LA
VERDAD CURRICULAR DE LA MICHETTI
¿Qué
hace una especialista de la OMC en la Legislatura porteña?
Por Jorge Devincenzi
A primera vista, una atractiva mujer de edad media, ama de casa y exitosa,
se presenta ante el público confesando que ha descubierto su auténtica
vocación: la política. ¿Pero "hace política" para los ciudadanos argentinos
o para la Organización Mundial de Comercio?
Jefa del "Bloque Macrista Auténtico" Gabriela Michetti, que adquirió cierto
protagonismo como contendiente verbal de Aníbal Ibarra tras el desastre de
Cromañón, gusta presentarse como una universitaria "formada en temas de
comercio exterior" que antes de acceder por primera vez a la legislatura, en
2002, jamás había desempeñado cargos políticos ni sentía el deseo de hacerlo.
Su curriculum público, que aparece en la página web de la Legislatura
Porteña, lo desmiente. Comenzó su carrera como asesora de la Comisión de
Gestión Internacional de la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires
(1989-91). Luego ingresó a la Subsecretaría de Industria (1996-98), y a la
de Comercio Exterior del Ministerio de Economía (1998-99). En enero 2000 fue
nombrada Director de Negociaciones Comerciales Internacionales del
Ministerio de Economía, hasta julio 2001. Y trabajó para el BID y el Banco
Mundial entre 2002 y 2003. ¿Su actividad profesional bajo la conducción de
Domingo Cavallo y su sucesor Roque Fernández, fue política o simplemente
técnica?
Sus antecedentes lo revelan: la legisladora se presenta como especialista en
normas de la OMC, Organización Mundial de Comercio, de lo que podemos
concluir que sí ha actuado en distintos cargos políticos ¿Para qué querría
una especialista en comercio exterior un cargo en la legislatura porteña?
La pregunta contiene una enunciación incorrecta.
La Michetti no pretenderá fomentarla exportación de artesanías urbanas y
dulces caseros, ni la importación masiva de preservativos para repartr en
los festivales de rock, porque de eso no se ocupa la OMC. Este organismo
supranacional fue creado con el objetivo de institucionalizar universalmente
los acuerdos del GATT en la dirección marcada por el Consenso de Washington:
apertura, desregulación y privatización. Entiende en tres aspectos:
liberalización total en el comercio de mercancías, idem en el comercio de
servicios y protección de derechos de propiedad intelectual, a través de
farragosos acuerdos binacionales, subregionales e incluso continentales. En
lo que a América se refiere, eso se llama ALCA.
La estrategia de la OMC consiste en avanzar tozudamente hacia varios
objetivos: primero, lograr la constitución de zonas de preferencias
comerciales; segundo, áreas de libre comercio seguidas por una unión
aduanera global que preanuncie un Mercado Común con una libre circulación de
los factores productivos (capital y trabajo) con hegemonía norteamericana,
la unión monetaria con el dólar como moneda común y por fin, la distopía tan
temida de una Unión Política donde se adoptarían políticas "medioambientales,
sociales, laborales y culturales comunes".
Todo esto parece muy alejado de una legislatura local, pero no es así. La
OMC establece acuerdos bilaterales o multilaterales que afectan el
funcionamiento interno de las naciones, como subsidios, regulación de
precios, reintegros, impuestos, leyes de defensa de la competencia, códigos
laborales, patentes de propiedad intelectual, etc. Pero sobre todo -y aquí
aparece por fin la diputada Michetti- ha acordado que bienes sociales
anteriormente sujetos a políticas públicas sean considerados mercancías
sujetas a las condiciones de mercado y a su apropiación privada. Estamos
hablando de la educación, la salud y la seguridad.
Para la OMC, los países miembros aceptan que las empresas extranjeras
obtengan el mismo tratamiento que las locales, incluido el Estado. En el
caso argentino, una aceptación a libro cerrado del ALCA significaría que el
Estado, el mayor proveedor de educación, salud y seguridad, debería aceptar
la libre competencia con corporaciones privadas en igualdad de condiciones
en cada una de estas materias. También implica que se deben aceptar
standards internacionales de calidad y criterios de evaluación externa
mediante organismos supranacionales, lo que ya se está haciendo en el ámbito
universitario.
En efecto, según la Ley de Educación Superior de 1995 (Menem), cada
universidad pública es monitoreada por un organismo, la CONEAU, a su vez
auditado por el Banco Mundial, limitando severamente la anterior autonomía
reformista, y encaja a la perfección con las directivas de la OMC. Y como se
autoriza la privatización de esas auditorías, esto supone un colosal negocio
global.
Afortunadamente para los ciudadanos de Buenos Aires, el gobierno local no
tiene ingerencia sobre la educación superior pero puede alertarnos sobre
dónde saltará la papa. Las ideas de la diputada Michetti en materia
educativa y de seguridad están muy a tono con su equipamiento técnico en
normas de la OMC.
En el terreno educativo Michetti es asesorada por Mariano Narodowsky, actual
directivo de la Universidad Torcuato Di Tella y antes de la de Quilmes (de
donde fue expulsado), creadas en 1989 y 1991 durante el vendaval menemista.
Narodowsky es partidario abierto de entregar la educación a los
particulares, con subsidio estatal. Las escuelas se convertirían en empresas
privadas cuyos contenidos curriculares serían definidos por especialistas
pedagógicos (consultoras privadas) en las que el Estado no debe tener
ingerencia alguna. Las propuestas de Narodowsky son verdaderos mamarrachos
que la gobernación de San Luis -Rodríguez Saa- se apuró a comprar.
Como empresas privadas, las escuelas deben estar sujetas a los caprichos del
mercado, y el subsidio estatal se calcula y otorga no en función de una
necesidad social sino del éxito en la matrícula. Habida cuenta de que se
arranca con una monumental desigualdad de oportunidades, las escuelas de los
sectores más vulnerables entregarían una educación de calidad inferior a
aquellas donde concurren chicos de clase media y alta.
Esto marca la profunda coherencia de las recetas de la OMC con la ubicación
de la legisladora Michetti en su banca.
Así y todo, la prédica del candidato Macri y sus seguidores tiene más
penetración en los sectores empobrecidos de la ciudad.
El ser humano tiene la cualidad de tropezar dos veces con la misma piedra.
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