JULIO
PIUMATO, EL HOMBRE DE AMIANTO. EL COMODÍN DEL KIRCHNERISMO EN
LA CAPITAL FEDERAL
por
Christian Sanz - christiansanz@hotmail.com
Hace pocos días, fui parte de un interesante debate televisivo con
el candidato a diputado por el kirchnerismo, Julio Piumato -a la sazón
secretario General del gremio judicial- y otros referentes políticos.
Mi participación tenía que ver con el interés de la producción
de ese programa en mostrar la opinión de un periodista
independiente en medio de diversas corrientes de opinión ideológica.
Realmente no esperaba encontrarme con propuestas concretas por parte
de ninguno de los invitados -justamente es de lo que adoleció esta
campaña legislativa-, pero sí con un mínimo respeto a la hora de
hablar. Hubo ciertamente alguna cortesía por parte de los primeros
expositores, pero, cuando le llegó la hora de hablar a Piumato,
esta trastocó en vulgaridad y acusaciones infundadas hacia los
otros candidatos. Recordó el menemismo, la Alianza, el duhaldismo y
dijo que la oposición gravitaba sólo entre esos tres modelos,
olvidando que el kirchnerismo sentó sus reales en la estructura que
Eduardo Duhalde había construido antes del año 2003.
Luego, de la nada, Piumato aconsejó a Francisco De Narváez -que no
se encontraba en el estudio de televisión- que aclarara su situación
en relación al expediente de "la ruta de la efedrina".
La exasperación en los gestos del sindicalista y su vulgar
discurso, me dejaron pasmado, casi sin poder articular una palabra.
Fue cuando la conductora del programa, Clara Mariño, me pidió que
opinara al respecto: "habiendo sido el periodista que anticipó
lo que ocurriría a De Narváez con la efedrina, ¿qué opinás de
lo que dice Piumato?".
En otra situación hubiera contado con una docena de respuestas,
pero en este caso estaba paralizado por la mala educación del
sindicalista.
"Yo creo que el kirchnerismo es el que tendría que explicar
sus lazos con el narcotráfico, ya que muchos de sus funcionarios
están relacionados con este tema. Por otro lado, no hay que olvidar
que la campaña de Cristina Kirchner fue financiada por dineros del
tráfico de estupefacientes", dije casi sin pensar.
"Pero, ¿quién te manda a vos? ¿De dónde sacás que el
narcotráfico pagó la campaña de la Presidenta?", preguntó
Piumato desencajado por completo.
"Primero que nada, a mí no me manda nadie, yo me mando
solo", aclaré al ofuscado sindicalista; "segundo, le
recuerdo que fui la única persona que pudo entrevistar a Sebastián
Forza, uno de los asesinados en Gral. Rodríguez en agosto de 2008 y
me confesó que en la campaña de Cristina se había lavado dinero
de la droga. Eso está grabado y entregado a la Justicia".
Sin posibilidad de poder refutar mi testimonio, Piumato dirigió su
mirada a la conductora del programa y le espetó: "este pibe
está loco". A su vez, Clara Mariño viró su mirada hacia mi
persona y me preguntó quiénes eran los funcionarios del
kirchnerismo involucrados en temas de narcotráfico. Piumato se echó
para atrás, como atajándose de un golpe inevitable y esperó
ansioso mi respuesta.
Sin dudarlo, contando con los dedos de mi mano, aseguré: "Hay
varios y los vengo denunciando hace años sin que nadie se haga
cargo: Ricardo Jaime, secretario de Transportes, con más de 10
causas judiciales por ese tema; Rudy Ulloa Igor, secretario personal
de Néstor Kirchner; Ricardo Echegaray, titular de la
AFIP.....".
Mis palabras fueron interrumpidas por Piumato, quien intentaba de
toda manera de que no siguiera dando nombres y apellidos concretos.
Al mismo tiempo, intentaba atacarme con algún dato que me
comprometiera y no podía. "Sos un mercenario", fue la única
acusación que salió de la boca del sindicalista.
"No, sólo soy un periodista independiente que dice la verdad:
este gobierno no es más que una banda de delincuentes. Quiero ver dónde
va a estar usted el día que los Kirchner y sus funcionarios tengan
que recorrer los tribunales", dije, dando por finalizada mi
alocución.
Pocos días más tarde, tuve la mala suerte de cruzarme con Piumato
en otro programa de televisión. Allí, el sindicalista me acusó de
tener "animosidad" contra él. "Me niego a discutir
con este periodista. Me pega a mí porque no sabe cómo atacar a
(Carlos) Heller", dijo el sindicalista.
Mi respuesta no se hizo esperar: "Yo no tengo ninguna
animosidad con usted, Piumato, no diga idioteces. Respecto a Heller
aún tiene que explicar por qué recibió oportunamente cheques de
Sebastián Forza y cuál su relación con Hugo Luppo, de la comisión
directiva del Banco Credicoop y preso con parte de su familia
por la causa efedrina".
Piumato me ignoró e insistió en no debatir conmigo. Fue la prueba
más cabal de su falta de argumentos.
Horas más tarde, cuando llegué a mi casa, recibí un correo electrónico
que me gratificó y sorprendió al mismo tiempo: "Soy
trabajador judicial desde hace unos 15 años, y asiduo lector de sus
notas en Tribuna
de Periodistas.
Por casualidad me crucé en un programa televisivo con un breve
segmento de una discusión suya con el Sr. Julio Juan Piumato. Por
la presente sólo quería decirle que los trabajadores judiciales
sabemos quién es Piumato. Un tipo que ni se anima a entrar a
Tribunales, por el odio que le tenemos los que él dice representar.
Un tipo que utiliza en sindicato judicial para su beneficio
personal, expulsando opositores, realizando escandalosos fraudes,
robando, no presentando balances -ni siquiera los dibuja,
simplemente no los hace-, todo esto avalado por el Ministerio de
Trabajo que cajonea las denuncias en su contra gracias a los
inestimables oficios de Héctor Recalde con Tomada.
En fin, le decía que Piumato es un delincuente que ni puede
justificar su patrimonio ni puede conducir a los judiciales, al
respecto, vale decir que de 24.000 judiciales, su gremio tiene...
3.000 afiliados.
Durante años fui militante de su sindicato, del que me fui asqueado
por sus corruptelas. No es que me rajó, o que perdí una interna:
me fui asqueado. Hasta me ofreció un cargo para que me quede, pero
yo tengo miles de defectos salvo el de ladrón. Puedo equivocarme,
pero no robarle a mis compañeros. Eso no lo tolero".
Luego de leer la elocuente misiva, recordé cómo Piumato, oportuna
y antidemocráticamente, decidió expulsar de la Unión de
Empleados de la Justicia de la Nación a dos de los entonces
principales dirigentes de la oposición, Claudio y Norberto Tolosa,
miembros de la agrupación Movimiento de Trabajadores Judiciales (MTJ).
Ese es Julio Piumato, una de las cartas que el kirchnerismo ostenta
en la Ciudad de Buenos Aires para las elecciones del 28 de junio próximo.
Un impresentable, capaz de hacer cualquier cosa para defender al
Gobierno de turno.
Pero, sobre todo, un verdadero hombre de amianto.
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