El
bombardeo por parte de Israel de una central eléctrica en la Franja de
Gaza este año fue desproporcionado y constituyó un crimen de guerra
bajo la ley internacional, dijo el miércoles un grupo de derechos
humanos israelí.
Aviones de combate israelíes bombardearon y destruyeron gran parte de
la planta situada a las afueras de Ciudad de Gaza el 28 de junio, tres
días después de que extremistas palestinos secuestraran a un soldado
israelí en una incursión transfronteriza desde Gaza. El soldado sigue
retenido.
Israel dijo entonces que bombardeó la central para cortar los
suministros eléctricos y dificultar así la actuación de los
"extremistas" y el traslado del soldado capturado.
El bombardeo dejó sin electricidad a muchos de los 1,4 millones de
residentes de Gaza, afectando a hospitales y al abastecimiento de
alimentos, y tuvo un impacto directo en los sistemas de agua y
alcantarillado.
"El bombardeo de la central eléctrica fue ilegal y está definido como
un crimen de guerra en la ley humanitaria internacional ya que el
ataque iba dirigido a un objetivo puramente civil", dijo el grupo de
derechos humanos B'Tselem en un informe titulado "Acto de Venganza".
"Incluso si uno adopta la dudosa afirmación de que el ataque
proporcionó alguna ventaja militar concreta, fue desproporcionado e
Israel tenía otras alternativas menos dañinas".
B'Tselem, un grupo independiente que supervisa la ocupación israelí de
Cisjordania y sus políticas en Gaza, instó al Gobierno israelí a abrir
una investigación criminal sobre el bombardeo y procesar a los
responsables del ataque.
También instó al gobierno a pagar la reconstrucción de la planta de
150 millones de dólares (unos 118 millones de euros), una operación
que se prevé dure un año.
La ONU describió en julio el bombardeo de la instalación de 140
megavatios como un uso desproporcionado de la fuerza y dijo que había
contribuido a empeorar los problemas humanos en la Franja de Gaza.