Marine Le Pen ya ha dicho que tiene los 500 avales necesarios para presentarse a las elecciones presidenciales de abril-mayo próximos, en las que aspira a ser "la candidata de los franceses frente al poder financiero". En un discurso pronunciado  en el norte de Francia, la presidenta del Front National pidió acabar con el poder de la izquierda y la derecha "que lo han ejercido demasiado tiempo" sin aportar soluciones, aseguró.

Acusó a la izquierda y la derecha de mentir sobre la seguridad, indicó que las cifras de agresiones han aumentado en Francia, en particular las imputables a los inmigrantes.

Acusó a la Unión Europea de marcar el camino económico de los Estados sin aportar soluciones a los problemas que afectan a los franceses, como el desempleo o la caída del poder adquisitivo, y aseguró que el modelo social de la izquierda pretende "crear una casta de asistidos para poder asegurarse el poder". A la derecha le acusó de "cinismo" y de hacer cada cinco años las mismas propuestas electorales con el único objetivo de ganar las elecciones para luego olvidarse de cumplirlas.

Los sondeos otorgan a la candidata del Front National posibilidades de  rebasar el 20% del voto del electorado y se sitúa como la candidata preferida por los votantes más jóvenes que identifican las candidaturas del Front National con el "voto protesta", algo que ya sucedió en el año 2002 cuando Jean Marie Le Pen, padre de la candidata actual, consiguió pasar a la segunda vuelta desbancando al candidato socialista.

En aquella ocasión, como es sabido, los partidos de la izquierda pidieron el voto para el candidato de la derecha en medio de una impresionante campaña mediática con el fin de conseguir que los identitarios del FN no llegaran al gobierno. Marine Le Pen ya ha manifestado que en el caso de que no pasara a la segunda vuelta, no pedirá el voto para ninguno de los dos candidatos, al hacer responsables de la situación que padece Francia tanto al Partido Socialista como a los liberales de Sarkozy.