El diario La Tercera de hoy trae un regalo especial para todos nosotros: Don Miguel escribiendo por la mano de su hijo José Miguel. Los invito a que dejen sus comentarios en su blog de La Tercera. Constato un hecho notable: este artículo tiene 17 comentarios y TODOS ellos son adherentes de la figura y legado de Miguel Serrano, no comentó ningún detractor. El cartero Petras.

http://blog.latercera.com/blog/jmserrano/entry/sólo_unos_pocos_entenderán
 
Lo hemos reproducido en:
 
http://estudiosdemiguelserrano.blogspot.com/2011/12/encuentro-onirico-entre-jose-miguel.html

ENCUENTRO ONÍRICO ENTRE JOSÉ MIGUEL SERRANO Y SU PADRE

UNA EMOTIVA EXPERIENCIA DE REENCUENTRO EN EL NIVEL DE LOS SUEÑOS ENTRE DON MIGUEL SERRANO Y SU HIJO JOSÉ MIGUEL, RELATADO POR ESTE.

Sólo unos pocos entenderán

Hoy desperté con lágrimas en los ojos. Había estado con mi padre, visitando lugares que ambos amábamos y a los cuales nunca pudimos regresar juntos. Al volver de mi sueño, comprendí que él ya se había ido y que no sentiría nuevamente su presencia, quien sabe por cuanto tiempo más.

Fue un peregrinar etéreo, pero más real que todas las cosas físicas que me han sucedido en los últimos años. Se me acercó todo vestido de blanco y trayendo en sus manos extendidas un dhoti indio; me ayudó a ponérmelo y luego fuimos a lavarnos el cuerpo en el río Ganges. Muchos años atrás habíamos realizado el mismo ritual sagrado, limpiando y preparando nuestros espíritus para la gran aventura de la vida. El río representaba para mi padre algo así como el eterno devenir de los sucesos en la vida del hombre. Ambos entramos en sus aguas con gran regocijo.

Luego caminamos, y caminamos, por las callejuelas estrechas y llenas de gente de Benares, quizás cerca de donde el dios Shiva derramara una lágrima, dando así origen a ese entorno sagrado. Más que caminar, parecía que flotábamos a través del aire tibio de la India. Pero a medida que subíamos por cerros, montes y alturas inaccesibles, el aire se fue tornando cada vez más frío, y también más vital. Y fue entonces que mi padre me reveló que íbamos al encuentro de los Siddhas, quienes residen en la parte más alta del Himalaya, o quizás en la cumbre del universo. Son espíritus en su forma más pura, han sido tocados por la mano de Dios y vibran con energía infinita. Visitan nuestro mundo según sea su voluntada y están dedicados, a través del pensamiento, a guiar el curso de los astros, a gozar de la belleza de los firmamentos, a ser plenos en sí mismos y a traer felicidad a los que son capaces de aprender de las enseñanzas que surgen de su interior.

Todo esto me era explicado mientras nos acercábamos a unos inmensos hielos eternos, majestuosos, blanquiazules y transparentes. Despedían el reflejo de una luz intensa, desde la cual se desprendió un ser que se elevó por unos instantes y luego se aproximó como un fulgor incandescente, cada vez más cálido, más benefactor y hermoso. Hasta que pude ver claramente los contornos de su rostro, y era el rostro de mi padre, transformado ahora en pura energía y resplandor. Ya no estaba más a mi lado en mi sueño; era el Siddha que tanto buscó ser en esta vida.

Y estuve muy triste cuando me tocó despertar, pues si bien entendí que él reside ahora en ese universo de plenitud donde siempre quiso estar, intuí también lo difícil que será para mí llegar al lugar donde se encuentra en estos momentos, y por siempre…

JOSÉ MIGUEL SERRANO