LETONIA:
LA VERDADERA CARA DEL CAPITALISMO
Antigua
república soviética, cayó en las garras del
capitalismo. De la
sarten al fuego. Ahora está en bancarrota.
Riga
es una fantástica ciudad medieval llena de bares, restaurantes, night
clubs e iglesias, donde se mezcla el estilo Art Nouveau de los poderosos
burgueses del siglo XIX con la monumental arquitectura comunista de la era
soviética e idílicas construcciones de madera, bajo la nieve.
Actualmente tiene un solo problema: es fantasmagórica. No hay nadie en
ningún lado. No es el frío insoportable los que los tiene encerrados
sino la fenomenal crisis económica que ha destruido su crecimiento del 14
por ciento, sus empleos y, especialmente, sus esperanzas de seguir siendo
"el Tigre" del Báltico. Desde enero, el país se encuentra al
borde de la bancarrota y ha puesto a prueba la solidaridad de la Unión
Europea, de la que forma parte aunque no consigue reunir las condiciones
para sumarse al euro.
Una verdadera aventura es encontrar un restaurante con gente comiendo. La
mayoría se ha transformado en una escenografía vacía, donde los
comensales simplemente no existen. "La ciudad es un desierto. Nadie más
tiene dinero, los despidos son diarios y trabajar se convirtió en un
status excepcional. Los que lo tienen sienten terror a perderlo",
sintetizó Banaska Aizcranche, que trabaja en Monteroso, un restaurante
italiano lujoso, en una ciudad que ha perdido la alegría y el espíritu
de fiesta. Sus clientes son los extranjeros expatriados, que empiezan a
partir de Letonia. En Fellini, otro coqueto restaurante del Bergis Bazar,
batieron los récords: un sola mesa ocupada en tres días.
De todos los países del Este europeo, la pequeña Letonia es la más
afectada por el colapso financiero global porque fue el país que más
radicalmente se liberalizó con las patas menos sólidas. Sin industria ni
grandes exportaciones, que no sea la madera, se transformó en una economía
de servicios. Una pequeña City a la británica, con
especuladores financieros dispuestos a ofrecer (y aceptar) créditos a
corto plazo por SMS a una población recién independizada de la Unión
Soviética y con
ansias libertarias y consumistas. El credit crunch la arrastró junto a su
gobierno de coalición, que cayó después de que los furiosos
agricultores avanzaron sobre Riga, en una versión letona del "que se
vayan todos".
Junto con Estonia y Lituania, Letonia forma parte de la Unión Europea
desde 2004 y su crecimiento económico los convirtió en modelos a imitar
para el resto de los países del Este, con sus economías
hiperliberales. Hoy Letonia es la que tiene las peores pérdidas.
El PBI se redujo en un 10,5% el mes pasado y piensa que para el fin de
2009 la economía puede contraerse al menos un 12 por ciento. Los dolores
no finalizarán. El FMI exige un recorte de 20% más en los gastos del
Estado para seguir ayudando con un paquete que se sumará a los 7.500
millones de euros aportados en la emergencia.
La nueva miseria es obvia en el Mercado Central de Riga. En este
monumental edificio cubierto para soportar el frío y las nevadas del
invierno, las vendedoras se alinean detrás de los puestos de carne sin
conseguir clientes. No es que los precios han aumentado, la demanda ha
desaparecido: el 21
por ciento de la población está desocupada y los "nuevos
pobres" sólo pueden comprar lo indispensable. Como
en la convertibilidad argentina, el lats, la moneda nacional, está en un
mecanismo de peg con el euro. Un lats cuesta 1,42 euros.
Para Daiana Ozolina, la dueña de un puesto de carne, la historia
simplemente se repite. "He empezado a vender por pieza. Dos
patas de pollo, una pechuga, dos costillas, como cuando estábamos en la
era soviética. Simplemente la gente no tiene más dinero y en un mes, mis
ganancias han caído un 20 por ciento", relata.
Para los jubilados, la carne es una ilusión. Vieta Norvilas cuenta sus
monedas y elige un hueso casi pelado, que la vendedora reemplaza por uno
mas carnoso por caridad para su guiso. Ella vivió la Segunda Guerra, la
traumática separación de la URSS y ya no
cree en nadie.
"No sé que pueden hacer los políticos en esta crisis. Generar
trabajo y no dejar que más gente pierda sus casas. Pero
sólo trabajan para ellos",
reflexiona.
Los letones no pueden pagar los créditos en euros con los que compraron
sus casas ni sus autos ni sus freezers ni sus licuadoras. La
ola de consumismo que generó el crédito fácil, promovido por los bancos
mayoritariamente de origen sueco instalados en Letonia, se acabó junto
con el aumento de desempleo al ritmo de la crisis global. Desde enero son
desalojados de sus hogares, pierden sus casas de campo o sus tractores o
automóviles.
Ahora el nuevo negocio en Letonia son los recolectores
de deudas impagas, que pueden acosar a los deudores con una llamada cada
hora. El miedo es que vuelvan a instalarse en el país otros métodos más
violentos para recuperar el dinero perdido: los de la mafia, que reinaba
hasta finales de los 90
y desapareció con el "boom" económico. Cada oferta de empleo
publicada recibe 300 currículums de respuesta. Las espectaculares chicas
letonas, rubias y de ojos azules, que promocionaban sus atributos en
internet tampoco tienen la menor demanda. Sus clientes han desaparecido
junto con el turismo.
Y los
letones no son los únicos que sufren con "las mieles" del
capitalismo. Esta situación recorre toda Europa. Ahora el mundo puede
constatar adonde nos lleva el tan mentado capitalismo: directo al
precipicio.
Los
letones ya sufrieron con el comunismo y ahora sufren con el capitalismo.
Es hora de un cambio...
|