ARGENTINA VISTA DESDE IRÁN TEHRAN TIMES Argentina: varada entre ambiciones internacionales y obstáculos internos. Por Mohsen Baharvand, ex encargado de asuntos diplomáticos de Irán en Argentina
Teherán-19-01-11- Cuando fui designado jefe de la misión iraní en la Argentina in 2006, nunca me imaginé que mejorar la relación entre mi país y el Estado anfitrión sería objeto de un constante deseo y pensamiento que nunca están lejanos a mí. Durante mi misión en la Argentina hice un gran esfuerzo por entender cómo el conflicto entre mi país y la Argentina, un gran país de Sudamérica, podría ser resuelto de forma permanente, para permitir a ambas partes crear un clima de respeto y amistad mutuos. Desde el principio comencé a negociar con mis contrapartes explorando las bases para crear una guía de “toma y daca” que removiera los malos entendidos iniciales entre las partes. Pero pronto entendí que mis colegas argentinos eran reacios a las negociaciones y noté una falta de instrucciones claras para continuar con las conversaciones. No necesité mucho tiempo para entender que mis colegas tienen capacidad de manejar diálogos diplomáticas, pero sus superiores no les conceden el permiso para llevar a cabo discusiones serias, debido a obstáculos internos. Fue una desilusión darme cuenta que la política externa de la Argentina está varada entre intereses sectarios, y habladurías encendidas por los enemigos de nuestra relación bilateral a través de los medios de comunicación locales. Entendí que la relación entre mi país y la Argentina se ha convertido en una cuestión interna en la que la Argentina está influenciada por comunidades locales, particularmente las organizaciones israelíes AMIA y DAIA. Por lo tanto, los intentos de negociación fueron fácilmente abortados debido a nuestros dispares niveles de voluntad política y capacidad de tomar decisiones, entre otras cosas. De hecho, ésta es una deserción histórica de la política exterior argentina, pero, hasta donde nuestra cancillería sabe, la causa principal de esta situación se puede rastrear hasta el gobierno del presidente CARLOS MENEM. El legado de MENEM implicó para la Argentina una falta de credibilidad internacional y privó a su país de entablar amistad con los estados más importantes del Oriente Medio. La definición de MENEM del papel internacional de la Argentina fue seguir con los ojos cerrados lo que los grandes poderes dictaran en términos de relaciones internacionales. Su canciller, CAVALLO, fue honrado por tener “RELACIONES CARNALES” con los Estados Unidos de América. MENEM vendió a la Argentina a un precio muy bajo. Siempre tuvimos problemas con el gobierno de MENEM, teniendo que insistirles en que no jugaran la carta iraní en sus relaciones internas y externas con terceras partes. Tenía esperanzas de que después de esa era dolorosa, la Argentina volvería a tomar el rol internacional que merece, lo que permitiría a ese país intentar nuevas vías para la resolución de conflictos. Aunque en los últimos años la Argentina ha intentado construir una imagen de efectividad regional con otros estados en Sudamérica, hemos presenciado la expresión de algunos puntos de vista por parte de autoridades argentinas, que nos muestran que el legado de MENEM sigue en vigencia cuando se trata de discutir las relaciones con mi país. Irán ha izado la bandera de la independencia y el multilateralismo contra la imposición de políticas unilaterales o arbitrarias sobre países en desarrollo por parte de los poderes hegemónicos. Para esto, uno de los primeros pasos estratégicos en la política externa de cualquier país es, hoy en día, construir una política razonable respecto de mi país. Creo que el gobierno de Brasil ha reconocido acertadamente el rol que mi país ocupará respecto de esta problemática. Nadie puede ignorar el rol de la nación iraní en la resolución de los conflictos en nuestra región. Brasil, entre otras cosas, reconoció a Palestina como un estado independiente y ha tomado otros pasos adicionales de acuerdo con la política establecida sobre la base de su estrategia global. Argentina realizó la misma acción inmediatamente. Pero la diferencia entre estos dos estados, en vísperas del reconocimiento del estado Palestino, fue que las autoridades argentinas terminaron estando bajo presión al tener que dar explicaciones a su comunidad judía local, y desesperadamente intentaron convencerlos de que no tienen nada en contra de Israel, también disminuyendo la importancia de la acción oficial que acababan de tomar. Luego, el canciller argentino se reunió con el jefe de la Autoridad Palestina durante la asunción de la nueva presidenta de Brasil. Desafortunadamente, el canciller argentino parece sentirse culpable por las acciones tomadas por su gobierno. El canciller, para poder responder a las críticas de una pequeña comunidad, recientemente ha comenzado a traer a la mesa un caso de 16 años atrás (AMIA) ligándolo a Irán, junto con su explicación de las acciones argentinas en el tema de Palestina. Mas sorprendente, aún, es que incluso en sus entrevistas con la prensa argentina, el canciller ha estado mencionando este tema mientras explicaba los objetivos de la visita de su presidenta a países de nuestra región tales como Kuwait, Qatar y Turquía; mencionando también a mi país, y diciendo que cuando se acerca a países árabes, ve más cercana una solución para el caso AMIA. Es una gran desilusión ver que durante años mi país se ha convertido en un tema de asuntos internos de la Argentina y es permanentemente mal utilizado como chivo expiatorio en la confección de sus políticas. Ese método es un comportamiento obsoleto inventado por el gobierno de MENEM hace más de una década en la Argentina, el cual hizo descarrilar la investigación del caso AMIA y dañó las relaciones entre Irán y la Argentina durante y después de su presidencia. Si el gobierno de la Argentina está llevando a cabo acciones en el campo de su política externa, basado en sus propios intereses nacionales, debería defender firmemente lo que ha decidido. Queda en manos de las autoridades de la Argentina decidir por ellos mismos respecto de los grupos de intereses circunstanciales, las facciones o los lobbies en la sociedad argentina. Para nosotros no es aceptable que nuestro país sea el objeto de rumores y habladurías entre diferentes sectores foráneos, ni que juegue el papel de chivo expiatorio cuando las autoridades de un determinado país quieran convencer a su propio pueblo que esté o no a favor de las decisiones que han tomado. Un gobierno serio entiende que un lobby, sin importar cuán poderoso es, nunca tendrá como prioridad el interés nacional de su país. Por ello mismo, el punto de vista de un lobby no puede ser considerado un factor determinante en su política exterior a esta gran escala. De lo contrario, los gobiernos siempre se debatirán entre sus legítimas aspiraciones internacionales y los intereses sectarios que existen dentro de sus fronteras. Damos la bienvenida a la expansión de las relaciones de otros países con las naciones de nuestra región. Pero deben entender que los lazos, e incluso el entendimiento político, entre mi país y sus vecinos son tan históricos y fuertes que jamás podrán ser afectados por tales actividades inútiles. Para poder relacionarse con mi país se necesitan discusiones directas basadas en la honestidad, la buena voluntad, el respeto mutuo y una actitud de no interferencia. De lo contrario, la esperanza se desvanecerá y las oportunidades desaparecerán.
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