28 DE ENERO 2006
PEDRO VARELA - CARTA PERIÓDICA
Me gusta celebrar aniversarios. Es una forma de festejo que alegra la
cotidianeidad. Y desde luego es importante unirse a la “conciencia
universal” en esta celebración del “Holocausto” -tan importante para el
destino de la gente de Huelva o Castellón.
Como nunca entendí que esa “conciencia universal” se olvidara del
auténtico Holocausto de 60 millones de cristianos en la Unión Soviética –en
la Bolsa de la vida probablemente la libra de carne cristiana no se cotiza
como la libra de judío/a-, del Holocausto de las mujeres y niños alemanes
en las tormentas de fuego de las ciudades alemanas, o del Holocausto
perpetrado contra su propia población por los regímenes comunistas del
sudeste asiático, pensé que debía haber gato encerrado en esto del
Holocausto judío.
Así que hace unos años yo también celebro, a mi manera, la Fiesta del
Holocausto y aporto mi regalo a finales de Enero de cada año –recuerden,
cuando los soviéticos “liberaron” Auschwitz y buena parte de los presos
decidió unirse a los alemanes en la retirada-. Los soviéticos, claro,
aprovecharon la calidad de los campos alemanes, lejos de las chapuzas
soviéticas, para economizar y reciclar ecológicamente las instalaciones y
seguir usándolas durante unos años más, esta vez sí, para el
aniquilamiento de los vencidos y los disidentes políticos.
En Enero pasado regalé al mundo holocáustico la edición de La mentira de
Ulises de Paul Rassinier, convencido de que este preso también tenía algo
que decir, y en Enero del año anterior “El Holocausto a debate: respuesta
a César Vidal”, porque a veces es necesario que los desmemoriados
recuerden lo que sabían. Como ustedes conocen, estos regalos, que se
remontan a muchos Eneros anteriores con “37 Testigos niegan las cámaras de
gas” de Gerd Honsik, “La mentira de Auschwitz” de Thies Christophersen y
un largo etcétera, que ahora quiero completar con estas cuatro ideas
refrescantes, no gustó pero nada a los de la Comisión de Festejos y
decidieron impedir semejantes regalos con la represión más brutal y digna
de ellos. No contaron que para reprimir hacen falta dos, uno lo
suficientemente tonto como para perseguir las opiniones y las ideas y otro
que se deje reprimir. En sus cálculos se les olvidó esto último.
Como quiera que siguen celebrando estos festejos impidiendo conocer al
público que hay muchos más regalos que los que ellos nos presentan en sus
medios de comunicación, alguien tendría que hacerle llegar a César Vidal
–a la derecha- y a Pilar Rahola –a la izquierda- estos párrafos, no para
que los difundan -pues eso podría llevar a que el sobre que deben recibir
de los Elegidos periódicamente adelgazara de forma más que considerable-,
sino para su sonrojo ante el espejo, dado que se trata de autores de éxito,
tan unidos en lo esencial, a pesar de sus pequeñas diferencias de posición
en lo accesorio. Porque los hay ignorantes que aplauden por empatía. Pero
los hay que saben y aplauden por falta de carácter. Y estos son los peores.
Pedro Varela
ESTOS SON LOS HECHOS Y SON PARA SONREIR…
El HOLOCUENTO para tontitos
1. En 1939, existían unos 15.700.000 (a) judíos en el mundo. Tras la
Segunda Guerra Mundial, este número había alcanzado la cifra de 18.000.000
(b) Lo que significa que, si de los 15.000.000 de judíos originales en el
planeta antes de la conflagración, 6.000.000 fueron gaseados o convertidos
en pastillas de jabón, tendrían que haber quedado vivos no más de
9.000.000. Pero como nos encontramos con que la población alcanzó los
18.000.000 tras la contienda, la población judía del planeta fue capaz de
crecer y ¡doblar dicha población en menos de nueve años! Semejante milagro
biológico sorprendió tanto a científicos como a pediatras en el mundo
entero!
2. De buen principio se habló de SEIS MILLONES, de los cuáles 4.000.000
habrían sido “gaseados” en Auschwitz. De repente, en 1990 se descubrió que
sólo habían sido 1,5 millones los gaseados en Auschwitz, una diferencia de
2,5 millones como si nada. Pero curiosamente, la cifra mágica de SEIS
MILLONES permaneció, a pesar de que no se encontró cifra alguna que
sustituyera a los no fallecidos de Auschwitz. Los caminos de “lo
políticamente correcto” tienen sus propias leyes, como es sabido…
3. Al mismo tiempo, el Director del Museo de Auschwitz, el polaco Dr.
Franciszek Piper, anunció que las así llamadas “cámaras de gas” (c) habían
sido ¡construidas por los soviéticos DESPUÉS de la guerra!
4. Pero hay más. La Cruz Roja Internacional, que tuvo acceso a los mismos
y los supervisó, informó que habían fallecido únicamente 300.000 personas
de las más diversas nacionalidades en los campos alemanes, y por las más
diversas causas, incluyendo vejez y muerte natural. De todos ellos apenas
la mitad eran judíos (unos 150.000). La mayoría de ellos fallecieron a
causa de las epidemias de tifus desatadas con el aniquilamiento de las
infraestructuras alemanas, a causa de los bombardeos de destrucción masiva
aliados, que causaron muchas víctimas, incluyendo no sólo las de muchos
presos, sino también las de enfermeras, médicos y el personal de
administración de los campos.
5. Pero incluso estas muertes eran demasiadas para las autoridades
alemanas. Fuera por humanidad o porque se les morían los trabajadores
necesarios en época de guerra -como se sabe, pertenece al género idiota
matar a los obreros que uno necesita-, el 8 de diciembre de 1942, Heinrich
Himmler, responsable máximo de todas las instalaciones de prisioneros,
hizo llegar a todos los centros de internamiento una orden taxativa,
conminando a las autoridades responsables a que: “El índice de defunciones
en los campos debe ser reducido a cualquier costo”.
6. En todos los territorios de la Europa ocupada por los alemanes no
habían más de 2’4 millones de judíos. Pero después de la guerra 3’8
millones de judíos “sobrevivientes” reclamaron indemnizaciones económicas
al gobierno alemán. Es decir que había más de un “vivo” –con su doble
sentido- en este grupo. Una tragedia, pues los restos de los 6 millones se
habían perdido por el camino.
7. Fué un milagro, desde luego. De acuerdo con el “New York Times” del
Domingo 4 de Enero de 1987, el celebrado superviviente Elie Wiesel recordó
personalmente “el día en que los soviéticos llegaron a Auschwitz”. Pero en
otro discurso en el Club de la Prensa Nacional en Washington D.C.,
reproducido por la Agencia Telegráfica Judía el 11 de abril de 1983, tenía
recuerdos totalmente diferentes, puesto que afirmaba que él “era uno de
los supervivientes del campo de Dachau, liberado por el ejército
norteamericano” el 15 de abril de 1945. Así que se convirtió en el único
prisionero de la guerra con la discutible distinción de haber sido
liberado dos veces en dos campos diferentes durante la II Guerra Mundial…
(d)
8. No podemos dejarnos en el tintero recordar que el famoso “caza-nazis”
Simon Wiesenthal murió serenamente a la edad de 96 años, a pesar de haber
sido, según la BBC-News, superviviente (es decir un superman que sobrevive
todos los intentos de gaseamiento) de 12 campos de la muerte…
9. En 1948 apareció una historia de una pobre niña judía indefensa,
asesinada por los “Nazis”. La historia había sido escrita por esa niña en
bolígrafo, un instrumento que no apareció sino en los años posteriores al
fin de la guerra. ¿Cómo se llama? Ah, sí, “El Diario de Ana Frank”, que
estos días es celebrado incluso públicamente por el Ayuntamiento de Ripoll
(población de Girona que cuenta con un precioso y conocido Monasterio, por
si alguien no lo ha visitado). Los niños de Ripoll probablemente no
tendrían una educación madura si alguien no les pusiese a su disposición
esta story (que no History). Sobre esta cuestión pueden ustedes leer una
Carta Periódica mía anterior, un resumen de los dimes y diretes sobre esta
desgraciada niña, que me costó, ¡ay de mí!, una condena de cinco años de
prisión… Decididamente, hay que hacer caso a lo “políticamente correcto”,
¿no?.
10. Pues bien, ¿cuando empezó este negocio de los SEIS MILLONES? Hemos de
volver la vista a un tal Illya Ehrenburg (e), un simpático judío de cara
amargada, Jefe de la Propaganda Soviética durante la II Guerra Mundial –el
mismo que conminaba a las tropas del Ejército Rojo a que violaran dos
millones de mujeres alemanas- que más tarde vivió y murió en Israel. Fue
él quien acuñó esta cifra mítica el 22 de diciembre de 1944, es decir
ANTES de que a decenas de miles de judíos internados, en enero de 1945,
las autoridades alemanas les ofrecieran la posibilidad de escoger entre
ser “liberados” por los comunistas o marcharse en la retirada con sus
carceleros “nazis”. ¿Qué hicieron la mayoría de presos de Auschwitz, entre
ellos Anna Frank y su padre Otto Frank ante la llegada de los “liberadores”?
No se lo pierdan, decidieron marcharse con los alemanes…
(a) The American Jewish Committee cita una cifra de 15,688,259.
(b) New York Times de propiedad judía, del 22 de Febrero de 1948, usa la
cifra de 18,700,000.
(c) Cuando la Cruz Roja entrevistó a miles de prisioneros liberados al
final de la guerra, preguntándoles si habían visto “cámaras de gas”, la
respuesta fue universalmente negativa. De acuerdo con el Documento de la
Cruz Roja IRC Document #9925, de Junio de 1946: "Los detenidos mismos no
han hablado de ello."
(d) En su libro Legend of Our Time, New York, 1982, explica: "Las cosas no
son tan simples, Rebbe. Algunos sucesos tienen lugar a pesar de que no
sean verdad; otros lo son a pesar de que jamás ocurrieron".
(e) Las monstruosas mentiras de este psicópata judío tuvieron éxito al
crear un odio anti-alemán que provocó la muerte brutal de millones de
personas. He aquí un ejemplo típico, extraído de una octavilla promoviendo
el odio entre las tropas soviéticas hacia la población civil, de octubre
de 1944, dirigido al Ejército Rojo: “¡Matad! No hay nadie inocente en
Alemania, ni entre los vivos ni entre los por nacer. Seguid las palabras
del camarada Stalin y aplastad a la bestia fascista en su madriguera.
Quebrad el orgullo racial de la mujer alemana, tomarla como vuestro botín
legítimo. Matad, bravos soldados del glorioso Ejército soviético”.