Fuerza
Patriótica es un pequeño partido municipal que adhiere
expresamente a todos los postulados y objetivos del
nacionalismo argentino. En reiteradas oportunidades su
conducción proclamó la necesidad de nacionalizar el
Estado –al servicio del Poder Mundial desde la derrota
de Caseros-, romper con la Usura Internacional, e
instaurar una Republica Orgánica.
Sin
embargo, y a pesar de ello, de tanto en tanto sus
militantes se tropiezan con personas que critican la
metodología del partido político y se niegan a acompañar
ese accionar argumentando estar en contra del Sistema.
Que
no quieran integrarse a un partido nacionalista y
prefieran realizar otra actividad para la cual tienen
mayor vocación es totalmente entendible; pero que insinúen
que Fuerza Patriótica convalida al Sistema es un sayo
que a estos hombres no les cabe.
Un
partido político no implica necesariamente el
reconocimiento del Sistema o Régimen de dominación
imperante, e inclusive puede ser una herramienta más
para hacer la revolución que acabe con él. En ese
sentido poco importa si ese cambio se hace desde dentro
mismo del propio Sistema.
Por
otro lado, el absoluto rechazo a constituir un partido
político manifiesta en muchos casos un rechazo implícito,
o al menos un desagrado visceral, por la política
practica y concreta.
Esa
actitud es una de las razones por las que el
nacionalismo hasta el momento no pudo convertirse en una
fuerza política gravitante en el país, y terminó por
cederles todos los espacios a los enemigos de la Patria.
No
hay dudas que hogaño la casi totalidad de los partidos
sirven al Poder Mundial y a la subversión
anticristiana; sin embargo no lo hacen por el solo hecho
de ser partidos políticos, pues su carácter
instrumental no los hace ser buenos o malos en si; sino
por que están consubstanciados con la filosofía y la
ideología del Sistema.
Y
eh aquí la distinción fundamental. Justamente lo que
hace de Fuerza Patriótica un partido anti-sistema es
que tiene un discurso filosófico e ideológico antagónico
al mismo. Es decir, encara la labor política con un
enfoque antropológico y axiológico distinto al resto
de los partidos; por ende su concepción de la sociedad,
del estado, de la economía, de la justicia, etc. es
diametralmente opuesta a la del Sistema.
Tener
en cuenta esto es muy importante a la hora de determinar
si un partido es nacionalista o no lo es.
Los
nacionalistas que pretendan hacer política no pueden
tener solo un discurso político-práctico, es decir
sobre cuestiones coyunturales, como hacen los partidos
del Sistema; deben además sostener en forma expresa un
discurso filosófico e ideológico anclado en la sana
doctrina y opuesto a los proyectos iluministas pergeñados
por Poder Mundial.
Indudablemente
que a un partido le incumbe mas que nada la elaboración
de un programa político-practico, y si pone demasiado
énfasis en lo filosófico e ideológico su discurso
puede tornarse demasiado abstracto y difícil de
comprender para el hombre común. Sin embargo, como al
nacionalismo le interesa primordialmente cambiar el
Sistema o Régimen de dominación, un partido
nacionalista no puede soslayar estos aspectos pues
inmediatamente dejaría de serlo y pasaría a ser un
partido más del Régimen.
En
este marco lo mas conveniente seria la conformación de
un Movimiento, de carácter político y no meramente
cultural, que difunda los principios doctrinales, defina
una estrategia destinada a construir un poder nacional,
y nuclee a los diversos instrumentos políticos –entre
estos aquellos de carácter electoral- a los que les
corresponde específicamente la elaboración de las
propuestas practicas y concretas derivadas de los
principios.
Fuerza
Patriótica es conciente de las tremendas dificultades
que entraña la lucha dentro del Sistema; pero también
tiene en claro que es necesario pasar de un nacionalismo
meramente doctrinario a un nacionalismo político, y de
que no existe dogma alguno que vede la posibilidad de
conformar un partido político; ello atento a que
estamos en un terreno meramente prudencial.
Y
quede en claro que no estamos afirmando aquí que la única
opción sea la de conformar un partido político -muchos
buenos camarada cumplen una labor inestimable desde la
soledad o en otro tipo de organizaciones-, lo que
queremos señalar es que no se puede, en nombre de la
pureza doctrinal y la incontaminación, rechazar la
posibilidad de tener un partido político leal a la
Patria que sirva para conformar esa masa critica y
ejemplar de ciudadanos que marquen el camino del
resurgimiento de la nación argentina.
Por
ello, si realmente queremos que el nacionalismo este
presente en la arena política del país no podemos
descartar la posibilidad de contar con una herramienta
política que nos permita difundir nuestras propuestas
de orden práctico, conquistar las voluntades, e influir
en el rumbo de los acontecimientos; sobretodo cuando esa
es la única forma legal admitida para llegar al poder,
y en los hechos esta metodología al menos sirve para
evitar el desaliento, la dispersión, y la inacción.
De
lo contrario, es decir de persistir con los
procedimientos anacrónicos, dogmáticos y sectarios que
han llevado al nacionalismo al borde de la extinción,
los argentinos habremos perdido definitivamente la
oportunidad de volver a ser una Nación.