EL PUEBLO TRANSFORMADO EN GENTE por
Alberto Buela Hace
unos años leí un artículo titulado Hacia
donde va el pueblo de Luis María Bandieri, probablemente el jurista más
lúcido de la Argentina actual, y allí sostenía que el pueblo como
sujeto político tendía a desaparecer. Y
esta tesis se ha comprobado, por lo menos en el pueblo porteño y
suburbano de Buenos Aires, pues luego de seis días sin servicio de subtes
(metro) caminó pacientemente y demoró horas en llegar y regresar de su
trabajo. Ni
un desmán, ni un acto de desobediencia civil. Ya sea en su autito
esperando resignado que avance el tránsito, ya amontonado “como bosta
de cojudo” en colectivos y ómnibus, el pueblo porteño y suburbano ni
mosqueó. Estoicamente se resignó a su suerte. Pero
cómo, no cantábamos nosotros “si este no es el pueblo, el pueblo a
donde está”. Y este no es el pueblo, el pueblo no está, no aparece,
pues, y ésta es nuestra tesis: la
categoría de pueblo se ha licuado en la categoría de público
consumidor, de gente. Esto
explica porqué Cristina Kirchner ganó con el 54 % de los votos, porque
el pueblo como sujeto político privilegiado fue transformado por los
gobiernos de la sociedad de consumo en público
consumidor. La
huelga en el caso de los subtes en Buenos Aires es algo emblemático que
no puede pasarse por alto. Es
sabido por la regla octava de la vieja lógica clásica que: dos contrarios en un sujeto, destruyen al sujeto. En este caso del
manejo de los subterráneos convergen sobre ese sujeto tres contrarios: a)
la empresa concesionaria que no invirtió ni un solo peso en su mejora.
Robó, robó y robó. b) los funcionarios del gobierno nacional y
municipal que no cumplieron con su función de vigilar y hacer cumplir las
normas y reglas de la concesión. Corruptos, corruptos. Y c) los
sindicalistas de metro vías que son trokskistas del PO y que lo único
que les interesa es la revuelta por la revuelta. Ideólogos, ideólogos. La
consecuencia es la destrucción del servicio de subterráneos de Buenos
Aires y el pueblo llano y pobre, como dicen los gallegos: a tomar por culo. Esto
no se arregla con dinero ni como mucha plata, ni con acuerdos entre la
ciudad y la Nación, entre los progresistas liberales de Macri y los
progresistas socialdemócratas de Kirchner, él único que lo puede
arreglar (aun cuando no tenga obligación) es el sindicalismo peronista. Primero
porque para este sindicalismo la realidad no es solo lo que puede ser como
para el troskismo sino que la
realidad es lo que es y existe más lo que puede ser. Por eso Perón decía
que con bosta se hacen paredes. Los
compañeros de la UTA saben cómo se arregla este entuerto, lo que sucede
que como gremio han perdido toda la mística y la vocación de servicio
que los caracterizó. Ellos por falencias propias (sería largo
enumerarlas) son los que hicieron posible el surgimiento de los metro
delegados del PO en los subtes. Cuando comenzaron los problemas hace unos
tres años los dejaron correr sin prestarles atención y … de
aquellos polvos estos lodos. No
obstante todas estas falencias de la conducción de la UTA, el sindicato
tiene recursos propios como para encauzar un arreglo a esta situación que
parece inarreglable. ¿lo querrá hacer? ¿estará dispuesto a tragar
amargo y escupir dulce para solucionar el conflicto? Chi lo sa, diría el tano.
|