LA
MUERTE DE LOS EMPRESARIOS: LOS
NOMBRES QUE OCULTA LA JUSTICIA Y EL TERROR
K
por
Christian Sanz
En el día de ayer -2 de septiembre- le pregunté al juez Federico
Faggionato Márquez si llamaría a declarar a Ibar Esteban Pérez
Corradi, la persona que Sebastián Forza había denunciado en dos
oportunidades por amenazas y que la embajada de Estados Unidos ha
sindicado como el intermediario entre narcotraficantes y droguerías
vernáculas. Esto significa que Pérez Corradi es un eslabón
clave en la investigación por la muerte de los empresarios en
General Rodríguez.
Sin embargo, el magistrado aseguró que iba a ver cómo se iban
dando los acontecimientos antes de avanzar contra este,
demostrando que sólo se seguirá una línea de investigación: la
de los cárteles de la droga mexicanos, dejando de lado todo lo
vinculado a laboratorios medicinales -aún cuando se trata de la
otra cara de la misma moneda- y la relación política consecuente.
La mera aparición de Faggionato Márquez en esta trama fue un mal
presagio para muchos y así se hizo saber pertinentemente a través
de las virtuales páginas de este periódico. Se trata de un
magistrado fuertemente alineado con Balcarce 50 y condicionado por
la media docena de denuncias que penden sobre su cabeza en el
kirchnerista Consejo de la Magistratura. "Es el Norberto
Oyarbide de la provincia de Buenos Aires", me dijo un colega,
en referencia al fuerte alineamiento que este último posee con la
Casa Rosada.
Esto significa que Faggionato Márquez jamás profundizará su
investigación en los vínculos políticos de los asesinados, ni
en los verdaderos dueños de ciertas droguerías y laboratorios
medicinales, ni en los sospechosos aportes a la campaña a
Cristina Kirchner.
La trama y el revés
Como aseguró este periódico -en exclusiva- el
viernes 29 de agosto próximo pasado, agentes de la Policía
Federal detectaron varios cruces de llamados telefónicos entre el
ex funcionario kirchnerista Claudio Uberti y el asesinado Sebastián
Forza.
Inmediatamente,
apareció en la mira de la investigación el nombre de Manuel
Poggi, un funcionario de la localidad de General Rodríguez que,
se especula, será el nuevo "perejilazo" de la
investigación.
No sólo el contacto con Uberti es real, sino que Forza tenía un
fuerte vínculo con Victoria Bereziuk, la secretaria de este. El
dato fue oportunamente confirmado por Solange Bellone, viuda del
asesinado empresario.
Esta es la parte de la trama que teme el oficialismo que se haga pública
y es en ese contexto que debe entenderse la sorpresiva irrupción
de Faggionato Márquez.
Mal que le pese al kirchnerismo, una importante e independiente
revista de actualidad e investigación llevará a su portada los
detalles de este tema.
La otra punta que se intenta tapar en estas horas es la vinculada
a ciertos personajes -poderosos ellos- relacionados a lo más
granado de la política provincial. El ex senador Horacio Román
(1), el intendente de Merlo, Raúl Otacehe y hasta el propio Hugo
Moyano son algunos de los nombres que aparecen mencionados en boca
de los pocos "arrepentidos" del expediente.
No casualmente Moyano es quien más defiende en estos días la
gestión de Héctor Capaccioli al frente de la Superintendencia de
Servicios de Salud. Este último es quien ha manejado a su antojo
-siempre con la venia de Néstor Kirchner- los aportes en torno a
la campaña de Cristina Fernández en octubre de 2007.
A pesar de los dichos oficiales a este periódico, sobre que
Capaccioli sería eyectado de su cargo en breve, nadie se ha
animado a tocarlo aún.
¿Tendrá que ver con los secretos que guarda el funcionario
respecto del verdadero origen de los fondos de la campaña de la
ex primera dama?
Lo que no se dice
Insólitamente, las hipótesis más fuertes de
los investigadores del triple crimen de General Rodríguez van en
contra de los intereses del kirchnerismo y, a la sazón, del
sospechado juez Faggionato Márquez. Mientras el magistrado
asegura que todo es parte de un ajuste de cuenta de narcos
mexicanos, los especialistas están casi convencidos de que se
trató de mano de obra local.
"Los que mataron a estos pibes conocían la zona como la
palma de sus manos. Acá los narcos no tienen nada que ver (...)
¿Les convino acaso la repercusión negativa que tuvo todo esto y
que les cortó un negocio millonario? Acá está la policía de la
provincia de Buenos Aires, tal vez con la connivencia de alguien más",
aseguró uno de los investigadores a Tribuna de periodistas hace
pocas horas.
Otra hipótesis que crece con fuerza tiene que ver con el móvil
del crimen: a esta altura, se cree que Forza quiso acaparar un
mercado millonario, el de la efedrina, que perjudicaría a pesados
personajes del "submundo" de la mafia de las droguerías
y laboratorios medicinales. En ese marco se entenderían las
amenazas contra su persona por parte de Pérez Corradi, las cuales
quedaron refrendadas en la Justicia.
Para poder resolver el caso, hay que escarbar
en este último punto, donde los negociados con medicamentos se
mezclan con la importación de precursores químicos e importantes
droguerías que poseen jóvenes testaferros al frente de ellas.
En esa línea, Pérez Corradi sería la cabeza más visible,
seguido por un grupo de personas que aún no aparecen siquiera
mencionadas en la causa judicial. Uno de los que debería
investigarse es Marcelo Abasto, un joven sanjuanino titular de
droguería Multifarma que ostenta el mismo récord que el
de los asesinados: aportó dinero a la campaña presidencial y
posee docenas de cheques rechazados por un total de $1.361.872,22.
Otra vez la misma pregunta ¿Cómo se entiende que todos estos
empresarios, con negocios millonarios a través de organismos públicos
y privados, tengan sus cuentas en rojo? ¿Quién está detrás de
todos ellos?
Abasto está fuertemente vinculado con el procesado Luis Marcelo
Tarzia, otro de los "empresarios farmacéuticos" que están
en la mira de los investigadores -fundador de Pharma Trade
Group-, ya que se presume fuertemente que fue él quien
presentó a Forza a un grupo de narcotraficantes.
Ambos, dicho sea de paso, están relacionados al sospechado Pérez
Corradi.
Concluyendo
A medida que avanza la causa, aparecen más
elementos de prueba, los cuales son oportunamente manipulados de
acuerdo a los intereses que se mueven en las sombras.
Asombrosamente, los medios de información se mueven al compás de
esta manipulación.
Si realmente se quiere hacer justicia, debería investigarse la
"sociedad" integrada por las personas mencionadas
anteriormente, a las que debe agregarse los nombres de los
hermanos Marcelo y Diego Colosa, proveedores de la obra social del
Hospital Militar y que sugestivamente suelen viajar
permanentemente de Perú a Buenos Aires.
El nexo entre estos y los demás mencionados es un supuesto
abogado llamado Guillermo Martinero, quien no sólo cambiaba
cheques a los hermanos Colosa, sino también a Pérez Corradi,
Forza y los otros nombrados.
Todo es parte de un mismo rompecabezas que, de a poco, va
mostrando ser parte de una novela maldita.
(1)
El nexo entre todos los sospechados moronenses sería un hombre de
apellido Ormaza. Por caso, allí habría que buscar el vínculo
entre el policía José Luis Salerno y Román.