Amigo y Camarada:
Adjunta y
personalmente, te envío el último texto ético e ideológico de Pierre
Vial, Presidente de Terre et Peuple - Tierra y Pueblo, bajo el título
de "Por una estrategia identitaria en Europa", en su versión
original en francés y en su versión traducida al castellano. Tal texto
será hecho público en breve en la página electrónica de Terre et
Peuple. Se pretende que el mismo sea traducido y publicado en todas y
cada una de las lenguas de nuestra gran patria, Europa, desde el Cabo
Norte hasta Tarifa y desde Lisboa hasta Vladivostock.
Fielmente.
Enrique Bisbal-Rossell (Algemesí)
POR UNA ESTRATEGIA IDENTITARIA EN EUROPA por Pierre Vial La
definición de una estrategia tal exige que sean sistemáticamente dejadas
de lado las querellas personales, reacciones pasionales, amarguras,
rencores, espíritu de capilla, intereses diversos (financieros,
electorales, etc...). Solo debe intervenir la exigencia de claridad y de
honestidad, sobre el terreno ideológico, en virtud de los militantes a
los que nos dirigimos. EVIDENCIA
Europa
es víctima de una invasión de gran envergadura, por parte de poblaciones
venidas sobre todo desde África del Norte y del África negra. Esta
invasión tiene un objetivo evidente: La conquista y el dominio de Europa
por esas poblaciones. Este proceso está ya muy avanzado actualmente. Es
favorecido por los traidores y renegados que, por convicción ideológica
o interés (estar a bien con los futuros amos, que tendrán necesidad de
colaboracionistas a su servicio), hacen todo lo posible para preparar la
esclavización de los pueblos europeos e instalan en las estructuras de
poder (administraciones, ejército y policía, medios de comunicación) a
miembros de las “minorías visibles” (eufemismo con que se designa púdicamente
a los invasores). Seamos claros: Los invasores, que se equivocarían mucho
si se molestaran, juegan su juego, aprovechándose de la cobardía de las
autoridades políticas, económicas, culturales, religiosas que controlan
el poder en los países europeos. Son estas autoridades, que constituyen
el entramado del Sistema vigente, las prioritariamente culpables. Deberán
pagar algún día por sus crímenes, siendo el único crimen imperdonable
el crimen contra la sangre de los pueblos, crimen que se llama mestizaje.
No obstante, la lucha contra los invasores es evidentemente imperativa
puesto que no es cuestión de que nos dejemos robar nuestra tierra. REACCIONES
POPULISTAS
Contra
tal fenómeno, diversas son las reacciones de defensa y resistencia
europeas que se manifiestan un poco por todas partes, bajo la forma de
movimientos populistas que se expresan sea a través de manifestaciones de
rechazo, en ocasiones violentas, sea a través de los resultados
electorales, en Italia con la Lega Nord, en Suiza con la votación
contra los minaretes, en Francia con los resultados del Front National,
en Flandes con los del Vlaams Belang, en Gran Bretaña con los del B.N.P.,
en Austria con los del F.P.Ö., en los Países Bajos con el Partido
de la Libertad de Geert Wilders –en otros países europeos
con movimientos similares en Escandinavia, en Europa central, en Grecia,
en Cataluña–. Evidentemente
tal fenómeno es globalmente positivo, puesto que muestra que hay todavía
un instinto de defensa y de supervivencia en algunos europeos. Y todo
cuanto acontezca en tal sentido debe ser aprobado y apoyado. Pero al
respecto hay que hacer un análisis lúcido, desapasionado, exigiendo una
crítica positiva de las ambigüedades que pueden desembocar en callejones
sin salida, condenando a la reacción identitaria al fracaso. LA
DERIVA OPORTUNISTA
Con la ambición, totalmente
ilusoria, de hacerse aceptar en el seno del Sistema vigente, algunos
juegan al compromiso (es decir al empeño) con la ideología cosmopolita
que está en el poder. Tentación ilustrada por la célebre declaración
de Jean-Marie Le Pen en Argenteuil, afirmando que los inmigrantes
son «las ramas del árbol Francia». Declaración ésta que es la
consecuencia de la influencia de Marine Le Pen, que quiere, como
ella misma dice, “desdiabolizar” al F.N. con la mirada puesta
en del día en que, convertida en presidenta del F.N., podrá
negociar las ventajas de una adhesión al Sistema. Una perspectiva que se
perfila en el horizonte, habida cuenta de los disgustos de Sarkozy,
tal y como lo subraya el semanario Marianne
(de 27 de Marzo de 2010), en un artículo titulado “La cuestión
que mata... ¿Y si la U.M.P. estuviera condenada a aliarse con el F.N.?”.
El artículo relata las inquietudes de diversos diputados de la U.M.P.
tras el revés de su partido en las elecciones regionales. Pero precisa: «Un
interrogante les es común a todos ellos: ¿Y si la derecha estuviera, al
final, condenada a aliarse con el Front National, convertido en más
“frecuentable” bajo la dirección de Marine Le Pen? La hija del
presidente frentista soñaría, se oye por aquí o por allá, con una
“normalización” de su clan (…) Después de años de oposición
sistemática, después de haber sucedido a su padre, Marine Le Pen
podría querer probar las mieles de un partido en el gobierno, tentar su
suerte en el juego de la participación, aliarse con esa U.M.P.
maldita, pero que podría revelarse como interesante si el partido
sarkozysta abriese la puerta del “sistema” tan denostado». El
secretario de Estado para el comercio Hervé Novelli admite: «Marine
no es Jean-Marie, un después de Le Pen se perfila, el cual,
es evidente, no será portador de los mismos discursos». El F.N.
podría convertirse de golpe en “más aceptable”. Las mismas
campanadas por parte del diputado por Vaucluse Thierry Mariani: «Cada
vez hay más gente sobre el terreno que nos habla de alianzas». ¿Y
si a estos dos les hubiera encargado su amo empezar a preparar
tranquilamente el terreno? En todo caso, Marine ha
estado lanzando, desde hace ya mucho tiempo, muchas señales, que hay que
saber interpretar. Cuando era abogada, entre 1992 y 1998 defendió en
diversas ocasiones, ante la 23ª sala correccional del Tribunal Superior
de Justicia (T.G.I.) de París, a inmigrantes clandestinos. Fue ella la
que inspiró el cartel del F.N., para las elecciones
presidenciales, en el que se veía a una joven mujer magrebí al lado de Jean-Marie
Le Pen. Es ella la que ha multiplicado, durante estos últimos meses,
las declaraciones a favor de los parados inmigrantes «que son tan
franceses como los otros». Encontramos
una deriva oportunista como esa en las declaraciones de los dirigentes del
Bloc Identitaire durante su convención de Orange, donde se
aliaron con Bompard para intentar una operación electoral y en
donde aseguraron «renunciar al nacionalismo y al antisemitismo»
(lo que quiere decir, en buen francés, que practicaban nacionalismo y
antisemitismo, antes de renunciar a ellos...). Todo
ello corresponde al síndrome Fini. Éste, devorado por el
arrivismo carrerista, hundió al M.S.I. que le legó Giorgio
Almirante, creó la inodora Alleanza Nazionale antes de
adherirse puramente y simplemente al partido de Berlusconi. Ha
tenido su recompensa, puesto que es actualmente el presidente de la Cámara
de los diputados. Para estar bien a la altura de las circunstancias, nunca
le falta una ocasión en la que escupir sobre la Italia mussoliniana (¡De
la que incluso ciertos hombres de izquierda italianos reconocen que fue un
período positivo para su país!). El síndrome Fini se
inscribe en el marco de una operación de gran envergadura, a escala
europea, destinada a proporcionar a Israel el apoyo de gente de derecha y
de extrema-derecha. Esta operación es en realidad una temible trampa para
los identitarios. LA
TRAMPA
Se
trata de trasladar a Europa el enfrentamiento que opone en el Oriente Próximo
a Israel y los arabo-musulmanes. Puesto que en Israel se inquietan al ver
el crecimiento del poderío demográfico de los arabo-musulmanes, en el
Oriente Próximo pero también en Europa en la que las comunidades judías
saben que pueden ser sumergidas en el caso de una guerra étnica. Para
nosotros, europeos, la lucha contra los invasores arabo-africanos es
evidentemente indispensable y cuantos más refuerzos recibe tanto mejor
es. Pero precisando bien que la amenaza, si bien se cubre con un velo
religioso, el islam, que sirve de justificación («Alá lo quiere»),
tiene primero y ante todo un carácter étnico. En claro, si un magrebí o
un negro abandona el islam (el caso es poco frecuente), no deja de ser en
absoluto un magrebí o un negro, que por su presencia sobre el suelo
europeo amenaza a la identidad étnica europea. El problema está ahí y
hay que ser bien consciente de ello: Estamos empeñados en una guerra étnica. De
otro lado la lucha, justa y necesaria, contra el invasor africano y musulmán,
es utilizada por algunos para justificar la adhesión a una causa que no
es la nuestra: La lucha de Israel contra los arabo-musulmanes. Los
identitarios europeos corren el riesgo de caer en una trampa, constituida
por la incitación que les es hecha para implicarse en una guerra que no
les concierne en absoluto, la que opone a Israel y los pueblos
arabo-musulmanes. Israel y aquellos que le dan un apoyo incondicional
quieren de hecho transformar a los identitarios europeos en harqueños,
conscientes o inconscientes, al servicio de Israel. El argumento es simple
y eficaz: En nombre de la lucha contra los musulmanes, todos aquellos que
rechazan el crecimiento del poderío del islamismo deben unirse en un
frente común, reagrupando a las fuerzas identitarias europeas y los
partidarios de Israel. Acompañado, a modo de clave, de un chantaje clásico:
¿No queréis apoyar a Israel? Entonces, es que sois antisemitas (la
acusación que mata...). Esa ha sido la estrategia
ilustrada por el rol de peces piloto jugado por escritores como Del
Valle y Guillaume Faye (con su último libro, La
nouvelle question juive, Les Éditions du Lore, 2007). La
misma que se manifiesta actualmente a través de la acción de un tal Patrick
Brinkmann, hombre de negocios que hemos visto surgir recientemente en
los círculos de la extrema derecha en Europa cuando era hasta el momento
un total desconocido. Dispone de importantes medios financieros (ha
prometido una donación de 5 millones de euros al partido Pro Köln-Pro
NRW) que le sirven para seducir a cierta gente, de la que algunos no
son más que unos ingenuos pero de la que otros actúan con perfecto
conocimiento de causa. Muchos
miembros de lo que se conviene en llamar extrema-derecha europea sueñan
con un diploma de honorabilidad que, creen ellos, les permitiría entrar
en el juego político “normal”, es decir, para ser claro, en el
Sistema vigente, con las ventajas muy concretas que ello implica. Para
obtener tal diploma de honorabilidad, es necesario ser “realistas”, es
decir pagar alguna prenda. De
ahí las tomas de posición, en Italia, de un Fini, presidente de
la Asamblea, o de un Alemanno, alcalde de Roma, a favor de Israel;
en Alemania, de un Brinkmann, declarando querer organizar una
“peregrinación europea” a Israel; en los Países Bajos de un Geert
Wilders denunciando al islamismo, durante un viaje a los Estados
Unidos, y diciendo de Israel: «he vivido en ese país y lo he visitado
docenas de veces. Apoyo a Israel. Primero porque es el territorio judío
desde hace dos mil años de exilio hasta Auschwitz, segundo porque es una
democracia y tercero porque Israel es nuestra primera línea de defensa». En otros países europeos
encontramos tomas de posición totalmente similares. Es el caso, en
Francia de una Marine Le Pen, miembro en el Parlamento europeo,
desde 2005, del grupo de estudios de las relaciones con Israel y que
deseaba, pero en vano, hacer un viaje a Israel. Insistamos
un poco sobre el caso Brinkmann puesto que es particularmente
revelador. Se presenta como el líder de un movimiento llamado Bürgerbewegung
pro Deutschland. En sus textos (escritos de hecho por su “negro”,
un tal Andreas Molau) afirma la necesidad de una “entente”
entre Europa e Israel para la supervivencia de ambas. Y declara: «La
cultura judía está para mí inextricablemente entrelazada con la
cristiana. Quien es antisemita es pues contrario a su propia cultura».
De paso, explica que en los años treinta su abuela vivió un gran amor
con un judío, habiendo nacido una hija en 1937 de esa relación. Durante
una entrevista con la agencia PI, en Enero de 2010, se le pregunta
a Brinkmann sobre cuál es su relación con el judaísmo. Él
responde: «He
visitado Israel. Estuve en el Yad
Vashem, pero no como un turista, puesto que fui allí a llorar (...) Creo
que el judaísmo va a la par con la cultura europea». Durante
el congreso del movimiento Pro Köln-Pro NRW, celebrado en
Leverkusen el 19 de Febrero de 2010, Brinkmann declaró: «Consideramos
al judaísmo como parte integrante de la Cultura occidental. Quien sea
antisemita no puede ser un verdadero patriota (...) Me siento ahora muy
orgulloso por participar en Alemania en la construcción de un partido de
derecha moderno y serio más allá de todo extremismo y antisemitismo». Sabido
es que en Alemania, desde 1945, tan pronto como un movimiento identitario
se perfila el Sistema blande de inmediato el espantapájaros
nacionalsocialista. ¿Chantaje imbécil? Cierto. Pero es necesaria una
gran fuerza anímica para resistirle. Incluso a pesar de que todos los
estudios de opinión muestran que el antisemitismo va dejando cada vez más
de estar presente en Europa (salvo entre los arabo-musulmanes, por razones
ligadas al conflicto del Oriente Próximo...). CONCLUSIONES
Nuestro
rol, para nosotros, revolucionarios identitarios, es constituir un bastión
ideológico inquebrantable, que sea, más allá de las vicisitudes
coyunturales, el punto de anclaje, de referencia de los auténticos
militantes identitarios, sinceros, desinteresados, determinados a seguir
un camino de fidelidad. Militantes lúcidos y que hayan remachado a sus
cuerpos una fe sin fisura alguna en nuestra lucha y en nuestra misión
histórica. Obramos para el futuro. He
aquí nuestros principios de acción: 1)
Los
europeos no deben dejarse arrastrar hacia un enfrentamiento entre Israel y
los arabo-musulmanes que no les concierne en absoluto. No es nuestra
guerra, Dejemos a los hijos de Abraham despedazarse entre ellos. 2)
Los
éxitos electorales de las fuerzas identitarias en Europa son algo que está
muy bien y hay que hacer todo lo posible para acrecentarlos pero no nos
hagamos ilusiones: Será necesario todavía algún tiempo para que
tengamos la capacidad de destruir al Sistema vigente. 3)
Ello
no impide que tal objetivo debe ser nuestra brújula. Luchamos para que un
día triunfe la revolución identitaria. 4)
Para
ello, es necesario mantener firmemente, pase lo que pase, la fidelidad a
nuestros principios, a nuestras convicciones, a nuestra fe solar. Esta
fidelidad es nuestra única riqueza. Preservémosla como a un tesoro. 5)
Ello
pasa por la afirmación serena, sin compromiso y sin temor, de nuestra
concepción del mundo: -
El mestizaje es una amenaza mortal para los pueblos europeos. -
Rechazamos y combatimos al capitalismo liberal, es decir el reino del
dinero-rey y la explotación de los trabajadores. -
Afirmamos la necesidad de la justicia social, del solidarismo identitario,
en el marco de una economía orgánica. -
Afirmamos la necesaria preeminencia de la soberanía política sobre las
fuerzas económicas, cuya libertad debe ser enmarcada y arbitrada por el
poder político. -
Afirmamos la necesidad de una Europa imperial, bloque de poder que permita
frustrar la hegemonía americano-sionista. -
Afirmamos la necesidad de un mundo multipolar, en el seno del cual Europa
podrá defender sus justos intereses, incluyendo el establecimiento de
acuerdos con tal o cual bloque geopolítico, como la China o la India. -
La solidaridad entre la Europa del Oeste y Rusia debe ser total. -
En
virtud de las realidades etnopolíticas, que afirman su fuerza por todas
partes en el mundo, afirmamos la preeminencia de la LEY DE LA SANGRE. La
identidad es primero y ante todo étnica. Esta realidad se afirmará cada
vez con más fuerza. La revolución del Siglo XXI será identitaria. El
movimiento TERRE et PEUPLE se compromete a colaborar estrechamente
con todos los camaradas europeos que manifiesten su acuerdo con este
texto.
Pierre
VIAL, a 5 de Abril de 2010, en algún lugar de la tierra de Europa.
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