengan un panorama de los mismos. Gracias a la Honorable Cámara que haya aceptado el tratamiento de los cuatro levantamientos, porque si hubiéramos tratado el 3 de diciembre exclusivamente, hubiera quedado un vacío muy grande. Yo creo que el éxito de este juicio - del cual me manifiesto orgulloso de haber estado, de haber sido juzgado... de haber sido escuchado- ha sido que en él se trató la enfermedad en su totalidad y no un pedazo de esa enfermedad.

 

En este pequeño cuadro que voy a realizar, voy a tratar algunos aspectos, y luego compararlos con el levantamiento de Semana Santa, Monte Caseros, Villa Martelli y el 3 de diciembre, y una conclusión final. Tomaré algunos aspectos de la estrategia que es la finalidad. La finalidad de Semana Santa fue militar... Villa Martelli, que fue responsabilidad mía; concurrí con dos finalidades: la primera recuperar, como dije, todo el camino ahondado por el gobierno alfonsinista, y además recuperar a todos esos hombres que se jugaron y que se encontraban presos como resultado de Monte Caseros. Y el 3 de diciembre fue exactamente igual: destituir al jefe del Estado Mayor por incapacidad en la conducción de la Fuerza y por permitir aplicar este proyecto, y permitir el debilitamiento de la defensa nacional y del ejército. O sea que, como conclusión podemos decir que las finalidades han sido siempre iguales.

 

Le expreso al señor presidente que cuando ejecuto una operación, la escribo y la firmo. Por eso no hay ninguno que esté confundido, porque todo estaba perfectamente establecido: una orden firmada por mí personalmente que hablaba de esta finalidad. No habría que buscarla en otro lugar. Respecto al espacio: en Semana Santa fue en un solo lugar, la Escuela de Infantería; en Monte Caseros, fueron en cuatro lugares: el Regimiento 4, el 19, el 21 y el 35; pero dispersos, no tenía articulación. En Villa Martelli fueron cinco lugares: la Escuela de Infantería, el Batallón Logístico 10, el Batallón de Arsenales 101, el RI 6 de Infantería y el de Tan. 8. Y el 3 de diciembre, fueron siete lugares. Es decir, en una palabra, el espacio aumentó. El tiempo: en Semana Santa fueron cuatro días; Monte Caseros fueron tres días; Villa Martelli fueron ocho días; y el 3 de diciembre, dieciocho horas. Pareció que iba a durar más, pero se anuló por la muerte de los señores jefes y de los suboficiales, que era la única forma de detener esto, como lo explicara bien el distinguido señor mayor Abete.

 

No había posibilidad de frenarlo porque el mismo Ejército estaba esperando una puesta de pie. Entonces, este hecho inmediatamente provocado era lo único que podía frenar. Es lo que verdaderamente quebró un poco la moral e hizo dudar a mucha gente. Esto lo puede atestiguar Su Excelencia porque yo me encontraba preso, detenido en San Martín de los Andes y lo que a mí me llegaba de parte del jefe de regimiento era que el que había asesinado a Pita y a Pedernera era el mayor Abete. Inclusive me lo explicaron con diálogo que había tenido. Por falta de tiempo no lo explico, pero es muy interesante. Lo que había hecho el mayor Mercado, es decir, me realizaron una presión sobre mi persona; pienso para que me suicidara.

 

Los medios: podemos hablar de los medios humanos y los medios materiales. Los medios humanos, digamos que acá, en lo que hace a la dirigencia, eran tenientes coroneles y eran trescientos hombres en su totalidad; de los cuales el porcentaje aproximado era de un 20 por ciento de suboficiales y 80 por ciento de oficiales. En Monte Caseros continuaron los tenientes coroneles a cargo. Eran cuatrocientos y la proporción era: 60 por ciento de oficiales y 40 por ciento de suboficiales. En Villa Martelli hubo dos coroneles; o sea que mejoró la conducción con dos jefes superiores. Y eran 1.000, de los cuales el 50 por ciento eran oficiales y el otro 50 por ciento suboficiales. Por circunstancias que debemos tener en cuenta, hubo un pacto a nivel nacional en Semana Santa-, no hubo pacto en Monte Caseros; hubo tres pactos en Villa Martelli: uno con el Estado Mayor, un Acuerdo de Honor, el segundo con el Ministerio de Defensa, con el Estado Mayor y con conocimiento del doctor Menem, que tenía perfecto conocimiento de todo esto. Por eso el ex ministro doctor Humberto Romero en su testimonio ha mentido, ha provocado una grave mentira. Además, como dijo el señor mayor Abete, los mantuvimos informados hasta el último momento. Nadie estaba exento de no conocer la problemática militar porque yo me encargué, porque mis procedimientos son de frente y he acostumbrado a los hombres a mis órdenes de que procedan de frente. Se le ha explicado al poder político hasta el último momento todos los detalles... Soluciones jurídicas: acá hubieron dos leyes, la Ley de Obediencia Debida y la Ley de Punto Final. Pero en realidad no hubo nada. Acá hubo el indulto, solucionando los problemas particulares pero no el problema institucional, que es lo que me interesa.

 

Me interesan los hombres que quedamos en el camino, que estamos en la cárcel, no los problemas que tengamos. Nos interesan las instituciones. Y por último fuimos el 3 de diciembre al Consejo de Guerra, donde se nos condenó a muerte y después se nos premió con una cadena perpetua, y gracias a Dios concurrimos a la Cámara Federal, lugar donde podemos hablar con la claridad que Vuestra Excelencia nos ha permitido, por lo cual estamos muy satisfechos. Así como los índices van en aumento, va en aumento también el deterioro de la institución.

 

Inclusive aparece un índice muy peligroso, el tratamiento como prisioneros de guerra. Aparece en el 3 de diciembre un duro tratamiento como prisioneros de guerra. Esto es gravísimo, porque pone una nota discordante dentro de la solución futura de estos problemas: el odio. El odio lo ejercen los que no tienen razón, señor presidente. Acá creo que usted ha podido comprobar, los señores jueces, que nadie de los hombres a mis órdenes subió con odio. Y por último debo tratar sobre mi persona. No tuve nada que ver en Semana Santa. Y me apoyo en esto por alguna duda, que el señor doctor Cattani le hizo una pregunta al teniente coronel Aldo Rico, ni sabía ni tenía conocimiento. No tuve nada que ver con Monte Caseros ni con Aeroparque.

 

Pero estando en Panamá se producen sobre mi persona dos acciones: una proveniente del gobierno del Ministerio de Defensa y del Ejército. Primero concurren dos políticos importantes a convencerme de que debía apoyar al gobierno de Alfonsín; que era un futuro general, que tenía todas las condiciones para ser un futuro general. Conocedor de estos problemas, muy modestamente les expliqué que yo era de la nación y no del partido y que me debía a la nación. A partir de ese momento que se fueron con esa negativa, comenzó una campaña de desprestigio sobre mi persona. Recordarán quizás un casette, un comunicado, que yo supuestamente había concurrido a México y había hecho un casette, donde fui nuevamente tratado como delincuente, porque se me pidió hasta el tono de mi voz a ver si yo había ido. Ya ni confiaban en mi palabra de que no había ido. Ni me imaginaba estar sentado dentro de un cuarto con un terrorista haciendo un reportaje.

 

Posteriormente las Fuerzas de Defensa Nacionales de Panamá detectan un señor tomando contacto con terroristas exiliados en Panamá. Como yo estaba incorporado dentro de las fuerzas militares de Panamá, y comprobamos que era un agente de la CIA, comprobando, las Fuerzas de Defensa panameñas, que se estaba juntando un atentado sobre mi persona. Es decir, que siguieron perfectamente lo que se marca para eliminar a una persona: primero sobornarlo, segundo, desprestigiarlo, y tercero, eliminarlo.

 

Cuando no me pudieron eliminar, me negociaron, y si usted me permite Su Exelencia una lectura rápida. Esto me lo manda el Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá. Mandado por el embajador Kam, representante permanente ante las Naciones Unidas, que dice lo siguiente:

 

"El viceministro de Relaciones Exteriores de Argentina, señor Raúl Alconada, quien también fue viceministro de Defensa, me ha solicitado transmitirles el interés del gobierno de la Argentina de que las Fuerzas de Defensa de Panamá le pidan a la Argentina que el coronel Seineldín se quede en Panamá un año más como instructor".

 

Es decir, aparte de dos años de agregado militar, dos años como asesor militar y me dejaban un año más para sacarme de Argentina. Me negociaban, como una mercancía. "Me indica el viceministro Alconada que el ministro de Defensa y el ministro de Relaciones Exteriores de su país están al tanto de estas gestiones"; Y por el otro lado, concurrían jefes, oficiales, suboficiales, por último el teniente coronel Martínez Uriba, que me pedían por favor que me hiciera cargo. Entre los procedimientos de los poderosos y las solicitudes de los humildes con ansia de justicia, me quedé con este cargo y asumí los levantamientos de Villa Martelli y el 3 de diciembre, porque estaban ahí.

 

Los pronunciamientos

 

¿En qué me he basado, señores jueces, para producir el levantamiento? Hay normas y reglas. Dicen las normas que antes de ejecutar un pronunciamiento primero hay que alistar todas las medidas para resolverlo por medios pacíficos. Semana Santa, Monte Casero, Villa Martelli, Aeroparque. Cuando ya se decide el pronunciamiento, se debe tener en cuenta lo siguiente, y yo seguí estos aspectos: que esté a cargo de autoridad superior y competente: los dos coroneles en un primer término, y 26 coroneles ahora, de los cuales quedaron cuatro: uno que se inmoló a nombre de la patria, y dos que me acompañan. Segundo, comprobar si las autoridades a destituir se mantienen en los mismos errores, sin posibilidad de mejoría.

 

En tercer término, montar una operación rápida y que prometa adhesión. Cuarto, que los daños a realizar no sean superiores a los que realiza la autoridad a destituir. Y quinto, que a pesar de que se realice el lanzamiento deben de tomarse todas las medidas para llegar a la conversación y a resolverlo pacíficamente. Si vosotros recordáis, en la Unidad de Infantería Patricios, el coronel Baraldini le dejó un teléfono donde los oficiales se comunicaban con sus jefes. El coronel Romero Mundani tomó las medidas para conversar con el presidente, con el comandante en jefe; el capitán del Estado Mayor, inmediatamente buscaba la conversación. Es decir, que siguieron las normas de un pronunciamiento militar. En esto me he basado. Agotamos las posibilidades pacíficas. Me puse al frente como jefe superior y convoqué otros jefes superiores, porque muchos quedaron en el camino.

 

Montamos una operación sin derramamiento de sangre; montada personalmente por mí. Pero sabían que si no se ejecutaba un hecho sangriento, hoy no estaríamos acá, con mucha modestia, señor presidente. Los resultados, las destrucciones prácticamente del represor han roto más elementos que las fuerzas a mis órdenes.

 

O sea que hemos tomado todas las medidas, pero la misión debe de cumplirse. No nos podemos quedar en medio. Son las instituciones de la patria las que peligran. Por lo tanto, señor presidente, expreso que todos los índices a lo largo de los cuatro pronunciamientos están en aumento. Si no se toman las medidas para solucionar las causas y no los efectos, podrán venir hechos mucho más sangrientos. Hoy termina mi misión, misión que asumí hace tres años, y hoy ante vosotros expreso que finaliza mi misión. Pero vislumbro que pueden existir otros hechos sangrientos si no se toman las medidas para solucionar las causas correspondientes a este problema.

 

Respecto al factor político

 

Yo era un a persona que le llevaba los problemas militares al doctor Menem. Conversé formalmente con un sinnúmero de políticos cercanos al doctor Menem, inclusive con delegados que él me enviara, donde tengo la más absoluta seguridad que le transmitieron todos los detalles del problema militar. Para ratificar esto, le hice firmar al doctor Menem la propuesta de un Ejército reestructurado, que la publicaron en esta revista que Su Señoría conoce, firmada por el doctor Menem, y le pedí autorización para circularía a la Fuerza. Por eso no es posible que el ministro del Interior diga "nos usaron".

 

Esto lo difundí a la Fuerza, un documento firmado. Cené dos veces con el doctor Menem. Estando preso, por su orden, abandoné el lugar de detención y concurrí a cenar con él, donde le expliqué perfectamente cuáles eran las intenciones y la finalidad del objetivo. Luego le envié una carta adicional el 19 de octubre de 1990, explicando la situación grave del Ejército.

 

Me contestó con burlas, con indiferencia y con desprecio. Del cual, por la patria y por el Ejército, las Fuerzas Armadas, no tengo ningún problema en cumplirlas. Por eso yo hago responsable del 3 de diciembre, de armar un estado, de corrupción y de indefensión de la República, al doctor Menem. Como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, él es el único responsable.

 

De la misma manera que yo me estoy haciendo responsable, del 3 de diciembre y de Villa Martelli, él es el responsable del 3 de diciembre. Pero todo esto que sucede, todo esto que ha sucedido, va a continuar, porque las Fuerzas Armadas, de seguridad, y policiales se van a seguir debilitando, porque forman parte de un proyecto extranjero, que ya lo he explicado, que nos permitirá entrar en el nuevo orden. Si no, no se comprendería ni se justificaría jamás que nos condenaran a muerte, a ser fusilados. La orden era, señor presidente, de ser fusilados en la madrugada del 4.

 

Por eso es que el juicio adolece de muchas imperfecciones, producto de que la orden era fusilamiento a la madrugada, para así amedrentar a toda la peonada de la estancia, con perdón de la expresión, Su Excelencia. Tampoco se explicaría que el doctor Menem haya dicho que lo íbamos a asesinar, cuando él, de mi expresa boca sabe que nosotros somos constitucionalistas, que jamás he tenido un golpe militar, y que sí nos preocupaban las Fuerzas Armadas, el Ejército. Esto se lo dije: que yo tenía que cumplir con la misión que me habían dado mis camaradas y además los hombres que murieron, que perdieron su vida, o sea que tengo un legado de ellos.

 

Y también se justifica todo esto en los mismos procedimientos bajos de que fueron objeto algunos de los señores jueces, que son esas acciones que realizaron, producto de la agencia del gobierno, para mostrarnos a nosotros como irracionales, como irrespetuosos, como locos, con la única finalidad de tapar la verdad. Jamás, nunca, por ética, se me ocurriría tirar un balazo en una casa, poniendo, en peligro la vida de un chico, o que puede quedar en un cráneo o un esqueleto de un hombre que a lo mejor ha sido un honorable ciudadano. No nos pasa por la cabeza.

 

Con respecto al poder militar

 

Después del pronunciamiento de Villa Martelli realicé dos acuerdos de honor: un acuerdo con el jefe del Estado Mayor, no cumplido, y un acuerdo con el ministro de Defensa, con el jefe del Estado Mayor y con el doctor Menem, escrito, no cumplido. Y solamente recibí respuestas, castigos, bajas persecuciones, vejaciones, mentiras. Por todo ello expreso que el poder militar en este momento, con su estado de indefensión y con su estado de corrupción, no está en condición de cumplir como brazo armado de la patria, institución fundamental de la nación y salvaguarda de los más altos intereses de la nación. Y de esto es responsable el titular de la fuerza del Ejército, pero también los titulares de las otras Fuerzas Armadas y de seguridad, que permiten la situación en que están las fuerzas y a su vez permiten que se haya cambiado la misión constitucional por una misión regional o internacional que nada tiene que ver con nosotros.

 

Respecto a los hombres que participaron el 3 de diciembre

 

La virtud de la fortaleza marca el espíritu militar de una nación. Esta virtud de la fortaleza le da armazón y amalgama a la sociedad, y a su vez proyecta a las personas la fortaleza para enfrentar la adversidad. Esta virtud de la fortaleza sostiene a las otras virtudes temporales que son la prudencia, la justicia, y la templanza. Defino la fortaleza como la capacidad de un pueblo, de personas, para resolver adversidades, para dar muerte pero también para dar la propia vida, para dar la propia vida y también pasar el momento de sacrificio y de dolor, de martirio, con estoicismo.

 

Estos hombres, dirigentes, jefes u oficiales, suboficiales, marineros del Ejército y de la Prefectura Naval Argentina, al ver vilipendiadas sus instituciones, no cejaron en dejar de lado sus intereses particulares, su familia, su carrera, su vida, para ir en defensa de la Argentina, defendiendo esa virtud que da la fortaleza. Cuando hubo enfrentamiento de fuerza, éramos superiores. Pero a pesar del poderío de que disponían en los distintos escenarios del pronunciamiento, evitaron abrir el fuego y rnatar, además de no estar en sus planes, tal como quedó demostrado.

 

Ante la posibilidad de un hecho sangriento, prefirieron, antes que producir un hecho aberrante, dar su propia vida, como el señor coronel Romero Mundani. Se evitó la muerte de dos jefes, el mayor Mercado, que le arrebataron la pistola de su sien; y el coronel Baraldini, que el mayor Abete lo sigue cuando se aisla -es decir, la actitud moral del que va a 'inmolarse- y ya lo sorprendió prácticamente con la pistola en la boca. Prefirieron padecer como prisioneros, prefirieron permanecer como acusados, estar en una cárcel común, antes que producir un hecho aberrante.

 

Porque su fortaleza, su idealismo, les impedía bajo todo punto de vista producir un derramamiento de sangre, porque los movían valores éticos y morales, que es lo que inculqué siempre a mi gente, aparte de las consideraciones políticas y las consideraciones militares. Es por ello que yo estoy orgulloso de ellos, de haberlos mandado y comandado, e inclino mi cabeza ante estos valientes y por los cuales, Su Señoría, le pido la máxima consideración.

 

Con respecto a mi persona

 

El jefe militar es como un padre de la casa. Está siempre, aunque no esté fisicamente. Dice nuestro reglamento que el jefe es responsable de lo que haga y deje de hacer. Honorable Cámara: yo, el 3 de diciembre, aunque permanecí detenido en San Martín de los Andes, estuve en todos los rincones y en todos los lugares donde se produjeron los problemas del 3 de diciembre. Estuve en el corazón, en el sufrimiento y en la mente de cada uno de estos hombres. De la misma manera que hoy comparto con ellos el orgullo de la cárcel común, por ello he de expresarles y ratificarles lo enviado el 3 de diciembre en un documento que dice:

 

"San Martín de los Andes, 3 de diciembre de 1990. Informar al señor coronel don José Bilbao Ritcher: "Referente a los hechos militares sucedidos en el día de la fecha, pongo en su conocimiento que asumo la total responsabilidad de los mismos, a pesar de no haber estado presente y alejado de la zona de operaciones. Dejo constancia de que todos los jefes superiores, jefes subalternos, oficiales y suboficiales del Ejército y de la Prefectura Naval Argentina, cumplieron órdenes estrictas que les impartí. Por lo tanto, solicito de usted quiera tener a bien gestionar mi traslado a los lugares de detención correspondiente. Dios y Patria... o Muerte'.

 

Deseo expresar, señor presidente, que no comparto con ninguno de los señores que están acá, la responsabilidad del mando. La responsabilidad es única mía, y asumo el sagrado privilegio de la responsabilidad con total orgullo. Por eso le solicito al señor presidente desnivelar las sanciones disciplinarias. Porque el señor fiscal, al pedir sanciones disciplinarias las uniformó, sin tener en cuenta el rango jerárquico.

 

Fue grave, porque el Consejo Supremo así lo hizo y es un tribunal militar. Yo le solicito, por una cuestión de principios, que me desnivele la sanción correspondiente por sobre mis hombres. Con respecto a una crítica que me hiciera un ex presidente y un jefe de Estado Mayor, porque era católico y nacionalista. He expresado ante la Honorable Cámara, con mucha humildad, que tengo el honor de ser hijo de padres inmigrantes árabes; que a mí me enseñaron la religión católica y a ser mariano, sin ser de padres de la religión católica.

 

Me enseñaron que debía comportarme como nacionalista argentino, siendo hijo de extranjeros. Y me formaron como soldado en la austeridad y en la pobreza, siendo ellos simples ciudadanos civiles. De lo cual yo estoy sumamente orgulloso, lamentando profundamente que los señores que me criticaban, y con mucha modestia, no hayan tenido la suerte o la gracia de Dios que yo tuve.

 

Respecto al Ejército

 

El Ejército es la fuerza más tradicional, es la fuerza que fundó la nación. Es un mensaje para los mandos militares, que es hora de que asuman la responsabilidad del Ejército, dándole el espíritu guerrero, orientado al deber ser sanmartiniano y encuadrarlo en la misión que dicen los reglamentos: institución fundamental de la patria, brazo armado de la nación, y salvaguarda de los más altos intereses de la patria, la única manera de mantener la disciplina. Querer mantener una disciplina, en la destrucción que hemos visto y que veremos, es algo que no va a poder ser. Y además estamos en presencia de la tercera fase de la guerra moderna, de la guerra revolucionaria, que es una guerra tremenda, que yo he tenido oportunidad de verla en Centroamérica, y que se van a necesitar Fuerzas Armadas en condiciones.

 

Es por ello que es hora de que dejen de lado todos los intereses subalternos y pequeños, de asumir la responsabilidad que da el espíritu de grandeza y con honor militar, para lograr el orden y la armonía militar. Yo traté de hacerlo con destreza, y hasta acá llegué sin poder lograrlo. Es importante que la Fuerza Militar se ordene porque de esa manera se ordenarán todo el resto de los escalones. De no ser así, el resto de los niveles perderán el rumbo y se producirá un dislocamiento total. Es hora de la meditación y de la reflexión.

 

Por último, a vosotros, honrados jueces de mi patria: La justicia es la base de la sociedad, y el poder judicial es el guardián de la Constitución Nacional. La Constitución Nacional establece proveer al bien común, proveer a la defensa común, y es la fuerza que siempre movió mis actos. En base a esto, luché tenazmente, tratando de obtener del poder militar y del poder político una solución al problema, sin haberío podido lograr. Y sólo recibí de ellos burlas, desprecio, menosprecio y falta de palabra de honor. Es decir, toda una violencia, que no me quedó otro camino que resolver y ordenar el 3 de diciembre, en una violencia física, pero regulada, sostenida, conducida. De no haberlo hecho, de no haberlo hecho el 3 de diciembre, yo hubiera sido un traidor a la patria, de dejar ver demoler mi institución y no hacer nada. Y además, con todo el respeto que me merece la Honorable Cámara, a mi muerte sería juzgado como traidor ante el Tribunal de Dios, lugar donde, además de respeto, le tengo miedo.

 

Yo quiero agradecer a todos los señores abogados que han formado mi equipo para defender esta causa. En especial al doctor Bianchi, quien me ha hecho llegar su sabio consejo; al doctor Tavares, dos personalidades que han regido el orden para que este juicio sea justo. También quiero agradecer a mis abogados defensores, la doctora Amalia Marco y el doctor Carlos Montoto, que han hecho todo lo posible por mi defensa. Pero el honor se defiende con la verdad. Yo quisiera agradecer a la Honorable Cámara que aya permitido que se me haya escuchado hoy. En el resumen que hiciera sobresalientemente el doctor Tavares, fue tal cual el resumen de todos los hechos, que ese día me sentí espiritualmente presente. Yo dejo en vuestras manos, no para mí, que soy el jefe, sino para el resto de los hombres que se sacrificaron, que se hacinan en las cárceles, y también para la solución de las instituciones armadas, porque si no el derramamiento de sangre se vendrá. Deposito en vosotros mi total confianza.

 

En lo que respecta a mi persona, avalado por muchos hombres muertos en Malvinas, en la lucha contra el terrorismo, el capitán Giachino que murió en mi lugar, murió cubriéndome prácticamente a la entrada; lisiados, exiliados, hombres que sufren, familias destruidas, producto de todo este esfuerzo, y con las banderas siempre presentes de las instituciones y la defensa nacional, me apoyo en el pensamiento del general San Martín, que es en quien me he embebido en mi formación militar. El dijo: "Cuando la Patria peligra, todo es lícito, menos dejarla perecer'. Este fue, es, y será mi compromiso.

 

Secretaría de Comunicaciones

Vicecomodoro (R) (VGM) Horacio Ricciardelli - Presidente