VIVIR
EN EL LIMBO: LOS DELIRIOS DE LA REINA CRISTINA
por
Pablo Docimo - pablodocimo@hotmail.com
Desde hace algún tiempo, a la Sra. Cristina Fernández de Kirchner
se la empezó a denominar "Reina Cristina". Lejos de
molestarse por este calificativo, la primera dama parece sentirse
muy a gusto con la denominación.
Por supuesto, como toda reina tiene sus caprichos, algunos un tanto
"modestos", como por ejemplo copiarle el modelo del
vestido que lució el día de asunción a la Infanta Leticia, o esa
coquetería que la caracteriza y la hace lucir espléndida gracias
al "botox"; también tiene otros un poco más ambiciosos
como pretender convertir toda el área que rodea a la Casa Rosada en
un complejo urbanístico digno de una capital europea.
En ese sentido, ya logró enrejar y renovar a la plaza Colón que se
ubica detrás de la Casa Rosada, pero ahora va por más. Su
proyecto sería extender el "embellecimiento" de la zona
hasta el Palacio del Correo, ubicado en la intersección de las
avenidas Leandro N. Alem y Corrientes.
Fiel a su estilo, en lo que a obras públicas se refiere -cuanto
más ostentosas mejor-, el kirchnerismo no repara en pequeños
detalles como la transparencia de los actos de gobierno o la
racionalidad del gasto.
Decreto mediante, y aprovechando la distracción que ocasionan las
fiestas, el Gobierno no tuvo ningún reparo en disponer un
incremento de 11 millones de pesos de los trabajos de remodelación
del Palacio de Correos, cuyo valor había sido establecido
originalmente en 709 millones de pesos. La modificación, publicada
en el Boletín Oficial, fue dispuesta el 13 de diciembre pasado y
obligó a cambiar la fecha de apertura del sobre y la presentación
de ofertas económicas de la licitación: del 26 de este mes al 15
de enero de 2008.
El incremento del costo de la obra -viejo mecanismo para
distorsionar licitaciones- se debió a que los proyectistas Enrique
Bares, Federico Bares, Nicolás Bares, Daniel Becker, Claudio
Ferrari y Florencia Schnack, aseguraron que los cambios
"permiten incorporar un grado de detalle superior, reduciendo
la posibilidad de eventuales variaciones durante el transcurso de la
obra". La remodelación del Correo que tiene por objeto
celebrar los 200 años de la Revolución de Mayo, que se cumplirán
el próximo 2010, durante el mandato de Cristina Kirchner.
Según el pliego de licitación, el trabajo tiene por objeto la
conservación, restauración, remodelación, puesta en valor y
reciclaje del Palacio de Correos y Telecomunicaciones y la
construcción de una gran sala de conciertos, una sala de cámara,
áreas de museo de exhibiciones permanentes y temporarias, áreas
gastronómicas, la cúpula-mirador, oficinas de gestión del
complejo, y demás áreas de servicio para el Centro Cultural del
Bicentenario (CCB). Todo por la módica suma de 720 millones.
La pregunta es: ¿Se justifica semejante gasto por parte de Estado
cuando estamos en emergencia económica? ¿No sería mejor para el
ciudadano común destinar esos 720 millones a la remodelación de
hospitales, especialmente el de Clínicas, por ejemplo?
Pero claro... la Reina Cristina quiere gobernar en una Capital
acorde a su estilo... otro detalle digno de una reina es, sin dudas,
su sueldo, dado que la jefa del Estado argentino gana unos $13.500
mensuales, lo curioso es que su salario es de $6.000, pero recibe
$7.500 más, bajo el eufemismo de "complemento por
responsabilidad del cargo".
El agregado salarial fue un invento de su esposo, Néstor Kirchner,
a mediados del 2006, que le permitió evitar un aumento del sueldo
presidencial del 450 por ciento, según informa diario La
Nación, algo que estaba limitado tras el decreto de Adolfo Rodríguez
Saá, que había congelado el salario presidencial en 3000 pesos.
En realidad, no está mal que un primer mandatario gane un buen
sueldo, es lo que corresponde, pero lo que sí está mal es lo
contradictorio del discurso y la realidad, ya que si se presiona a
los jueces -que con más razón tendrían que estar bien pagos- a
que paguen impuestos, ¿no sería más acorde que se equiparen?
Lo mismo sucede con los edificios públicos, tampoco está mal que
se conserven o se remodelen, también que es lo que corresponde. Lo
contradictorio es gastar semejante cifra, 720 millones, cuando hay
cosas mucho más urgentes, y por otro lado votar nuevamente la ley
de Emergencia Económica.
¿No son acaso caprichos dignos de una reina?
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