La noche al acecho en el monte tucumano se hizo larga y fatigosa. Ya el
calor de noviembre comienza a hacerse sentir pese a lo temprano de la
hora. Por la senda estrecha se desplaza la sección al paso largo, de
regreso a la base táctica. Adelantado y como punta de infantería, marcha
el grupo de tiradores del Cabo Primero Wilfredo N. Mendez.
Son montañeses. Con gran orgullo dicen que "son del Regimiento de
Infantería 22 y han venido desde San Juan a demostrarles a esos
delincuentes que la Patria tiene una sola Bandera: la Azul y Blanca y
que ellos no van a permitir que nadie pretenda reemplazarla por un trapo
rojo".
De pronto, un claro en la espesura. No muy amplio pero peligroso para su
cruce. El delincuente subversivo, que no da la cara, suele aprovechar
esos lugares para, desde seguro escondite como la alimaña, sorprender
con el fuego, producir alguna baja y luego huir cobardemente. Hay que
adoptar alguna medida de seguridad, pero sin demorarse mucho porque el
resto de la Sección está cerca y no hay tiempo que perder. Ademas, el
Cabo Primero Mendez no es de los que esperan mucho. Siempre va al frente
y no ha venido desde San Juan para "andar achicandose". Ordena efectuar
unos disparos en dirección a los posibles escondites del monte y luego
dice:
-Adelante el Grupo, seguirme !
Pero la sospecha del Cabo Primero no impidió la emboscada. Ya en el
claro, un nutrido fuego proveniente de la espesa vegetación se
centraliza sobre el cuerpo del bravo suboficial y sus nueve soldados.
Los heridos propios son varios. Cinco en total. Dos de ellos de muerte.
Hay tres que, aun heridos, siguen empuñando con fuerza su fusil. Los
otros dos estan por expirar. Uno de ellos, el que iba como siempre a la
cabeza, el que estaba más cerca del lugar de donde provenían los
disparos, es el Cabo Primero Mendez. Todavía le queda un tenue hilo de
vida, que se cortará en breves segundos. En ese pequeñísimo lapso entre
la vida y la muerte, en esa fracción previa al pasaje a la eternidad
habrá ocupado su mente lo que siempre fue el norte de su existencia:
Dios, que ya lo va a recibir por bueno y por leal a las virtudes
humanas, su Patria y su Familia. Por esa trilogía está a punto de morir.
La habrá ocupado también su vocación de soldado cabal; de soldado "hasta
la muerte" en el más fiel reflejo de la expresión; de soldado que piensa,
aun en ese trance, en su Grupo que queda sin Jefe y que eso suele ser
grave en el combate. Por todo eso y como un último acto de servicio
empuja valientemente a sus hombres hacia la decisión y la victoria con
un grito:
-VIVA LA PATRIA !
Inmediatamente despues, un segundo disparo lo alcanza y le quita
definitivamente la vida. Pero aquel grito del Jefe ya inerte, ha llegado
al oído y al corazón de sus soldados, algunos heridos y otros aplastados
contra el suelo para evitar el fuego que no cesa. Tambien escuchan ahora,
la voz de los delincuentes que intiman a la rendición. La ven facil. El
jefe muerto, varios heridos. Es la oportunidad de hacerse de unos
cuantos fusiles y rematar a lo que quedan vivos.
De pronto, una voz firme y una orden:
-CALLENSE, HIJOS DE P....! VIVA LA PATRIA ! El grupo fuego y al
frente, carrera...mar !
De dónde surgió ese nuevo Jefe? Es un bravo soldado. Fiel exponente de
esa valerosa clase 1954, que viendo a su Jefe muerto, toma el mando del
Grupo y hasta con los heridos pasa al ataque, poniendo rápidamente en
fuga a los autores de la agresión artera. El Grupo perdió a su Jefe, el
Cabo Primero Wilfredo N. Mendez y al Soldado Benito E. Perez que, herido
en la acción, muere durante la evacuación.
El Regimiento 22 de Infantería de Montaña engrosó la lista de sus héroes.
El cuadro de suboficial revivió, una vez más, los laureles que le legó
el Sargento Cabral y confirmó sus virtudes más salientes: valor, lealtad,
patriotismo y fe en la victoria final.
La Patria, se enorgulleció una vez más de la juventud que anualmente se
incorpora a las filas de las Fuerzas Armadas para cumplir con la sublime
obligación de aprender a defenderla. Está segura que entre esos jóvenes,
siempre habra quien en las situaciones más difíciles, tomará la Bandera
Azul y Blanca y dira al resto: Adelante ! y será seguido sin
vacilaciones y con valentía en el camino hacia la gloria. |