LOS 33 MINEROS Y UN SOLO APELLIDO por Alberto Buela (*) Hoy por primera vez en 68 días los diarios de Buenos Aires nos trajeron los apellidos de los treinta y dos mineros chilenos y el boliviano para conocimiento del gran público: Vega, Ticona, C. Barrios, Bugueño, Acuña, Yañez, Herrera, Segovia, Peña, E. Rojas, Urzua, Gómez, F. Avalos, R. Avalos, Lobos, Sánchez, galleguillos, Henríquez, Ojeda, Aguilar, Illanes, Sepúlveda, Reygadas, Araya, P. Rojas, Cortez, Bustos, Villarrroel, S. Avalos, Segovia, Zamora, Y. Barrios y el boliviano Mamani Solíz. Ni un solo apellido alemán, ni francés, ni inglés, ni italiano, ni judío, ni árabe, ni nada. Ni un solo apellido gringo de los que abundan en Buenos Aires. Todos, absolutamente todos, apellidos criollos de origen hispano. Ni siquiera un apellido indígena, pues hasta el boliviano Carlos Mamani Soliz es hispano criollo. Y este es el hecho incontrastable que seguro no van a reflejar los medios masivos de comunicación ni van a rescatar la autoridades políticas de Chile o Bolivia. Evo Morales se hará el indio y Sebastián Piñera, el otario. El mundo criollo está mostrando, como lo mostró con los apellidos de la guerra de Malvinas según mostramos en su momento (1), que el verdadero y auténtico sufriente de Iberoamérica, denominada por “los gringos” y “los indios” Latinoamérica, es el criollo. Cuando
vienen los indigenistas, la mayoría rubios y de ojos celestes, alentados
por los antropólogos y las evangelistas norteamericanos, y nos hablan de
sus padecimientos, de su explotación como si ellos tuvieran el monopolio
del sufrimiento en América, nosotros siempre les respondemos lo mismo:
Nuestra América fue hecha y fundada libre por el mundo criollo, que como
decía Bolivar, no es ni tan español ni tan indio. Son los criollos,
nuestros antepasados, quienes llevaron adelante las luchas por Es el criollo: el gaucho, el cholo, el huaso, el borinqueño, el montubio, el llanero, el charro, el ladino, etc. quien supo aspirar los aires de libertad. Es la pampa, ese “vértigo horizontal” sin límite a la vista, quien nos marca hasta el tuétano el hecho de considerarnos libres. Por su parte “los gringos” que participaron de estas guerras lo hicieron bajo el ala de Inglaterra y Francia, es raro ver un gringo participar dentro de las fuerzas criollas. Es que el criollo, y estos 33 mineros lo muestran, ha sido y sigue siendo la carne de cañón de América. Es probable que con el rédito de su sacrificio se quede algún “gringo vivaracho”: personajes del gobierno chileno o asesores médicos o técnicos que intervinieron en el rescate. Loas
a estos mineros que representan no solo a Chile sino a Aun hoy en pleno siglo XXI en Michoacán se tiene presente al “Tata Vasco de Quiroga”, aun hoy en Nuestra América: “hay cien cachorros sueltos del león español”, como dijera el gran Rubén Darío. Esta
hidalguía que viene desde el fondo de la historia personal de cada
criollo americano, la han mostrado estos 33 mineros con el sufrimiento
silencioso, con la austeridad recogida, con el realismo vital con que han
sobrellevado estos 68 días de cautiverio a Qué viva Chile, qué viva Bolivia, que viva Hispanoamérica. NOTA (1) Buela, Alberto: Quienes no fueron los muertos de Malvinas, en Internet 2008
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