LA POSICION DEL FOLLETO DIGITAL AYOHUMA CON RESPECTO AL 12 DE OCTUBRE. por Ernesto Damian Sanchez Ance Octubre presenta una de las efemérides más discutidas y polémicas en los países que han sido colonizados por España: el día 12 se conmemora la conquista y colonización de nuestro continente. Mal llamado “Día de la Raza”, ya que nunca quedó establecido a que raza en particular se evocaba, hoy recibe el nombre de “Día de la Hispanidad” por los hispanistas, mientras que para los indigenistas representa el día en que se termina una supuesta independencia de los pueblos aborígenes. Hispanistas e Indigenistas tienen un discurso errado cuando no tendencioso y parcial de la realidad de Hispanoamérica, como a continuación quedará evidenciado. Se equivocan los hispanistas hablando de Día de la Hispanidad, ya que en América son muy pocos los hispanos. Hispanos son quienes han nacido y/o crecido en Hispania (España) en el Sur de Europa. En todo caso, quienes hemos nacido y crecido en los países que han sido colonizados por España, somos hispanoamericanos, ya que étnica y culturalmente somos la fusión de España con la América indígena, y por más que tengamos determinados elementos culturales en común con los españoles, nunca seremos como ellos, ni ellos como nosotros, ya que siempre hemos de estar condicionados por aspectos geográficos, étnicos, idiomáticos e históricos distintos, que en la península Ibérica no existen. Del mismo modo, se equivocan los indigenistas cuando dicen que el 11 de Octubre de 1492 fue el último día de una supuesta libertad indígena, ya que por mas que con ridículos argumentos traten de negarlo, en la América precolombina hubieron pueblos dominados, explotados y, por qué no, esclavizados por reinos mas fuertes. No por nada es que los Incas fueron derrotados por los Huancas y los aztecas por los Talaxaltecas, por más que exista la idea de que estos grandes imperios fueron destruidos por los españoles. Niegan los indigenistas que Incas y Aztecas hayan sido imperios, y lo único que hacen es desprestigiar a estas dos grandes y respetables culturas, ya que una legítima aspiración de todos los reinos de esas épocas, era la de conquistar y convertirse en potencia imperial, aunque los indigenistas nieguen puerilmente que este concepto sea aplicable a América. No faltan los indigenistas más ridículos que niegan que haya existido una guerra entre Waskar y Atawallpa por el dominio del Imperio Incaico Muchos hispanistas sostienen que España trajo a América la cultura, como si en nuestro continente no hubieran existido pueblos de un avanzado nivel cultural en los más variados órdenes. Parece que estos intelectuales desconocen que en el Perú incaico se construían importantes obras arquitectónicas (Machu Pikchu, Saqsaywaman, etc.) cuyas técnicas aún hoy siguen siendo motivo de investigación por parte de estudiosos de distintas latitudes, que todavía se preguntan cómo hacían los Incas para realizar trabajos líticos con tanta maestría. Parecen desconocer muchos hispanistas las bellas e importantes obras de arte que se realizaban en el México prehispánico o la belleza de la iconografía de nuestra cultura agroalfarera de La Aguada y de tantas otras culturas de América. Pero también los indigenistas se equivocan cuando hablan de terminar con todo aporte cultural hispánico, que ha sido inspirador de la majestuosidad de la Escuela Cusqueña, en que se refleja la verdadera religión y la devoción de los habitantes del Perú colonial. Muestran su estupidez los indigenistas más recalcitrantes cuando en algunas ocasiones se niegan a ejecutar el Charango, uno de los más bellos instrumentos musicales, pues sostienen que este instrumento no es indígena ya que en la América prehispánica no había instrumentos cordófonos. Se equivocan los hispanistas cuando sostienen que en las escuelas no deben enseñarse los idiomas indígenas. Al parecer, no están enterados que hay lenguas como el Quechua que no solo nada tienen que envidiarle a idioma europeo alguno, sino que es más rico que idiomas como el inglés. Y se contradicen, ya que la Evangelización de los pueblos amerindios, uno de los principales motivos de la conquista y colonización de América, se realizó en los principales idiomas nativos y no en Castellano. Pero se equivocan también los indigenistas al afirmar que el Castellano es el idioma del los colonizadores. Eso habrá sido así en el Siglo XVII, pero hoy, el Castellano es un factor que le da unidad cultural y lingüística a nuestro continente, y sin él, un habitante de Tucumán no podría comunicarse con otro de Paraguay, ni un habitante del Perú no podría hacerlo con otro de Venezuela, ni un nicaragüense con un ecuatoriano, ni un boliviano con un salvadoreño. Es muy triste ver como los hispanistas se molestan porque en determinadas regiones de nuestro país hay manifestaciones de sincretismo religioso, auténtica expresión de la religiosidad de muchos pueblos de la América hispana. Pero también da pena el hecho de que muchos indigenistas traten de combatir la auténtica religión de nuestro país: la Católica Apostólica Romana. Sin embargo, muchos indigenistas son tolerantes con religiones como los Testigos de Jehová, mormones, adventistas, etc., que en nuestro continente no cumplen otra función que no sea la de combatir nuestra identidad religiosa para que las principales potencias nos encuentren desunidos, a diferencia de los pueblos árabes, cuya religión es el principal motivo de unión para resistir a la agresión yankee – israelí. Se equivocan los hispanistas cuando dicen que los indios eran unos salvajes ignorantes. Por el contrario. Los pueblos nativos fueron un claro ejemplo de una sana convivencia entre el hombre y el medio ambiente, mientras que el hombre contemporáneo está empecinado en contaminar los ríos y el aire. Pero están también están errados los indigenistas cuando sostienen que España es la principal culpable de la pobreza de América. Eso no es así. Los principales saqueadores que hubieron en nuestros países no fueron Francisco Pizarro ni Hernán Cortés, sino los gobernantes liberales que destruyeron a nuestros países obedeciendo sumisamente las órdenes de sus amos, el F.M.I. y el Banco Mundial. Por todo esto, creo que el 12 de Octubre no debiera ser un día de festejos ni de lamentos. Por el contrario. Debiera ser un día de reflexión sobre nuestra identidad, que es mestiza e indohispánica, por más que a hispanistas e indigenistas les moleste. Sería muy bueno que hoy, a más de cinco siglos de la llegada de los españoles a América terminemos de dividirnos en hispanistas e indigenistas, ya que a la Argentina y a Hispanoamérica solo les queda un camino para liberarse de sus opresores: reconocerse racial y culturalmente mestiza, ya que las nuestras mayorías son resultado de la mixagenación de españoles con indígenas, y en lo religioso católica, pues es la auténtica y verdadera religión de sus habitantes, como queda demostrado en la fidelidad y devoción de millones de hispanoamericanos, principalmente de piel oscura hacia las manifestaciones Marianas de Urkupiña, del Socavón, de Catamarca, etc. No sin antes recordar a los indigenistas que los pueblos originarios tuvieron mucha suerte al haber sido conquistados y colonizados por España, puesto que si hubiera sido Inglaterra la que nos conquistara, hoy en nuestros países solo vivirían anglosajones y descendientes de esclavos africanos, ya que el destino de los indios de estas latitudes hubiera sido similar al de los pueblos nativos de América del Norte, quiero decir que terminar con las diferencias ideológicas que dividen a los hispanoamericanos y dejar de identificarnos con los países de los que hayan venido los inmigrantes como consecuencia de una política inmigratoria que solo apuntaba a destruir nuestra identidad cultural y religiosa, son las claves para nuestra independencia. A mas de 500 años de la llegada del España a América, debemos alejarnos de doctrinas nocivas como el Liberalismo y el Marxismo para volcarnos a un Nacionalismo que combata todas las causas de desnacionalización que desde la Batalla de Caseros destruyen a nuestro país, y que apunte a la Independencia Económica de nuestros países. San Miguel de Tucumán y Nueva Tierra de Promisión 12 de Octubre de 2.006
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