La falsificación de la
historia como INSTRUMENTO de dominio
Escribe
Adrian Salbuchi
Quien controla el pasado
controla el presente; quien controla el presente, controla el futuro George Orwell 1984 |
*
La historia no es simple pasado. Es la
forma que suelen adoptar
las angustias y las luchas
del presente. Es por eso que ante una misma historia existen y deben
existir distintas interpretaciones historiográficas… La tarea del
pensador es analizar las conexiones de los procesos históricos y sociales.
Debe preservarse de las críticas de
los
que quieren confrontar el mal absoluto en nombre del bien absoluto.
Norberto R. Ceresole - La falsificación de la realidad |
*
La
única verdad es la realidad
Juan D. Perón |
Para un pueblo, conocer su
pasado - su historia - es tan importante como lo es para un individuo
conocer quién es, de dónde viene y cuáles son sus raíces. Las personas que
sufren de amnesia quedan inermes ante la voluntad ajena y corren el riesgo
de que cualquier pillo los embauque haciéndose pasar por su amigo, o hermano,
o familiar para así aprovecharse de él.
Lo que les ocurre a estos
individuos puede ocurrirle también a los pueblos si olvidan, confunden o
desconocen el pasado; con las tecnologías modernas, incluso puede ocurrirle
al mundo entero.
Hoy, poderosísimos grupos
compactos disponen de los medios para literalmente controlar nuestra visión
del pasado - la Historia y del presente, descarrilando así la Realidad que
es reemplazada por una suerte de realidad virtual, alineada con sus propios
y a menudo inconfesables objetivos e intereses.
LA INDUSTRIA DEL HOLOCAUSTO
Bajo este insinuante título el
historiador norteamericano Norman Finkelstein, profesor de teoría política en
la City University of New York, Hunter College, publicó en el año 2000 un
libro muy polémico: The Holocaust Industry: Reflections on the Exploitation
of Jewish Suffering([1]),
en el que critica los poderosos motivos financieros y geopolíticos de quienes
hoy promueven en forma exagerada el así-llamado Holocausto con el fin de,
entre otras cosas, extraer gigantescas sumas de dinero para el Estado de
Israel a un conjunto de víctimas pudientes: bancos suizos, los gobiernos
estadounidense y alemán, grandes empresas alemanas y otras víctimas actuales y
futuras.
Finkelstein define a Israel como
un Estado terrorista, invasor y altamente peligroso no solo para la paz en
Medio Oriente sino de todo el mundo, particularmente si se considera su enorme
capacidad nuclear gracias a las Armas de Destrucción Masiva atómicas que desde
hace décadas le cediera sumisa y obedientemente Estados Unidos de Norte
América.
Norman Finkelstein se inserta en la corriente
de pensamiento de su amigo y mentor Noam Chomsky, ambos prestigiosos
intelectuales judíos anti-sionistas, que se han ganado las iras de la
poderosísima maquinaria del sionismo internacional, al calificar a sus
principales organizaciones y operadores como "gangsters" y "delincuentes"; al
celebrado propagador del Holocausto, Elie Wiesel ([2])
como su payaso residente; y a las exigencias sionistas a Alemania para que les
pague gigantescas reparaciones monetarias, como un desfachatado chantaje.
Lo interesante del caso es que
Finkelstein se inserta dentro de un creciente conjunto de historiadores,
periodistas, intelectuales y sectores de opinión a nivel mundial que no
aceptan mansamente el Dogma del Holocausto, emanado desde los centros de poder
esencialmente privado del Nuevo Orden Mundial ubicados en Nueva York, Londres,
París y Jerusalén, entre otras ciudades. Se trata de un amplio sector de
personas intelectualmente independientes que consideran que esta auténtica
Industria del Holocausto como bien la define Finkelstein, es utilizada no solo
para el robo de dineros públicos y privados en todo el mundo, sino también
para justificar el genocidio que hoy perpetra el Estado de Israel contra el
cautivo pueblo palestino y otras futuras agresiones en distintas partes del
mundo que ya empiezan a avizorarse.
TERRORISMO INTELECTUAL
En el actual y tan liberal
"mundo desarrollado" existe, sin embargo, un auténtico terrorismo intelectual
que prohíbe en algunos países bajo pena de cárcel - que se investigue y se
propague cualquier opinión o investigación que siquiera cuestione la veracidad
de este Dogma del Holocausto. Así, se ha perseguido e incluso encarcelado a
historiadores como el francés Robert Fuarisson, a centros de investigaciones
como el Instituto de Revisionismo Histórico de California, al investigador
alemán Ernst Zündel y, más recientemente, el prestigioso historiador inglés
David Irving quien fuera arrestado en Austria bajo un viejo cargo que data del
año 1989 cuando osó dar una conferencia en la que cuestionó la historia
oficial de los 6 millones de judíos muertos en los campos de concentración
alemanes durante la segunda guerra mundial, aseverando como mantienen muchos
investigadores que más allá de la persecución de los judíos en la Alemania
nacionalsocialista, no existe sustente serio y verificable a esa tremenda
cifra de los 6 millones. ([3])
Esta cifra casi emblemática y
cabalística de 6 millones hoy se acepta como buena, no porque se halle avalada
por investigaciones históricas serias y sólidas, sino porque se la ha
repetido, dramatizado y taladrado en el imaginario colectivo gracias a los
cientos de miles de millones de dólares invertidos a lo largo de sesenta años
de propaganda en películas, documentales propagandísticas, libros, novelas,
entrevistas, actos, monumentos, recordatorios, memorias activas, y muchas
otras acciones psicológicas colectivas tendientes a imponer el Holocausto de
los 6 millones como una realidad, a pesar de carecer tal cifra de un riguroso
sustento fáctico.
Uno de los tantos instrumentos de guerra
psicológica utilizados en este proceso es la neoyorquina Anti-Difamation
League (ADL
www.adl.org),
una de las organizaciones de choque encargada de ejercer presión de todo tipo
contra quienes cuestionen el Mito del Holocausto en cualquier parte del mundo.
Utilizando una metodología agresiva, copiosamente financiada y con amplia
cobertura entre los multimedios monopólicos mundiales, la ADL ejerce una
suerte de terrorismo intelectual tendiente a acallar toda crítica hacia el
sionismo, sus objetivos mundiales y sus operadores, esgrimiendo a menudo con
tono rayano en la histeria la acusación de ¡antisemitismo! contra quienes
pretendan promover un estudio serio de estos temas fundamentales, o cuestionen
las políticas israelíes, equiparando erróneamente antisemitismo con
antisionismo ([4])
Señalemos que la ADL opera estrechamente con la muy influyente y exclusiva
logia masónica judía B´Nai B´Rith.
SIN PELOS EN LA LENGUA…
Es dentro de este marco que
creemos conveniente interpretar las agudas declaraciones del presidente de
Irán, Mahmoud Ahmadinejad, realizadas hace pocos días en La Meca, Arabia
Saudita, cuando expresó dudas sobre la veracidad de la historia oficial en
torno al Holocausto judío y sugirió que Israel debiera ser trasladada a
Europa.
Ello, naturalmente, generó el inmediato rechazo
de las muy poderosas organizaciones sionistas mundiales y de los gobiernos y
multimedios bajo su control, notablemente los de Estados Unidos, el Reino
Unido, Alemania, Austria y, desde luego, de la propia Israel.
Sin embargo, y a pesar de la mala prensa que hoy tiene Irán y su gobierno
entre los medios occidentales, la lógica de Ahmadinejad es históricamente
impecable. Entre otras cosas, manifestó el jefe de Estado iraní que "algunos
países insisten en decir que Hitler mató a millones de inocentes judíos en una
caldera y ellos insisten a tal punto en esto que si cualquiera dice algo
contrario a lo que ellos condenan, es enviado a prisión" (por ejemplo, el
historiador David Irving hoy encarcelado en Austria). "Aunque no aceptamos
esta afirmación (la del Holocausto), si suponemos que es verdad nuestra
pregunta para los europeos es: "¿Es la matanza de personas judías inocentes
llevada a cabo por Hitler la razón para que respalden a los ocupantes de
Jerusalén?" "Ahora que admiten que los judíos fueron oprimidos, ¿por qué
deben pagar el precio los musulmanes palestinos? Dado que ustedes (por los
europeos) fueron los que los persiguieron, ofrézcanles ustedes un pedazo de
tierra al régimen sionista para que pueda establecer allí el gobierno que más
desea. Nosotros lo apoyaremos", indico Ahmadinejad. "Que Alemania y
Austria den dos o tres de sus provincias al régimen sionista y el problema
estará resuelto desde sus raíces".[5]
Innegablemente, Ahmadinejad está
poniendo el dedo en la llaga, lo que pudo verificarse en la seguidilla de
reacciones casi histéricas de las democracias occidentales, comenzando por las
de la flamante canciller germana Angela Merkel, quien consideró "totalmente
inaceptables" esas declaraciones iraníes recordando que "con nuestra
responsabilidad histórica en mente, solo puedo decir que las rechazamos en los
términos más duros".
Ahora, bien, nosotros
preguntamos: ¿Por qué ese rechazo germano? Si la actual Alemania está tan
convencida de la veracidad del Holocausto de los 6 millones, y si su gobierno
rechaza lo que muchísimas personas dentro y fuera de aquella otrora gran
Nación hoy creemos en el sentido de que se trata de una tergiversación
histórica, entonces que Alemania y Austria (oficialmente, los perpetradores
del Holocausto) le cedan en compensación a los sionistas alguno de sus bellos
Länder como Silesia, o Westfalia, o Brandenburgo, o, incluso ¿porqué
no? la histórica Baviera...
Haberles tirado este fardo a los
palestinos, robándoles su Nación podrá ser muy cómodo para los aburguesados y
decadentes alemanes y austriacos de hoy, pero el costo para los palestinos ha
sido uno de genocidio, sangre, tortura, vejaciones, miseria y humillación. ¿Porqué
deben los palestinos pagar las culpas de alemanes y austriacos? Máxime cuando
la intrusión de Israel en el mundo musulmán ha sido causa de casi sesenta años
de guerras, invasiones, y crímenes contra prácticamente todos los pueblos
islámicos por parte de las fuerzas militares de Israel, Estados Unidos y Gran
Bretaña.
Ursula Plassnik, ministra de
relaciones exteriores de Austria por su parte dijo que "no se pueden
plantear dudas sobre el derecho a la existencia de Israel", no solo
aludiendo a estas declaraciones de Ahmadinejad sino también a las que hiciera
el líder iraní hace poco tiempo invitando a "borrar a Israel del mapa".
A su vez, Raanan Gissin, vocero del primer ministro israelí Ariel Sharon
manifestó su preocupación ante el consenso que existe en muchos círculos
del mundo árabe de que los judíos no tienen derecho de establecer un Estado
judío democrático en su patria ancestral.
Por nuestra parte, agregaríamos
que no solo en el mundo árabe se cuestiona ese derecho a usurpar tierras
ajenas, sino que en nuestro continente y en nuestra Argentina, somos
muchísimas las personas que sostenemos precisamente ese punto de vista. El Sr
Gissin incluso le recordó al presidente Ahmadinejad que "los judíos hemos
estado aquí mucho antes que sus ancestros", dando a renglón seguido "gracias
a Dios que tenemos la capacidad de disuadir y prevenir que semejante
declaraciones se transformen en realidad".
Resulta muy interesante la
posición israelí. Señalemos que si todos los pueblos y etnias del mundo se
dedicaran a reclamar las tierras que según sus Libros Sagrados y tradiciones
culturales, religiosas y étnico-raciales les corresponden porque sus
ancestros llegaron antes, ello indudablemente generaría enormes cambios en
el mapa mundi político. Sin ir más lejos, los norteamericanos deberían
retirarse de la totalidad del territorio que hoy ocupa su poderosa nación para
devolvérselo a las naciones Sioux, Chinook, Tonkawa, Wichita, Ute, Apache,
Delaware, Algonquin, Iowa, Cheyenne, Mojave, Mohawk, Chocktaw, Iroquí, Miami,
Omaha y muchas otras tribus originarias cuyas tierras les fueron robadas por
el gobierno de EEUU a lo largo de casi cuatro siglos de invasiones y
genocidios. Pues, no caben dudas que estas tribus llegaron ahí mucho antes
que los conquistadores ingleses, holandeses, españoles, portugueses, alemanes
e, incluso, inmigrantes judíos que se establecieron en esas tierras para
terminar fundando el voraz imperio hoy conocido como Estados Unidos de Norte
América.
Similarmente, en estas latitudes
sudamericanas, nosotros los argentinos al menos quienes somos de descendencia
europea italiana, española, sajona, y también quienes sean miembros de la
comunidad judía debiéramos todos ir preparando nuestras maletas para
retirarnos de estas tierras usurpadas hace apenas un par de siglos a las
tribus Ranquel, Pampa, Mapuches, Comechingones, Guaraní, Tobas, Selcnam,
Aimara, Ranquel, Quilmes, Guayaquí, entre tantas otras.
Y con respecto a la
posibilidad de disuadir y prevenir" a la que alude el vocero del premier
Ariel Sharon, no nos caben dudas de que tienen esa capacidad por cuanto las
fuerzas del sionismo israelita hoy han logrado secuestrar al propio gobierno
de los Estados Unidos de Norte América para que opere como instrumento dócil y
subordinado a sus propios intereses geopolíticos mundiales, de claro corte
mesiánico y racista. Este insólito y complejo proceso mediante el cuál se
secuestró el Estado norteamericano tiene nombre y apellido concreto: el
así-llamado Project for a New American Century (www.newamericancentury.org),
sobre el cuál brindamos detalles en el Cap. V. del ensayo "Bienvenidos a la
Jungla…: (pags. 105 a 113.)
Y A NOSOTROS, ¿QUÉ NOS IMPORTA TODO ESTO?
Cada vez que nuestra prensa
pueril informa sobre estos temas, siempre lo
hace fuera de contexto, usualmente en forma incompleta, y siempre de manera
distorsionada, consecuencia de su obligado alineamiento con la visión global
impuesta por los dueños del Nuevo Orden Mundial. En síntesis, alineados
sumisamente a los intereses del sionismo internacional.
Así, leemos en el matutino Clarín de Buenos
Aires del 10-Dic-05, que las declaraciones del presidente iraní
"expresan un sentimiento antisemita, intolerante, beligerante y
antidemocrático", dijeron en Argentina, en un comunicado conjunto, la AMIA, la
DAIA y la Organización Sionista Argentina, que reclamaron al presidente Néstor
Kirchner que se sume a la condena al presidente iraní por sus dichos.
Seguramente, Kirchner prontamente obedecerá, mientras que el mismo
artículo periodístico vuelve a azuzar el peligro nuclear representado por Irán
(soslayando que el verdadero peligro nuclear actual para la paz mundial son
Estados Unidos, Israel y el Reino Unido[6]),
e incluso lanza una no muy velada amenaza sobre un futuro ataque israelí
contra Irán al recordar que
Israel quiere que haya una actitud más firme
de la comunidad internacional sobre el programa atómico que desarrolla Teherán.
Ya en 1981, la Fuerza Aérea israelí bombardeó el reactor atómico iraquí Osirak,
a 17 kilómetros al sur de Bagdad. No recordamos que por entonces las
Naciones Unidas sancionaran a Israel por semejante agresión flagrante contra
la soberanía iraquí, por más que hoy el siempre genuflexo secretario general
de la ONU Koffi Annan se manifieste horrorizado por las declaraciones
de Ahmadinejad cuestionando el Mito del Holocausto.
Conviene recordar que las presiones sionistas sobre la República Argentina
vienen de larga data. Desde
que su propio fundador Theodor Herzl propusiera en 1896 - hace ya más de un
siglo - fundar el Estado israelita en territorio argentino a cambio de una
compensación financiera. (Preguntamos: ¿cobrará esto forma a través de algún
venidero canje de deuda por territorio?).
Hoy, esas presiones han derivado
en un tremendo deterioro diplomático entre la Argentina e Irán, que no solo le
ha costado a nuestro país la pérdida de miles de millones de dólares en
exportaciones a Irán a lo largo de la última década, sino que muchísimo peor -
nos arrastra peligrosamente a involucrarnos directamente en la guerra que
Estados Unidos, Israel y Gran Bretaña hoy preparan contra Irán, al tiempo que
nos comportamos de manera despreciable al agredir e insultar gratuitamente al
noble y milenario pueblo iraní.
Las consecuencias potencialmente
catastróficas para nuestro país de haber permitido semejantes maniobras por
parte de servicios de inteligencia de ciertos Estados foráneos, apenas
pueden enfatizarse. Los
graves peligros que hoy corre la Argentina al estar en manos de un gobierno
integrado por personajes ignorantes en materia internacional como el
presidente Néstor Kirchner - quien hasta hace pocos días confió nada más y
nada menos que nuestra Cancillería a un personaje inepto, claramente incapaz e
impotente para tomar decisiones como Rafael Bielsa - nos exime de todo otro
comentario.
¿QUIÉNES SON Y DÓNDE ESTÁN
NUESTROS ENEMIGOS?
La propia existencia de un
Estado Nacional soberano implica un relacionamiento con todos los demás
Estados nacionales soberanos y con otros operadores en el escenario mundial.
Lo queramos o no; nos guste o no.
Para abordar este hoy tan
complejo y peligroso entorno externo sobre el cual la Argentina tiene poco o
ningún control ni poder, debemos comenzar por comprenderlo, identificando
cuáles son las amenazas y oportunidades que nos presenta, para luego diseñar
las políticas y planes de acción correspondientes que promuevan nuestro
objetivos y consoliden nuestros intereses. Una Nación seria dispone de
instrumentos concretos para estas tareas, que incluyen al Ministerio de
Relaciones Exteriores, el Ministerio de Defensa y se supone un presidente
mínimamente lúcido, idóneo y equilibrado.
La auténtica Política
mal que le pese a
nuestra dirigencia de politiqueros de alcantarilla - es la Política Exterior,
que es el plano dónde una Nación se mide con otros Estados, a menudo
vastamente más poderosos.
Un axioma fundamental de la Política Exterior requiere identificar a los
Estados y operadores amigos, diferenciándolos de aquellos que se presentan
como enemigos o al menos adversariales, para luego poder buscar alianzas con
los primeros, y tomar acciones preventivas y de defensa respecto de los
segundos.
Los Estados y operadores
identificados como enemigos no lo son porque sean malos, sino porque tienen
otros intereses y otros objetivos no coincidentes con los nuestros, que al
promoverlos pueden potencialmente entrar en conflicto indirecto o directo con
nuestro país.
Ahora bien: cuando esos Estados
y operadores externos identificados como enemigos o adversariales resultan
vastamente más poderosos que nosotros y, encima, claramente agresivos,
entonces tenemos un problema. Y cuando se presenta este tipo de problema, hay
que hacer algo con el mismo, puesto que si se lo deja solo, decididamente no
desaparecerá. Todo lo contrario: aumentará su peligrosidad, presión y amenaza.
En nuestro caso, lo hará hasta que el Estado Nacional argentino ya no pueda
hacer nada ante su creciente presión, fuera de ceder ante intereses y
objetivos foráneos, claramente en detrimento de los objetivos e intereses de
nuestro Pueblo (si no, no los hubiéramos identificado como enemigos, ¿verdad?).
Para administrar este complejo
panorama, una Nación dispone de una Cancillería, de Fuerzas Armadas, de un
Ministerio de Economía; en síntesis: para eso una Nación tiene un Estado
Nacional cuyas estructuras se confían a un conjunto de ciudadanos que se
integran en lo que denominamos el Gobierno que administra para bien o para mal
- los destinos del país. De más está enfatizar que colocar a un Gobierno
de ineptos en las estructuras de Poder del Estado, termina resultando
fatal para la Nación.
Por eso, hoy la Argentina debe
abordar esta compleja problemática internacional desde un ángulo diferente
alineado en base a:
(a)
un enfoque equilibrado de la historia contemporánea (para comprender
los orígenes del problema);
(b)
un enfoque equilibrado respecto de las titánicas fuerzas que hoy
conforman y deforman la política mundial (para comprender las amenazas que
enfrentamos) y, por sobre todo,
(c)
un enfoque alineado con el Interés Nacional Argentino, o sea, el Bien
Común de la mayoría de sus 39 millones de habitantes y no tan solo los
intereses de alguna de sus minorías sociales, económicas o étnicas (para
preservar la Nación).
Primeramente, resulta, como
mínimo, sospechoso verificar la manera en que nuestros multimedios formadores
de opinión se alinean sistemáticamente con la visión e intereses sustentados
por la historiografía oficial promovida desde las más poderosas y violentas
naciones del mundo. Naciones que desde hace siglos son enemigas o al menos
adversarias reales y concretas de la Republica Argentina: me refiero al Reino
Unido y a los Estados Unidos de Norteamérica, que a lo largo de varios siglos
nos han agredido y siguen agrediendo en los frentes económico, financiero,
político, moral y militar casi sin interrupción, sea directamente o a través
de sus agentes y operadores dentro del país en los sectores público y
privado.
Así por ejemplo, y en relación a
la compleja problemática en torno a la Segunda Guerra Mundial contienda que
definió quiénes serían los dueños del planeta en las décadas subsiguientes y
su desenlace, hemos adoptado la irracional posición de asumir como "nuestro
enemigo" a una satanizada Alemania derrotada en aquella terrible y
complejísima contienda bélica de hace más de sesenta años. Sin embargo, tanto
Alemania y Austria como su principal aliado Japón, jamás agredieron a la
Argentina ni a nuestro continente, ni nos atacaron ni vulneraron nuestros
intereses, como sí lo hicieron y siguen haciendo sistemáticamente la rapiña
estadounidense y británica.
Tampoco olvidemos que la Unión
Soviética (aliada de Estados Unidos e Inglaterra en la Segunda Guerra
Mundial), en los años sesenta y setenta lanzó contra nosotros sus huestes
guerrilleras iniciando una catastrófica guerra civil en nuestro país. Así
caímos bajo un sincronizado efecto de pinzas, mediante el cual nuestro pueblo
era agredido, por un lado, por la URSS a través de la guerrilla apátrida y sus
jóvenes idealistas, mientras que por el otro, sufrimos la represión, entrega y
traición de una cúpula cívico-militar usurpadora del Estado que se alineó
estúpidamente con la geopolítica de Estados Unidos.
Así, llegamos a la
irracionalidad de considerar como nuestros amigos a Estados Unidos, Gran
Bretaña e Israel que decididamente no lo son; al tiempo que creemos que son
nuestros enemigos aquellas fuerzas opositoras a la alianza
anglo-estadounidense-israelí: desde Alemania y Japón como actores históricos
en la mayor contienda bélica del siglo XX, hasta Irán y las organizaciones de
liberación islámicas en Palestina, Irak y Afganistán. Esta Argentina cultural
e intelectualmente colonizada pareciera disfrutar del veneno que a diario le
hacen beber a borbotones.
NADA QUE VER CON NOSOTROS…
El Estado de Israel es un país
foráneo aliado a Estados Unidos y Gran Bretaña. Si pensáramos con nuestro
propio cerebro y no con el de nuestros enemigos y adversarios tanto fuera como
dentro del país, entonces mantendríamos aunque más no sea una actitud
decorosamente neutra y objetiva ante la catástrofe desatada en Medio Oriente
desde hace más de medio siglo. Como muestra de un mínimo de autoestima
intelectual, no aceptaríamos sin más la historia oficial mundial
interesadamente propagada e impuesta por Estados Unidos, Gran Bretaña e
Israel, en momentos en que casi ni se conoce cuál fue esa misma historia vista
desde el punto de vista de los grandes derrotados de aquella Guerra Mundial; y
no me refiero a los gobiernos títeres que hoy ocupan el poder en Alemania y
Austria por la gracia de un Dios tribal que atiende en Nueva York, Londres y
Jerusalén, entre otras cosmopolitas metrópolis.
Desde 1945, la Opinión Pública
planetaria ha sido informada sobre terribles matanzas, campos de
concentración y persecuciones perpetradas por la Alemania nacionalsocialista.
Sin embargo, aquello viene ocurriendo en un marco sin precedentes y único en
la historia de la humanidad en el que un Estado (el Tercer Reich alemán)
sucumbió militarmente en forma total quedando inerme ante sus irreconciliables
enemigos (Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión Soviética y Francia), que así
lograron robarle su territorio, condenar a sus dirigentes (la travestía
jurídica de los Juicios de Nuremberg son un símbolo de ello), robarle cientos
de miles de patentes, inventos, procesos industriales y derechos intelectuales
de toda índole, y muy importante quitarle la totalidad de su documentación de
Estado, especialmente aquella calificada como secreta; todo como gran botín de
guerra.
Esa documentación fue retirada y
llevada a Nueva York, Londres, París y Moscú desde donde con los años se fue
escribiendo una "historia oficial" según la conveniencia, intereses y
objetivos mundiales de aquellas potencias victoriosas. Entre esos futuros
objetivos y planes se encontraba la creación, el financiamiento y la poderosa
militarización ad eternum del Estado de Israel.
A modo de ejercicio mental,
preguntamos: ¿Cual sería la imagen que tendría el mundo hoy si la totalidad de
los documentos secretos de, por ejemplo, Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel
cayeran íntegramente en manos de sus adversarios para que éstos los
seleccionaran y armaran su propia historia oficial, con el fin de satanizarlos
y promover su propio conjunto de objetivos? ¿Se imagina el lector las cosas
que descubriríamos si pudiéramos, por ejemplo, investigar a fondo los
capítulos más oscuros, sanguinarios, perversos, patológicos y destructivos
escondidos en los archivos secretos de la CIA, del Pentágono, y de la Nacional
Security Agency estadounidenses? O del MI6 y el Foreign Office británico? O
del Mossad, Shin Beth y Fuerzas de Defensa Israelí?
Hoy, Estados Unidos ni siquiera
logra quedar bien parada ante la opinión pública a pesar de ser la nación más
poderosa del planeta y disponer de gigantescos instrumentos de control de la
información y loe multimedios. Imaginémonos cómo quedarían ante la opinión
pública si se los pudiera desnudar a estadounidenses, británicos e israelíes
íntegramente como ellos hicieron con Alemania a partir de 1945… ¿Cuántos
Tribunales de Nuremberg tendríamos que montar para juzgar y condenar a los
Kissinger, Truman, Eisenhower, Roosevelt, Bush, Johnson, McNamara, Bundy,
Kennan, Deutch, Baruch, Mongenthau, Cheney, Perle, Wolfowitz, Feith,
Rockefeller, Harriman, Clinton, Albright, Carlucci, Reagan, Hoover,
Westmoreland, Rusk, Schwartzkopf, Powell, Braden, Rhodes, Kagan, Podhoretz,
Brzezinski, Abrams, Negroponte, Bolton, Dulles, Rice, Rumsfeld, Baker, Casey,
Berger, Armitage, Lehman, Kaplan, Helms, Solardz, Sokolski, Thatcher,
Churchill, DAmato, Nixon, Ford, Carter, Eden, Carrington, Nott, Harris, Shamir,
Meir, Sharon, Netanyahu, Barak, Peres, Gore, Beghin, Gurion, y tantos, tantos,
más. El mundo jamás habría visto tantos encumbrados juzgados por crímenes de
lesa humanidad, genocidio y de crímenes contra la paz.
Por eso, el alineamiento
vergonzoso y sistemático de todos los gobiernos argentinos desde hace al menos
treinta años a favor de los objetivos, intereses y planes de los dueños del
Nuevo Orden Mundial conducido por Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel debe
terminar. Este vulgar proceso de decadencia se vio agudizado a partir de la
traición menemista de los años noventa en todos los planos de la vida nacional
y de sus relaciones internacionales, signadas desde entonces por las
relaciones carnales con el imperio anglo-norteamericano-israelí (hoy intactas
bajo el gobierno Kirchner que mantiene los ejes principales de esa sumisión, a
pesar de haber cambiado el estilo).
En el caso específico de las
declaraciones del presidente iraní, recordemos que la Argentina acusó a Irán
por los atentados de la AMIA y, tangencialmente, de la Embajada Israelí, solo
aportando pistas falsas, pruebas obviamente plantadas por fuerzas israelíes y
norteamericanos que se hicieron cargo de investigar ambos Ground Zero en marzo
1992 y julio 1994. Así, se trabajó durante más de una década en inventar una
obviamente inexistente pista iraní con el bochornoso espectáculo que incluyó a
un juez federal cometeando a un preso para que diera falso testimonio (el
destituido juez Galeano) y, hace pocas semanas, a un histérico fiscal de
Estado (Nissman) mostrando una foto de un supuesto terrorista asesino que se
auto-inmoló en el atentado a la AMIA, tesis que rápidamente quedó descartada
debido a su burda falsedad. Todo, por supuesto, con altísima cobertura
mediática de los diarios, radios y televisión local.
Sin embargo, hoy se sigue
trabajando intensamente para encontrar las pruebas que den sustento a la pista
iraní que necesitan Bush y Sharon para armar un nuevo casus belli, esta
vez contra Irán, mientras que lo que realmente hace falta es profundizar en la
mucho más verosimil pista israelí (remitimos al lector al Cap. VI de nuestro
citado ensayo Bienvenidos a la Jungla…).
LA CÁBALA DE LAS CIFRAS
Para comprender cómo opera el
mecanismo mistificador en torno a los 6 millones, señalemos que en un entorno
mucho más pequeño y reciente en nuestro país, hemos visto un proceso parecido
al propagarse el mito de los 30.000 desaparecidos, cifra que no solo no tiene
ningún sustento, sino que la propia CONADEP Comisión Nacional de la
Desaparición de Personas creada por el gobierno Alfonsín en 1984 - en su
conocido informe Nunca Más, describe la existencia de unos 8.700 casos
denunciados de personas desaparecidas, al tiempo que reunió pruebas concretas
que permitieron juzgar a los militares responsables en solo un par de
centenares de casos.
Aún entre esta cantidad mucho
menor de desaparecidos descriptos por la CONADEP, hallamos casos notables de
desaparecidos que terminaron apareciendo en el exterior; incluso alguno ha
llegado a integrar el actual gobierno del presidente Kirchner, como el caso
notable de la Dra. Carmen Argibay quien figura en el listado del informe Nunca
Más, y que recientemente fuera nombrada jueza de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación por Kirchner.
Lo importante es señalar que,
también aquí, el mito fue echado a rodar dinamizado por los medios de difusión
que lo repiten una y otra y otra vez, taladrándolo en el cerebro de la
ciudadanía, hasta que se lo terminó integrando de preppo al imaginario
colectivo argentino.
Señalamos esto para enfatizar la
importancia que tiene no permitir que se falsifique la realidad - según la
frase de Norberto Ceresole citada al inicio de este artículo -, lo que
decididamente NO implica en lo más mínimo justificar la barbarie, estupidez y
entrega del gobierno cívico-militar que usurpó el poder en nuestro país entre
el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983.
Los despreciables victimarios
deben pagar por sus crímenes. Sin embargo, una cosa es castigar a los
individuos responsables especialmente por tratarse de militares de alta
gradación - y otra muy diferente es defenestrar a la institución de las
fuerzas armadas y de seguridad, esenciales para la defensa y seguridad del
Estado Argentino. Así, un conjunto de personajes internos y externos se ha
aprovechado del terrible dolor de aquellos años para promover otros intereses
menos confesables que apuntan a lograr la paulatina disolución y destrucción
de la República Argentina.
Moralmente, un solo ser humano
injustamente perseguido o muerto merece Justicia, haya sido perseguido por
militares argentinos, alemanes, estadounidenses, iraquíes, soviéticos, o
israelíes, o por fanáticos chinos, sionistas, franceses o ingleses. Pero la
Justicia debe ser pareja y para todos y no sólo para algunos. Y si hemos de
condenar a militares argentinos y jerarcas alemanes, también debemos condenar
a torturadores israelíes e ingleses y a invasores norteamericanos.
Por eso, pongamos las cosas en
su justa proporción: ¿6 millones del Holocausto? ¿30.000 Desaparecidos? La
exageración no solo no acerca la Justicia y la Verdad, sino que, todo lo
contrario, las aleja e insulta la memoria de quienes fueron realmente víctimas
en todas estas complejas contiendas y guerras.
Primero, entonces, generemos un
ámbito objetivo y equilibrado que permita conocer los datos reales en torno a
estos dolorosos hechos y procesos, y luego podremos determinar las cantidades
de víctimas que sucumbieron. Hoy parece que se hace al revés: primero se
tiran las cifras que permiten armar el Mito más conveniente para determinados
objetivos encubiertos y luego se ejerce presión para obligar a todos a creer
en ellas, con lo que se cobra una víctima más: la Verdad.
Lo hemos dicho reiteradamente:
si los Argentinos hemos de superar los males que nos aquejan, lo primero a
hacer consiste en entender y saber de qué se trata, lo que por sobre todas las
cosas presupone pensar con el cerebro propio y no con el cerebro ajeno.
____________________
Adrian Salbuchi,
investigador, ensayista y conferencista; conductor del El Traductor Radial
y fundador del Movimiento por la Segunda República Argentina
www.eltraductorradial.com.ar
[1]
También publicado en la Argentina bajo el título "La Industria del
Holocausto: Reflexiones
sobre la Explotación del Sufrimiento Judío" (Siglo XXI de Argentina
Editores, Buenos Aires, 2002), extrañamente, hoy casi inhallable en
nuestras librerías.
[2] Premio Nobel de la Paz de 1986, miembro del poderoso Council on Foreign Relations, Inc., de Nueva York, y Gran Pope del Mito del Holocausto a nivel universal. En 1980, Wiesel fue nombrado presidente del Consejo Estadounidense del Monumento al Holocausto por el entonces presidente Jimmy Carter (a su vez, también miembro del Council on Foreign Relations y de la Trilateral Commission de David Rockefeller, Zbigniew Brzezinski, Henry Kissinger y Maurice Greenberg, entre muchos otros poderosos). www.eliewieselfoundation.org
[3] Recordamos al lector que en 1935, Alemania sancionó legislación que severamente coartó las libertades individuales de los judíos en aquél país, prohibiéndoseles ocupar cargos públicos y ejercer diversas profesiones, aunque se les permitió ejercer sus actividades comerciales (solo así se explica que, más de tres años después, en Octubre 1938 pudiera tener lugar la lamentable Noche de los Cristales en la que miembros del partido nazi rompieron las vidrieras de miles de negocios pertenecientes a judíos en las ciudades alemanas, en protesta por la muerte del encargado de negocios alemán en la embajada de París a manos de un asesino judío). Resulta notable señalar que aquella legislación las conocidas Leyes de Nuremberg de Septiembre 1935 se basaron, entre otros antecedentes, sobre la legislación y las constituciones estatales racistas de los Estados norteamericanos de Louisiana, Alabama, Mississippi, Georgia, Carolina del Sur y Arkansas, y también en las leyes del Apartheid que regían en la británica Sud Africa, que desde hacía décadas dejaron sin derechos civiles a los pobladores negros, reduciéndolos a un estado de cuasi-esclavitud que habría de perdurar décadas después de que la Alemania nacionalsocialista fuera derrotada por los democráticos norteamericanos e ingleses. Las vueltas de la historia…
[4] Para un análisis más profundo, ver del autor Bienvenidos a la Jungla: Dominio y Supervivencia en el Nuevo Orden Mundial (Ediciones Anábasis, Córdoba, 2005, 252 pags), particularmente su Cap. VI sobre el tema del Sionismo
[5] Citado por La Nación de Buenos Aires, 09-Dic-05, artículo Irán desata otra polémica mundial: propone mudar Israel a Europa. También El País de Madrid de misma fecha, artículo El presidente de Irán propone que Alemania y Austria acojan a Israel
[6] En el caso específico de nuestro país, reciente información proveniente del entorno del ex-presidente de Francia, Francois Mitterrand, jefe de Estado francés durante la Guerra de Malvinas, da cuenta de que la primer ministra Margaret Thatcher consideró la opción de lanzar una bomba atómica sobre la ciudad argentina de Córdoba (segunda ciudad más importante de nuestro país), si la suerte de sus armas le fuera adversa en la contienda anglo-argentina que en esos momentos del año 1982 se desarrollaba en las frías aguas del Atlántico Sur en torno a nuestras Islas Malvinas. Claramente, no son las potenciales armas nucleares iraníes las que deben preocupar a los argentinos, sino las reales armas nucleares británicas.