ATAQUE AL CATOLICISMO EN TUCUMAN

por Ernesto Damián Sánchez Ance

 

El 4 de diciembre pasado, la Legislatura provincial eliminó la Bandera de Tucumán. El único motivo de este atrevimiento es que en la bandera estaba la Cruz, la misma Cruz de Cristo que la mayoría de los integrantes de la colectividad judía odia más que a la Esvástica.

Desde el momento mismo de su creación, los enemigos de la auténtica Fe de los tucumanos (D.A.I.A., escritores “progres” y politiqueros, apoyados por supuestos católicos que no tienen conciencia que nuestra Patria nació bajo el Sagrado Signo de la Cruz y bajo el Celestial manto de la Virgen María) pusieron el grito en el cielo porque decían sentirse “excluidos”.

Resulta redundante tenerles que explicar que en los orígenes de nuestra Nación no había judíos, ni musulmanes, ni budistas. Quienes dieron sus vidas en la sangrienta guerra por la independencia de nuestra Nación eran en su inmensa mayoría (por no decir en su totalidad) católicos, independientemente de su origen étnico.

Esta gente no tiene en cuenta que en la Batalla de Tucumán los soldados de Belgrano triunfaron gracias al auxilio de la Virgen de las Mercedes; parecen olvidar que la inmensa mayoría de los tucumanos, argentinos e hispanoamericanos somos católicos.

Causa nauseas ver como, una legislatura conformada principalmente por católicos, elimina una bandera que representa la verdadera Fe de los habitantes de nuestra provincia. Y hay una razón que ningún medio de comunicación comenta. Todo esto es el resultado del dominio sionista en Tucumán, y de la obsecuencia de la mayoría inmensa de los legisladores para con el gobernador Alperovich y su señora, la Presidente del Partido Justicialista local, Beatriz Rojkes, integrantes de la comunidad judía de Tucumán.

También molesta la actitud de nuestra jerarquía eclesiástica que nada dijo ante este atropello, y de Fuerza Republicana, partido del que formaba parte el ex legislador Linares, autor del proyecto de creación de la bandera provincial aprobado unanimemente por la Legislatura en 1995.

Los legisladores de ese partido decadente, los hermanos Bussi, en ningún momento se expresaron en contra de la eliminación de la bandera, mal llamada por elementos anticatólicos “la bandera de Bussi”, por ser este ex gobernador, que defraudó la confianza de los tucumanos, quien la puso en vigencia.

Tucumanos, en nuestra provincia, y con el silencio de los curas, nuestra religión viene siendo pisoteada…todavía está fresca en nuestra memoria la destrucción que sufrió la imagen de la Virgen de Avenida Aconquija, y son permanentes las pintadas de grupos anticatólicos en los templos de nuestra ciudad capital. Imaginen, señores lectores, que pasaría si se cometieran estos atropellos contra edificios y cementerios de la religión judía.

Hoy eliminan la bandera, y de aquí a un tiempo pretenderán combatir la devoción por la Virgen de las Mercedes, no sin antes atacar al Arcángel Miguel, Patrono de San Miguel de Tucumán. Pero por el momento, los enemigos del Catolicismo tienen puesta su mente en otro episodio: el ataque a la Catedral tucumana cuando el Encuentro Nacional de Mujeres de 2009. Espero que para esta ocasión, Monseñor Villalba, quien mientras se eliminaba la bandera hablaba obviedades con Alperovich, exija al gobierno que ponga custodia en los templos católicos, porque en Tucumán la mayoría de los católicos están en una estúpida y cómoda posición de observar pasivamente los ataques contra la genuina Fe mientras se destruye el principal cimiento de cualquier nación: su religión.