El
domingo 9 de abril de 2006 se cumplió un nuevo
aniversario de una de las masacres más cruentas
y poco conocidas de la historia. Se trata de la
matanza de Der Yassin, un crimen que por sus
características e implicancias políticas jamás
debe caer en el olvido.
Empezaremos
diciendo que Der Yassin era una pequeña aldea
palestina ubicada a 3 kilómetros al oeste de
Jerusalén, que para el año 1948 no llegaba aún
a los 800 habitantes.
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La
población estaba compuesta por familias de pacíficos
agricultores que se dedicaban al cultivo de granos,
vegetales, frutas y aceitunas. Como buenos musulmanes,
tenían su mezquita, a la cual los hombres siempre
concurrían a orar.
Desde
hacía tiempo padecían la ocupación inglesa, pero sabían
que a su patria habían comenzado a llegar miles de
sionistas que, inspirados por el proyecto delineado por
Teodoro Herltz, querían usurpar su territorio para
fundar un nuevo "Estado". Lo que la aldea no
sabía es que estaba en la mira de estos terroristas, y
que serían atacados por una banda liderada por un
soldado despiadado que haría luego una exitosa carrera
en el régimen israelí, Menahem Begin.
Fue
en la noche del 9 de abril del año 1948 cuando, bajo
instrucciones expresas de la Jewish Agency, guerrilleros
sionistas ingresaron a Der Yassin y desataron una
carnicería en la que mataron a más de la mitad de la
población. El objetivo era instalar el miedo entre los
palestinos para lograr forzar la entrega de territorios
y crear Israel.
El
ataque
Los
sionistas se habían dividido en tres grupos: "Aragón
Tsfai Leumi", dirigido por Begin, "Shteren"
y "Haganah", al mando de Yenshorin Sheif.
Cuando cayó la noche del 9 de abril se parapetaron en
las afueras de la aldea a la espera de la orden de
ataque. La misma fue recibida a las 2 AM del día 10.
Los
grupos irrumpieron violentamente en Der Yassin, con
carros blindados y llamando a la población por
altoparlantes. Entraron por el sur y a través de los
amplificadores le dijeron al pueblo: "Vayan al
oeste, camino al pueblo de Ein Karem, y no les pasará
nada". Los inocentes agricultores, temerosos y crédulos,
les hicieron caso y se encaminaron a su muerte.
Cuando
ya se encontraban en las calles, los palestinos vieron a
los paramilitares que se dirigían hacia ellos de entre
las penumbras de la noche, y fue entonces cuando
comenzaron a recibir ráfagas de metralla. Se desató el
pánico. Los sionistas no tenían piedad, mataban a
sangre fría a hombres, mujeres, ancianos y niños.
Entraban a las casas de aquellos que intentaban
refugiarse y colocaban granadas para destruirlas. La
aldea se transformó en un infierno, un infierno
perpetrado por la dirigencia sionista mundial.
Zseifi
Ankory, miembro de Haganah, destacó luego en su parte:
"Entré a 6 o 7 casas. Ví aparatos genitales
arrancados, vientres de mujeres abiertos y machacados. A
juzgar por las señales de los cadáveres, fueron
matados directamente con cuchillos". Los cuchillos
eran una de las armas favoritas de los guerrilleros
sionistas. Con ellos degollaron a los más jóvenes y a
las mujeres "para no gastar balas".
En
total masacraron a más de 400 personas, y la prensa
internacional de la época intentó ocultar las cifras.
El The New York Times, al hacer referencia al tema,
primero lo minimizó y dijo que "habrían muerto"
254 personas. Apenas 40 aldeanos pudieron escapar. El
resto tuvo que esconderse entre las ruinas, pues los fanáticos
los buscaban para matarlos y no dejar más testigos.
Al
respecto, Jack de Reine, observador de la Cruz Roja
Internacional, elaboró un contundente informe que también
reproducimos en forma completa en esta nota. Un relato
posterior de este funcionario da una visión meridiana
de lo que allí aconteció: “Los judíos rechazaron
ayudarme y protegerme, vestían uniformes verdeolivo y
usaban cascos, todos sus miembros eran jóvenes y
adolescentes, varones y hembras, estaban armados con
metralletas, rifles, granadas; tanto sus armas como sus
uniformes estaban llenos de sangre, éste era el grupo
encargado de asesinar a los sobrevivientes”.
El
grupo Haganah fue el que debía enterrar los cuerpos de
las víctimas. Su jefe, Yenshorin Sheif, recordaba con
irónica alegría el sangriento acontecimiento: “aquel
día primaveral era maravilloso, los árboles de
almendra estaban llenos de flores, pero por todos los
lados venía el olor desagadable de los cadáveres que
enterrábamos en la fosa común, y se veía el destrozo
del pueblo”.
Como
mencionamos antes, la Cruz Roja intentó entrar
enseguida a la aldea, pero los paramilitares
pretendieron impedírselo.
Der
Yassin fue para el sionismo una "victoria". Se
ufanaba de haber masacrado a un pueblo indefenso, se
vanagloriaba de haber matado a niños y mujeres, de
haber dejado en ruinas a una laboriosa aldea agrícola
cuyo único "delito" era ser Palestina. Esta
barbarie fue el génesis de Israel, y el mismo Menahem
Beguin, del cual hablaremos a continuación, señaló años
más tarde: "lo que ocurrió en Der Yassin y su
divulgación ayudó a triunfar en batallas decisivas y
allanó el camino al futuro".
Y
fue así. Antes del 15 de mayo, mientras aún Palestina
estaba bajo dominio inglés, los guerrilleros sionistas
ocuparon varias ciudades más y terminaron produciendo
el éxodo de 3 millones de palestinos. Luego, con la
ayuda anglosajona, el sionismo logró en ese mismo 1948
que la ONU diera el visto bueno a la constitución de
Israel.
Menahem
Beguin, el jefe de la masacre
Una
mención especial merece la figura de quien lideró el
ataque a Der Yassin. Menahem Beguin no fue un simple fanático
sionista, sino que se transformó en uno de los líderes
de Israel gracias a su espíritu despiadado, alimentado
por un odio criminal.
Nacido
en 1913 en Polonia, ya a los 16 años se enroló en el
movimiento sionista Bethar, organización paramilitar
cuya misión era "defender la judeidad en Polonia".
En 1938 terminó por convertirse en cabecilla de la
banda, que reunía a unos 70.000 miembros.
Durante
la Segunda Guerra Mundial fue detenido temporalmente por
autoridades soviéticas, pero sus buenos contactos con
sionistas rusos lo libraron pronto de su encierro en
Siberia. En 1941 se alistó en el denominado "Ejército
Libre Polaco", y en 1943 encontró una excusa para
ir junto con sus secuaces a Medio Oriente. Al llegar allí
tomó contacto con el grupo clandestino Irgun, que
estaba levantándose en armas contra la administración
inglesa y la población palestina en pos de la invención
de Israel. Beguin se salió del ejército polaco y
comenzó a realizar atentados para Irgun. Sus métodos
eran tan violentos y aberrantes que incluso chocó con
Ben Gurión, otro conocido sionista autor de
innumerables crímenes de lesa humanidad.
Der
Yassin fue en la "foja de servicios" de Beguin
un antecedente de alta importancia para los israelíes.
En la década del ´50 fundó el partido Jerut, que
posteriormente se convertiría en el Likud.
En
1977 Beguin se transformó en primer ministro del régimen
sionista de ocupación. Irónicamente, en 1978 este
criminal obtuvo el Premio Nobel de la Paz.
Tras
esto, el "guerrero de la paz", como lo llamaba
la prensa, ordenó en 1982 la invasión al Líbano. Su
ministro de Defensa era Ariel Sharon, y su última acción
de gobierno fue otra masacre, la de Sabra y Shatila.
Tras este crimen, Beguin no pudo mantenerse frente a la
comunidad internacional y debió dimitir. Murió en 1992
a los 79 años, sin haber pagado por todos sus delitos
contra la Humanidad.
Informe
especial de la Red Kalki
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