¿TIENE ARREGLO EL PERU ? e xtractado de Voz Rebelde
¿Cuántas veces (y quien diga que no, es un farsante
e insincero) no ha comentado usted, amable lector, sobre nuestro
atribulado país: ¡esto no lo arregla nadie!? Los políticos son caricaturas
especializadas en hacer el ridículo. Su ignorancia es monumental, su
honestidad cambia con las horas del día, su estulticia parece hasta
congénita. Hombre llegado al gobierno, ser humano capaz de negociar a su
progenitora y de montar una corte de serviles dispuestos a matar con tal
de no perder la pitanza. La conclusión es la de siempre, común, cotidiana
y aterradora: ¡esto no lo arregla nadie!
Sin partidos políticos, apenas llegan a la muy discutible condición de logias electorales o usinas de puestos públicos; carentes de líderes con recia y rica formación intelectual (aquí los que se llaman intelectuales, analistas, politólogos, estrategas o internacionalistas crecen debajo de cada piedra del ancho universo nacional) y sentido práctico, nacional y nacionalista de las cosas; desprovistos de una concepción unificadora y disciplinada del Perú, este país es una especie de diáspora múltiple en que 26 ó 28 millones de peruanos hacen cada cual lo que les parece. Por tanto, si antes teníamos el gravísimo problema de la desintegración regional, geográfica, cultural o histórica, ahora también poseemos millones de vertientes divorciadas entre sí, egoístas y absolutamente individualistas. El resultado está a ojos vista: un país pasto de otras naciones que tienen, por lo menos, una idea más coherente de qué hacer con sus vecinos. Y la historia no es nueva. Se repite recurrentemente aunque sea tautológico insistir y subrayarlo.
Si se leyera a Manuel González Prada pero no se
dijera que es él, pareciera que alguien está haciendo el análisis de lo
ocurrido 48 horas atrás en el Establo. ¿Tenía o no razón don Manuel cuando
afirmó que hasta el caballo de Calígula sentiría vergüenza de formar parte
de semejante corporación? Y da risa "leer" que hay quienes pretenden
sepultar al prócer cuando la vigencia lacerante de sus escritos y
mandobles permanece sangrientamente en todo el panorama contemporáneo de
la nación.
¿Qué clase de burocracia tenemos? ¡Una dedicada a
esquilmar al gobierno, a todas las administraciones! ¡Capaz de vender un
kilómetro de carretera que cuesta promedio US$ 150 mil en la astronómica
cifra de US$ 825 mil! ¡Una empresita como la concesionaria del Aeropuerto
Jorge Chávez, Lima Airport Partners, LAP, pasa, con el bueno visto de los
pobres inútiles de Ositran, mangas que valen US$ 600 mil, por otro precio:
US$ 900 mil y hay que multiplicar por 7! Y cuando la ministra de
Transportes, Verónica Zavala, es preguntada en el Establo por "supuestas
irregularidades", ella sostiene que "no estaba en el cargo cuando eso
ocurrió". Sólo la proverbial e intocable ignorancia de los parlamentarios
puede pasar por alto esta monserga. Y el premio se lo lleva esta señorita
vividora de todos los gobiernos, Zavala Lombardi, que, y por eso la
Contraloría General afirma que hay mérito penal para acusarla, depositó
cuando era funcionaria de Fonafe, US$ 5 millones de dólares en un banco
que después quebró y a nadie parece preocuparle la "picardía" de la
susodicha. Y los malos ejemplos se repiten todo el tiempo. Y en todos los
sectores.
¿No va siendo hora de comprender que esta generación
que desde hace casi 30 años mantiene el imperio monopólico del gobierno
político, económico, burocrático, periodístíco, ya canceló, y con
desvergüenza aberrante, su ciclo? ¿qué esperan los talentos para salir de
sus
cómodas cuevas y mullidos bufetes de
generales de escritorio? Si esto ocurre es porque la bestiocracia está
arriba y los inteligentes abajo.
El problema reside en saber si los que tienen algo
de cerebro tienen la mínima dignidad para emprender el ascenso o siguen
pusilánimes y egoístas como hasta hoy.
Hacer y organizar son palabras claves. Ningún país
puede salir de su postración que más que económica es de miseria moral y
orfandad de perspectiva nacional, si no se plantea el aniquilamiento de
las rémoras y los escollos que perturban su camino de liberación
revolucionaria. Y para eso no se necesita ¡de ningún modo! de dólares
corruptores esquilmados a gringos idiotas con cuentos mil. ¡Allá los
sinverguenzas que viven de esos embustes! El pueblo es más sabio que todos
los sabios. Por algo no les da la confianza en las urnas y apenas si son
una minúscula pandilla de gritones asalariados.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que
suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene
cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a
media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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