GRECIA ES OCUPADA POR LA FINANZA INTERNACIONAL por Enric Ravello - Secretario Relaciones Nacionales e Internacionales de Plataforma per Catalunya
En la dinámica de los Golpes de Estado dados en los países del sur de Europa (Monti, Papademos, De Guindos), la alta finanza ha elevado un grado más su estrategia de control, y ha pasado de la instauración de gobiernos títeres a la ocupación total y abierta de los países. El primer caso ha sido el griego, y mucho nos tememos que es sólo la antesala de lo que está por venir. Yanis Varoufakis, economista de La Universidad de Atenas y famosos polemista griego, calificó el acuerdo al que se llegó en 2010 para proceder el primer rescate de la deuda griega como un nuevo Tratado de Versalles por las draconianas condiciones que se imponían a Grecia. La firma de este segundo, es la capitulación total y sin condiciones del Gobierno griego ante la Troika compuesta por la Comisión Europea, el FMI y el BCE. 15000 funcionarios. El acuerdo firmado en la madrugada del 21 de febrero por el Senado heleno, significa de facto la supresión de la poca cuota de soberanía que le quedaba al Estado griego, la intervención del gobierno heleno y su tutelaje por parte los comisarios políticos que designe la troika. Las humillantes condiciones suponen que una delegación permanente de la troika supervisará la acción del (ex) gobierno griego, y que los bancos privados también estarán encargados de aprobar o denegar las decisiones que tome el gobierno residual de Atenas. A cambio, Grecia recibirá una cantidad de dinero en cuotas fragmentadas de aquí hasta el 2014, que se depositarán en una cuenta bloqueada a la que sólo se podrá acceder siempre que la troika dé su visto bueno sobre el cumplimiento del programa de ajustes que condiciona al préstamo. El tutelaje pretende llegar hasta 2020, cuando está previsto que Grecia llegue a un nivel de endeudamiento “sostenible”. La troika añade que toda esta ayuda podrá congelarse y retirase en el momento en que se determine que Grecia no desarrolla los programas de ajustes impuestos o que la situación se deteriora más de lo previsto. Las condiciones que justifican el préstamo son demoledoras para la sociedad griega: un verdadero “paquete de sangre y lágrimas” –como algunos ya lo han calificado- que incluye despedida de 15.000 funcionarios, la reducción en un 20% del salario mínimo, la aniquilación del sistema sanitario y la renuncia implícita a cualquier tipo de inversión pública. Unas reformas que, entre sus efectos colaterales inmediatos, provocarán un aumento vertiginoso del paro y por consiguiente una agudización de la espiral de empobrecimiento económico y precariedad social. Es decir que Grecia, a parte del perder su soberanía, acepta la sumisión económica, la condena eterna a la miseria y la eutanasia forzada de su sistema social, una Grecia en la que ya se dan casos de pensionistas muertos por causa del frío en sus propias casa, de niños desnutridos y abandonados y de hospitales incapaces de atender a un número crecientes de enfermos. No deja de ser llamativo que en estas circunstancias se haya admitido y encomiado a Grecia a que aumente su presupuesto militar en un 18,2%, es la única partida del gasto que aumenta, lógicamente por conveniencia de la industria armamentística americana. Es de justicia señalar que parte de la deuda que ha acumulado Grecia estos años ha sido motivada por su enorme gasto militar, uno de los más altos de la UE proporcionalmente, y es que Grecia es frontera con Turquía, y la UE ha sido uno de los impulsores de este gastos militar pues quiere asegurar su frontera con la siempre inquietante Turquía. Por supuesto esta circunstancia no se ha tenido en cuenta a la hora de valorar la magnitud de la deuda helena. La banca privada gana la partida. Uno de los puntos más siniestro es la participación de la banca privada en el “rescate” de la deuda griega. En primer lugar hay que recodar que la idea de “salvar a Grecia” es un eufemismo tragicómico, la banca privada y la fianza internacional, no tienen la menor intención de “salvar a Grecia” sino de prestarle el dinero al gobierno griego para que éste pueda pagar la deuda que tiene… con la finanza internacional; es decir con el préstamo condicionado a Grecia la banca internacional sólo pretende asegurase el cobro de lo que ya prestó anteriormente. Una kafkiana situación en la que el prestamista y acreedor son la misma figura. Pues bien, el total de quita de la deuda que asumen los acreedores privados (bancos, fondos de inversión, y demás instrumentos de la finanza internacional) es ni más ni menos que el 75% del total. Además será esta finanza internacional (a través de sus múltiples tentáculos) la principal beneficiada de las privatizaciones del sector público que se han impuesto al (ex) gobierno de Atenas. Una jugada perfecta en la que los especuladores internacionales ganan todo y los griegos pierden todo lo que los especuladores internacionales ganan. Mientras el BCE sigue sin cumplir con su teórica función que es la de prestar a los países de la UE con dificultades financieras (en este segundo rescate no pone un solo céntimo, tan sólo se limita a renunciar a los potenciales beneficios de la compra de la deuda helena realizada en mayo del año pasado). Objetivamente la inhibición del BCE a prestar dinero favorece objetivamente los intereses de la banca privada internacional para intervenir libremente en esta crisis (privatizaciones) y sacar el mayor beneficio económico de la misma. Como la Comisión Europea, el BCE es un instrumento pseudo-europeo cuya finalidad real es contribuir a la globalización y a la desestructuración de la economía europea, especialmente de los países del sur, que son –de momento– el flanco débil de Europa. Con todo esto no queremos exculpar en absoluto a la degenerada clase política griega que con su catastrófica gestión de las últimas décadas ha provocado la quiebra del Estado heleno. Gobernado alternativamente por conservadores y socialista sin la menor visión de Estado ni de comunidad nacional, con una mentalidad de clan y enfrentados entre ellos en una dialéctica amigo-enemigo, que han aprovechado en sus respectivas etapas de gobierno para enriquecerse siempre más que el “enemigo”, todo ello aderezado con una absoluta irresponsabilidad e insensatez en la gestión de la “cosa pública”. Son esos mismos socialistas y conservadores los que han votado a favor de este “plan de ajuste”, presentado ante la opinión pública con un oropel de mentiras y falacias por el actual (ex) Primer Ministro, Papademos. La oposición nacionalista de LAOS –que hace breves semanas abandonó el gobierno de coalición por considerar “humillante” lo que estaba negociando el Gobierno griego- y la comunista se han opuesto a la ignominiosa aceptación de las condiciones impuestas por la Troika financiera. Frente a la alta fianza por nuestra soberanía política y económica. La finanza internacional ha avanzado posiciones en su estrategia de domino mundial. No debemos olvidar que entre los actores de esta tragedia que nada envidia a los de Sófocles, también hay contradicciones; de fondo está el ataque de la finanza norteamericana al euro, mientras que Alemania y Merkel han apostado por su mantenimiento y la no salida de Grecia de la zona euro. Pero esta cuestión no está todavía cerrada, puede que los intereses norteamericanos se impongan y Grecia termina por abandonar el euro, abriendo la puerta de salida a España, Italia y Portugal y por lo tanto a la desaparición de la divisa europea en beneficio del dólar que haría omnímodo su dominio como moneda mundial. Esto nos invita a una reflexión que creemos necesaria y aún no asumida por los europeos que apuestan por una vía política emancipada de los intereses financieros internacionales y del control de los Estados Unidos. Es cierto que la situación de Grecia ha supuesto un nuevo ataque al concepto de Estado soberano, es cierto que la finanza internacional atacará a los Estados para arrebatarles su soberanía política y económica, y desde ese punto de vista el Estado es un rival de la fianza. Pero también es cierto que hoy el Estado típico del siglo XX es incapaz de resistir el poder del dinero y de enfrentarse a la finanza internacional con la menor posibilidad de éxito (y esto igual vale para Grecia, para España, para Francia o para Alemania) por ese motivo es necesario plantear una respuesta a escala europea, sólo una Europa que actúe como un único bloque, como un solo actor en la escena política y económica podrá cambiar la relación de fuerzas y cambiar el escenario político que ha preparado la finanza internacional en beneficio de todos y cada uno de los europeos, que no nos vamos a conformar con la ruina, la miseria y el control que nos quieren imponer los agentes de eso que se ha llamado la Globalización.
|