BICENTENARIO Y 2 DE ABRIL

por el prof. Jorge E. Camacho Ruiz

 

Existen diversas interpretaciones acerca de la edad de nuestra Patria, hay quienes han hablado de una Patria joven, otros adolescente y también los hay que la retrotraen a un tiempo más antiguo si nos atenemos a aquello de que la Patria es la tierra del padre y en ese caso entendemos a nuestro espacio americano, como el lugar del encuentro de nuestros padres, del linaje hispano con los pueblos del linaje de la América indígena; en muchos casos ese encuentro sirvió como fusión de una América irrita, indómita y fecunda.

Pero además nuestra Patria entendida como fundación de un flamante Estado-Nación, la han fijado nuestros historiadores desde diversas visiones en tiempos distantes, algunos han observado que debiera situarse en el momento que ingresaron fundando ciudades las primeras corrientes colonizadoras a nuestro actual espacio territorial, otros han pretendido verla en la gesta organizadora del gran Hernandarias, también enunciamos lo que vieron su origen en la fundación del Virreinato del Río de la Plata. Por otra parte mencionamos también a los historiadores que desde un renovado revisionismo observan que su fundación se remonta a la gloriosa Defensa y Reconquista de Buenos Aires (1806 – 1807), durante las invasiones inglesas, en guerra contra el enemigo histórico de la Nación. De tal manera que de España no sólo heredamos sus virtudes y defectos, su sangre, idioma y tradiciones, cultura y religión, historia de cruces y espadas, también lo hicimos con sus amigos y enemigos. Así es que como bien dicen “que Dios escribe derecho con líneas torcidas”, el enemigo inglés tuvo que venir a invadirnos para sacudir nuestro espíritu y transformarnos a la poste en una nueva y gloriosa Nación, con ansias de Soberanía e Independencia, cumpliéndose así la sentencia de Holderlin: “Allí donde crece el peligro, crece lo que salva”.

Como consecuencia de tal Gloriosa Reconquista llegó finalmente el primer grito de Libertad, del 25 de Mayo de 1810 proceso que culminaría en Tucumán el 9 de Julio de 1816 al declararse la Independencia de las Provincias unidas de Sudamérica del Reino de España como de cualquier otra nación extranjera. Así nació nuestra Patria Argentina.

Resulta curioso hoy observar el hecho significativo qué, justo cuando nos acercamos al cumplimiento del Bicentenario de la revolución de Mayo, tengamos en nuestro mar territorial una nueva envestida del enemigo invasor en nuestro archipiélago irredento y en nuestro mar austral con plataformas de extracción petrolera y su marina de guerra amenazando ahora mismo nuestro territorio continental, como resultante de la pretensión de incluir bajo soberanía inglesa nuestro territorio Antártico, la Isla de los Estados incluyendo toda la Provincia de Tierra del Fuego, todo ello se desprende de la presentación ante la Comunidad Europea por parte de Gran Bretaña, como integrante de la misma Comunidad y con pretensiones de incluir a dichos territorios bajo soberanía británica con statu de jurisprudencia internacional. Todo esto se ve reflejado además en la crónica periodística de estos días que nos señala la presión intimidatoria que se estuvo ejerciendo sobre algunos buques que portan nuestra bandera.

No es nuestra intención ahora realizar una mención detallada de los últimos sucesos, ni un largo reconto histórico de las anteriores tensiones y agresiones. Por lo pronto sólo queremos señalar coincidencias. Coincidencias como el hecho en sí del Bicentenario, es decir entre muchas de las causalidades de nuestra revolución del 25 de Mayo de 1810 estuvo presente la idea de autosuficiencia que demostraron nuestros antepasados en la Reconquista de Buenos Aires durante los años 1806 – 1807, el número de invasores era aproximadamente de 15.000, durante toda la guerra de la independencia España jamás había enviado semejante ejército. Es decir si podíamos defendernos nosotros mismos, porque debíamos seguir sometidos a España. Ese espíritu de autosuficiencia, ese indómito espíritu de Independencia se verá luego reflejado en todo el transcurso que duraría el proceso de la Revolución de Mayo hasta lograr nuestra definitiva Independencia un 9 de Julio de 1816.

En la historia encontramos muchos pueblos que fueron invadidos por otra nación o naciones extranjeras y sin embargo no se resignaron a la esclavitud a vivir sometidos, antes prefirieron la muerte.

Tenemos ejemplos preclaros en la historia, sin ir más lejos España quien fuera invadida por los musulmanes durante 800 años, no se dio jamás por vencida, se decía que cuando nacía un hispano, lo hacía con una espada en una mano y la cruz en la otra, forjaron así su alma de cruzados hasta que se dispusieron a terminar con el invasor hacia el año 1492, y los expulsaron definitivamente de su territorio, precisamente esa experiencia de “ser guerreros”, de siglos de guerra, le valió a España porque fogueo a ese pueblo en la empresa bélica y tuvieron luego la osadía de conquistar todo un continente y construyeron un imperio, “el imperio donde jamás dejaba de ponerse el sol”. Desde luego no existen imperios eternos y con el correr de los siglos la crisis política del imperio que había caído en manos de monarcas de origen extranjero como los Borbón trajo aparejado la disolución del imperio. Es por ello que con suma razón supo decir Anzoátegui: “No fue América la que renegó de España. Fue la metrópolis la que renegó del Imperio”.

Pero lo que queríamos destacar es que cuando un pueblo tiene la firme voluntad de Luchar da la batalla hasta conquistar su Libertad e Independencia y en ese caso se convierte en un pueblo Libre y Soberano, o por el contrario renuncia a su Libertad e Independencia y entonces se convierte en un pueblo dependiente y esclavo, y desde luego está condenado a desaparecer de las páginas gloriosas de la historia.

Argentina es un pueblo que durante todo tiempo histórico demostró poseer en su sangre el linaje de los cruzados y de los naturales de la América indómita, con toda razón manifestó el Gral. José de San Martín: “los argentinos no son empanadas que se come con sólo abrir los dientes”.

Por lo consiguiente podemos afirmar que las intenciones expansionistas e invasoras del enemigo inglés, lo único que lograran es sacudir el espíritu adormecido por estas horas de los argentinos, adormecidos por la mediocridad, por el consumismo, por el materialismo, por la merma de amor a nuestros antepasados, a los valores, a nuestra identidad, a lo que nos pertenece, por tantos años de frustraciones y decadencia política, quizás logremos que el enemigo bajo una actitud amenazante e invasora motive, lo que aún todavía no podemos hacerlo, la unidad, la fortaleza de construir finalmente la Patria Grande que soñaron nuestros mayores, una Nación Suramericana unida, respetable, Libre, Soberana e Independiente .

La amenaza por estas horas no es sólo de los buques de guerra ingleses en el Atlántico Sur, no es sólo la pretensión de la extracción hidrocarburífera y de expandirse sobre nuestros territorios continentales Antártico y Americano, no es sólo la vulnerabilidad de nuestras defensas, de nuestra crisis política y económica, lo más siniestro de todo es la hegemonía mediática de desmalvinizar Argentina.

Desmalvinizar Argentina implica desmovilizar el patriotismo, implica desguarecer el espíritu de fortaleza y voluntad de Lucha de los argentinos, de desarmarnos antes de que intentemos organizar nuestra defensa, de desarmarnos en nuestra mente, en nuestros corazones, en nuestros principios, en nuestros sentimientos, en nuestra capacidad de resistencia, en nuestra identidad de ser argentinos.

Lo que pretende  el enemigo es que comencemos por avergonzarnos de ser argentinos y que llegado el tiempo estemos dispuestos a dejar de serlo.

Estas acciones psicológicas son propias de la guerra geopolítica de inteligencia estratégica, donde Inglaterra tiene muchos siglos de experiencia y sus mejores agentes y sirvientes (algunos sin saberlo, idiotas útiles les llamaron en algún momento) son los que precisamente sirven a la estrategia de desmalvinizar la Argentina.

De allí que hayan existido tantas plumas, voces e imágenes para denostar la causa de Malvinas, es por eso que se ha insistido tanto en publicitar más la miseria humana de la guerra, que los hechos gloriosos y heroicos de ella, por eso se ha hablado más del hambre y del frío, del miedo y la cobardía, que de la epopeya heroica de nuestros valientes como lo fueron un Tte.1º Estevez y de un Sgto. Cisnero, de nuestros pilotos y de nuestros infantes de marina, entre tantísimo nombres conocidos y anónimos. Bien lo ha manifestado el propio enemigo en un libro testimonial, Malvinas no fue un Pigni. Ellos saben muy bien de la paliza que recibieron en tierra, en el mar y en el aire, no se la llevaron de arriba y por misterioso designio no alcanzamos en ese momento el triunfo, y lo han reconocido honrosamente.

Pero desde luego otra cosa es la estrategia de la guerra psicológica que por otros caminos ha proseguido y que a aún no ha concluido. En ese ámbito de dicha guerra se ha insistido también en la inconciencia de haber enviado conscriptos de 18 años y para denostarlos los han llamado “chicos”. ¿Pero a caso hay edad, género o condición para defender lo que uno ama? Nos olvidamos que en nuestra historia, sin ir a la historia universal, han existido testimonios que hoy los recordamos como los precursores de nuestra nacionalidad, dignos ejemplos a imitar. Para no ingresar en listas interminables solo traeremos a la memoria a don Juan Manuel de Rosas que a la edad de 13 años combatió en Buenos Aires como ayudante de una cañonera durante las invasiones inglesas al Río de la Plata y nuestro héroe máximo Don José de San Martín tuvo su bautismo de fuego a los 14 años, el famoso tambor de Tacuary, Pedro Ríos quien murió heroicamente en batalla contaba tan solo con 12 años, y las niñas de Ayohuma que junto a su madre auxiliaban a los soldados entre el fragor del combate. Pero más sorprendente aún, las mismas tropas inglesas que nuevamente invadían nuestras Malvinas en 1982, contaban con soldados que iban entre los 17 a 19 años, sin embargo ellos no los han llamado “chicos”, por el contrario los llamaron los “señores de la guerra” y existe documentación y afiches publicitarios que lo prueban. Pero claro en la Argentina desmalvinizada debe cundir el agravio, el desánimo, la frustración, el descrédito, el desencanto, la venganza, pero por sobre todo debe provocarse entre los patriotas desprevenidos el arrepentimiento, el arrepentimiento de haber actuado con patriotismo, esto en definitiva es lo que persiguen los desmalvinizantes, eso el arrepentimiento para nunca más volver a intentar defender la Patria.

Por eso no es de extrañarse que cierto periodismo influenciado por el colonialismo mental que los seduce y reduce, que los anestesia y enceguece, que los domina y les imposibilita pensar con cerebro propio, lancen expresiones hirientes al sentimiento patriótico, cómo esos que insinúan que, fue una locura ir a la guerra por Malvinas, nosotros les respondemos efectivamente, sí. Es muy probable que desde la visión del calculo ventajista, el Amor será siempre una locura, porque para los espíritu de cálculos mercantilista, materialista y vermicular, aquellos que no son capaces de desprenderse de la mera condición egoísta, material, corporal y burguesa, aquellos que no son capaces de inmolar sus vidas para una existencia superior, para una trascendencia metafísica, porque ya no creen en lo metafísico, para ellos será sin duda una locura y todos nuestros héroes y quienes entregaron sus vidas generosamente para que nuestra Patria sea Libre y Soberana, seguramente serán locos. Locura será la vida del héroe, del santo o del mártir. Locura será el amor de una madre o un hijo que ante la amenaza de criminales que les atacan sin medir peligros de ventajas y desventajas se arroja a defender la vida de aquella o aquel que ama. Locura será la muerte de Jesucristo que sin ninguna ventaja utilitaria vino a dar su vida por Amor. Locura será siempre para aquellos espíritus mezquinos y mediocres, que no son capaces de ofrendar sus bienes, prestigio y vidas para que la Patria , viva. Y si para ellos toda esa categoría de sentimientos es una locura, que sepan que todavía quedan patriotas en la Argentina , y que estamos locos de Amor a la Patria , y moriremos por ella en cualquier momento que fuera.

La recuperación del 2 de Abril no fue como lo quiso dejar entrever una prensa amarillenta, “el resultado de los wiskies que se tomo  - un presidente -  el día anterior. El plan existía 5 años antes, los ingleses lo sabían y se les presentó la opción de resolver la disputa pacíficamente, pero cuando la Argentina pidió en Nueva York (1981) una ronda de negociaciones que tratase con seriedad el tema, el Canciller Carrington respondió con arrogancia que "no se negocia con una potencia mayor de esa forma" y que las Malvinas eran un asunto "sin entidad para ellos".

- Dijimos - bien: RECUPERACIÓN, no invasión. La representante norteamericana en la ONU Jeanne Kirkpatrick lo había sintetizado bien: si las islas son argentinas, no se podía hablar de invasión, cosa que les gusta hacer no sólo a los anglosajones, sino también al cipayismo mediático.

Los argumentos históricos y jurídicos que sostienen la posición argentina son abrumadores. Ante su simple evidencia dijo el célebre duque de Wellington en 1834: "He revisado todos los documentos relativos a las Falklands. De ningún modo encuentro claro que alguna vez hayamos sido titulares de la soberanía de dichas islas"”.                                               

(www.bombardeandoalpirata.blogspot.com)

 

Los Derechos sobre nuestras Islas tienen una fundamentación categórica. Pero debe quedar bien claro, que la Causa Malvinas es causa de todos los argentinos.

Si hoy hemos decidido mediáticamente condenar a un gobierno circunstancial en la historia de los argentinos, no por ello vamos a condenar a la causa Malvinas y  a quienes combatieron en ella, sería como lo ha consagrado el dicho popular, tirar el agua sucia junto al chico.

Es cierto que hubieron errores políticos y militares, en toda guerra los hubo y los seguirá habiendo, es propio de la falibilidad humana; nuestros guerreros de la Independencia también cometieron errores y tuvieron derrotas, pero persistieron con tenacidad en su Lucha, corrigieron errores, pero jamás defenestraron, ni se arrepintieron, ni cambiaron bandera, ni condenaron su Causa.

¿Pretenden los desmalvinizantes que nos arrepintiéramos de haber ido a Malvinas porque quienes conducían los destinos de esa patriada era un gobierno que no lo habíamos elegido?  Era lo que teníamos, ¿existía otra alternativa? Para nosotros frente al enemigo invasor primero siempre será la Patria y luego los gobiernos y los hombres que sólo son circunstancias transitorias en la historia de la Patria.

También están los que se escandalizaban y aún lo hacen por el hecho de que nos animáramos a enfrentar a una tamaña potencia, olvidándose tal vez que ya lo habíamos hecho en otros tiempos. ¿Es que un Estado por el hecho de ser menos fuerte debe aguantar humillaciones, violaciones, agresiones e invasiones, y no debe tener el coraje de hacer que lo respeten, perdiendo su honor y honra? En otros tiempos el honor era más importante que la vida y para nosotros los patriotas lo siguen siendo.

Existen también los que han insistido en denominarlos a los combatientes en Malvinas, erróneamente como “ex-combatientes”; al respeto el R. P. Alberto Ezcurra, en un sermón inolvidable recuerda cuando un Presidente de la República visitaba una brigada y manifestó que quería visitar o ver algunos excombatientes, a lo que un heroico veterano de guerra de Malvinas le respondiera: «Señor Presidente, aquí no hay ex combatientes porque las Malvinas siguen estando en poder de Inglaterra».

Los desmalvinizantes han llegado al colmo de pretender que nuestro país no debiera tener un plan de defensa o ataque preventivo, una FFAA, una “hipótesis de conflicto”. Como es posible que un Estado, cualquiera sea, iba a dejar de contar con una hipótesis de conflicto, más aún sabiendo que una parte de nuestro territorio se encuentra en poder del enemigo, descartar tal hipótesis es tan absurdo y suicida  - para no tener que pensar en traidores a su Patria o en agentes al servicio de Inglaterra -  como afirmar que una ciudad no necesita de bomberos, ni de defensa civil, porque se ha resuelto descartar cualquier hipótesis de incendio o de catástrofe. Quienes propugnan tales proyectos, no cabe ninguna duda, son verdaderos “Caballos de Troya”, y por lo mismo deberemos los argentinos bien nacidos permanecer bien despiertos y alertas.

El antimilitarismo que la izquierda cipaya viene desplegando en la Argentina desde los tiempos de Alfonsín hasta la fecha, tiene más su connotación con un mandato de Londres y sus asociados, que de una espontánea decisión de quienes se autotitulan campeones de la democra-cia progre  derechohumanista. Resulta curioso que derechas o izquierdas del coloniaje, han coincidido en procurar el desarme material y espiritual de la Nación Argentina , los hechos están a la vista.

No podemos caer en la miopía de confundir, dictadura con Malvinas, belicismo agresor, con patriotismo defensivo, antipatria con Patria. Como no es lo mismo dictadura liberal cipaya que dictadura nacional (1), como tampoco es lo mismo democracia nacional que nos falta, con democracia cipaya que nos abruma y degrada, esclavizándonos la inteligencia, condenándonos a vivir sometidos y de rodillas, aunque nos quieran hacer creer que con cualquier democracia se es libre y soberano.

No debemos confundir y esto debe quedar bien claro y lo reiteraremos hasta quedar si voz: Los que fueron a ofrendar sus vidas a Malvinas, no lo hicieron ni por la dictadura cipaya, ni por la democracia cipaya, lo hicieron por la Patria.

No podemos y no debemos hacerle el juego al enemigo, a su consigna de “divide y reinaras”, no permitamos que nos enfrentemos entre nosotros, no nos dejemos atrapar por su pedagogía de coloniaje, o el mediatismo cipayo, muchas veces financiado desde los grandes centros de poder como Londres y Nueva York, ha calado tanto ese mensaje desmalvinizador que nos ha paralizado a los argentinos, nos ha desmoralizado, nos ha desmovilizado de consagrar nuestras vidas a un patriotismo militante.

Están los que se escandalizan cuando se exclama y proclama solemnemente: “Juremos volver a Malvinas por la sangre derramada, Volveremos”.

Están los que desearían no tener que enunciar jamás la palabra Malvinas.

Pero ahí están nuestras Islas irredentas con la consigna de su marcha que resuena como un eco contundente por siempre “no la iremos a olvidar”.

Para los enemigos de la Patria , difícil será barrer su geografía.

Imposible será cauterizar su imagen de la conciencia nacional y colectiva de los argentinos.

Imprescriptible será el juramento de ser fieles a la sangre que la regaron y que en un mañana no muy lejano habrá de fructificar en una nueva y gloriosa patriada.

Mientras tanto tengamos presente aunque se revuelquen de furia los cipayos de la antipatria: “LAS CAUSAS POR LAS QUE SE MUERE SON CAUSAS QUE NO MUEREN”.

El 2 de Abril sirvió para renovar nuestro fervor permanente de que Argentina merece continuar siendo una Nación Soberana e Independiente, recordándonos por siempre quienes son en el concierto internacional nuestros amigos y enemigos. Pero el enemigo también se encuentra solapado entre nosotros, sepamos descubrirlo y expulsarlo para ser verdaderamente Libres. Malvinas es una bandera que está flameando y despertando a los argentinos, especialmente a sus jóvenes generaciones y su recuperación pendiente no sólo será física sino también metafísica porque nos devolverá la dignidad, la unidad y el orgullo de ser argentinos.

Que en este año del Bicentenario sea un espacio-temporal de reflexión e inspiración para comprometernos como lo hicieron quienes nos legaron la nacionalidad y levantemos bien alto la bandera de quienes ofrendaron sus vidas por Dios y por la Patria , y en esa tamaña responsabilidad imitemos sus ejemplos para otorgárselo a nuestras sucesivas generaciones.-


(1) Como en los tiempos del Brig. Gral.  Don Juan Manuel de Rosas, que hiciera respetar la Soberanía Nacional Argentina en la Batalla de la Vuelta de Obligado el 20 de noviembre de 1845, ante las agresiones de las potencias más grandes de la época Inglaterra y Francia. Dicha fecha fue declarada como el día de la Soberanía Nacional.   Sin embargo en tiempos de democracias cipayas y caducas ya no se le rinde la justa conmemoración que merece.