LOS GRILLETES DEL IMPERIALISMO La deuda del Tercer Mundo Ha pasado un año desde que el desastre del tsunami golpeara el Sudeste Asiático, Gordon Brown, ministro de economía británico, ha lanzado una cruzada personal para resolver el problema de la deuda del Tercer Mundo. Brown ha hablado incluso de un “plan Marshall para África”, con muchas palabras sobre el “progreso humano” y el “final de la pobreza mundial”. Gran Bretaña se ha comprometido a cubrir el 10 por ciento de los 20.000 millones de dólares que los 70 países más pobres del mundo tienen que pagar, entre este año y el 2015, a las financieras internacionales en concepto de pago de intereses de la deuda. La profusión sin precedente de ayuda para los países afectados por el desastre avergonzó a los gobiernos y empresas de todo el mundo. También ha sacado a la luz los horrores que el capitalismo inflige al mundo: pobreza, miseria y la terrible carga de la deuda. La mayoría de las personas pueden ver que el dinero que han donado o bien no llega a su destino o realmente no servirá para ayudar a las personas que sufren los horrores del tsunami. La mayor parte de ese dinero regresará en concepto de pago de las deudas contraídas por los países afectados y que tendrán que pagar al FMI y el Banco Mundial.
Es importante comprender que el plan de Brown, no importa el resultado ni
la cantidad de “deuda aliviada”, no puede resolver jamás el problema
de la deuda del Tercer Mundo. El problema de la deuda está enraizado en
el propio sistema capitalista, en realidad forma parte integral de él y
no se solucionará hasta que el capitalismo sea eliminado y sustituido por
un sistema mejor, es decir el nacionalismo popular y revolucionario. Como regalo por la separación, en 1960 los antiguos amos coloniales impusieron una suma de 59.000 millones de dólares en deuda pública externa a los nuevos estados independientes, esta era su “parte” de las deudas totales de los imperios y colonias. Para empeorar la situación, se impuso una tasa unilateral del 14 por ciento. Estas medidas estaban destinadas a mantener a los estados recién liberados en la pobreza y la deuda perpetuas, mantenerles como siervos de los países occidentales ricos, sus antiguos amos coloniales. El imperialismo simplemente cambió su vestimenta. La crisis energética de los años setenta y el posterior aumento de la inflación llevó a muchas instituciones financieras occidentales a prestar cada vez más dinero a los países ex – coloniales más pobres. El dinero, que supuestamente debía ser utilizado para el desarrollo económico y la mejora de los niveles de vida, en general se gastó en armas. Se extendió la corrupción y, en general, una parte importante del dinero acabó en las cuentas de los bancos suizos pertenecientes a dictadores apoyados por occidente. En los años ochenta los tipos de interés subieron bruscamente, eso significaba que cada vez tenían que gastar más dinero simplemente en pagar los tipos de interés y no el principal del préstamo. El presidente de Nigeria, Obasanjo, (que aparece como una víctima cuando en realidad no lo es), dijo las siguientes palabras relacionadas con la deuda a la que se enfrentaba Nigeria: “Todo lo que pedimos prestado hasta 1985 o 1986 alcanzó la cifra aproximada de 5.000 millones de dólares y hemos pagado unos 16.000 millones de dólares, y resulta que todavía debemos 28.000 millones de dólares. Estos 28.000 millones son el resultado de la injusticia de los tipos de interés que fijan los prestamistas extranjeros”.
El interés compuesto (1) significa que el dinero actual tomado prestado
ya se ha devuelto y que la mayoría de los países simplemente están
pagando intereses. En 1996 los países pobres pagaron en concepto de deuda
casi 330 millones de libras diariamente a los bancos, gobiernos e
instituciones financieras del norte. Cuando los prestamos ya están
pagados, el interés puesto a los países endeudados es una especie de
servidumbre escriturada hacia las naciones ricas. La ingente deuda
mantendrá a estos países a merced de las potencias imperialistas,
mantendrá a los trabajadores y pobres en una situación de pobreza
perpetua, impedirá a estos países desarrollarse al mismo nivel que los
países imperialistas. Seguirán siendo una enorme reserva de mano de obra
y recursos baratos para el imperialismo. Cuando un país está en peligro de suspensión de pagos de su deuda, el FMI normalmente interviene con los “paquetes de ajuste estructural”. Por supuesto, los paquetes de ajuste estructural que acompañan a esta peculiar iniciativa de ninguna manera significan la cancelación de la deuda de estos países, ni siquiera reducirla significativamente. Están diseñados para reducir las cifras de la deuda hasta un nivel donde ellos piensan que es “sostenible”. El ajuste estructural realmente supone severos recortes del gasto social, de modo que podrán gastar más dinero en la devolución de la deuda. Este tipo de acuerdos no ayudan en absoluto a los países endeudados, en realidad sólo ayudan a los países ricos que de este modo garantizan que recibirán los pagos de sus préstamos (que probablemente ya han cobrado íntegramente). La reducción de la deuda en sí misma fue muy pequeña, se calcula que con los pagos de intereses, países como Zambia y Níger, pagarán más ahora de lo que debían en el pasado.
Algunos de los países más pobres del mundo gastaron nueve veces más en
devoluciones de la deuda que en servicios sociales básicos. El Comité
por la Abolición de la Deuda del Tercer Mundo publicó las siguientes
cifras: Sin embargo, la terrible pobreza y las condiciones sociales en el Tercer Mundo siempre han existido. El desastre del tsunami ha acabado trágicamente con la vida de 250.000 personas. Esto lo convierte en uno de los mayores desastres naturales de los últimos cien años. Pero cada año millones de personas mueren debido a enfermedades y complicaciones médicas curables. Estas personas podrían ser curadas y ayudadas si no fuera por la ausencia de infraestructura social y médica en estos países, si no fuera por el alto precio de las medicinas. 611.000 personas mueren cada año a causa del sarampión. La malaria mata cada año a 1,3 millones de personas y la tuberculosis a 1,6 millones. 1,8 millones de personas mueren a causa de la diarrea. 2,5 millones mueren por complicaciones en el parto. 2,8 millones por complicaciones provocadas por el SIDA y las infecciones respiratorias matan a 4 millones de personas. La mayoría de las personas que mueren en estas condiciones podrían ser curadas, o sus vidas podrían ser prolongadas, con medicinas que ya están disponibles en occidente. Pero la pobreza y la ausencia de infraestructura médica en el mundo ex – colonial significan que cada año unos 15 millones de personas morirán sin ningún motivo. El desastre sacó a la luz la tragedia y la miseria del Tercer Mundo, las pantallas de televisión mostraron esta situación y eso despertó la atención de los occidentales. La gente está escandalizada. Brown y compañía están luchando para lavar la cara al capitalismo.
El Banco Mundial publicó el año pasado algunas cifras que revelan la
miseria sufrida por la mayoría de la población mundial. Mil doscientos millones
de personas viven con menos de un dólar al día; 2.800 millones de
personas viven con menos de dos dólares. En los 34 países más pobres de
África el 87 por ciento de la población vive con menos de 2 dólares al
día y el 65 por ciento con menos de un dólar. Más de 1.000 millones de
personas en los países subdesarrollados viven en chabolas; 800 millones
pasan hambre diariamente; 27 millones de adultos son esclavos; 245
millones de niños tienen que trabajar; 30.000 niños mueren cada día
debido a enfermedades curables; 1.100 millones de personas no tienen
acceso al agua potable. La esperanza de vida ha caído por debajo de los
40 años en siete países. Estas cifras demuestran claramente la miseria
con que el capitalismo condena al mundo.
Se ha calculado que proporcionar a la población mundial servicios básicos
decentes, acceso al agua potable y una educación decente, costaría
aproximadamente 80.000 millones de dólares al año durante diez años.
Esto es una gota de agua si se compara con las finanzas y propiedades de
las 500 personas más ricas del mundo. Pero aquí no acaba todo. No sólo se trata de qué cantidad de deuda se cancela o el porcentaje de esta deuda en términos de la deuda mundial total. Anular la deuda de los 41 HIPC o incluso de todo el mundo “subdesarrollado” no resolvería los problemas a los que se enfrentan estos países. Todo lo contrario, incluso aunque estos países puedan gastar más dinero en sanidad, educación y otros programas sociales, en el caso de una condonación de la deuda, de nuevo volvería a caer en el mal de la deuda. La clase dominante de estos países es demasiado débil para desarrollar por sí sola estos países, solos y aislados del mercado mundial. Muchas de las empresas que funcionan en sus países, o a quien compran productos para proporcionar medicinas y material educativo, proceden de países imperialistas. La mayoría de los beneficios que generan en estos países no se quedan dentro de sus propias fronteras nacionales, regresan a los bancos de lo países imperialistas. La mayoría de estos países no tienen economías diversificadas y desarrolladas, se basan principalmente en la exportación de uno o dos productos. Eso significa que necesitan comprar bienes de consumo a occidente, y lo más probable es que sean importados por las empresas occidentales asentadas en esos países. Incluso si se condonase la deuda, estos países necesitarían comenzar de nuevo todo el proceso, pedir dinero prestado al FMI y al Banco Mundial, y a otros bancos y corporaciones nacionales para encontrar los fondos necesarios. El ciclo de la deuda continuaría. Más allá de todo eso, el FMI, el Banco Mundial y los imperialistas tienen interés en continuar esta relación parasitaria y mantener a los países ex – coloniales en una deuda perpetua. Los imperialistas de cualquier manera ganan, prestan dinero y lo recuperan en forma de pagos de intereses, consiguen miles de millones a cambio de su inversión inicial. También, la mayoría de los productos proceden de empresas establecidas en los países imperialistas, así que también consiguen recuperar sus inversiones en forma de beneficios. Si la deuda del “mundo subdesarrollado” es condonada, el FMI, el Banco Mundial y las fuerzas del imperialismo no se van a quedar quietas. La condonación de la deuda no provocará un colapso del capitalismo o le llevará a reformarse en serio. El ciclo de la deuda comenzará de nuevo. En realidad, la deuda, y la del Tercer Mundo en particular, es esencial para la continuación del capitalismo. Proporciona a los imperialistas mano de obra y recursos baratos. Los pagos de la deuda garantizarán que las fuerzas del imperialismo pueden seguir saqueando y consiguiendo beneficios. La deuda del Tercer Mundo también demuestra claramente otras dos cosas. La primera es que no podemos jugar con el capitalismo. Mientras los medios de producción siguen en las manos privadas de la burguesía, siempre habrá pobreza y los países ex – coloniales siempre permanecerán empobrecidos y endeudados. La reducción de la deuda o el aumento de los paquetes de ayuda no resolverán este problema. Incluso si se condona la deuda, estos países seguirán empobrecidos, los trabajadores y los pobres, pagarán por los préstamos de sus propias clases dominantes y los imperialistas. El capitalismo ha convertido en un infierno las vidas de la mayoría de la población mundial. Si se cuenta a todas las personas, en los países “ricos” y “desarrollados” que viven en la miseria, la pobreza, que están desempleadas, son pobres, que cobran el salario mínimo, que necesitan ayudas para sobrevivir, etc., entonces están claro que el capitalismo no funciona para la aplastante mayoría de la población mundial. El actual sistema económico es muy bueno, pero para los que están arriba. Nunca antes había existido un abismo tan grande entre los ricos y los pobres.
La lucha contra la tiranía del imperialismo y la deuda debe comenzar de
una buena vez. Francisco Balbuena |