Los
imperios usan la droga como un arma de dependencia y control social.
Lo hizo Inglaterra en China durante décadas, lo hizo Estados Unidos
contra su propio pueblo antes, durante y después de Vietnam, cuando
primero liberó el consumo de heroína incitando a la lucha y más tarde
democratizó la marihuana cuando los reclamos de los familiares de los
soldados reclamaban la finalización de aquella locura y había que
aplacar los ánimos.
El sistema sabe que la juventud no puede volver a enamorarse de la
necesidad de la revolución, por eso impone el consumo masivo de las
sustancias psicoactivas para destruir químicamente a las nuevas
generaciones.
Lo dijeron los internos del penal santafesino de Coronda en una reciente
carta enviada a las chicas y chicos de la calle de las principales
ciudades: 'Acá te preparan para regresar, igual que en los institutos
de menores. Ese es uno de sus grandes negocios. Y 'Iza -Ojo-' no se
dejen atrapar por otro, que es uno de sus peores enemigos, porque no te
deja pensar y en muchos casos te mata. 'La Droga', díganle… NO… Si
alguien les dice vamos a curtir un faso no le pasen cabida, y menos al
Paco, eso te hace morir en poquito tiempo, y es parecido a las
pastillas, porque después del mambo te despertás en una taquería sin
saber qué carajo hiciste y acusado de un montón de cosas. Acá está
lleno de pibes que curtieron esa onda, y ahora no pueden salir, y cuando
lo hagan si siguen en la misma seguro que volverán. Rescátense… una
de las mejores formas de hacerlo es estudiando y trabajando. Esos son
derechos que les corresponden y no los tienen que mendigar, los tienen
que exigir', decía un fragmento de esa lúcida nota enviada desde los
abismos de la mayor cárcel del segundo estado argentino donde la mayoría
está detenida por delitos vinculados al narcotráfico.
De allí que el sistema quiera que el consumo vaya educando a las pibas
y pibes desde muy chiquitos.
Entonces no es casualidad el dato que suministró Marcelo González,
subsecretario de Prevención de Adicciones de Catamarca, cuando señaló
que el '45 por ciento de chicos entre quince y veintidós años tiene
algún tipo de adicción, mientras que niños de siete a nueve años
inician sus hábitos mediante inhalantes o pegamentos'.
Fue durante la realización del llamado Foro provincial catamarqueño
organizado por la Secretaría de Desarrollo Social y del que
participaron municipios y representantes de diversas organizaciones
sociales.
'Tenemos tristes experiencias en la ciudad, especialmente en las
escuelas del sur de la provincia, donde algunos focos indican la ingesta
de este tipo de drogas (como el tolueno o los pegamentos) legales por
chicos de 7 a 9 años. Es alarmante que los inicios se den a tan
temprana edad, y el desconocimiento de las consecuencias graves que
tiene esto', dijo González.
Así trabaja el sistema.
Con su necesidad de continuar manteniendo la mayor tasa de ganancia
posible a favor de unos pocos, educa a las mayorías y, especialmente, a
los más pibes a ser consumidores consumidos, a obedecer o, en todo
caso, a convertirse en delincuentes que terminen presos en lugar de ser
militantes del cambio y la transformación, tal como lo advierten los
que ya están detenidos en uno de los más tristemente célebres penales
de la Argentina, como es Coronda.