LA
DESUBICACIÓN DE LA POBREZA
por
Carlos del Frade
(APe)-.
El gobierno de la provincia de San Juan se ufana de las inversiones
extranjeras que vienen a su territorio.
José Luis Gioja, gobernador de la provincia, supo ser uno de los
principales voceros de la administración presidencial menemista, aquella
pródiga en privatizaciones, desocupación, multiplicación de la pobreza
y democratización del narcotráfico. Hoy, Gioja, vendedor de montañas y
paisajes de bellezas inenarrables, es uno de los más acérrimos
defensores de la gestión kirchnerista.
Ubicuidad y pragmatismo. Lo cierto es que Gioja repite, una y otra vez,
dentro y fuera del territorio sanjuanino, que las empresas mineras llevan
la riqueza del subsuelo pero dejan grandes fortunas que, según el
gobernador, son para todos los sanjuaninos.
Sin embargo, como bien dice el refrán popular, no todo lo que reluce es
oro, aunque se trate de semejante mineral.
El oro sanjuanino y los otros productos del corazón de las tierras
sanjuaninas no traen presentes mejores para todos los sanjuaninos.
Apenas asoma en la pechera de la camiseta San Martín de San Juan que a
duras penas se mantiene en primera, pero es allí, en las casacas de los
jugadores de fútbol que puede leerse la leyenda que exalta las virtudes
de la provincia minera.
Pero tal como sucede con los resultados futboleros, las mayorías
sanjuaninas parecen más cerca del descenso que de la victoria cotidiana.
En la ciudad de Calingasta, una beba de dos meses murió por desnutrición.
La llevaban en una ambulancia hasta un centro de salud, pero no llegó. No
soportó el último esfuerzo. La condena había sido dictaminada hacía
tiempo, aún antes de que naciera.
Ya había pasado lo mismo con una hermanita de ella, casi cinco años
antes.
La beba pesaba dos kilogramos setecientos gramos y era una de los seis
hijos del matrimonio compuesto por una mamá de veintiocho años y el papá
de treintaiún años.
Los padres de los chicos no forman parte del círculo áulico de Gioja y
sus amigos extranjeros, ni tampoco están incluidos en los favores de los
que habla la publicidad oficial.
Son integrantes de las mayorías empobrecidas que viven sobre un
territorio rico y pletórico de posibilidades pero, para pocos. Rico y
pletórico de posibilidades para pocos.
Ellos, los papás de la beba que viajó injustamente muy pronto a la pampa
de arriba, apenas intentan empatarle a las necesidades a través de
changas rurales. Fue en 2003 cuando, como se dijo antes, sufrieron la
muerte de otra niña de solamente seis meses también por desnutrición
agravada por una afección pulmonar.
No se trata de una desgracia, sino de una consecuencia directa de la
manera material en la que viven desde hace mucho tiempo en la provincia
del buen vino y los inagotables recursos mineros de los que habla el señor
gobernador.
La justicia de menores, mientras tanto, investiga a los padres de la beba
por supuesta negligencia o abandono. Dos palabras que bien podrían
caberle al mismísimo responsable político del territorio sanjuanino.
Se ve que la justicia sanjuanina entiende el curso de la historia y niega
la posibilidad que haya pobreza en la provincia y por eso descarga su
poder inquisidor sobre las víctimas.
Es que en semejante valle de riquezas no es posible que existan casos
mortales de desnutrición infantil.
Porque si así fuera, el gobernador Gioja estaría mintiendo, sería cómplice
de un descomunal saqueo que deja casi sin nada a los habitantes de su
territorio y llena de riquezas a muy pocos.
Gentileza
de Agencia de Noticias Pelota de Trapo
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