LOS GRANDES MEDIOS, ENCUBRIDORES CRÓNICOS

por Christian Sanz - Tribuna de Periodistas

    No dejan de sorprender los grandes medios argentinos respecto al trato de ciertos temas sensibles al interés público. Como sucede desde que uno tiene memoria, los grupos Clarín y Hadad, y de alguna manera diario La Nación y el "boletín oficial" Página/12, muestran una realidad que está lejos de ser la que viven los ciudadanos vernáculos.

    Ninguno habla de los desaparecidos fondos de Santa Cruz ni dan cobertura al revelador juicio oral que se desarrolla por las valijas blancas de Southern Winds (salvo La Nación, en este último caso), en cuyo marco están quedando al descubierto las maniobras de algunos funcionarios kirchneristas de primera línea para enviar droga a España.

    Recuerda esta desinformación lo que han hecho esos mismos medios respecto a temas como el atentado a la AMIA, donde no sólo han mentido, sino que han desviado interesadamente la realidad de lo sucedido. El peligroso enfrentamiento que hoy se vive con el Estado de Irán se debe en gran parte al corrupto "manijeo" de los mencionados grupos de comunicación.

    En lo que va de esta semana, quien escribe estas líneas presentó una denuncia por posible comisión del delito de "Usurpación de títulos y honores" contra la primera dama, Cristina Fernández de Kirchner, quien suele decir que es "abogada" y nunca ha demostrado serlo. Se aportó a la Justicia abundantes indicios y alguna evidencia concreta, llegando este periodista a presentarse como querellante, a riesgo de enfrentar las "costas" resultantes del juicio, a efectos de no perder la posibilidad de apelar el resultado de la primera instancia.

    Ante este panorama, los grandes medios se han mostrado desinteresados, sin siquiera evaluar la evidencia mencionada. Y sólo se han interesado en hacer pública la pobre (e indocumentada) desmentida de la Universidad de La Plata a la investigación publicada por Tribuna de periodistas. Una vergüenza.

    "Nada es para siempre", suele cantar Fabiana Cantilo. Es una frase que deberían tener en cuenta algunos periodistas que creen que la sociedad no tiene memoria.