El capitalismo no es la solución....es el problema !
Evidentemente había que hacer algo. ¿Sirvió la reunión del G-8 en Gleneagles para aliviar la pobreza mundial? Seguramente no. La cumbre del G-8 se celebró en Gleneagles (Escocia) en el mes de julio último como una cumbre real del capitalismo mundial. El grupo de ocho naciones: EEUU, Canadá, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia y Japón, son el corazón de las grandes multinacionales que dominan la producción y el comercio mundial, además de Rusia. Tony Blair quiso pasar a los libros de historia como algo más que un miserable criminal de guerra. Estaba ansioso por presentar la cumbre como la oportunidad de “tratar” los acuciantes problemas de la pobreza mundial, la enfermedad y el cambio climático. Las gobernantes del mundo en Gleneagles ya tienen otras instituciones permanentes para imponer su voluntad a los países más pobres y débiles: el FMI y el Banco Mundial. Los ricos prestan a los pobres y una de las principales cuestiones en la cumbre fue la deuda del tercer mundo. La deuda es una de las principales palancas para someter a los pobres. El pago de intereses representa una enorme y continua transferencia hacia las naciones ricas y una carga insoportable para los países subdesarrollados. Gordon Brown ha dicho que Zambia gasta más en servicio de la deuda que en Educación y Malawi envía un tercio de su presupuesto gubernamental directamente a los países ricos, dos veces más de lo que se gasta en sanidad para su propia población (la esperanza de vida en Malawi es de 39 años). La deuda de Congo-Brazzaville asciende a casi dos veces su ingreso nacional, mientras que en Santo Tomé y Príncipe la deuda es nueve veces su ingreso nacional. Los países ricos prestan directamente a los países pobres. Esto se llama préstamo bilateral. Después están los préstamos privados entre los bancos occidentales y los estados nacionales. Por último, el club de los países capitalistas desarrollados junto al FMI y el Banco Mundial prestan en lo que se llama ayuda multilateral. El FMI y el Banco Mundial son propiedad de sus accionistas, como cualquier otro banco, una mayoría de su accionariado está en los países capitalistas desarrollados. Como para las demás empresas capitalistas su objetivo es maximizar el valor de las acciones, eso significa garantizar que los prestadores recuperan su dinero, con intereses. Esto supone inmiscuirse en los asuntos de los países deudores, imponiendo condiciones sobre los préstamos y diciendo a los gobiernos qué deben hacer, ¡no es muy democrático! El FMI, en particular, tiene un proyecto estándar llamado Programa de Ajuste Estructural que impone a los países pobres, con puño de hierro si es necesario. El “sheriff financiero” llega y le dice al gobierno delincuente que se corte el abrigo siguiendo su patrón y que deje de gastar su presupuesto en sanidad y educación. Que debe dejar de imprimir dinero. Los ricos no quieren que el valor de sus préstamos se vea perjudicado por la inflación. Impone otras condiciones como si se tratase de un prestamista despiadado. Las revueltas normalmente comienzas como protestas pacíficas. La violencia llega cuando las elites locales envían tropas y policía antidisturbios para imponer la voluntad de los prestamistas a su propia población. El Movimiento Mundial para el Desarrollo reconoce que ha habido 270 revueltas en 34 países entre 1999 y 2004, con más de cien víctimas y miles de detenidos.
Una de las principales propuestas anteriores a la cumbre fue la cancelación
de los 55.000 millones de dólares de deuda contraída con el FMI y el
Banco Mundial por los 18 países más pobres, otros nueve podrán
disfrutar de esta medida si demuestran que se portan bien. Las propuestas
han sido presentadas como un paso de gigante para los pobres del mundo. ¿Por qué los países pobres están tan endeudados con las naciones ricas? Una de las principales razones es el colapso de los precios de las mercancías que ellos venden a los países capitalistas desarrollados. Tomemos el caso del café. Cinco gramos se venden en occidente a 2 libras, así que el kilo cuesta 400 libras. Nestlé es uno de los grandes procesadores que lo compran esa bolsa por sólo 70 libras. Sólo el 0,2 por ciento del precio de una taza de café tomada en Londres va a parar a los productores. Una razón del colapso de las materias primarias es la forma en que las multinacionales de la comida enfrentan entre sí a los países pobres. Vietnam no tiene historia como productor de café. Por todas partes beben té. Durante la última década se ha colocado como uno de los países productores de café más grandes del mundo, contribuyendo a la sobreproducción mundial y al colapso de los precios. Los precios del café han caído un 70 por ciento desde 1997. El comercio, lejos de ser un motor del crecimiento, ha servido para el empobrecimiento del “tercer mundo”. Pero esto no sólo es mala suerte, es política. La tercera institución en imponer normas y exigencias imperialistas en el mundo es la Organización Mundial del Comercio. La OMC impone el “libre comercio” a los países pobres. Los obliga a abrir sus mercados. Haití, por ejemplo, abrió sus puertas a las importaciones de grano estadounidenses. Como resultado, miles de campesinos perdieron su medio de vida en el país más pobre del hemisferio occidental. El grano que siembran procede de EEUU es exportado por una empresa que recibe enormes subvenciones procedentes del contribuyente norteamericano. En cuanto al “nivel de extensión” la OMC se supone que lo hace cumplir, mientras que los campesinos del tercer mundo son lanzados a los lobos, la agricultura en occidente recibe unas subvenciones de 1.000 millones de dólares diarios. Por ejemplo, en EEUU se conceden 4.000 millones de dólares a los 25.000 productores de algodón, es decir, 160.000 dólares a cada uno, mucho más que el valor de su cosecha. El resultado es que los campesinos pobres son incapaces de sobrevivir en el mercado mundial. Además, se tienen que enfrentar a las barreras arancelarias de 100.000 millones de dólares contra sus productos, más de dos veces la ayuda que consiguen de los países ricos. La Política Agrícola Comunitaria de Europa deja fuera la agricultura del tercer mundo además de subvencionar a los productores europeos. En cuanto a los términos del comercio mundial, son desfavorables a los países pobres, en la medida que el comercio mundial está preparado para actuar contra ellos, entonces el desahogo de la deuda no supondrá una salida a la trampa de la pobreza en la que se encuentran. ¿Dé dónde viene esa ayuda? Tony Blair quiere aumentar el nivel de ayuda a los pobres y necesitados que procede de los países capitalistas desarrollados. ¿Quién puede poner objeciones a esto? ¿Adónde va realmente esa ayuda? Ayuda en Acción ha anunciado recientemente que menos del 40 por ciento de la ayuda gubernamental exterior llega a donde se necesita. En Francia y EEUU 90 peniques por cada libra se gastan en el país de origen. Dos quintas partes van a pagar a ricos asesores en los países desarrollados. Un ejemplo, veamos el acuerdo por el Departamento Británico para el Desarrollo Internacional creado en Tanzania. Como parte de la “condicionalidad” del FMI; Tanzania tiene que privatizar su suministro de agua y entregarlo a una empresa británica llamada Biwater. El acuerdo en parte estaba subvencionado por la ayuda canalizada por el DPDI. ¿Sospechoso? 36 millones de libras de nuestro dinero fueron directamente a PriceWaterhouseCoopers, los contables, y puñado de enloquecidos thatcheristas llamados Adam Smith Institute para asesorar en materia de privatización. El gobierno tanzano ha tenido que echar a Biwaters por incompetencia. El lector podría preguntar: ¿por qué esa obsesión del DPDI de obligar a los países pobres a privatizar su suministro de agua? El 95 por ciento del agua potable está libremente en la naturaleza y 1.100 millones de personas todavía no tienen acceso al agua potable, necesaria para la vida. ¡Sólo hace falta darles el dinero y construir la infraestructura necesaria! La derecha también cuestiona la utilidad de la ayuda gubernamental. Su perspectiva es diferente. Ven que el problema principal es la corrupción, sobre todo en África. Como resultado ellos dicen que el dinero debe llegar directamente sin que lo toque ninguna de las partes. En esto hay cierta verdad. Un portavoz de la Royal African Society ha señalado que por cada 1.000 libras en préstamos que llegan se exporta en capital 1.450 libras. ¿Qué falla? El FMI impone la condición de la libre circulación de capitales a los países pobres como parte de sus Programas de Ajuste Estructural. Después de todo, África es un continente capitalista. Eso significa que la elite dominante es la que dispone. Nuestra clase dominante reconoce que son unos espíritus emparentados. Durante décadas occidente ha apoyado figuras voraces como el caníbal del emperador Bokassa en la República Central Africana y Mobutu en el Congo. El acuerdo es que ellos puedan saquear la ayuda proporcionado por el bien intencionado contribuyente occidental mientras los capitalistas occidentales pueden saquear los recursos naturales de sus países. En términos de activos naturales. África no es pobre. Probablemente sea el continente más rico del mundo. Pero para el imperialismo es rentable mantenerlo en la pobreza. La ayuda es patéticamente baja. Para que fuera útil en la lucha contra la pobreza tendría que desenredarse su uso como un soborno imperialista. Durante más de treinta años la promesa era dar el 0,7 por ciento del ingreso de los países desarrollados en ayuda se ha quedado en promesa. EEUU da 10.400 millones de libras, un ridículo 0,16 por ciento del ingreso nacional. En cambio no tiene problema en dedicar diez veces más ¾ 105.000 millones de dólares ¾ a invadir Iraq y robar su petróleo. Pero Bush y su pandilla no permitirán que aumente el nivel de ayuda de la deuda. En la medida que el imperialismo controla los países pobres nunca podrán salir de la pobreza. Para la cuestión de la deuda, para el comercio y la ayuda el G-8 no es la solución. Es el problema. Carlos Conde |