LA ALTERNATIVA IDENTITARIA EN LAS ANTÍPODAS DE LA DERECHA LIBERAL 

por Enric Ravello (*)




Los resultados electorales ocurridos en los últimos meses en Europa, señalan un nuevo tiempo político, para los que el que los análisis periodísticos basados en esquemas esclerotizados son incapaces de dar la explicación adecuada. Como ejemplo, hemos de señalar el desconcierto en la prensa española ante el porcentaje obtenido por Marine Le Pen, pero sobre todo su constante error al predecir la actitud que ésta adoptaría en la segunda vuelta. La prensa de izquierda, y más aún la de derechas se apresuraron a lanzar sus cábalas en las que los votos de Marine irían de “forma natural” a engrosar los de la derecha encabezada por Nicolas Sarkozy. Los hechos han demostrado lo lejos que estaban sus análisis de la realidad, y lo lejos que están nuestros analistas políticos oficiales de analizar con rigor ese nuevo tiempo político que las urnas están anunciando en toda Europa. 

Para comprender el nuevo tablero político, es necesario romper con los esquemas periclitados, y esa ruptura comienza por entender tres características fundamentales que definen a los movimientos identitarios europeos.

1-La diferencia entre la derecha y la alternativa identitaria no es de grado, es ontológica.

La división binaria derecha/izquierda hace mucho que no sirve para encasillar las categorías políticas hoy en acto, la dicotomía derecha/izquierda ha dejado de tener significado real. Actualmente los paradigmas y las líneas divisorias son otras y aquella vieja categorización ya no responde a los criterios y formas actuales.

Ya en los años 80, el filósofo francés, Alain de Benoist, empezó a señalar lo caduco de esta división proponiendo un esquema alternativo: centro/periferia. De Benoist entendía por “centro” a los partidarios del sistema político vigente, mientras que en la “periferia” se incluían los críticos con el mismo. Sin duda era un esquema más realista, pero la categoría “periferia” era demasiado amplia y demasiado heterogénea para poder considerarla de forma unitaria. Si bien se puede afirmar que el “centro” al que se refería el autor galo ha tendido a la homogenización en estos últimos años (socialdemócratas y liberal-conservadores hoy son prácticamente intercambiables), por el contrario lo que él anunciaba como “periferia” no se ha conformado como tal.

Si bien la dialéctica propuesta por de Benoist señala una innovación importante respecto a fórmulas anteriores, además del problema que hemos señalado más arriba, hay que añadir que el mundo ha cambiado de forma radical en las tres últimas décadas, y que durante este lapso de tiempo, asistimos a un fenómeno crucial que hace 30 años sólo daba sus primeros síntomas, pero que caracteriza la fase actual de la historia europea y mundial; nos referimos a la globalización basada en la ideología mundialista.

Por lo tanto si unimos la tendencia rupturista del análisis de Benoist y lo aplicamos al momento actual, señalamos que la gran división ontológica entre dos concepciones políticas, es decir la línea que nos separa de los “otros” entendido en términos ideológico-políticos es la fractura: mundialistas/identitarios. Siguiendo este esquema, para nosotros, como comentábamos en una entrevista con la profesora de ciencias política de la Universidad de Siena, Rssella Borri, la clasificación de las realidades políticas actuales responde a una división esencial ontológica esencial, mundialistas/identitarios, reconociendo un matiz interno (de grado pero no de esencia) en la primer categoría que separaría a : oficialistas y altermundialistas.

Mundialistas: 

-Oficialistas: sería el "el centro" del que hablaba Alain de Benoist. Proponen un modelo político-económico único basado en el mercado y en la ideología liberal, que debe imponerse urbi et orbe. Incluye a liberales conservadores y socialdemócratas. A muy grandes rasgos diríamos que aceptan la sumisión de la política a la finanza, y abogan por el libre mercado mundial según los resultados de las rondas del GATT, rechazado las políticas arancelarias y defienden un concepto multicultural de la “nacionalidad”. Hollande, Sarkozy, el PASOK, Nueva Democracia, PP, PSOE, CiU están encasillados aquí.

-Altermundialistas: los que también defienden ese uniformización global y multicultural, pero desde otros parámetros ideológicos, serían la izquierda post-marxista. IU, los varios partidos comunistas o la famosa coalición de extrema griega SYRIZA serían los ejemplos más visibles. Su diferencia con los mundialistas convencionales es de matiz no de esencia. Como ejemplo plausible de lo que decimos recordamos que la coalición SYRIZA ha participado en conversaciones para formar gobierno con los socialdemócratas del PASOK y los derechistas de Nueva Democracia (ND), mientras que Amanecer Dorado era excluido de cualquier tipo de negociación, el mismo sentido tiene el “cordón sanitario” con el que se aísla al Vlaams Bealng (VB) en Flandes. Ejemplos así los encontramos en toda Europa.

Identitarios:

-Identitarios: los que nos oponemos a esta uniformización y pensamos en el respeto a las identidades propias de los pueblos por encima de los intereses del mercado globalizado y en las antípodas de la llamada "ciudadanía universal" o "personalidad global". Abogamos por la creación de espacios económicos autocentrados y protegidos con políticas arancelarias, definimos la nacionalidad en términos de arraigo y abogamos por la recuperación de la política en detrimento de la dictadura de la finanza internacional.

Asumiendo esta realidad, es absurdo usar el término “extrema derecha”, que hace suponer una contigüidad entre la derecha y la extrema derecha y por tanto pervierte la realidad la ruptura que existe entre la derecha mundialista y la alternativa identitaria. 

Nos gusta recordar el comentario de Marine Le Pen cuando le preguntaron con insistencia si daría el voto para Sarkozy su repuesta a los periodistas fue: “¿acaso Sarkozy pediría el voto para el FN en una segunda vuelta contra el PSF?”. Evidentemente la respuesta es no, y ese no indica claramente lo que estamos diciendo, que la derecha y la socialdemocracia están mucho más cercanas entre sí que cualquier de las dos con los partidos nacionalistas.

2) --Los movimientos identitarios apoyan un acercamiento euro-ruso al margen de Estados Unidos.

Uno de los muchos puntos que separan a la alternativa identitaria de la derecha mundialista es la visión de la posición de Europa en el mundo, de su relación con los Estados Unidos y por ende de su papel en las relaciones internacionales.

La derecha mundialistas, y sólo hace falta recordar fatídicas fotos de José María Aznar o declaraciones actuales de cualquiera de sus representantes españoles o europeos, aboga por una sumisión de Europa a la política exterior de Washington. Es el llamado occidentalismo o atlantismo, según el cual, Europa y Estados Unidos forman parta del mismo conjunto demo-liberal, que hoy debe ser defendido por la parte más poderosa del binomio (los EE.UU) mientras que la otra (Europa) debe darle apoyo incondicional en todas sus actuaciones. De esta sumisión derivan actos tan increíbles como el apoyo de España al bombardeo contra civiles en Belgrado, o nuestra vinculación en Guerras que sólo responden a los intereses petroleros de Washington como las de Irak o Afganistán.

Por el contrario los identitarios proclamamos que los intereses de Europa no coinciden con los de los Estados Unidos y que muchas veces son antitéticos. Abogamos por una Europa que se acerque a Moscú en busca de una gran alianza continental y se buscan formas de acercamiento entre la Europa de influencia rusa y la occidental, objetivo en el que destaca la labor del FPÖ austriaco con sus relaciones en Serbia y en Rusia. Señalar que los identitarios europeos hacen causa común contra el intento –dirigido por Estados Unidos- de incluir a Turquía en la Unión Europea, que es apoyado por la socialdemocracia y la derecha liberal del PSOE y del PP.

Esta postura de independencia europea, tiene su reflejo en el plano internacional con declaraciones en contra de las sanciones a Irán por parte de Andreas Mölzer y Franz Obermayr (FPÖ) contra una posible intervención en Siria por parte de Bruno Gollnisch, o a favor del reconocimiento del Estado palestino y por el abandono de la OTAN por parte de Marine Le Pen. Todo ello en las antípodas de la derecha atlantista.

3)--El proletariado europeo vota identitario.

"Estamos presenciando ahora una selección de personal... Quién de entre Sarkozy o François Hollande aplicará más servilmente la política de austeridad, quién de los dos se someterá mejor a las instrucciones de la troika: FMI, BCE, Comisión Europea. El seis de mayo no se elige a un presidente de la República, sino a un simple empleado del Banco Central Europeo". Con esta frase se resume la postura crítica de Marine Le Pen contra toda política liberalizadora, ya sea dictada por la derecha o por la izquierda, ambas sumisas a la globalización diseñada por la gran finanza internacional.

El voto identitario es el voto de los damnificados por la globalización, y sus dos vectores más visibles: la desindustrialización que provoca el aumento del paro entre los trabajadores europeos, y la inmigración con consiguiente degradación de las condiciones sociales, económicas para los obreros autóctonos.

La respuesta identitaria es la respuesta de las clases medias y sobre todo trabajadoras europeas frente a la agresión generalizada planificada por las instituciones mundialistas y ejecutada por la clase política liberal-socialdemócrata.

El esquema se repite a escala continental. El BNP avanza electoralmente en territorio laborista, la Lega ha acaparado el voto del antiguo PCI en el desindustrializado norte de Italia, el mismo fenómeno se observa en Austria o en Flandes. La insalvable distancia entre la derecha y los alternativa identitaria también afecta a la composición social del respectivo electorado. Un votante identitario que nunca podrá admitir que se le pida el voto para apoyar políticas ultraliberales como la que ha realizado Sarkozy durante su mandato, y como las que ahora aplican Monti en Italia o Mariano Rajoy en España.

En conclusión para quien quiera entender lo que ocurre hoy en Europa, recomendamos la objetividad y el realismo a la hora de analizar lo que son y lo que significa la oposición identitaria y social al mundialismo. Oposición cuya importancia será creciente en los próximos años.


(*) Secretario de relaciones nacionales e internacionales de Plataforma per Catalunya.