¡PERO
HAY QUE SER HIJO DE P....!
enviado
por Acción Popular Nacionalista
Macri
no quiere villancicos en Florida. Dijo que atenta contra la
"estética urbana"
Era
costumbre desde 1965. Lo recaudado iba para dar de comer a carenciados en
Navidad. A los niños cantores de Tres de Febrero y San Martín ni la
dictadura los prohibió.
Según
el gobierno de Macri, los niños cantores de villancicos de Cáritas
atentan contra la moralidad, la estética urbana y la seguridad del
espacio público. Así lo afirma una resolución que les negó la
autorización a los coros de San Martín y Tres de Febrero para cantar
durante los días previos a Navidad en la calle Florida como lo vienen
haciendo desde hace 42 años, cuando lo instauró el primer obispo de la
diócesis. “Desde que empezamos, es la primera vez que nos deniegan el
permiso, ni siquiera los militares lo hicieron”, denuncia Julio Miranda,
vicepresidente de Cáritas San Martín.
Concretamente la disposición 5892 de la Dirección General de
Ordenamiento del Espacio Público, firmada por Sebastián Espino,
argumenta que se deniega la autorización porque la actividad “producirá
efectos negativos sobre peatones y vecinos”, y es deber de la dirección
defender el espacio público en resguardo de la moralidad, la salubridad,
la seguridad y la estética urbana. “Los coros de Cáritas no produjeron
daño durante cuarenta y dos años y de pronto ahora sí”, ironiza
Miranda, que todavía no puede creer este comunicado del Gobierno de la
Ciudad contra el cual la entidad católica interpuso un recurso
administrativo del que todavía no obtuvo respuesta.
¿Cuán peligrosos son estos niños para los peatones y vecinos? ¿Qué le
espera entonces a la banda de reggae que toca unas cuadras más allá? ¿Y
al cantautor de protesta que desafina con su guitarra pero anima las
tardes del microcentro?
Quizás para los funcionarios porteños el hecho de que unos diez coros de
entre diez y veinte chicos entonen canciones navideñas durante dos horas
a lo largo de Florida entre Diagonal Norte y Córdoba y que, a cambio,
reciban donaciones voluntarias para comprar sillas de ruedas y comida para
Nochebuena para familias carenciadas, sea un acto antiestético (queda
feo, ¿no?). O quizás les resulte inmoral para los miles de peatones que
niños pobres del conurbano apelen a la generosidad de los porteños. “A
los vecinos y peatones no les debe molestar demasiado, si no no colaborarían
ni se quedarían a escuchar como lo hacen cada vez que nos presentamos”,
dice Miranda, quien cuenta que el año pasado recaudaron 16 mil pesos.
Desde el gobierno porteño argumentaron que no era nada contra Cáritas,
sino que la gestión macrista sólo estaba limitándose a hacer cumplir la
ley. Se trata de la 2204/90 y del decreto 1239/93 que prohíbe toda
actividad cultural sobre las calles del microcentro, por el alto tránsito
peatonal.
Cualquiera que camine por Florida, entre estatuas vivientes, bailarines de
tango, falsos Gardel y vendedores de fantasías, se preguntará por qué
justo se les dio por hacer cumplir la ley con estos chicos que aparecen sólo
unos días y pocas horas en la víspera de las fiestas. “Habrá que
preguntarle al que tomó esta decisión”, responde el sacerdote.
En caso de que el recurso administrativo no se resuelva a tiempo –esto
es, una semana antes de Navidad, que es cuando se deberían realizar los
villancicos– los chicos cantarán en los supermercados de San Martín y
Tres de Febrero. “Que gracias a Dios tienen muy buena voluntad”,
concluye Miranda.
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