LA IGLESIA, EL PAPA Y SU RENUNCIA por Alberto Buela El
agudo sociólogo italiano Carlo Gambescia distinguió cinco actitudes
posibles ante la abdicación del Papa: la apocalíptica, como signo del
fin de una época, la providencialista donde Dios velará, la drietológica
que indica una motivación escondida en la renuncia, la progresista donde
se facilita la democratización de No
cabe duda que nosotros como creyentes adherimos a la quinta opción, pero
como analistas políticos, ésta no nos explica nada, pues asume y acepta
el hecho consumado. Los
mass media en su inmensa mayoría adoptaron la interpretación progresista
o democrático reformista según la cual hay que aprovechar esta dimisión
inesperada del Papa para seguir modernizando En
el fondo los mass media quieren una Iglesia a su gusto y modo. Pretenden
un Papa al estilo del que ellos crearon como lo fue Juan XXIII, al que
ellos mismos bautizaron “el bueno”, cuando lo que hizo fue abrir las
puertas de Desde
la época de Pío XII, que se le plató al mismísimo Hitler en la
plenitud de su poder con una encíclica escrita en alemán Mit
Brennender sorge= Con viva preocupación. Desde ese papado
Se
nos podrá decir: pero el mundo cambió, y es cierto. Pero la que cambió
sustancialmente fue Con
ello Es
interesantísimo hacer notar, aunque sea una tara de nuestro oficio, cómo
en todo este período que va de 1871 a 1950 se multiplica por miles el
clero católico así como las conversiones de grandes pensadores y
personajes. Scheler, Bergson, Newman,J.Green, el Rabino de Roma, Edith
Stein, Simone Weil, Ch. Peguy, P. Claudel, L. Bloy, J. Maritain, Ch. de
Foucauld, J. Joergensen, P. Wust, Raisa Maritain, J.
Cocteau, G. Marcel, G. Chesterton, Y.Lewis, G. Greem, F. Copleston, T.
Elliot, T. Haecker, E. Jünger, García Morente, para poner un filósofo
español. Estas
grandes conversiones por el nivel intelectual y espiritual se clausuraron
a partir del “escándalo” del Vaticano II. Skandalon
=
piedra, significa estrictamente el obstáculo o incidente público que
obra como causa para que alguien actúe o piense mal. La
Iglesia se confundió y confundió a sus fieles. El famoso aggiornamento
quedó limitado a una adecuación a la opinión publicada que en su
mayoría proviene del mundo liberal de izquierda que no es precisamente
católico. Es que
el concepto de aggiornamento fue un concepto equívoco que los hombres de la
Iglesia lo entendieron como una adaptación parcial a ciertas necesidades
que plantea el mundo moderno, mientras que los enemigos de la Iglesia (la
masonería, el rabinato, los ateos, el marxismo, el socialismo, el
liberalismo, el protestantismo, el neopaganismo) lo entendieron como una
adecuación infinita a todas las pautas o normas culturales generadas por
ellos: el abandono del celibato, las sacerdotisas, la píldora
anticonceptiva, el uso del preservativo, el aborto, el divorcio, el
matrimonio gay, la no responsabilidad de los judíos en la crucifixión de
Cristo, (1) el sacerdocio de los homosexuales, la eutanasia, el alquiler
de vientres para procrear, y un largo etcétera. El
Papa renuncia porque sabe que El
Papa no actuó como un débil y senecto agnóstico ni como un burgués
individualista al que las cosas no le salen bien, ni tampoco actuó como
Papa, pues sino, no hubiera renunciado. Los
Papas no se bajan de la cruz, afirmó por ahí un obispo. La decisión
fue una determinación privativa de la persona Ratzinger, en tanto único,
singular e irrepetible, moral y libre. Y en ese sentido es incuestionable. Qué
nos está permitido esperar? No mucho. Seguramente que los poderes que
generaron la drástica decisión de Ratzinger tomarán buena nota y no van
a poner en la silla de Pedro a otro intelectual, políticamente
progresista (propuso en su mensaje al parlamente alemán “un
Estado socialdemocrático” y al final de su encíclica Caritas in veritate la construcción de un gobierno mundial), ya
mayor cuando electo, e inhábil en el manejo de los hombres, sino a
alguien del establishment eclesiástico.
Que cumpla con todos los requisitos que encierra el concepto de establsihment = grupo
dominante que detenta el poder y la autoridad. Nos
arriesgamos un poco más y decimos que dada la quiebra financiera del
Estado Vaticano no sería nada raro que el próximo Papa provenga de
alguna gran potencia o potencia emergente. Poderoso caballero es don
dinero. Pero
estas son las opiniones de los hombres y seguramente otro será el
criterio de Dios Padre quien puede condolerse y hacer
que sople el Espíritu en el próximo Cónclave. Pero esto último va más
allá del análisis politológico.
(1) Yendo en contra de lo escrito expresamente por San Pablo en la I Tes. 2, 14-25: Los judíos son los que dieron muerte al Señor Jesús y a los profetas y los que nos han perseguido a nosotros y desagradan a Dios, y son enemigos de todos los hombres. Hoy el más grande teólogo especialista en cristología, Olegario González de Cardedal, hace malabarismo teológicos para explicar lo imposible y acomodar este punto al Vaticano II, hasta que al final apoyándose en otro insigne colega, J.A. Fitzmyer afirma: “ No hay ninguna prueba que demuestre que sea totalmente falsa la imagen general de los relatos de la pasión donde se implica a ambas partes” (Cristología, BAC, Madrid, 2008, p.108)
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