18 DE SETIEMBRE DE 1830 - FALLECIMIENTO DE JUAN BAUTISTA BUSTOS

Oscar J. Planell Zanone – Oscar A. Turone

Efemérides Históricas

 

Nació en San José en el Valle de Punilla (Córdoba), el 29 de Agosto de 1779, siendo sus padres Pedro León Bustos y Tomasa Puebla Vélez.  Sus antecesores eran oriundos de Lara, pertenecientes a una de las principales familias de Castilla la Vieja en la provincia de Burgos.

Enrolado muy joven en las milicias de su provincia, llegó a Buenos Aires posiblemente a principios del Siglo XIX, formando parte del contingente cordobés destacado para auxiliar a la Capital de la amenaza inglesa.  Existen constancias que actuó durante la Primera Invasión Inglesa y en la Reconquista, destacándose durante la Segunda, cuando dirigiendo la 2ª Compañía del Cuerpo de Arribeños se batió en el Combate de los Corrales con fuerzas muy superiores y el 5 de Julio, teniendo a sus órdenes a sólo dos sargentos, seis cabos y veintidós soldados en el Convento de La Merced, consiguió rendir a tres oficiales y doscientos catorce hombres de tropa del Regimiento Nº 88 de Infantería Británico.  Por estos méritos, el 21 de enero de 1808 se lo ascendió a comandante, cosa que al año siguiente la Junta de Sevilla confirmó.

En el Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810, apoyó la tesis de Saavedra votando contra Cisneros y firmando posteriormente el “petitorio” que dio nacimiento al Primer Gobierno Patrio.

A partir del Pronunciamiento de Mayo, se convirtió en uno de los jefes más adictos al movimiento revolucionario, militando en el saavedrismo.

Promovido a teniente coronel el 13 de Junio de 1810, permaneció en Buenos Aires al marchar su jefe el coronel Ortiz de Ocampo al Alto Perú, con dos compañías del Cuerpo de Arribeños y otras fuerzas.  Al pedir su relevo Ortiz de Ocampo, Bustos ocupó la jefatura efectiva de la unidad, el 27 de Noviembre.

Ostentando el grado de coronel, apoyó con sus tropas la revolución del 5 y 6 de Abril, siendo uno de los primeros firmantes del Acta elaborada en el Cabildo, donde se puntualizaban las exigencias populares.

A fines de 1815 marchó al Alto Perú comandando el Regimiento Nº 2 de Infantería, que formaba parte de un contingente destacado por el Gobierno porteño a las órdenes del coronel Domingo French, para reforzar el maltrecho Ejército del Alto Perú.  Allí Bustos pudo demostrar sus relevantes aptitudes de soldado, convirtiéndose en uno de los más íntimos colaboradores del general Belgrano.

Por orden de éste precisamente, se dirigió a Santiago del Estero con un destacamento de las tres armas, con la misión de sofocar la insurrección del teniente coronel Juan Francisco Borges en rebeldía contra la Junta de Buenos Aires.  En realidad no llegó a actuar, pues una vanguardia adelantada por Belgrano a las órdenes de Gregorio Aráoz de Lamadrid lo apresó y fusiló sin juicio previo, en diciembre de 1816.

Al año siguiente, cumpliendo asimismo órdenes del general Belgrano, con una columna de 300 hombres ocupó la ciudad de Córdoba, “para estar alerta en los asuntos del litoral, donde actuaban fuerzas irregulares de montoneros”.

A partir de entonces permaneció en Córdoba y entre el 6 y el 9 de Noviembre de 1818 combatió en Fraile Muerto (hoy Bell Ville) contra más de 1.000 montoneros encabezados por Estanislao López.  Bustos el 13 se retiró con 50 bajas entre muertos y heridos, en tanto el vencedor tuvo en la acción aproximadamente 250.

Después de este desafortunado hecho de armas, Bustos regresó a Córdoba volviendo a Fraile Muerto el 9 de Enero de 1819.  Reforzado con los escuadrones de los comandantes José María Paz y Gregorio Aráoz de Lamadrid, enfrentó nuevamente a Estanislao López derrotándolo en la Herradura, donde la intervención providencial de Paz fue decisiva para la suerte de la batalla que en un principio favorecía a López.

Reintegrado al Ejército del Norte ocupó el cargo de Jefe de Estado Mayor siendo el tercero en el mando después de los generales Belgrano y Fernández de la Cruz.  En Arequito el 8 de Enero de 1820 sublevó los restos del Ejército del Alto Perú, conjuntamente con el coronel Alejandro Heredia y el comandante José María Paz.  Declaró entonces: “que no seguiría haciendo la guerra civil…”. La mayoría de los historiadores del liberalismo han criticado su actitud pero no han hecho luz sobre este episodio, que permanece como otros hechos polémicos en una nebulosa.

El 10 de Enero de 1820 el Ejército del Norte, a las órdenes de Bustos, emprendió la marcha hacia Córdoba donde al llegar su comandante, fue elegido gobernador por una Asamblea convocada al efecto.

Como mandatario provincial realizó una buena administración.  Apoyó al general San Martín y a Güemes con hombres y recursos en su epopeya y en ese sentido dio muestras de una gran visión y consecuencia con los motivos que lo llevaron a ser rebelde en Arequito.  El libertador que lo distinguió, propuso a Rivadavia que encomendara a Bustos una ofensiva por el norte para complementar sus operaciones en el Perú.  Rivadavia incomprensiblemente negó toda ayuda a San Martín.

En 1821 José Miguel Carrera –el montonero chileno protegido de Estanislao López- entró en territorio cordobés al haber roto relaciones con su protector.  Su presencia causó estupor y miedo en las poblaciones, pues se conocían los métodos que ponía en práctica para adueñarse de todo cuanto encontraba a su paso.  Bustos le salió al encuentro, siendo derrotado en Chajá por el chileno.  Poco tiempo después en otra acción y cuando Bustos estaba en inferioridad de condiciones en Cruz Alta, Carrera se retiró dejándolo dueño del campo de batalla.

En 1825, al terminar el período de gobierno para el cual había sido elegido, fue reelecto.  San Roque puso fin a su administración y a su carrera política, pues su antiguo camarada y subordinado José María Paz en Arequito, no sólo lo derrotó militarmente sino que lo depuso como gobernante.

Juan Bautista Bustos huyó a La Rioja buscando la protección de Facundo Quiroga que por supuesto encontró.  A las órdenes del caudillo riojano combatió en la batalla de La Tablada el 22 de junio de 1829, donde el general Paz “con movimiento de contradanza” –según la expresión del “Tigre de los Llanos”- obtuvo una brillante victoria.

Desengañado de tantos reveses, abandonó las filas del Ejército y se retiró con su esposa Juliana Maure a la ciudad de Santa Fe, donde se radicó falleciendo el 18 de Setiembre de 1830.

 

Fuente: Mario Arturo Serrano – Cómo fue la Revolución de los Orilleros Porteños – Buenos Aires (1972)