REPORTE DE LA AGENCIA DE NOTICIAS KALI-YUGA

FIN DE AÑO MONTAJISTA

por Walter Preziosi  -  Agencia Informativa Kali Yuga

 

La guerra de la que esta agencia de noticias participa es de carácter mediático, pues una de las características principales de la actual contienda es la psicológica tratando en la misma de inducir y determinar ciertas conductas en el público no beligerante. En la medida que han aumentado desmedidamente los recursos utilizados por la tecnología en los medios masivos de difusión hoy en día es más factible que otras épocas, gracias a la libertad de prensa, ocultar los hechos principales que están sucediendo realmente, brindando una catarata de informaciones que en realidad más que informar incrementan la ignorancia de las personas.

Es bajo tal aspecto que hoy puede entenderse el significado del famoso operativo Wikileaks y las pretendidas persecuciones a las que está siendo sometido su fundador Julian Assange. De hecho hemos dicho nosotros que difundiendo una serie ilimitada de novedades que no son tales, sino simples extensiones chismográficas de cosas que ya se sabían, se ha intentado ocultar ciertos acontecimientos esenciales que están sucediendo en el planeta y que no es conveniente que se sepan ni que se divulguen.

El primero de ellos es que EEUU ha dejado de ser la superpotencia invencible pues está perdiendo la guerra en Afganistán y que en razón de ello no está en condiciones de emprender otras dos guerras necesarias para su supervivencia como imperio que son las de Somalia y Pakistán.

La segunda de ellas es que el Pentágono días pasados nos ha informado que solamente la guerra de Afganistán acaba de superar en cuanto a gastos militares y subsidiarios a los que tuviera en la Segunda Guerra Mundial, con la pequeña diferencia de que tales erogaciones fueron luego debidamente indemnizadas por los países vencidos, no sucediendo en cambio lo mismo con la de Afganistán en donde la perspectiva de derrota estrepitosa y total es cada día más cercana. Esto es por lo tanto lo que explica -y no las crisis inmobiliarias- las razones por las cuales hoy en día la economía norteamericana y por extensión la europea estén atravesando su peor crisis de todos los tiempos.

A su vez a la grave situación económica y militar debe asociarse también lo que acontece en el seno de la sociedad norteamericana en su esfera política. La oposición republicana a Obama que ha ganado en las últimas elecciones levanta como slogan principal que se trata de un musulmán infiltrado que tiene por meta la destrucción del imperio americano. Es para no incrementar dicha imagen que el negro se ha preocupado sobremanera por no ser el presidente que entregue Afganistán a los talibanes. Esto es lo que explica que, a pesar de que hasta los analistas militares más optimistas consideren que la guerra es imposible de ser ganada, Obama haya resuelto lo mismo extenderla al menos hasta el 2014 a fin de que sea otro el que retire las fuerzas militares del país ocupado.

El tercer hecho significativo y también ocultado por el escándalo Wikileaks es que el pasado 20 de noviembre en Lisboa se acaba de firmar un fundamental tratado por el cual Rusia y China dejan de ser los enemigos por los cuales fue concebida la Otan, sino que el mismo pasa a ser ahora el fundamentalismo islámico contra el cual se ha llamado a una alianza mundial a fin de poder aniquilarlo. Esto es lo que a su vez explica el reciente tratado firmado simultáneamente por Rusia y EEUU de disminución de arsenales militares atómicos y levantamiento de escudos misilísticos a fin de que la presencia masiva de tales armas no puedan caer en manos del enemigo fundamentalista.

Ha habido pues un vuelco decisivo en la guerra psicológica. Antes, cuando aun no había ganado, el fundamentalismo era concebido por la propaganda norteamericana, aun por la que en apariencias se le oponía, como un simple producto de ellos mismos. De allí la famosa teoría de los autoatentados, hoy caída notoriamente en desuso por lo incongruente. Esta propaganda había logrado convencer a muchísima población mundial sensibilizada con las películas de Hollywood que nos pintaban a un imperio invencible y omnipotente, que Bin Laden era un agente de la CIA y que los talibanes lo eran del Reino Unido, creando de esta manera la idea de que no podía existir en el planeta un poder capaz de hacerles frente de manera exitosa. Ahora que están perdiendo la hipótesis del montaje ha pedido toda eficacia posible. ¿Si las Torres Gemelas se destruyeron con la finalidad de invadir Afganistán y Al Qaeda era una institución funcional cómo puede ser que estén perdiendo? ¿Cómo se explica que hoy la situación en Norteamérica esté mucho peor ahora luego de casi 10 años del 11S si este hecho fue producido por ellos mismos? La disyuntiva es pues o que se trata de un poder autodestructivo o más bien ha existido gente que ha sido capaz de no padecer los efectos del influjo de Hollywood y los ha considerado en cambio como lo que son, un tigre de papel. (1)

El procedimiento es ahora que nos distraigamos con las novedades de Assange, con sus persecuciones acontecidas por fornicar sin preservativos, con sus promocionados futuros best-sellers, con sus rimbombantes novedades, todo esto mientras el imperio estalla en pedazos y lentamente una nueva realidad se establece en el mundo, a fin de asustar y no incrementar las corridas bancarias.


(1) Es de resaltar aquí sin embargo que los montajistas incondicionales, aquellos que ni siquiera se rinden ante la evidencia de los hechos, suelen decirnos que lo que demostraría que Wikileaks se trata también de un montaje estribaría en el hecho de que hace silencio sobre la paternidad yanqui en los hechos del 11S. Descartan así a priori dos posibilidades. La primera de ellas es la hipótesis más obvia, la de que a esta altura del partido continuar con tal postura quitaría cualquier verosimilitud a un análisis político ante la contundencia de los efectos posteriores que descartan sin más el autoatentado. La segunda más sutil pero no menos consistente es que también puede haber sido que no era conveniente mencionarla a fin de no terminar de dar por el suelo con los montajistas que siempre resultan sumamente útiles al poder norteamericano y sionista en tanto lo cubren de un manto de omnipotencia. Al respecto digamos también que, en su debate obligado con nosotros, los montajistas han manifestado que es indispensable aplicar la navaja de Ockham, esto es terminar con los cuestionamientos, cuando aparecen hipótesis complicadas, como esta última que ponen en duda la verosimilitud de su relato aplicando justamente su mismo método. Digamos que tal procedimiento resulta sumamente acomodaticio y muy poco ‘científico’. Si fueron ellos los que comenzaron a plantear hipótesis descabelladas tales de suponer la existencia de un imperio masoquista, no pueden descartar cualquier otra subsiguiente con la excusa de que es sumamente rebuscada.