Julio Meinvielle EL JUDÍO EN EL MISTERIO DE LA HISTORIA
152 págs., 14x21 cms., P.V.P.: 19 €
“Al examinar la razón del problema judío -que es un problema tan fundamental como la historia misma-, hemos tratado sobre todo de determinar su raíz. Y ella no está en la economía, ni en la política, ni en la sociología, ni en la antropología, sino únicamente en la teología.
Este pueblo se ha hecho, en parte, infiel a su vocación, y por ello cumple en la humanidad la misión sagrada y diabólica de corromper y dominar a todos los pueblos. Pueblo que un día nos trajo a Cristo, pueblo que le rechazó, pueblo que se infiltra en medio de otros pueblos, no para convivir con ellos, sino para devorar insensiblemente su substancia; pueblo siempre dominado, pero pueblo lleno siempre de un deseo insolente de dominación.
Porque la dominación de este pueblo, aquí y en todas partes, va cada día siendo más efectiva. Porque los judíos dominan a nuestros gobiernos como los acreedores a sus deudores. Y esta dominación se hace sentir en la política internacional de los pueblos, en la política interna de los partidos, en la orientación económica de los países; esta dominación se hace sentir en los Ministerios de Educación, en los planes de enseñanza, en la formación de los maestros, en la mentalidad de los universitarios; el dominio judío se ejerce sobre la banca y sobre los consorcios financieros, y todo el complicado mecanismo del oro, de las divisas, de los pagos, se desenvuelve irremediablemente bajo este poderoso dominio; los judíos dominan las agencias de información mundial, los rotativos, las revistas, de suerte que la masa de gente va forjando su mentalidad de acuerdo a moldes judaicos; los judíos dominan en el amplio sector de las diversiones, y así ellos imponen las modas, controlan los lupanares, monopolizan el cine y las estaciones de radio, de modo que las costumbres de los cristianos se van modelando de acuerdo a sus imposiciones. ¿Dónde no domina el judío? ¿Qué punto vital hay donde el judío no se esté beneficiando con lo mejor de nuestra riqueza al mismo tiempo que está envenenando nuestro pueblo con lo más nefasto de las ideas y diversiones?
Son ellos quienes fomentan el odio entre patrones y obreros cristianos, entre burgueses y proletarios; son ellos los más apasionados agentes del socialismo y comunismo; son ellos los más poderosos capitalistas de cuanto dáncing y cabaret infecta la ciudad y los grandes promotores de la extranjerización del país, de la mezcla racial, la sociedad multicultural y la inmigración masiva de alógenos. Diríase que todo el dinero que nos arrebatan los judíos de la fertilidad de nuestro suelo y del trabajo de nuestros brazos será luego invertido en envenenar nuestras inteligencias. Y lo que aquí observamos se observa en todo lugar y tiempo. Siempre el judío, llevado por el frenesí de la dominación mundial, arrebata las riquezas de los pueblos y siembra la desolación. Dos mil años lleva en esta tarea la tenacidad de su raza, y ahora está a punto de lograr una efectiva dominación universal.” (El autor)
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BIOGRAFIA DEL AUTOR
Padre Julio Meinvielle (1905-1973)
Presbítero católico argentino y activo ideólogo antijudaico, que en los años de la guerra civil española mantuvo polémica con Jacques Maritain, defendiendo la tesis de la guerra civil española como Guerra Santa (“Qué saldrá de la España que sangra”, publicado en 1937). Estudiante de Filosofía en el Seminario Pontificio de Buenos Aires. En 1934 intervino en la organización de la Acción Católica argentina, y en 1937 fundó la Unión de Scouts Católicos Argentinos (USCA). Fue uno de los fundadores, el 9 de noviembre de 1948, de la Sociedad Tomista Argentina. En los años sesenta Julio Meinvielle fue el adalid espiritual e ideológico del activo grupo Tacuara, integrado por jóvenes militantes. Uno de los discípulos de Meinvielle fue Jordán Bruno Genta, autor de Guerra Contrarrevolucionaria: doctrina Politica (Buenos Aires 1965). También ha sido importante la influencia de Meinvielle en el ideólogo nacionalista católico argentino Alberto Buela Lamas (su primer libro, El ente y los trascendentales, 1972, fue apadrinado por un prólogo de Julio Meinvielle), y en su hermano, el presbítero Carlos Miguel Buela Lamas, fundador en 1984 del Instituto del Verbo Encarnado (autor de un opúsculo in memoriam de Meinvielle). Para sus trabajos recibió Meinvielle apoyo de la Fundación Pérez Companc. Colaboró en la revista Mikael (editada en Paraná, Provincia de Entre Ríos) y en Gladius. Su obra intelectual y apostólica, tan intensa y de una gama tan variada, encuentra su clave de bóveda y su razón de ser en aquella enseñanza de Nuestro Señor Jesucristo: “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mt. 6, 33), que expresa de manera categórica la principalía de lo sobrenatural, la secundariedad de lo temporal y la unión jerarquizada de ambos órdenes en la subordinación de lo temporal a lo eterno. Su obra “El judío en el misterio de la historia” fue publicada primeramente en 1936, 1959 y 1975 en Buenos Aires. Las planchas de la edición española fueron secuestradas en 1996 en Barcelona y nuevamente en 2006 la edición en preparación. Siendo publicado en 1998 en México, lo es ahora definitivamente también en Barcelona, mal que pese a quien sea.
COMENTARIO SOBRE EL CONTENIDO
Cristo, Piedra de Tropiezo, levantado en alto, por encima del tiempo y del espacio, con los brazos extendidos, dividirá en dos a este pueblo; los unos en la persona de los Apóstoles, serán los grandes instrumentos de la Misericordia de Dios en la Fundación y Propagación de la Iglesia; los otros, en la persona de los escribas y fariseos, serán instrumentos de la Justicia Divina en el Reino de Satanás, en su obra de perdición de la Iglesia y de las almas. El pueblo judío, cuyo destino fue traernos a Cristo, tropezó en Cristo. Parte del pueblo creyó en Cristo y se edificó sobre Él para formar la raíz y el tronco de la Oliva que es la Iglesia. Otra parte del pueblo cayó y renegó de Él invocando el orgullo carnal de la raza y de la nación judaica. Esta parte de Israel fue rechazada y lleva sobre sí la sangre de Cristo como maldición. Esta parte forma el Judaísmo propiamente dicho, que es herencia y continuación de los Rabinos que rechazaron a Cristo. ¡Y pensar que este pueblo proscrito, que sin asimilarse vive mezclado en medio de todos los pueblos, a través de las vicisitudes más diversas, siempre y en todas partes intacto, incorruptible, inconfundible, conspirando contra todos, es el linaje más misterioso de la tierra! Después de Cristo no hay, para los descendientes de Abrahán, sino dos caminos: o ser cristianos adhiriéndose a Cristo, o ser judíos. El que a sabiendas no se convierte sinceramente al cristianismo, es judío con todas las perversidades satánicas de la raza estigmatizada. Y bien, este pueblo que aquí y en todas partes, ahora y en los veinte siglos de civilización cristiana, llena todo a pesar de ser una infinitésima minoría, ¿qué origen tiene?, ¿cómo y por qué se perpetúa?, ¿qué suerte le cabe en la historia?, ¿qué actitud hay que tomar frente a él? He aquí lo que espero explicar en los capítulos siguientes.
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