BREVE ANÁLISIS METAPOLÍTICO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL por Karl Gottman
Primera parte Mucho
se habla de la IIGM, prácticamente todos los días la maquinaría
propagandística del sistema Mundial nos adoctrina sobre la malignidad de
los “nazis”. La visión de los medios masivos de comunicación se
traslada a la muchedumbre que acepta ciegamente toda sugerencia sin
reflexionar. Se mantiene oculta sin embargo, una perspectiva prácticamente
desconocida. No hablo aquí solamente de la visión de los vencidos, sino
una aún más profunda. Me refiero a la visión metapolítica de la elite
de Iniciados del Tercer Reich. Estos proyectos no fueron desechados, sino que fueron agendados y
canalizados por diferentes organizaciones más o menos ocultas y
revolucionarias. El DAP surge de la Sociedad Thule y del DAP surge el
NSDAP, el partido de Hitler. El antisemitismo o antijudaísmo no era una excusa política, ni un chivo
emisario para poder cumplir la agenda esotérica ariosófica. Hitler diría refiriéndose a los judíos: “Que lucha se da entre ellos
y nosotros, simplemente esta en juego el destino del mundo”.
Segunda parte Como
vimos en la primera parte de este artículo, a diferencia de lo que
piensan las mayorías, los aspectos que estuvieron ocultamente en juego
durante la Segunda Guerra Mundial, fueron muchos más profundos de lo que
se cree. En
aquel momento histórico se definiría el estilo y la cosmovisión que
regiría por un buen tiempo los destinos de Occidente y gran parte del
Mundo. Imperaría o el modelo judío o el modelo ario. La judería utilizó
el poder de las naciones blancas “aliadas” para su propio beneficio,
logrando con ello el triunfo sobre el Tercer Reich. El resultado fue la
ascensión de sion y la decadencia de las demás naciones del mundo. Fue
la implantación del reinado del materialismo, el capitalismo feroz, el
consumismo, el hedonismo, el crimen, el mestizaje, la droga en la
juventud, la degeneración sexual, la corrupción en los parlamentos
democráticos, la contaminación, el aumento en índices de suicidio, el
hambre, la muerte y la destrucción de todas las Identidades y
tradiciones. Ese es el mundo actual que heredamos, producto de la victoria
aliada en 1945. Este es el llamado “mundo libre”. La propaganda aliada
nos informa que el mundo realmente opresivo y despreciable quedó
sepultado bajo los escombros de la puerta de Brandeburgo. No debemos sino
agradecer ciegamente a los aliados, por habernos liberado del peligroso
demonio nazi. Para
que nadie intente poner en duda la verosimilitud de la propaganda aliada,
se intenta satanizar el nazismo y el racismo, evitando su cabal comprensión,
y cualquier tipo de identificación con su causa. Mediante mitos y
sofismas se logra este objetivo. Se apunta a inhibir el razonamiento frío. El
primer mito que debemos desterrar, es el que afirma que el
Nacionalsocialismo se trató de un asunto meramente alemán. Es decir, un
asunto meramente “nacional” y “político”. Tal visión haría
inexplicable la existencia de neonazis en el mundo entero. Se
equivoca quien cree, que Hitler y el nacionalsocialismo se dirigieron únicamente
al hombre blanco Alemán. El
nacionalista burgués, suele rechazar estas ideas como “foráneas” sin
siquiera saber que pensaba Hitler sobre “lo alemán”. Desconocen que
Hitler tenía una visión metapolítica respecto a las fronteras políticas
que definen las “patrias”, o “los países”. Veámosla, él dijo: “La
Naturaleza no conoce fronteras políticas: sitúa nuevos seres sobre el
globo terrestre y contempla el libre juego de las fuerzas que obran sobre
ellos. Al que entonces se sobrepone por su esfuerzo y carácter, le
concede el supremo derecho a la existencia”. Desconocen también que
esta es una enseñanza del esoterismo ariosófico. El
modelo de Hitler debía ser suprimido, pues había emprendido una lucha
jamás antes vista en todos los frentes del pensamiento y el Conocimiento,
contra el modelo judaico que venía siendo forjado desde hacía siglos. En
solo 12 años un solo hombre, seguido por un pueblo determinado a
liberarse del yugo internacionalista, casi logra vencer un enemigo
milenario. Hitler logró erigir un Sistema totalmente nuevo y a su vez
vinculado a las raíces espirituales de Europa antigua. Otro
mito a superar, que solo es comprensible en clave metapolítica, es que no
fue la debilidad de la weltanschauung nacionalsocialista lo que provocó
la derrota en la IIGM, sino la aplastante fuerza material de un gran número
de potencias mundiales que seguían la agenda globalista de sion. Sin
embargo, a pesar de la gran diferencia material, el espíritu heroico de
los alemanes y aquellas fuerzas europeas de la WAFFEN SS, sumadas a la
tecnología de última que poseían y (las que debían de llegar)
estuvieron a punto de lograr una resistencia victoriosa. Muchas
veces se le reprocha a Hitler haber provocado en vano la sangría del
pueblo germano y europeo. Sugiriendo con ello, que el resultado final, en
vez de beneficiar la Raza, contribuyó a destruirla. Quienes así opinan,
demuestran desconocer absolutamente que es el espíritu heroico, y
desconocen mucho más, cual fue el pensamiento íntimo de Hitler respecto
a la Guerra. Claramente, las ideas del Führer tuvieron como base un
pensamiento metapolítico, que los no iniciados pueden no entender. En
su libro secreto, Hitler dice: “..las
naciones no se han extinguido en los campos de batalla; antes bien, las
batallas perdidas las han privado de los medios necesarios para la
conservación de la vida, o, mejor expresado, han dado origen a tal
privación o no han podido impedirla. En realidad, las pérdidas que surgen directamente de
una guerra no están en modo alguno en proporción con las pérdidas que
se derivan de una vida mala y poco saludable de un pueblo como tal. El
hambre silenciosa y los malos vicios matan en diez años muchas más
gente que la guerra podría matar en mil. Pero
la guerra más cruel es precisamente aquella que parece ser la más pacífica
a los ojos de la humanidad actual, esto es, la pacífica guerra económica.
En sus últimas consecuencias, esta misma guerra conduce a tales
sacrificios que en comparación con ellos, incluso los de la guerra
mundial se reducen a nada. Porque esta guerra económica afecta no solamente a los vivos, sino que
alcanza con su zarpazo a todos
aquellos que están a punto de nacer. Mientras que la guerra lo más
que hace es matar un fragmento del presente, la guerra económica asesina
el futuro. Un solo año de control
de nacimientos en Europa mata a más gente que todas las que cayeron en
campos de batalla, desde los tiempos de la Revolución Francesa hasta
nuestro días, en todas las guerras de Europa, incluyendo la guerra
mundial”. Hitler
buscaba crear mucho más que un pueblo “belicoso” como pretende la
propaganda aliada. La guerra era considerada solo un medio, y no un fin en
si mismo. La política no era concebida como en la actualidad, como
“administración de la cosa publica”, sino el medio para conservar la
Vida de un pueblo. La guerra entonces, era la continuación de esta idea
por otras vías. Hitler era totalmente conciente que en las guerras, tras
una selección natural, los mejores elementos raciales acudían
voluntariamente al sacrificio de la lucha heroica, y que en la guerra se
perdía gran cantidad de sangre pura. Hitler dice “De esta forma, el porcentaje de los mejores que mueren en una nación
se ve incrementado desproporcionadamente, mientras que, a la inversa, el
porcentaje de los peores elementos puede preservarse hasta el más alto
grado. Por encima de los hombres extremadamente idealistas que están
dispuestos a sacrificar sus propias vidas por la comunidad del pueblo, se
halla el número de los rematados y viles egoístas que consideran la
conservación de su propia vida personal como la tarea más alta de este
vivir humano. El héroe muere, el criminal sigue viviendo.” “El
verdadero estadista debe considerar tal hecho con preocupación y tenerlo
en cuenta. Pues lo que fácilmente puede tolerarse en una guerra, en cien
guerras lleva al lento desangrarse de los elementos mejores y más
valiosos de una nación. Con lo cual las victorias se habrían conseguido
realmente, pero, al final, quedaría un pueblo que ya no sería digno de
esa victoria…” “..Por lo tanto los prudentes conductores políticos
de un pueblo, nunca verán en la guerra el objetivo de la vida de un
pueblo, sino únicamente un medio para la conservación de esta vida..”
“..Si es necesario, cuando la vida de un pueblo está en peligro, los
gobernantes no deben abstenerse de decidirse a derramar sangre hasta el máximo,
pero deben tener siempre en cuenta que la paz tendrá algún día que
reponer aquella sangre.” Esta
misma era la filosofía metapolítica de la SS. No se trataba de un heroísmo
ciego e irresponsable. El objetivo no era el heroísmo por heroísmo
individual, sino el heroísmo para lograr la Gloria y Salvación del
pueblo y un Ideal supraindividual. La
Orden Negra SS, llevaba en una facción una misteriosa calavera entre toda
su simbología. La Calavera representaba esta idea, la capacidad para dar
y recibir la muerte. “Puede morir en paz
el que sabe que su clan y que todo lo que él y sus antepasados se han
esforzado por alcanzar y han querido, encontrará su continuidad en sus
hijos, (..) Lo que él ha recibido de la cadena de generaciones lo da a
sus hijos y confiere así la vida eterna al pueblo y al Reich de los
hombres luchadores y las mujeres fieles, guardianas de la especie y de la
civilización.” De
esta manera se comprende la idea metapolítica de la creación de los
Lebernsborn (que significa: fuente de vida), aquellos centros
reproductivos donde los soldados del frente, especialmente los SS, eran
apartados brevemente del combate, para tener hijos de gran pureza racial
aria, para así reponer, en la medida de lo posible, la sangre perdida en
combate. Miles de arios nacieron de este modo. El anillo Totenkopf o Totenkopfring de la SS fue confeccionado a pedido de Himmler por Karl Wiligut conocido también como Weisthor (místico germano). Era un símbolo tangible de membresía en una orden que pedía completa obediencia y lealtad. El anillo estaba íntimamente relacionado a los rituales del Wewelsburg (el Castillo Iniciático de la SS). Himmler declaró que todos los anillos de todos los hombres y oficiales de los SS muertos o caídos en batalla debían ser devueltos para ser conservados en un arca en el castillo, como expresión simbólica de su comunidad y hermandad eterna. Luego
de la Segunda Guerra Mundial, Alemania resurgió materialmente como
ninguna otra nación en el mundo. En parte por razones externas (el plan
Marshall), y en parte por razones internas, el pueblo alemán no había
sido exterminado, su fuerza interior hizo posible en pocas décadas una
Alemania Potencia mundial. Pero aquí está el detalle. Hitler no buscaba
solo una raza materialmente rica y poderosa, sino también una raza espiritualmente
rica y poderosa dotada de los valores tradicionales propios de un pueblo
Orgulloso y Señorial. No se buscaba solo la creación de un superhombre
biológico, sino también un superhombre con una escala de valores
ascendentes, nobles y genuinamente europeos. De nada sirve la riqueza
material, si el ambiente esta atestado de hedonismo, consumismo febril,
mestizaje, individualismo y toda clase de degeneración como la que vemos
actualmente en Occidente. Hitler
tenía una visión metapolítica, su idea era lograr con el
nacionalsocialismo y su orden, una transmutación de todos los valores,
aspirando a un mundo espiritualmente ascendente. Por
esta razón, el Tercer Reich pudo haber perdido materialmente la guerra,
mas la Segunda Guerra Mundial, es para nosotros, los ariosóficos
datahistas, la primera gran batalla victoriosa del Espíritu que logró
manifestarse como nunca antes. El Espíritu nunca muere. Los poetas
creadores, dejaron plasmado en el lienzo de la historia, la imagen
imborrable, de un pueblo siguiendo un Avatar que luchó por un nuevo
mundo. El Tercer Reich no se logró mantener materialmente, pero fue el
primer intento. La esencia es invulnerable. La Idea continúa viva en el
alma de todo guerrero espiritual. Aquella guerra no marcó el final, sino
el comienzo de una Guerra Santa. Está todo por hacerse. Llegó la hora
del Superhombre. Despertamos esotéricamente en esta realidad, y nos hallamos rodeados de un orden alógeno que nos es ajeno. Tenemos dos caminos, o luchamos honrando la memoria y el esfuerzo de aquel Avatar y aquel pueblo heroico, o nos plegamos a esta esclavitud presente que nos impone Sion.
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