Hacia una forma de vida nacionalista Por Hans Fiebig Müller ¿Que es ser nacionalista? ¿Es acaso odiar a tu vecino por ser tu vecino? ¿Es ser superior a los demás por el simple hecho de estar en tu país? ¿Es imponer por la fuerza nuestra identidad hacia los demás? Claro que no. Ser nacionalista es un sentimiento y una conducta, sentimiento de cariño y preocupación hacia nuestro país, y una conducta, la conducta de entrega absoluta por el bienestar del país. Actualmente ser nacionalista es algo mal visto. Preocuparse por el país es considerado una estupidez, todos plantean que lo correcto es preocuparse por sus intereses personales primero antes de preocuparse por el bienestar del País. Nuestros tiempos han cambiado, el ejemplo de Prat es ridiculizado y para que hablar de Portales, los actuales gobiernos simplemente no conocen ni consideran la forma de ser que tenía Portales y su entrega al País. ¿Cuantos de nosotros se dedica a recorrer y aprender el País en vacaciones, en vez de viajar al extranjero? ¿Cuantos de nosotros indaga los mitos, leyendas e historia del lugar que recorre? ¿Cuantos de nosotros indaga la forma de vida de los lugareños? Podremos seguir con una lista eterna de nuestras omisiones, pero el punto es simple: para amar al País hay que conocerlo, no puedes ser un amante de tu Patria desde un escritorio. Actualmente, está muy de moda hablar de los tratados de libre comercio, muchos a favor y muchos en contra, pero lo más grave es, que actualmente quienes gobiernan el País con el afán de obtener logros han realizado una verdadera Maratón del libremercado, empecinados en firmar cuanto tratado económico sea posible, sin tomar en cuenta que, lo primero es poner el País en igualdad de condiciones para enfrentar un tratado. ¿Se han mejorado los sistemas de riego para lograr mayor rendimiento agrícola? ¿Se ha dado capacitación a los agricultores para enfrentar los nuevos desafíos? ¿Se ha hecho un catastro real de nuestra realidad agrícola para poder planificar hacia el futuro? El tema agrícola es uno, hay muchas áreas que se encuentran en similitud de condiciones. No se puede reaccionar tardíamente ante un cambio de escenario, se debe anticipar ese nuevo escenario preparando adecuadamente al País, no solamente mediaticamente con promesas de alegrías venideras y bonanzas. ¿Cual es nuestra conducta como clientes de un supermercado o de un almacén? ¿Nos dejamos llevar por esos pesos menos antes de adquirir un producto nacional? Puede ser considerado de poca importancia este tema, pero en la realidad lo es. Entendemos muy bien que hay distintas realidades socio-económicas y que unos pocos pesos pueden marcar fuertemente la diferencia en la canasta familiar, pero al crear un circulo de consumo interno favorecemos directamente a las empresas y productores de dichos artículos, al haber demanda hay empleo y con empleo hay consumo. Con los tratados de libre comercio y los altos y bajos de las monedas de cambio se ven realmente como llegan a los estantes productos lácteos provenientes desde otros países como Paraguay, tomando en cuenta los gastos en transportes e aranceles, todavía llegan a un precio competitivo. ¿Pero cual es la realidad de nuestros productores lecheros en el sur? La realidad es deprimente. Basta ver darse una vuelta a Osorno y sus alrededores y conversar con los lugareños que viven de la producción lechera. También los grandes consorcios juegan un rol en contra, mientras haya un sólo comprador masivo y varios productores no unidos en una cooperativa que los represente, el que compra fija el precio ya que tiene el "sartén por el mango". No solamente al momento de comprar un producto basta que diga "Hecho en Chile",además hay que analizar que empresa está de fondo. En un producto se puede perfectamente leer "Hecho en Chile" y al reverso "Con capitales transnacionales". Preferir un producto de alguna empresa no transnacional puede marcar la diferencia. Sabemos que no podemos llegar al extremo de que si un producto no es manufacturado en Chile ya que no hay la tecnología para ello, dejar de adquirirlo. Esperamos que algún día Chile llegue a ser una potencia mundial, y si tenemos buenos gobernantes lo podría llegar a ser, y así contar con la elaboración de todo tipo de artículos. Mientras eso no sea posible, el radio se va expandiendo al preferir un producto de un país vecino y así beneficiar como bloque al continente como alternativa. Nuestra cultura también está en peligro. Ya nadie se respeta culturalmente o se deja llevar por la utilización de términos y palabras foráneas. ¿Acaso es mucho agotamiento bucal decir algunas letras más para decir "correo electrónico" en vez de "email"? No perdamos nuestro lenguaje, que es de tan rico vocabulario. No sigamos absorbiendo términos foráneos mientras tengamos nuestro propio lenguaje. A la vez, no sigamos introduciendo rituales de consumo foráneos, que muy atractivos pueden ser para nuestros hijos, pero que a la vez nos va convirtiendo de modo irreversible en cualquier cosa, menos en lo que somos, ¡¡Chilenos!! |