CARTA A LOS NACIONALISTAS

por  Jorge Enrique Camacho Ruiz

Compatriotas:

                      La Argentina atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia y nuestros ojos sólo alcanzan a visualizar una realidad sombría y un mañana incierto.

                       Pero como en todo tiempo histórico, cuando la tempestad amenaza con destruir a la Nación, hasta sus mismos cimientos, aparece desde lo recóndito de sus esencias un impulso incontenible que se niega a perecer y se empeña a nunca jamás morir. Es la fuerza del NACIONALISMO. Esa fuerza tan antigua y renovadora como la humanidad misma.

                        Mientras existan hombres con sentido histórico existirán las Naciones (nación de nasce, nacimiento de comunidades o pueblos identitarios), porque éstas impulsan a aquellos a realizar la historia, por cuanto el NACIONALISMO nutre al hombre con sentimientos profundos y generosa energía creadora.

                         Cierta vez un pionero del nacionalismo, Eduard Drumont manifestó que: “para saber bien qué condiciones son necesarias para que viva una Patria, es preciso examinar atentamente como muere un mundo que ha formado poco a poco en esta Patria, como una aglomeración de bacilos. Para conocer bien las necesidades primordiales del ser, es necesario aprender como se llega a no-ser y preguntar a lo que expira “el secreto de la vida” que San Antonio, según la expresión de Flaubert, “procuraba sorprender a la luz de las antorchas sobre la faz de los pueblos” 

                          Pensamos que la Argentina en estos últimos tiempos lo vino experimentando y lo sigue haciendo conducida por el falaz liberalismo, ideología que nunca concibió a la Patria como una unidad de destino histórico en lo universal, como el único y verdadero partido, sino que crearon dentro de ella los partidos, ocasionando luchas internas , guerras fratricidas y anteponiendo los intereses mezquinos de partidos al bien supremo de toda la Nación; o sea preocupándose más de los objetivos demagógicos electorales, grupales o personales que de los propios gubernamentales.

                           Al pueblo suele hacérselo creer, que por que tiene la oportunidad de votar o de opinar ya es libre, pero ¿quién,  puede jurar sinceramente, que cuando se eligen;  los candidatos, no fueron previamente colocados (arreglos mediante), en las boletas para sufragar (listas sabanas), por quienes financian las campañas electorales? De tal modo, que éstos manejan “dedocráticamente”, el arte maquiavélico de la rosca partidocrática, ejerciendo de esta forma un poder utilitario y pragmático, que precisamente no proviene de la espontaneidad de las bases de los afiliados, ¿curiosa democracia verdad?, y en el supuesto de que esos afiliados  - casi siempre manipulados previa componendas -  adhieran a lo dispuesto por su dirigencia rosquera, artimañera, tránsfuga; ¿cuántos son esos afiliados?, en comparación a la inmensa mayoría de empadronados no afiliados a tal o cual partido. Entonces, ¿a quienes verdaderamente representan los elegidos, a sus electores o a sus (mecenas) padrinos-financistas? Y en esa lógica ¿qué intereses defenderán?, ¿los de quienes tienen el dinero o los del pueblo? Esto siempre fue así, pero hoy ha quedado totalmente evidenciado, con el fenómeno de la globalización, quienes son los que mandan (las plutocracias-trasnacionales) y quienes obedecen, sus empleados, las marionetas que fungen de gobernantes (la partidocracia) dejando paso exclusivamente a una Democracia Formal,* como legitimadora política del actual sistema del neo-liberalismo económico vigente. Encausando y diluyendo, cualquier amenaza verdaderamente opositora, permitiendo así una lucha por el poder, sólo en el marco institucional, con lo cual desalienta las actitudes políticas, antagónicas al capitalismo, éste esencia de las democracias liberales y real poder, donde se asientan las oligarquías o plutocracias nacionales éstas actualmente gerentes de las internacionales y por lo consiguiente nominalmente cipayos.

                         Debido a la difusión de valores modernos-extranjerizantes de convivencia tales como tolerancia, pluralidad, derechos humanos, respeto a las “minorías”, etc., etc., esto debe leerse como respecto a los transgresores por ejemplo: adictos-dependientes, degenerados, sectarios entre otros, en pocas palabras conspiradores de la identidad nacional, también en su defecto accionan con el propósito solapado y siniestro de fracturar los Estados-Nación, otorgándoles autonomías e independencias a “minorías” como las etnias que coexisten en dichos Estados, fomentado el secesionismo y la fragmentación de los mismos.

                         El método democrático diseñado colabora en la planificación de la dominación mental-cultural e institucional (american life style) y en la construcción de una estabilidad social, factor imprescindible para el proceso de producción-acumulación del capital y del mercado. La dominación mental-cultural suele ser de tal magnitud, que hasta los que dicen ser opositores al sistema rector, creen erróneamente que podrán vencerlo mediante la vía democrática, he ahí el inicio de sus fracasos. La democracia es el condicionante imprescindible del sistema o régimen de dominación, Samir Amin, recuerda que, “la certificación de la democratización, otorgada en debida forma, es una condición para obtener ayuda de las grandes y ricas democracias” Las elecciones incrustan una serie de valores congruentes con el modelo cultural basado en el mercado: competitividad, intercambio, pérdida, ganancia, oferta, demanda, rentabilidad, etc. De modo que para la constitución de los partidos, como para las campañas electorales de sus candidatos, se requiere de sumas muy importantes de dinero. De tal forma que los famosos Derechos de los ciudadanos a la libertad política y a la constitución del partido político se encuentra condicionada por el volumen de dinero que se aporte o porte, he aquí el ardid del liberalismo, por lo tanto tales Derechos no alcanza para todos los ciudadanos y resulta igualmente equiparado con aquella otra famosa farsa del derecho Constitucional de los ciudadanos a publicar sus opiniones por la prensa.

                          Pero, ¿donde se encuentra la farsa?, ocurre que sin dinero se torna totalmente abstracto tales derechos, de tal forma que el famoso dogma de los liberales de lo que tanto se enorgullecen como lo es el de la libertad de expresión y opinión, es una tremenda hipocresía porque se manifiesta abstracto para los ciudadanos sin recursos monetarios y esa tan famosa libertad de prensa, termina convirtiéndose en libertad de empresa (libertad que cada empresa periodística tiene para silenciar o bien publicar lo que más convenga a sus intereses); y precisamente en eso se han terminado por convertirse los partidos políticos, o para ser más preciso, en instrumentos de los lobbys económicos, mafias, logias o grupos, sean estatales (enquistados en el Estado) o privados, locales o foráneos, quienes han comprado partidos, candidatos, voluntades y han tomado por rehén al Estado y hasta a la misma clase política, esto se hace claramente notorio con las privatizaciones o la transferencia del patrimonio nacional estatal a las trasnacionales, sometiéndolo y quitándole así total soberanía e independencia al Estado y a su dirigencia, dichos grupos patricidas financian a sus “gobernantes” o a sus candidatos, más aún en la actualidad esto se hace cada día que pasa más evidente ya que a esta altura de la circunstancia se encuentran tanto partidos como políticos vaciados de identidad y contenido ideológico, pero claro nos encontramos en el transcurso de la era de la globalización democrática privatizadas.

                             De modo tal que si las mal llamadas dictaduras militares, o más precisamente los “gobiernos de facto”  - ya que siempre hubo connivencias civiles y militares -  de transición (debe entenderse nuevamente hacia la democracia), de nuestro pasado reciente, fueron en cierta medida dependientes o auspiciados por la potencia rectora, y desde la misma orbita de ese poder, así como antes transitoriamente sostuvieron a los “gobiernos de facto”, resulta que ahora, pero aún más perdurables al parecer, aunque enteramente dependiente y decadente se nos ofrece a las modernas democracias o “democracy”, como un nuevo sinónimo de colonialismo, fundamentalmente mental-cultural y como nueva fase más sutil e infernal de imperialismo o global-invasión. De tal forma que si se nos invade colonializando la inteligencia, nos encontramos desarmados y sin capacidad de resistencia, peor aún creyendo que fuera del Orden vigente no puede existir otro superior o mejor. Y aquí cabe señalar además que la tal democracy instaurada desde el 83 en nuestro país, es fruto de una derrota nacional consumada en la guerra de Malvinas, y que ciertos judas, personeros de la partidocracia, anteponiendo sus intereses mezquinos al de la Patria, sin ningún escrúpulo, se aliaron al enemigo en el mismo momento en que las armas ya no nos era favorable y con el propósito no siempre fingido de ser los representantes genuinos de dicho proyecto democolonialista. Ello se evidencia en la pretensión de dichos poderes de imponerle a rajatabla a todas las naciones invadidas   - no sólo militarmente, también económicamente, políticamente, culturalmente, etc., -  la uniformización de una democracia planetariana o globalizada con la agitada retórica y bandera de la “defensa de la democracia” o “extensión de la democracia” como lo demuestra la política exterior de la superpotencia USA y como lo acata los principios rectores de la ONU, y guay de aquella Nación que intente revelarse.

                              Para ello todo el concierto internacional de naciones deberá avenirse a suscribir pactos, tratados, negociaciones, legislaciones, convenios y compromisos jurídicos alineándose en este mismo sentido democratístico, al punto de llegar hasta vulnerar sus propias soberanías. Desde luego todo ello apunta finalmente a transferir el espacio que les quedaría de poder a los Estados-Nación, a las elites trasnacionales. Si alguien pretendiera revertir los acontecimientos, legalmente no podrá hacerlo, porque desde la legalidad  - que no siempre coincide con legitimidad -  democrática, el pueblo ya cedió sus derechos a sus representantes-gobernantes, y como quienes controlan el poder son ellos junto a dicha élite, obviamente son también quienes diseñan el juego electoral, etc., etc., por lo tanto sería una utopía pensar en revertirlo por la vía de la legalidad del sistema, ha no ser que algún día se haga presente una crisis de tal magnitud que termine por derribarlos a todos, o que la misma élite por disidencias y mayor ambición del poder concluyan combatiéndose entre ellos mismos. Pero por el momento no es nuestra intención ingresar en la especulación de cómo habrá de concluir la democrática civilización de nuestra era.

                            Por todo ello quienes se dispusiesen a competir, en un acto eleccionario deberán contar con un caudal de dinero importante, de no contar con ello deberán concurrir a quienes lo tienen, perdiendo absolutamente cualquier tipo de independencia. Pero en todo caso el dinero es de una importancia vital, al menos como para hacer un buen papel, o mejor dicho para no hacer un papelón, puesto que los requisitos elementales para ganar una elección son tres: ‘dinero, dinero y dinero’; de la cantidad que se emplee en dicha empresa dependerá el éxito o el fracaso de los candidatos y sus partidos, porque para seducir a las masas siempre será necesario rehabilitar la vieja consigna de “pan y circo” y para ello es requerible el dinero. Por otra parte, cabe destacar también que en ciertas ocasiones existen partidos y candidatos que participan calculando que no obtendrán una sumatoria decisiva en los escrutinios, pero con el propósito oculto de colaborar con los candidatos oficialistas preferidos del sistema   - y decimos preferidos porque de una forma u otra son todos plausibles al sistema y cualquiera que gane terminará  de rodillas ante el poder de quienes controlan el dinero, retengamos siempre el axioma Rothschild: “Denme la emisión de moneda y no me importa quien haga las leyes” -    para arrancarles votos a los partidos segundones, estrategia que permite el triunfo del primero (nada es gratis por supuesto) o, para arrastrar votos de los indecisos y de ésta forma contribuir al consenso, legalizando y consolidando el acto eleccionario o simplemente para hacer el juego al sistema, ha no ser que se tenga la intención secreta de funcionar como topo o célula infiltrada, pero en ese caso a nadie se le ocurra pensar que así provocaran un cambio de sistema en absoluto, más el riesgo será que terminen contaminados o absorbidos por el sistema devorador. Desde luego que existieron y existen algunas raras excepciones, donde una dirigencia Nacional concibió el partido como una herramienta circunstancial, sólo como un medio y no como un fin en si mismo cómo lo entienden los demoliberales, pero dadas las actuales circunstancias históricas no lo creemos realmente muy efectivo, pero ojo, peor es no hacer nada, es por eso que también creemos que siempre es bueno dar la pelea en alguna trinchera nacional a no darla nunca. En cuanto a la emisión monetaria, sabemos que con la globalización, la soberanía monetaria ha desaparecido en la mayoría de los países.

                             Nos informa Ronal Clarke, biógrafo del famoso Bertrand Russell, quien fuera  miembro de encumbradas sociedades secretas diseñadores del “imperio” masónico británico y al mismo tiempo alentador del sistema demoliberal mundial. Y no por ello Russell, dejaba solapadamente de reconocer lo farisaico de tal sistema al admitir en la intimidad quienes era tras bambalinas los verdadero detentadores del poder, al punto de llegar a burlarse de ello; al respecto, nos relata Clarke, en su biografía, que en cierta ocasión Russell le comento a Webb, otro miembro conspicuo del stablishment que “la democracia tiene un mérito, a saber, por lo menos que un miembro del parlamento no puede ser más tonto que sus electores, pero por más tonto que él fuera, los más tontos serán ellos al elegirlo”.

                             Por otra parte, enseñaba el Tgral. Perón, que bastante experiencia lo acreditaban, que: “Para que haya trampa en el juego se necesitan dos cosas: un fullero y un estúpido”. La “trampa” son los discursos de campaña política y las solapadas maniobras demagógicas, éstas generalmente percibidas solamente por los que habitúan el tufillo ambiente, del mundillo partidocrático. También la “trampa” se encuentra en las informaciones o desinformaciones (encuestadoras, publicidad, propaganda, etc.) de los medios, controlados por sus dueños, quienes son parte en la conducción del sistema.

                           Podremos concluir entonces, de que fulleros: son los dueños del dinero y sus empleados los politiqueros (que no es lo mismo que políticos). Y ¿los estúpidos? Evidentemente los que aún creen en el moderno mito de la “soberanía popular”, aquellos que consideran el sufragar una liturgia sacra que los transforma mágicamente en “Soberanos”, detentadores del poder, cuando en verdad los únicos que en este sistema realmente detentan el poder son los plutócratas u oligarcas.

                           Con la globalización y de lo que de ésta se desprende el pensamiento único y lo políticamente correcto, aquel viejo concepto de que “el pueblo es soberano”, entro en crisis, ha perdido sustento; la máscara a rodado y en la Argentina, los fulleros comienzan a descubrirse desnudos, y; a pesar de ello, su desvergüenza es grande, el poder los ciega y con soberbia los siguen ostentando. Pero la gravedad de la hora anuncia que los terminará derribando; porque la suerte de la gobernabilidad de todos sus postulantes, está echada, mientras no se resuelvan a cambiar totalmente el sistema por una política NACIONAL auténtica y, con toda seguridad no serán ellos los que lo hagan. De tal manera que si queremos un cambio verdadero y consistente, si realmente queremos salvar la Patria tenemos que comenzar a descartar la vía democrática y comenzar a habilitar la vía de la Revolución Nacional o Nacionalista.

                            Por esta misma razón no debemos confundir República con democracia. Ya en la antigüedad tanto Platón en La República (445) como Aristóteles en La Política (1279), consideraron a la democracia como la corrupción de la República, y no como ahora se enseña en las escuelas, con malas traducciones y un reduccionismo malintencionado, equiparando República con democracia e indicando simplonamente que la demagogia es la degradación de la democracia; si bien es cierto que la demagogia representa la fase más extrema de degradación, esta no es otra cosa que la prolongación de la degradación final a lo que conlleva la misma democracia.

                            Expresa nuestro compatriota Horacio Ricciardelli, en su informe 09/2002 (condornacional@yahoo.com.ar) que “El problema no se resuelve con votos o bancas. Lo peor que le puede pasar a un revolucionario es ganar el gobierno por elecciones cuando todavía no puede tomar el poder para cambiar las cosas. Nuestro objetivo es social, la política es solo un medio”. Estas razones son las que nos llevaron a los nacionales a considerar al partido como una simple herramienta circunstancial, pero dadas las actuales circunstancias y especialmente en la Argentina, pensamos que tal metodología se perfilaría anacrónica. Y Ricciardelli concluye: “Si se participa en elecciones sin posibilidad de cambiar la cosa, en una u otra forma se legaliza un sistema ilegitimo”. Si en cambio se persiste en legalizar lo ilegítimo, nos encontramos así con el conocido gatopardismo, hacer creer que algo cambia para que nada cambie; es hoy el gran dilema de las izquierdas europeas (y hasta en la China, curioso comunismo de mercado), además y por supuesto, con sus otras ramificaciones continentales, recordemos que gustan denominarse internacionales, al decir de Marx “patria no”, “proletarios del mundo uníos”. Y ese internacionalismo antipatriótico, desmilitarizante, desnacionalizante, desrraigante, es el que utiliza y le viene como anillo al dedo al capitalismo trasnacional apátrida para desarmar cualquier forma de resistencia y licuar al Estado-Nación, y principalmente lo alienta en el ámbito de la pérdida de la identidad nacional. Por ello se podrá ahora comprender muy fácilmente porque el capitalismo muchas veces directa o indirectamente financia a las izquierdas, y en las actuales circunstancias los gobiernos democráticos llameasen estos así mismos como gustan calificarse, de izquierda o derecha, qué mientras se ponen a gobernar ambas tendencias resuelven que la economía la retiene la derecha, y la cultura-educación se la conceden en cambio para la izquierda, porque como lo hemos señalado mientras la derecha domina, subyuga y rapiña mediante la usura principalmente a las naciones, la función de la izquierda es la de despersonalizar anulando la identidad, aniquilando la Tradición y el Ser Nacional. Pero lo cierto es que con la desaparición de la bipolaridad las izquierdas han mostrado desenmascaradamente su rol de pseudos oposición, haciéndole así el juego al sistema.

                            Al respecto, existen diversos autores que han tratado el tema como el español A. M. Cayuela en su “La Debacle de la izquierda, de la Revolución al Colaboracionismo” donde demuestra que “Los sindicatos de izquierda son tan colaboracionistas con el sistema neo liberal y globalizador, como lo son los llamados partidos de izquierda” y el francés Alain de Benoist en un trabajo extraordinario, brillante, muy recomendable por cierto titulado: ¿Qué ha Pasado con la Izquierda? en forma demoledora describe como las izquierdas, citando sus propias fuentes, “han evolucionado a su matriz...liberal” y aún las más extremas, se fueron adaptando a los tiempos globales pasando “de la subversión a la subvención”.

                          Todo esto ha quedado plenamente reflejado por los medios en las elecciones francesas del 2002, cuando sus líderes convocaron “a votar con las narices tapadas” por el probado corrupto-mafioso, el derechista Jacques Chirac, ante la probabilidad de que lo aventajara el nacionalista anti-sistema Jean-Marie Le Pen; indudablemente una opción de valores, pero que evidencian los síntomas de decadencia, en la que se encuentra la actual civilización.

                         Por eso es muy difícil creer que en la Argentina haya de ser la excepción con los Zamora (AyL), Altamira (PO), Walsh (IU), Echegaray (PC-IU), o Ripoll (MST-IU) hasta ahora solo han demostrado ser cívicos y buenos organizadores asambleístas, manifestadores, provocadores y nada más. 

                         Así está planteado que las democracias-formales de la globalización, como método de acceso al poder político enarbola la alternancia de partidos o personas en el poder, pero nunca de filosofías políticas desvinculadas del sistema rector. Porque sean de izquierdas o derechas, existen vinculaciones, no solamente de quienes los financian, sino de sus concepciones ideológicas, todos son depositarios del iluminismo filosófico de la modernidad, originado en las sociedades secretas que prepararon las revoluciones burguesas y proletarias del mundo moderno, con una clara concepción materialista o judaizante de la existencia.

                          Y en cuanto a las opiniones ¿hasta donde y cuando son realmente escuchadas? Los formadores de opinión, los “mas-media” o medios masivos de comunicación, ¿a qué intereses responden: nacionales, internacionales, de clase, partido,  grupo o logia? Y si esto evidentemente tiene respuestas categóricas, ingenuidad sería pensar que no han de manejar los hilos de la política, la economía, la cultura-educación y en muchos casos hasta la religión, si estos poderes monopolizan las agencias informativas, se habrá descubierto que `la peor esclavitud que azota al mundo moderno es la de la inteligencia’.

                          Recordemos, sólo por un instante que, agentes de los servicios secreto israelita, fueron descubiertos observando en los lugares cercanos a los atentados del 11-09-01 en Nueva York y quedaron detenidos, las autoridades no informaron nunca, las razones de sus detenciones. ¿Será verdad que los servicios de inteligencia de EU, no poseían información de que se atentaría?. En  ese caso ¿Por qué no fueron removidos de los cargos los directivos de la inteligencia?. Por esos días los medios informaban, que el saldo de victimas fatales fueron 25.000, posteriormente se redujo a 15.000, más tarde 12.000, después 6.729, por ahora 2.800, desde luego que aunque haya sido una sola victima, es muy lamentable y merece el mayor repudio, pero ¿por qué se maniobró con tanta ligereza con cifras tan variables? Por estas horas investigadores como el periodista Thierry Meyssan en su obra “La Terrible Impostura” devela que en el pentágono no se estrello ningún avión, sino que se trato de un misil, concluyendo que, solamente fuerzas de los propios EU podían haberlo logrado. ¿Por qué ocultan la forma en que se atento al pentágono?  ¿Debemos suponer  que se trató de otro pretexto, para atacar Afganistán y así apoderarse de los recursos energéticos y geopolíticos de esa región del planeta?, ¿existirá algo más oculto?  Seguramente muchos intereses  seguirán  movilizando a los que controlan el poder hasta alcanzar la conquista del mundo. Pero entonces de ¿qué libertad nos hablan?. De la libertad de hacer lo que nos venga en gana, siempre que no se ponga en peligro los intereses del sistema vigente. –“La verdadera Libertad – sostiene Sto. Tomas de Aquino- es cuando el hombre se subordina al bien”, buscarla por otros caminos es perderla.

                            “Ama y has lo que quieras “ decía San Agustín, porque sólo el que ama busca el bien del amado;  pero, ¡cuántos verdaderamente aman, cuántos comprenden ese profundo significado, cuántos asumen ese difícil compromiso!.

                            “La Libertad es señora del mayor rigor” explicaba Leonardo Da Vinci, y es verdad porque cuando la libertad anda sin orden termina prostituta; lo que ocurre es que la Paz, la Libertad, sólo se encuentra en un Orden Justo, pero para ello se necesita de una fuerza justa y esta no implica tiranía. Si tenemos en cuenta aquello de que lo bueno podrá quererse, al justo se lo podrá apreciar, pero siendo bueno y justo, solamente al fuerte se lo va a respetar.

                              Y esa fortaleza es la que necesita una sana juventud nacionalista para poder hacer frente a los enemigos internos y externos de la Patria. Fortaleza para poder defender la Patria aunque nos cueste la vida, ésta es la herencia que nos dejaron los arquetipos de nuestra nacionalidad, muchos de los cuales entregaron generosamente sus vidas, para que la conservemos integra e independiente; Fortaleza tanto en la vida publica como en la privada, en la victoria como en la derrota, Fortaleza porque en ello reside la posibilidad del triunfo. Y esa Fortaleza, esa Fuerza, la encontramos en el NACIONALISMO, única política que defiende los intereses espirituales y materiales de la Nación, única política que considera a la Patria, el único Partido, por el cual es digno de vivir y entregar la vida, para la salvación y permanencia de su existencia histórica; y por último, se puede pensar en forma diferente, en cuanto a la construcción del Estado Nacional del Nuevo Orden Nacionalista, pero es la única política en la que prevalece un único sentimiento de unión para servir a la Patria.

                               Nuevamente no confundir fuerza justa con tiranía, porque la tiranía no siempre es patrimonio de los gobiernos de facto, también las democracias Jacobinas son tiránicas, (recordemos la época del terror de la democrática revolución francesa) ¿acaso no es tiranía la manipulación de la inteligencia, a través de los medios de comunicación?, ¿acaso no es tiranía la imposición de un plan económico, elaborado fuera del país, que va contra la dignidad del trabajador argentino, del hombre que quiere el progreso honrado?, ¿no son tiránicas las recetas del usurero F.M.I., causantes de la desocupación, la miseria, el hambre, proliferación de enfermedades, inseguridad, conflictos sociales (la llamada guerra social, o de subversión económica) etc, y que los gobernantes de turno del sistema acatan sin chistar?, ¿no es tiránico que se transforme a un pueblo en un ejército de menesterosos que  viven en  desesperación, dependiendo de planes sociales o bolsones de alimentos, para subsistir, considerándoselos de ésta forma, los votos cautivos para un próximo fraude electoral?, ¿no es acaso tampoco tiranía la apelación al número de los caudales electorales anónimos e irresponsables?, ¿cuánta razón tuvo la mayoría democrática, al condenar a JÉSUS y liberar al criminal Barrabás?. Alguien dijo con razón que “la necesidad tiene cara de hereje”, que “los que no saben son engañados y los que no tienen son comprados”. No obstante, los demoliberales insisten repetitivamente con la muletilla del mito igualitario, cuando en la practica saben bien que se trata de una embaucadora utopía y a hurtadillas solapadamente se burlan de ello, o acaso como demagógicamente sostienen, debemos acatar qué todos tenemos igualitariamente el mismo valor: ¿Puede valer lo mismo el voto del sabio que del ignorante, del valiente que del cobarde, del honesto que del corrupto, del piadoso que del pervertido-degenerado, del patriota que del vendepatria, como postula la legalidad pluralista-democrática? Indudablemente que nó.

                            Y sin embargo apelan a la legalidad de tamaño absurdo diabólico introduciendo entre las masas ciegas, ignorantes y vanidosas, seducidas por el dulce canto de sirenas de la mentira; mentira que se torna en el virus más mortífero que padece la decadente civilización “democrática” de la modernidad, dice Lacordaire que “Algunas veces los pueblos se extinguen en una agonía insensible, que ellos gustan como un descanso dulce y agradable; en ocasiones, perecen en medio de fiestas, cantando himnos de victoria y llamándose inmortales”.

                             De esta manera es como vemos ese mundo que ya fenece, ese mundo en el cual confluyen todas las iniquidades, desde la soberbia liberal hasta el resentimiento marxista, caracteres infaltables de ésta edad moderna que se presenta como si fuese un ser poseso en el lecho de muerte, empecinado en contagiar a todos, la enfermedad insanable que lo corroe.  

                             Nos preguntamos: ¿serán estos los últimos suspiros de este mal propio de comienzos del siglo y principios del nuevo milenio; al menos para nuestra Patria? Es necesario examinar como se desploma este condenado mundo, para que renovadas energías mantengan latente las pulsaciones vitales de la Patria, proyectando a los nuevos tiempos, su espíritu trascendente. Por lo tanto, es requerible mirar en el fondo de nuestro interior después de haber contemplado como se llega al no-ser, para movilizar los corazones hacia Dios, preguntándonos sobre “el secreto de la vida”.

                             Ricciardelli, nos informa, la advertencia de Perón: “Al gobierno se llega por elecciones. Al poder se lo toma a los treinta días de gobierno o no se lo toma más”  - y analiza -   “Es una de las lecciones de Venezuela y el Cte. Chavez: aún con las elecciones, con el cambio de constitución, con haber recuperado mucho de su poder, tiene por delante mucho de acoso imperial. Los pueblos toleran hasta cierto grado. Después de allí los cambios son inevitables. Nos estamos acercando al punto, a la temperatura de ebullición en que los cambios son inevitables. Notamos, por parte de la clase media, el crecimiento acelerado de los grupos nacionales, del mayor diálogo y comunicación entre ellos, de hombres y mujeres que ya no se acercan por curiosidad sino para hacer. Cuando se acerca una Revolución, esto es una constante en toda clase de revolución a lo largo de la Historia, se nota en los últimos tiempos del momento previo a la erupción, una ebullición de los grupos que harán la revolución. Hasta hace menos de un año éramos ‘marginales de la política’. Ahora los políticos son los marginales y nosotros comenzamos a insertarnos. Si actuamos bien, tendremos Hegemonía”.

                            Por lo visto, antes que pensar y empeñarnos en sistemas o programas es necesario hacerlo en el Hombre Nuevo no comprometido con lo que ya muere, protagonista de un Nuevo Orden Nacional. Sin embargo es ineludible acceder al Estado, para hacerlo instrumento de la edificación de un ambiente, que se irá tornando cada día más respirable. Pero, ¿de dónde vendrá ese Hombre Nuevo?. En la juventud  existe una rebelde y sana inquietud, un andar por el mundo cuestionando todo lo inoperante y caduco, lo enfermo y corrupto, porque en los jóvenes vive el sueño radiante de los grandes ideales: El Amor, altísimo valor que arde en los corazones de quienes están dispuestos al sacrificio más grande, por aquello que es digno de ser vivido, como la justicia, la caridad y la nobleza de procederes.  

                            Esa fuerza joven, entusiasta, que en toda época decisiva aparece para motorizar la historia hacia metas trascendentes, es la que prevalecerá en estos tiempos de adversidad. A ella convocamos para estrechar filas en nuestra marcha hacia el triunfo definitivo, de nuestra nacionalidad auténtica, reñida para siempre con el ‘homo economicus’, pragmático, materialista, judaizado y con las ideologías ahora dominantes, como la liberal y la marxista con sus diversos matices, propiciadas desde los talleres de las sociedades secretas o semi-secretas, tales como la masonería, el sionismo, o el consejo de relaciones exteriores (CFR), sólo para nombrar a algunas y cuyos objetivos coinciden en el dominio total, instaurador del nuevo orden mundial, de la globalización o imperialismo mundial.

                             Y bien a esas jóvenes ilusiones, a las que apelamos, no son otra cosa que la concreta realidad, llamada a despertar viejos espíritus adormecidos, por la mediocridad y vencidos por la conformidad, para arrancarles el paño pesimista de los ojos y demostrarles la vitalidad, de una existencia esperanzadora, poniéndolos en marcha, en dirección de los sueños espléndidos, de las juventudes nacionales. Así se forjará ese Hombre Nuevo que pretendía el apóstol San Pablo, y lo realizara Codreanu, llamando a cumplir el papel de ‘ser’ protagonista del Nuevo Orden Nacionalista, que nuestra Patria reclama, y cuya instauración será obra de todos los espíritus jóvenes, con sentido de servicio y concientes de pertenecer y defender una Raza, una Estirpe y una Fe Verdadera.

                             Camaradas la gravedad de la hora actual, nos exige tal vez los últimos esfuerzos, nuestra Patria se encuentra en estado de inanición y en riesgo de fragmentación, al menos así lo traslucen los informes más recientes. Por lo cual sería una falta a nuestros principios fundamentales, sino dejamos de lado el caciquismo y nos ponemos todos unidos, los diferentes sectores nacionales o nacionalistas a permanecer en estado de alerta y movilización y a constituir un Frente común, que abarque a todos los Patriotas sinceros y que se resisten a ver la disolución de la Nación. Algunos camaradas me han solicitado escribir la presente, como un deseo ferviente de que los conceptos aquí vertidos, puedan servir para la unidad de los mismos, Dios permita que el riesgo del momento nos conduzca a la unidad y el Frente sea una realidad plausible, porque sólo orgánicamente podremos constituirnos en poder efectivo, de todas formas siempre habrá nuevos caminos a emprender en la medida que presentemos batalla, en Nuestra Lucha reside la Fortaleza y la Esperanza.-

    Tartagal, (Salta)  08 de Septiembre de 2.002,  Natividad de la Ssma. Virgen.

    Actualizado: 8 de Diciembre de 2007,  Fiesta de la Inmaculada Concepción

 

*Adrian Salbuchi, en “El Cerebro del Mundo, la cara oculta de la globalización” Ed. del Copista, Córdoba-Argentina 2.000, pág. 48.  Nos confirma: “En rigor de verdad, esta situaciones se esclarece cuando comprobamos que en la actual etapa del nuevo orden mundial, la función del Estado en general, y de los gobernantes que circunstancialmente ocupan sus instituciones, no consiste en diseñar y llevar a cabo planes políticos que reflejen los intereses, necesidades y deseos de la comunidad que los eligió como gobernantes a través de consabidas compulsas electorales. El rol que hoy más que nunca desempeña el Estado-nación se limita a la administración de un poder formal que le es delegado por una instancia superior detentadora del poder real, con el único fin de que sirva de instrumento para la implementación de políticas diseñadas en otra instancia y en otro lugar, que responden a intereses puntuales, precisos e inapelablemente poderosos”.  En otra de sus obras “World Government: Política y Poder en el Siglo XXI”, Buenos Aires, 1.995, Ed. privada; ha desarrollado ampliamente la relación entre los que denomina el poder formal y el poder real.-