En
tiempos globalizados, siempre la soberanía. No para aislarse, sino
para respetar y ser respetado.
Gracias
a Dios hoy nadie discute que JUAN MANUEL DE ROSAS defendió la
soberanía en gravísimo peligro y puso el orden indispensable y así
evitó que el país siga disgregándose.
No
pudo con su sueño de REINTEGRAR AL PARAGUAY y A LA BANDA ORIENTAL
DEL URUGUAY ( y también a Tarija y seguramente Potosí). Inglaterra
y Brasil – dividir para reinar – y sus acérrimos enemigos que
fueron incapaces de seguir el modelo del gral. Paz (quien se
negó a participar en el plan brasileño de segregar a Corrientes y
Entre Ríos) y, en cambio, prefirieron la “libertad” que
favorecía a Inglaterra-Brasil al arreglo de nuestras querellas domésticas
sin recurrir a la intervención funesta de los extranjeros.
José
de San Martín estaba lúcido como toda su vida cuando reconoció en
Rosas a ese adalid soberano. Nosotros, sin fanatismo y con mucha
templanza civilizada, hoy 20 de noviembre recordamos a Mansilla, sus
valientes y a Rosas. Ellos nos legaron ejemplaridad. ¡Bien que la
necesitamos!
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