LOS DIAMANTES DE SANGRE JUDÍOS

enviado por Revisión  -  revisionismos.blogspot.com

 

Musulmanes y cristianos tenemos algo en común, la veneración al profeta Jesús de Nazaret y la prohibición expresa de la usura. Y también tenemos en común que ninguna de esas cosas es compartida por los judíos, lo otra religión importante en occidente. Desde el siglo XIV el prestamismo, la usura, el trafico de diamantes, etc, fueron actividades casi exclusivas de los judíos europeos primero, y los americanos después.

En la actualidad, la Industria de diamantes de Israel es una de las más importantes en lo que refiere a la producción de diamantes cortados en bruto para su comercialización. Aproximadamente la mitad de los diamantes de calidad gema del mundo sale de Israel. En el 2004, Israel vendió más de 6.3 millardos de dólares en diamantes pulidos

La industria de diamantes de Israel esta localizada en el Diamond District o Distrito Diamantero, localizado en el territorio ocupado de Ramat Gan en el Tel Aviv. Este complejo, el más grande centro de comercialización diamantífera del mundo, está formado por cuatro edificios, interconectados con pasarelas y caminerías. Todas la operaciones comerciales relacionadas con los diamantes en Israel se dan lugar en este complejo, que se ha convertido en el símbolo de la ciudad de Ramat Gan.

La industria de la usura


La Industria de diamantes de Israel garantiza que todos los diamantes que procesa y comercializa son 100% naturales y además participa en el Esquema de Certificación del Proceso Kimberly, un esquema de certificación internacional cuya meta es asegurar, teóricamente, que no se comercializen “diamantes de sangre” y así garantizar a los involucarados en la compra-venta de diamantes que no se están financiando guerra ni abusos de los derechos humanos con la comercialización de los mismos. Pero todo el mundo sabe que la gran mayoría de la industria del diamante judío se nutre de las minas de esclavos africanas, y de las zonas en conflicto, como Sierra Leona, tal y como ilustra la película “Diamantes de Sangre”, protagonizada por Leonardo DiCaprio, en 2006.

Convertido desde entonces en embajador de Amnistia Internacional contra el tráfico y la usura de “diamantes de sangre”, la película de DiCaprio desató la polémica, ya que los exportadores africanos de estas gemas, y los especuladores israelíes, se quejaron de haber tenido que invertir grandes cantidades de dinero en publicidad para contrarrestar el efecto negativo del filme de cara a la campaña de las ventas navideñas de ese año.

Historia de la usura judía de diamantes

Desde el siglo XV, cuando un judío cortador de diamantes de Amberes, Lodewyk van Berken, invento el scaif, el instrumento usado para pulir diamantes, el corte y talla de diamantes ha sido uno de los más tradicionales y hasta estereotipados oficios judíos.

La industria Israelí del diamante comenzó en el año 1937, mucho antes de la invasión judía de los territorios palestinos, cuando Shira Ami abrió la primera planta de tallado de diamantes en Petaj Tikva. En 1947 se creó la Bolsa Israelí del Diamante, y el año siguiente la creación del Estado de Israel en 1948 supuso la entrada de miles de inmigrantes judíos llegados desde todo el mundo para unirse a la ocupación de los territorios palestinos y para unirse a la industria, cada vez más importante. Luego de la ocupación, la economía de Israel fue cambiando de una economía austera de guerra a una economía de mercado, orientada al consumo. Desde ese entonces, la industria israelí de diamantes ha continuado creciendo, convirtiendo a Israel en un líder mundial en la industria del diamante y la usura.

Un negocio cruel y vergonzoso

El diamante es una de las piedras más bellas y preciadas del mundo. Tanto, que su comercio ilegal mantiene en África conflictos, provoca la muerte y el desplazamiento de millones de personas y propicia incontables abusos. Los beneficios que produce este tráfico 'ensangrentado e ilegal' ascienden a miles de millones de dólares.

Así lo asegura en uno de sus últimos informes la organización Amnistía Internacional  (AI), que estima que sólo en Angola, República Democrática del Congo, Liberia y Sierra Leona han muerto más de tres millones y medio de personas a causa de los diamantes y los dividendos de su venta sirven a los caudillos militares y a los grupos rebeldes para comprar más armas. Incluso una pequeña cantidad de esta piedra preciosa puede causar estragos en un país, asegura la asociación.

A pesar de que en 2003 el denominado Proceso Kimberley trató de aplicar un sistema internacional de certificación de diamantes para evitar su comercio ilegítimo, éste es convertido en legal a través de países como Ghana.

Amnistía Internacional, desde su página web, hace un llamamiento a los Gobiernos y a la industria de los diamantes, a los que considera que pueden luchar contra esta realidad, para que garanticen que los diamantes en zonas de conflicto no llegan a los consumidores. Un negocio sangriento mantenido fundamentalmente por la famosa usura judía.