En su
gira por Europa, el Presidente Bush declara que la alianza entre
EEUU y Europa es inamovible, que las divisiones son "cosa del
pasado" y que es fundamental una nueva era de actividad en el
área de la seguridad. El lenguaje y el tono de la Administración
Bush ha cambiado verdaderamente: No hay más insultos gratuitos
sobre la "Vieja Europa", no hay más amenazas públicas y
declaraciones de acciones militares unilaterales. Sólo los
neo–conservadores sionistas, como Kagan, Kristol y Frum, aunque no
están en el gobierno, continúan protestando ruidosamente en contra
de las negociaciones que Europa mantiene con Irán y declaran el
"final de la cuestión Tras–Atlántica" (Financial
Times, 21 de enero de 2005). The New York Times y los columnistas más
importantes, así como los comentaristas de noticias de televisión
hablan de un "nuevo giro hacia la diplomacia y hacia una política
de reconciliación, de resurgimiento de la diplomacia en lugar del
militarismo, del multilateralismo en lugar del unilateralismo".
Aún
cuando sea verdad que el tono ha cambiado, la sustancia, las políticas
militaristas de guerra de la Administración Bush siguen siendo las
mismas o incluso se han endurecido.
En
primer lugar, y fundamentalmente, eso es algo que resulta evidente
si se examinan los nuevos nombramientos para puestos clave en la
Administración y los altos funcionarios que se mantienen en el
cargo.
Condoleeza
Rice, una dura defensora de la guerra en Oriente Medio y de las
operaciones mediante Fuerzas Especiales, fue ascendida a Secretaria
de Estado, quedando a cargo de la política exterior de EEUU y de
titular del Departamento de Estado.
Rumsfeld,
Wolfowitz y Feith continúan siendo el número, uno, dos y tres del
Pentágono. Son los arquitectos de las guerras en Afganistán e Iraq
y los más firmes partidarios y planificadores de futuras guerras
contra Irán y Siria. Además, según el periodista estadounidense
Seymour Hersh, quien tiene amplios lazos con los altos funcionarios
de Washington, "los civiles del Departamento de Defensa,
dirigidos por Douglas Feith, han estado trabajando con los asesores
y planificadores israelíes para desarrollar y refinar la potencia
de las armas químicas y nucleares, así como para fijar qué
objetivos deben alcanzar los misiles en Irán" (New Yorker,
24–31 de enero de 2005).
Elliot
Abrams, al igual que Feith y Wolfowitz, incondicionales e
incuestionables defensores de Israel, ha sido ascendido a Vice–Consejero
de Seguridad Nacional y continúa como consejero de rango superior
para Oriente Medio.
Los
nuevos nombramientos para los altos puestos de poder en el ahora
ampliado y de mayor alcance aparato de inteligencia incluyen a John
Negroponte, que encabeza la Agencia Nacional de Inteligencia.
Negroponte fue el organizador de los escuadrones de la muerte en
Honduras y de los ejércitos mercenarios del terror, "la
Contra", en Nicaragua. Durante su mandato como Embajador en el
Iraq Ocupado, fue en gran parte el encargado de supervisar la
carnicería desatada contra miles de iraquíes en Faluya, así como
la organización de cámaras de tortura y asesinato. Tiene estrechos
lazos con Abrams desde los años ochenta, cuando aquél defendía
las masacres de cientos de miles de guatemaltecos.
El
nuevo director de la Seguridad Interior es Michael Chertoff, fanático
sionista (no menos que Abrams o Feith), que fue responsable de los
arrestos arbitrarios de cientos o de miles de inocentes inmigrantes
musulmanes árabes y del Sur de Asia – por la única razón de su
país de origen o religión. Fueron retenidos durante meses como
"sospechosos de terrorismo", negándoles las leyes del
habeas corpus y todos los derechos constitucionales. Chertoff es el
autor de la infame Acta Patriótica, que "legaliza" las prácticas
totalitarias que Chertoff aplicó a los inmigrantes y que ahora
pueden aplicarse contra todos los estadounidenses.
Marc
Grossman conserva su antiguo puesto de Subsecretario de Estado para
Asuntos de América Latina. Estaba, y sigue estándolo hoy, a la
vanguardia de la violenta oposición de EEUU contra el Presidente
Chavez de Venezuela.
Alberto
Gonzales, que despreció el Derecho Internacional, que aprobó el
terrorismo y la tortura a los prisioneros iraquíes, que niega la
validez e importancia de las Convenciones de Ginebra, ha sido
ascendido a Fiscal General, concediéndole poderes para detener y
procesar arbitrariamente a cualquiera que considere que 'amenaza' a
la 'seguridad nacional'.
Estos
nombramientos y ascensos han encontrado muy poca, o ninguna,
disconformidad y protesta en el Partido Demócrata. La mayor parte
de los comentarios críticos se han centrado más en su "competencia
profesional" que en su conducta homicida y criminal.
Progresistas y críticos han argumentado que estos nuevos dirigentes
no tienen el "nivel ético" para administrar la política
exterior de EEUU y que el Presidente Bush ha cometido con ello
errores tremendos. Esas críticas no se enfrentan con el fondo político
implícito en los nombramientos. Esas designaciones y ascensos son
la elección precisa y perfecta para una política de guerra
continuada en Iraq, de guerras secuenciales que afectarán a Irán y
Siria, de mayor represión y control interior frente al creciente
descontento por los costes que suponen tantas guerras múltiples y
de apoyo incuestionable para consolidar al criminal llamado Ariel
Sharon,
incrementando tanto el control judío sobre la ocupada Cisjordania
como su poder en Oriente Medio.
En
claro contraste con las frívolas informaciones de los medios de
comunicación sobre las "propuestas" de Bush a Europa,
Bush y los nuevos nombramientos han intensificado su poder sobre el
aparato secreto político y militar, tienen ahora mayor poder para
poder destinar presupuestos monstruosos a nuevas guerras. Todos los
indicios fácticos demuestran que la "ofensiva de encanto
desplegada" por la Administración Bush no es más que una
careta deliberada y provocadora para dividir y conquistar a los
dirigentes europeos a fin de que respalden nuevas y viejas guerras.
Con
Iraq, EEUU no se ha acercado a Europa – han aumentado sus
necesidades de fondos para sus guerras y para sus tropas y le pide a
Europa que proporcione dinero y oficiales de entrenamiento para
preparar el ejército colonial iraquí que quieren crear para
proteger la ocupación estadounidense. EEUU habla de política
multilateral con sus socios europeos, pero rechaza unirse a las
negociaciones diplomáticas de esos socios con Irán, mientras que
su sionista Departamento de Defensa planea, junto a Israel, llevar a
cabo bombardeos masivos unilaterales o bilaterales contra Irán.
Europa
mejoró relaciones con Venezuela; mientras que Goss, Grossman
y Rice aumentan las amenazas militares, se dedican a armar a
Colombia para que se constituya en agresor suplente y planean nuevos
intentos de desestabilización y conspiraciones de asesinato. Europa
propone incrementar su comercio e inversiones con China, incluidas
las exportaciones militares, mientras que Goss describe a China como
una amenaza militar para la supremacía de EEUU en Asia y defiende
la política de envolvimiento militar. Rice y Rumsfeld aseguran un
nuevo tratado de seguridad militar con Japon que apunta, de forma
clara, no sólo hacia Corea del Norte sino también hacia China,
como reconocen con franqueza los mismos chinos.
Como
es evidente, hay poca sustancia y ningún cambio entre los regímenes
viejo y nuevo de Bush. Si Europa se mueve 'más cercana' a la
Administración Bush, será porque los europeos se han batido en
retirada de sus políticas diplomáticas y se han adaptado al
militarismo estadounidense. Hasta aquí, aparte del lenguaje retórico
y diplomático, los dirigentes europeos han buscado sólo minimizar
sus diferencias reales con la Administración Bush pero sin
renunciar a ellas. Europa probablemente estará de acuerdo en
proporcionar alguna financiación (no mucha) y unos cuantos asesores
para entrenar a los oficiales iraquíes militares y policiales, pero
sólo una cifra simbólica, hasta el momento menos del 10% de la
cifra que se acordó hace un año. Al mismo tiempo, cuando los
clientes europeos de EEUU, como Ucrania, Polonia, Hungría y
Bulgaria están reduciendo sus pequeños contingentes militares en
Iraq, es muy poco probable que los poderes occidentales europeos
comprometan recursos, especialmente cuando hay tanto que ganar
dejando que los gastos de EEUU lo lleven a la bancarrota y a la
falta de competitividad por una guerra colonial imposible de ganar.
Asimismo, las agresiones de EEUU contra Venezuela, China y Rusia han
obligado a mayores esfuerzos en defensa militar, diversificación
del comercio y decisiones monetarias que debilitan el dólar
estadounidense y desestabilizan la arquitectura financiera de las
guerras imperialistas.
¿Por
qué EEUU ha tendido la mano a Europa si lo que intenta es seguir
con las mismas políticas militares unilaterales? ¿Por qué los
viajes diplomáticos a Europa y la adopción de un estilo
conciliador si el propósito es continuar jugando la carta de la
guerra en Oriente Medio y mantenerse de forma incondicional junto a
Sharon en el reasentamiento de los colonos de Gaza en la Cisjordania
palestina? Hay varias hipótesis:
1)
La "ofensiva diplomática" es una campaña de relaciones públicas
de cara al pueblo estadounidense y para asegurarse apoyos por parte
de aliados europeos vulnerables, como son el británico Tony Blair y
el italiano Silvio Berlusconi. Washington puede, en consecuencia,
proseguir con su agenda militar, declarando que "dieron una
oportunidad a la diplomacia" pero que los europeos no acertaron
a comprender que el "poder duro" (agresión militar) debe
ser el acompañante del "poder suave" (diplomacia). Ese es
claramente el caso en Oriente Medio, donde los poderosos ideólogos
y ejecutantes políticos sionistas, que han estado ausentes en los
viajes europeos, lo cual no es sorprendente, han "predicho"
ya que los europeos les fallarán a la hora de actuar (militarmente)
contra Irán y Siria cuando las negociaciones "fracasen" (en
lo que se refiere a los intereses militares de EEUU e Israel).
2)
La segunda hipótesis es que la prolongada guerra en Iraq y los
costes y déficits crecientes han obligado a EEUU a buscar, vía
gestos diplomáticos, la ayuda y asistencia financiera europea para
la creación del aparato estatal y ejército colonial iraquíes. Las
propuestas formuladas estaban dirigidas a tener a Europa como "socia"
para la construcción de un Estado neo–colonial en el que los
iraquíes paguen por la guerra y proporcionen los soldados, mientras
que EEUU conserva el control último.
3)
La tercera hipótesis es que los europeos están "desplazándose
hacia la derecha". En este sentido, Washington puede pensar que
con las elecciones coloniales celebradas en Iraq, el reasentamiento
de Sharon de Gaza a Cisjordania (denominado "retirada") y
la fingida "apertura" a la reconciliación con Europa,
quizá pueda convencer a ésta para que se una a la cruzada
ilimitada por la "democracia y la libertad".
Es
muy dudoso que Washington asegure algún acuerdo duradero con Europa
en alguna cuestión fundamental. La razón es sencilla, los
militaristas civiles que dirigen la política exterior de EEUU, los
nombrados recientemente y los ascendidos, están profundamente
enamorados de la ruta militar que lleva a ostentar el poder mundial.
Sus biografías y sus declaraciones y acciones inmediatas son prueba
convincente de que son incapaces de ninguna negociación franca,
compromisos o acuerdos diplomáticos. Los dirigentes europeos tendrán
que elegir entre proseguir su camino divergente de poder global a
través del comercio, la diplomacia y coerciones selectivas o
capitular ante un régimen dominado por extremistas militaristas
civiles llevados por un deseo irracional de enfrentarse militarmente
a China, de intervenir en Venezuela, de destruir a los adversarios
de Israel en Oriente Medio y de provocar a Rusia.
Está
muy claro que los organizadores de los escuadrones de la muerte, los
planificadores terroristas y los militaristas globales van mal
equipados para poder desarrollar una diplomacia tranquila. Les
sientan mucho mejor las diatribas histéricas sobre la democracia
mientras se dedican a guerras imperialistas que destruyen la carne y
la sangre de los pueblos.
Jesus
Ortiguera
|