CLAVE PARA DIFERENCIAR LA “GUERRA SUCIA” DE “GUERRA LIMPIA” por
Salvador Borrego E. A raíz de eso se creó la Brigada Roja de la Liga 23 de Septiembre, que sorpresivamente mató a 4 soldados que escoltaban el tren de Buenavista a Honey. Eso fue “guerra limpia”. Uno de los guerrilleros, José Luis Moreno, fue posteriormente detenido, llevado al Campo Militar Número Uno y consignado a un juez de la prisión de Lecumberri, donde estuvo preso cuatro años, hasta que el intelectual comunista Heberto Castillo logró su libertad. Esos 4 años de prisión fue “guerra sucia”. Otra guerrilla famosa fue la de Lucio Cabañas, en el Estado de Guerrero. Uno de sus triunfos consistió en matar a 45 soldados y policías a los que les tendió una hábil emboscada. Eso fue “guerra limpia”. Pero más tarde el Ejército le dio muerte a Cabañas. Esto ya era “guerra sucia”. El 17 de septiembre de 1973 fue asesinado en Monterrey el industrial don Eugenio Garza Sada por un ‘comando’ de la “Liga 23 de septiembre”. Días después fue secuestrado, torturado y asesinado el industrial jalisciense Fernando Aranguren (íntimo amigo de don Eugenio). Esto fue “guerra limpia”, limpísima. Dos de los culpables del primer asesinato estuvieron presos ocho años. Esto ya fue “guerra sucia”. Una rama de la “23 de Septiembre” se formó en Monterrey bajo el nombre de “Fuerzas Armadas de Liberación Nacional”, que luego contribuyó a formar la guerrilla de Marcos, denominada EZLN. La madrugada del primero de enero de 1994 el EZLN hizo su aparición en público matando a cien policías, empleados municipales y soldados. Naturalmente eso fue “guerra limpia”. Tan limpia que luego el EZLN pudo desfilar en el D.F. y ser invitado a Los Pinos, aunque se dio el lujo de no contestar la invitación. El asesinato del senador Ruiz Massieu y la desaparición de su amigo (el diputado Rocha) debe haber sido “guerra limpia”, pues ya no figura en las investigaciones actuales. Otro caso parecido fueron los asesinatos de Polo Uzcanga, del cardenal Posadas, de Colosio y de otros más, que tampoco aparecen ahora en la lista de muertos por “guerra sucia”. ¿Y qué decir de los más recientes asesinatos de Digna Ochoa, de dos magistrados sinaloenses y de la regidora María de los Angles Tamés de Atizapán?... Aún no se les clasifica ni en la “sucia” ni en la “limpia”. A ningún organismo de Derecho Humanos se le ha ocurrido hurgar acerca de los cientos de cristeros (más de mil) asesinados después de que se rindieron y de que el Gobierno les había dado amplia amnistía. Ese capítulo quedó rápidamente cancelado como “guerra limpia”. Un caso mundialmente famoso de “guerra limpia” (luego “ensuciada”), fue el del Che Guevara Lynch, nacido en Argentina, que emigró a Cuba y actuó como brazo derecho de Fidel Castro Ruz para fusilar cubanos. Luego comandó una brigada que viajó a Angola a ejecutar a negritos que repudiaban al comunismo. Al regreso, victorioso, organizó una expedición para hacer que Bolivia se convirtiera al marxismo-leninismo y fuera otra Cuba. Hasta ahí todo se hallaba dentro de la “guerra limpia”, inmaculada, pero luego resultó que el Ejército boliviano combatió y mató al Che. Y esto figura ya como “guerra sucia” en extremo. Por eso al Che se le rinde pleitesía en todo el mundo. En la UNAM se le dedica la mejor aula para conmemorarlo. Es
de hacer notar que invariablemente los guerrilleros comunistas son
protegidos por intelectuales “de
izquierda”, como Víctor
Rico Galán (español), los ingenieros Marcué Pardiñas y Heberto
Castillo, el poeta Renato Leduc y otros admiradores de Marx, Stalin o
Castro Ruz. |