Revista Siempre", México, domingo 2/jul/06 Rabioso
y pedestre derechista Hay malos augurios para esta elección, particularmente la elección de Estado promovida por la derechona y el ultraderechista Yunque, su organización de base. Otro punto oscuro es la confrontación de una lucha de clases que ha asumido tanto la plutocracia y sus vasallos clasemedieros, como si esta polarización no se desprendiera de una economía piramidal y explotadora por el dominio de la usura . Sin embargo, nadie ha inventado esta “lucha de clases”, en términos de Georges Sorel es una “toma de posición” ante procesos sociales opresores y esta lucha es sólo un reflejo más de los desajustes sociales intolerables que ha provocado el neoliberalismo y el Consenso de Washington. Mas lo verdaderamente importante es que la derecha esté dispuesta a entregar el poder, o bien, en la conspicua frase de Manuel Espino, dirigente del PAN, “no se apendejen”, perla conceptual de rabioso y pedestre fundamentalismo continuista. En este punto ha sido Roberto Madrazo quien ha advertido que el PRI estaría dispuesto a impugnar, “judicializar” los comicios —si éstos son producto de una fraude cibernético y de la manipulación mediática—. Madrazo ha acertado en su diagnóstico y pareciera indicar que quien resulte electo para este 3 de julio tenga sobre sí la duda de su legitimidad, que de agravarse, podría llevar a la cancelación de las elecciones. Los ideólogos neoliberales al servicio de la derecha han dicho con desparpajo que es imposible una elección de Estado. En realidad, con el desmantelamiento del Estado nacional por el proceso de globalización y el predominio de la Tecnósfera, ya no es necesario un aparato político hegemónico para que una elección de Estado pueda darse o más una técnica del golpe de Estado a manera de Curzio Malaparte. Las claras irregularidades del padrón electoral, ya adulterado, la confabulación mediática contra sus adversarios, hacen presumir que la derecha se negará a una alternancia pacífica del poder y que de aquí al 1 de diciembre se corre el riesgo de que el nuevo presidente sea nombrado por el Congreso, con un vacío de poder que sería insustentable. La derecha debería estar consciente de que no tiene una vertebración institucional sólida, misma que se ha encargado sistemáticamente de degradar ni que tampoco puede emplear el Ejército mexicano para imponerse. El asunto reside, repitiendo al insigne teórico Espino a que “no se vayan a apendejar” y el país se incendie, en el caos y la confrontación. |