MOVIMIENTOS NACIONALES EN IBEROAMÉRICA (SIGLO XX) por Alberto Buela Centro
de Estudios Estratégicos Suramericanos Escuela
Superior de Gobierno de la Pcia. de Buenos Aires
Cuando
hablamos de movimientos nacionales en Iberoamérica y no en Latinoamérica
como gusta denominarnos tanto la izquierda progresista, el mundo liberal y
el socialcristiano, nos estamos refiriendo a aquellos movimientos que han
pensado “lo nacional” en el marco de nuestra ecúmene cultural y no
simplemente limitado al ámbito estrecho de nuestra veintenea de
Estados-nación. Nos
referimos a esos movimientos que han pensado en algún momento el
“nacionalismo continental” al decir del chileno Joaquín Edwards Bello.
La nación con mayúsculas. La Patria Grande de hombres de acción como
Artigas, Bolivar, San Martín, Morazán, Santa Cruz, O´Higgins, del
Valle, Haya de la Torre, Perón, Vargas, Cárdenas, Barrios, Torrijos, Arévalo,
Sandino, Albizu Campos, y en nuestros días Castro, Chávez o Morales. Esa
gran nación indoibérica pensada por hombres como Rufino Blanco Fombona,
José Vasconcelos, Rubén Dario, Julio Ycaza Tigerino, Vicente Sáenz,
Joaquín García Monge, Santos Chocano, Víctor Belaunde, Francisco García
Calderón, Alejo Carpentier, Eduardo Caballero Calderón, Arturo Ardao,
Arturo Jauretche, Jorge Aberardo Ramos, Carlos Montenegro, Natalicio González,
Gonzalo Zaldumbide, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes, Enrique
Zorrilla, Juan Pablo Viscardo, Augusto Salazar Bondy, Mariano Picón
Salas, Alberto Zum Felde, Alberto Masferrer, Carlos Arturo Torres, Darcy
Ribeiro, Juan José Hernández Arregui, José Luis Torres, Manuel Ugarte,
José María Vargas Vila, Enrique Gómez Carrilo, José Martí y tantos
otros. Que en nuestros días , y sólo para mencionar diez, un ejemplo por
cada uno de nuestros países de la América del Sur podemos mencionar a:
Helio Jaguaribe, Pedro Godoy, Horacio Cagni, Alberto Methol Ferré,
Luis Corsi Otálora, Jorge Báez Roa, Andrés Soliz Rada, Edgardo Lander,
Catón Villacreces, Fernando Fuenzalida. Aun
cuando nos limitemos al estudio telegráfico de los movimientos nacionales
en Iberoamérica durante el siglo XX
creemos encontrar su raíz y fuente en la conmoción que produjo la
Guerra hispano-norteamericana de 1898 en la conciencia del hombre de la América
indoibérica, tal como lo ha demostrado acabadamente Horacio Cagni en su
magnífico libro La guerra
hispanoamericano y el inicio de la globalización que naciera como un
artículo en la revista de metapolítica Disenso
allá por el año 1997. Y no porque consideremos que estos movimientos
nacionales nacen como una respuesta a la guerra interimperialista tal como
intenta demostrar J.A.Ramos en Historia
de la nación latinoamericana, quien no sólo deja de lado y no
menciona en ningún momento la única guerra que conmovió a toda Nuestra
América en su conjunto, sino que además ignora por un prejuicio o tara
marxista, todos aquellos movimientos nacionales de estricto y neto corte
nacionalista hispanoamericano como los de Albizu Campos en Puerto Rico,
Juan José Arévalo en Guatemala, Arnulfo Arias en Panamá, José Figueres
en Costa Rica, y los de Velazco Ibarra en Ecuador. Sin
desmerecer a nadie sostenemos que pretender entender estos movimientos
nacionales como “movimiento nacional burgués”, como un “nuevo
bonapartismo”, “como reformismo industrial burgués” porque no
coinciden con la pureza racial del marxismo leninismo y sostener que la
revolución cubana es el ejemplo para toda Nuestra América, es, en
definitiva, no comprender qué es América y quienes somos nosotros los
americanos. Es
dar al traste un esfuerzo encomiable, de uno de los más lúcidos
pensadores nacionales de la izquierda americana, por un prejuicio teórico,
ignorando que, si bien la relación de oposición siempre ha sido entre
pueblo y oligarquía, entre clase trabajadora y satisfechos del sistema
demoliberal burgués, son en
realidad, como denuncia Getulio Vargas en su testamento político, “los
poderes indirectos de los grupos económicos y financieros internacionales
los que han sometido a nuestro continente a la expoliación durante estos
últimos dos siglos”. El
enemigo principal es el imperialismo en su forma más encarnizada y
oculta, la sinarquía de que hablaba Perón, y los enemigos secundarios
las oligarquías cipayas. Si hablamos de las oligarquías vernáculas y no
hablamos de los poderes ocultos que las instrumentaron y las instrumentan,
si nos agotamos en unas y no vemos a los otros, estamos poniendo el carro
delante del caballo. Esto
es mutatis mutandi lo que hace
Noam Chomsky hoy día para explicar los desatinos de George Bush con los
bombardeos a Afganistán e Iraq, responsabilizándolo a él,
sin hacer mención al lobby neoconservador que elabora sus decisiones, y que no es,
casualmente, norteamericano. O
como el analista internacional Marcelo Diament quien sostiene que Israel
bombardea y masacra a Palestina y Líbano en medio Oriente como un apéndice
de los Estados Unidos, ignorando o silenciando que, en
realidad, son los norteamericanos quienes están al servicio de Israel
y sus intereses. Estos
movimientos nacionales iberoamericanos nacen desde nosotros mismos y son
la quinta esencia de lo que somos, con todos los rasgos de menor valía
politológica e ideológica que la intelligensia
nos quiera achacar. Y eso lo observó sagazmente el lúcido pensador
nacional boliviano Carlos Montenegro cuando afirmó: “
La masa popular se orienta con acierto asombroso en el proceso laberíntico
del conflicto. Participa de ordinario en el motín y lleva a este o a otro
caudillo al poder...La extraordinaria proliferación del motín se
alimenta de un antagonismo incurable y fundamental no resuelto por la
guerra de la Independencia. Un antagonismo que ha quedado en el subsuelo
de la República a manera se simiente apenas recubierta por la capa de
tierra del orden republicano. Sus brotes múltiples y reiterados
evidencian que se trata de una vegetación propia de la tierra y el clima,
del medio constitutivo que la hace viable en vez de extirparla. El motín
(como expresión del movimiento nacional) es una de las formas de expresión
que toma la lucha de las dos tendencias- la colonial y la nacional- desde
la las guerras de la Independencia”.[1] Lo
que ponen en cuestión estos movimientos nacionales americanos es el régimen
de representatividad política que extrañó ab
ovo, desde el comienzo
mismo de nuestra Independencia, la voluntad de nuestros pueblos. Fue la
imitación de las élites dirigentes (hablando en criollo las oligarquías
regionales con sus intereses irreductibles una a otras) las que no sólo
colaboraron en la quiebra de la gran nación hispanoamericana sino que
además imitaron, copiaron el régimen político parlamentario liberal y
burgués de los Estados Unidos o de Francia. Que quisieron ser
independientes no por una vocación política sino para lograr la libertad
de comercio para sus productos. Libertad que sólo podía estar asegurada
si cada una de ellas tenía su propio “paisito” con su propia aduana.
Esta
es la contradicción principal que está en la base de toda la
Independencia americana: Los patriotas, los nacionales lucharon por
convicciones políticas bajo el ideal de una Patria Grande y las élites
(urbanas sobre todo) por la libertad de comercio bajo el ideal de Patria
Chica. Unos pusieron el cuero y dejaron sus vidas
los otros, en todo caso, pusieron dinero para ganar más dinero. 1.-
México
El
movimiento nacional en México no se produce de un día para otro sino que
se va incubando y luego desarrollando por etapas. Se incuba como reacción
al profirato, el régimen de Porfirio Díaz quien gobernó por espacio de
35 años de 1876 a 1911, contra él se alzan Madero, Emiliano Zapata en el
sur y Pancho Villa en el norte. Madero
asume el 6 de noviembre de 1911 y es asesinado el 22 de febrero de 1913,
pero su ministro de educación el filósofo José Vasconcelos realizó la
mayor y fundamental reforma educativa de la historia de México Por
su parte Emiliano Zapata presentó el Plan de Ayala exigiendo tierras para
los campesinos. Carranza,
el matador de Maderos hizo promulgar la nueva Constitución de 1917, de
carácter anticristiana pero con
un alto contenido social. La
reforma religiosa durante el gobierno de Calles, anticatólico declarado,
amparado en la Constitución del 17, provocó la guerra de los Cristeros
desde 1927 a 1929, con la sublevación del pueblo llano de los Estados de
Michoacán, Colima y Jalisco que peleó hasta su aniquilación y
exterminio contra los incalificables crímenes del “callismo” y el
silencio cómplice de la jerarquía católica.
Así, sobre los asesinatos masivos a mansalva y sobre la
prevaricaciones en nombre de la Ilustración que realizó el régimen del
“turco” Plutarco Elías Calles, la interpretación marxista de la
revolución mejicana guarda respetuoso silencio. Primero porque es
injustificable y segundo porque pelear como lo hicieron los cristeros bajo
el grito de “Viva Cristo Rey” es un sin sentido, pues para ellos la
religión es el opio de los pueblos. El
estado de zozobra duró 15 años hasta que en 1934 es electo Lázaro Cárdenas
que impulsó la reforma agraria y así repartió veinte millones de hectáreas
entre 800.000 familias. Creó organismos de protección industrial y
bancos de crédito populares. Los rasgos populares del gobierno de Cárdenas
se hicieron sentir en todos los órdenes de la vida pública sobre todo en
la segunda parte de su gobierno cuando logra despegar de la influencia masónica
de Calles y produce un cambio radical en su política religiosa. “Cárdenas,
hombre bondadoso, pone término
al conflicto del gobierno revolucionario y el catolicismo nacional” [2].
A esta medida
ejemplar hay que sumarle el decreto de 18 de marzo de 1938 de
nacionalización del petróleo. Para
los marxistas ha sido un gobierno “pequeño burgués y bonapartista”
para nosotros, el gobierno más popular que tuvo México en toda su
historia. La diferencia con la revolución Francesa y la revolución Rusa,
donde se habían anticipado teorías políticas sobre ellas,
es que en México se dio primero la lucha armada y después el
ideario político que la justificara. Y a lucha armada la encabezó
Francisco Madero: “En toda la
historia de México nunca hubo un gobierno más autónomo, más respetuoso
de la libertad, más ajeno a toda influencia extraña, que el gobierno de
Madero” [3],
pero el ideario político mezcla de socialismo y liberalismo, masonería y
anticatolicismo, lo fijó su asesino Carranza en la constitución de 1917. 2.-
Guatemala
Contra
la dictadura de Ubico(1935 a 1944) se lanza el movimiento nacional
revolucionario encabezado por un triunvirato formado por los militares
Jacobo Arbenz, Francisco Arana y el civil Jorge Toriello que patrocinó la
candidatura del pensador y pedagogo Juan José Arévalo por un período de
seis años de 1945 a 1951. El
gobierno de Arévalo creó el nuevo código de trabajo y el Instituto de
seguro social. La difusión de la enseñanza hasta los últimos rincones
fue su máximo logro. Lo
sucedió Jacobo Arbenz quien tuvo como canciller a Guillermo Toriello,
seguramente el ministro de relaciones exteriores más nacionalista en la
historia de Iberoamérica [4].
El carácter socializante de las medidas de Arbenz, que venían a
profundizar las de Arévalo y su independencia de criterios en política
exterior hizo que con la asistencia de los Estados Unidos, un golpe
militar lo derrocara el 26 de julio de 1954. Juan
José Arévalo estudió en la Universidad Nacional de La Plata y se destacó
como profundo ensayista, entre sus trabajos se destacan: Istmania
o la unidad revolucionaria de Centroamérica(1954); Guatemala: La
democracia y el imperio(1955) y Fábula
del tiburón y las sardinas(1956) todos editados en Buenos Aires. Además
la Universidad Nacional de Tres de Febrero acaba de editarle Escritos y Discursos políticos 1935-1951. 3.- NicaraguaCon
el fin de restablecer la paz después de la destitución de Emiliano
Chamorro(1926) se convocan a elecciones vigiladas por los Estados Unidos y
en ellas triunfó José María Moncada(1929-1933). Ante una nueva
intervención armada por parte de los marines norteamericanos un general
de Moncada, Augusto Cesar Sandino se sublevó y comenzó una guerra de
guerrillas desde las montañas al norte de Nicaragua que duró siete años.
Al retirarse las tropas norteamericanas queda en su lugar el cuerpo de la
Guardia Nacional cuyo jefe era Anastasio Somoza. Se descomprime la situación
política y Sandino es invitado bajar de las montañas, dejar las armas y
a parlamentar en el Palacio
presidencial, el salir del mismo la noche del 21 de febrero de 1934 es
asesinado por los hombres de Somoza. El
principal escrito de Sandino lleva el significativo título de: Plan
de realización del sueño de Bolivar( 1929). En donde propone la
reconstrucción de la nacionalidad latinoamericana dirigida a los veintiún
Estados latinoamericanos que la integran, incluido Haití. Propone
la creación de una corte de justicia, unas fuerzas armadas(aire, mar y
tierra), un parlamento y un banco latinoamericano.
En
julio de 1979 Daniel Ortega
toma el poder en Nicaragua y bajo la advocación de Sandino comienza una
revolución denominada “sandinista”. Amplias campañas de alfabetización
y nacionalización de empresas y la creación de cooperativas de
trabajadores se destacan entre la medidas, pero graves errores en la
administración económica del país y la inconducta de sus más altos
dirigentes sumada a la oposición permanente de “los contras”,
terminaron en la derrota electoral de 1990. 4.-
Costa Rica
Al
anularse los comicios de 1948 estalla la guerra civil cuyo vencedor es José
Figueres quien funda el
partido de la Liberación nacional. En el 53 llega al poder y nacionaliza
la banca y pone en marcha la Constitución de 1949, fundadora de la
denominada segunda república. Regresó al poder nuevamente en 1970 siendo
el gran elector de Costa Rica durante medio siglo. Al
final de su carrera política decreta la abolición del ejercito. Su
movimiento de liberación nacional de corte socialdemócrata construyó, a
través de sus tres presidencias y la de sus sucesores, una sociedad democrática
basada en el desarrollo social, la equidad y la solidaridad. En
su lucha histórica contra el imperialismo una mención merece el hecho
que haya sido el costarricense Juan Rafael Mora quien derrotó la invasión
filibustera comandada por William Walker, procedente de los Estados
Unidos, quien había tomado
el poder en Nicaragua en 1855 y buscaba extender sus dominios sobre
Centroamérica. 5.-
Panamá
En 1931 Arnulfo Arias (1901-1988) fundó la Coalición Nacional Revolucionaria. Fue electo presidente en el 41 y promulgó la nueva Constitución de país, implantó una serie de reformas significatrivas pero a los nueve meses fue derrocado por un golpe de Estado. En el 48 es elegido por segunda vez pero es derrocado en el 51. En
enero de 1964 se produjo un grave incidente con los Estados Unidos en la
zona del canal que costó numerosos muertos, motivo por el cual Panamá
rompió relaciones con Washington al no querer negociar un nuevo acuerdo
sobre el Canal. El líder nacionalista Arnulfo Arias encabezó esa
revuelta. En el 68 fue electo por tercera vez pero a los once días fue
derrocado, pero esta vez por el coronel Omar Torrijos al
frente de una Junta Militar. Con una nueva Constitución se desarrolló un
régimen militar y nacionalista, dominado por Torrijos que asumió simultáneamente
la presidencia del Gobierno y la jefatura de la Guardia Nacional, única
fuerza armada del país, con funciones de ejército y policía. Partidario
de la vía militar hacia el socialismo, estableció relaciones con Cuba
pero el fracaso del régimen peruano de Velasco Alvarado le hizo
rectificar y buscar la alianza de México, Venezuela y Colombia. En 1973
consiguió una resolución favorable de las Naciones Unidas para la
recuperación de la Zona del Canal y más tarde firmó dos tratados (1977
y 1978) con Estados Unidos para su devolución en 1999. En 1978 abandonó
la presidencia del Gobierno pero, como general jefe de la Guardia
Nacional, controló los resortes del poder hasta morir en un accidente aéreo. 6.-
Puerto Rico Es
sabido aunque no conocido que la guerra hispano-norteamericana de 1898 es,
en términos polítilógicos, el comienzo de la globalización. Y como
consecuencia de la misma, los Estados Unidos tomaron el control de
Filipinas, Hawai, Guam, Guantánamo y Puerto Rico, además de pretender
inveteradamente la Perla del Caribe. El movimiento nacional en Puerto Rico
gira en torno a la figura legendaria de Pedro Albizu Campos (1891-1965), líder
nacionalista e independentista. Desde su lejana incorporación al partido
nacionalista allá por 1924 hasta su muerte en una lucha de 40 años buscó
por todos los medios la liberación de su país. Así, se negó a ir a
elecciones coloniales, hacer el servicio militar. En el 36 fue acusado de
querer derrocar al gobierno de los Estados Unidos y luego de las masacres
de Ponce fue detenido en Atlanta hasta 1947. En el 50 es aprisionado
nuevamente por un atentado contra Truman. En el 53 indultado pero
un atentado a la Cámara de representantes en los Estados Unidos lo lleva
de nuevo a prisión, donde muere en 1965. Uno
de los más significativos pensadores de este movimiento nacional es el
periodista y ensayista Antonio S. Pedreira con su trabajo Insularismo,
ensayo de interpretación portorriqueña (1934). 7.-
Cuba La
famosa Enmienda Platt consecuencia del Tratado de París del 10/12/1898 es
impuesta por los Estados Unidos a la convención constituyente cubana de
1900-1901 que convirtió a la naciente república en un Estado semi
soberano y así durante casi sesenta años fue gobernada Cuba hasta que el
Movimiento 26 de julio derroca a la dictadura de Fulgencio Batista en
1959. Fidel
Castro al frente de la revolución cubana de definido corte marxista
produjo un cambio total en todo el sistema político, social, cultural y
económico de la isla. Y si bien comenzó con un enfeudamiento soviético,
lentamente adquirió rasgos propios y una relativa autonomía a través de
lo que se conoce como “castrismo”, esto es una adaptación a las
circunstancias especiales de la América Indoibérica. 8.-
Ecuador En
1895 se produce uno de esos hechos emblemáticos que sublevan a los
pueblos, el gobierno de Ecuador le presta su bandera a Chile, quien le había
vendido al Japón, que estaba en guerra con China, el crucero Esmeralda
para que pudiera cruzar el Pacífico sin problemas. La revuelta que estalló
por ese motivo llevó al poder a Eloy Alfaro(1842-1912), quien hace
sancionar una nueva constitución y gobierna el país por dos veces hasta
1911, sembrando la semilla de una clara conciencia nacional, a pesar de su
fuerte impronta liberal. La
continuación del movimiento nacional del Ecuador la realizará José María
Velasco Ibarra cinco veces presidente, por primera vez en 1934 y por última
en 1970, y cinco veces derrocado por golpes de estado. El
“velasquismo” como movimiento político de corte nacional se destacó
por las reformas públicas y sociales que realizó, tales como descanso
semanal del trabajador, mejora las condiciones del ejercito, obras de
regadío, construcción de escuelas técnicas, carreteras, campos de
aviación. 9.-
Perú El
APRA movimiento político y
cultural fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre tiene su desarrollo
ideológico entre 1924 y 1930. Tiene la rara cualidad de que su líder y
fundador jamás llegó a ejercer el poder en su país. Tal como le sucedió
a José Antonio Primo de Rivera con el falangismo y a Corneliu Zelea
Codreanu con la Guardia de Hierro rumana. El
APRA recién llega al poder en 1983 con el desastroso gobierno de Alan
García, que llevó como vicepresidente el viejo historiador aprista Luis
Alberto Sánchez. El
ideario del Apra expuesto por Haya de la Torre en su mejor libro: El
antiimperialismo y el Apra (1929), se apoya en dos principios:
a)romper con la colonización cultural y b) crear un Frente de
trabajadores intelectuales y manuales, cuyo objetivo es luchar por una
Confederación Indoamericana. Haya
de la Torre sufre la influencia de dos pensadores nacionales
iberoamericanos de renombre: el socialista hispanoamericano Manuel Ugarte
y el nacionalista también hispano americano José Vasconcelos. De este último
toma la noción de Indoamérica, pero no por indigenista como el término
equivocadamente nos puede inducir, sino para reflejar nuestro carácter de
hijos de América como indianos o criollos. La
tesis de Haya en contraposición al marxismo-leninismo es que el
imperialismo como última etapa del capitalismo rige para Europa, en tanto
que acá en Indoamérica, el imperialismo es la primera etapa del
capitalismo, que transforma el régimen feudal-comercial, agro exportador
y minero en otro ya tecnificado de dirección industrialista. Una
mención merece el general Juan Velasco Alvarado quien con gran apoyo
popular tomó el poder en 1968 siendo depuesto por otro golpe militar en
agosto de 1975. Bajo
su mandato, se promulgaron leyes de reforma agraria y educativa, se
nacionalizaron los recursos económicos básicos del país, asumió el
control de las petroleras y se logró el control directo del Estado sobre
las telecomunicaciones y se intentó frenar la influencia económica de
los Estados Unidos. 10.-
Bolivia
Terminada
la Guerra del Chaco(1932-35) entre Bolivia y Paraguay e instrumentada por
la Stanadard Oil (Estados Unidos) y Royal Dutch (Inglaterra-Holanda) en su
guerra por el petróleo, se hace cargo del gobierno boliviano el joven
coronel Busch que ordena a la gran minería devolver las divisas obtenidas
por la venta internacional mal habida de minerales. Hay que recordar que Bolivia era en la
época una gran mina a cielo
abierto manejada por “la rosca minera” integrada por Simón Patiño,
el rey del estaño, Mauricio Hoschschild y Carlos Víctor Aramayo, que ponían
y quitaban gobiernos a su antojo. Busch
se termina suicidando en 1939. El
20 de diciembre de 1943 se produce la alianza entre el ejercito y los
nacionalistas entre los que se destacan intelectuales como Augusto Céspedes,
Carlos Montenegro y Víctor Paz Estensoro, que lleva al poder al mayor
Gualberto Villarroel quien logra organizar por primera vez la Federación
de trabajadores mineros, pero “la rosca” lo terminó colgando de un
farol en la Plaza Murillo el 21 de julio de 1946. Desde
el 46 al 52, fecha en que toma el poder el Movimiento nacionalista
revolucionario (MNR) extendió su influencia sobre el pueblo boliviano y
así el 9 de abril de 1952 ese pueblo combate en las calle de La Paz
contra el ejercito de la rosca y lo desarma y lo vence. Víctor Paz
Estensoro llega al poder y permanece por doce años. Las reformas son de
todo tipo y clase, pero el MNR se agota tanto por sus múltiples
divisiones internas como por la corrupción de sus dirigentes. El
22 de enero del 2006 llega al poder Evo Morales a través de su Movimiento
al Socialismo (MAS) y se declara expresamente a favor de una política de
integración suramericana estableciendo una relación directa y franca con
la Cuba de Castro y la Venezuela de Hugo Chávez. El control sobre los
hidrocarburos (gas y petróleo) fueron sus primeras medidas deteniendo la
expoliación histórica que ha sufrido Bolivia sobre sus riquezas del
suelo y del subsuelo. 11.-
Brasil
La
historia del movimiento nacional en Brasil comienza emblemáticamente con
la “columna Prestes” que es uno de los capitanes del general Isidoro Días
López que intenta un golpe militar en 1924 expresando el descontento de
todas la clases sociales y fracasa. Prestes inició durante dos años una
larga marcha de 36.000 km. por todo el país librando algunos combates.
Reclamaban entre otras cosas, la modernización de los procedimientos políticos
y el voto universal y secreto. La
crisis del 30, en Brasil vivida como la crisis del café (pasó de 22,5
centavos a 8 centavos de dólar) lanza a Getulio Vargas como candidato a
la presidencia, quien levanta el nombre del ahora general Prestes como
bandera. Pero Vargas es derrotado en forma fraudulenta por los “señores
del café”. Recién
en el 37 Vargas toma el poder y establece el “Estado Novo” como un
intento de remodelación de todo el viejo Estado. Política social para
los trabajadores, división de los latifundios, producción de carbón
para sustituir importaciones así como el desarrollo de todo el aparato
industrial brasileño, fue lo más característico de su gobierno. Vargas
sometido a una tensión constante entre los intereses del Ejercito y los
señores del café, la incomprensión de la izquierda y la vieja oligarquía
casi no tocada, se da muerte en agosto de 1954. Pero
por sobre todas estas presiones estuvieron, los grupos económicos y financieros internacionales a quienes él
responsabiliza de su muerte en su testamento. 12.-
Argentina La
crisis de 1930 conmovió las estructuras políticas y económicas de toda
Iberoamérica de la que la Argentina forma parte. Cayó el gobierno de
Yrigoyen y se instauró una larga “década infame” bautizada por José
Luis Torres (nuestro maestro en política) que terminó con la revolución
de los coroneles del GOU el 4 de junio de 1943. Su consecuencia fue la
elección del Juan Perón como presidente en 1946 que se extendió hasta
el golpe de estado de 1955. Las
medidas tomadas por este gobierno pueden resumirse en un desarrollo de la
industria nacional liviana, el campo de la investigación nuclear,
así como un avance en la conciencia de la libertad del pueblo
trabajador a través de su múltiples organizaciones sociales (sindicatos,
asociaciones, uniones de todo tipo). Su
política internacional de integración suramericana y tercera posición
le ganaron la oposición norteamericana desde el comienzo, oposición que
termina derrocándolo en 1955. Los
sucesivos gobierno peronistas o pseudo peronistas ha mantenido, al menos
formalmente, esta estrategia internacional inaugurada por Perón. La
bibliografía sobre el peronismo es casi infinita, nosotros por aquello de
“cada maestro con su librito”, aconsejamos leer nuestro libro Notas
sobre el peronismo(2006) (está en internet: www.pensamientonacional.com.ar
) que es, salvo mejor
opinión, el único estudio sobre el peronismo en tanto teoría política. 13.-
Venezuela Atenazada,
la sociedad venezolana, desde la caída de Pérez Jiménez en 1959 por la
nefasta alternancia en el poder, producto del pacto de Punto Fijo(1960),
alternancia pseudo democrática
entre los demócratas cristianos y socialdemócratas, explotó ésta en
“el caracazo” del 27 de febrero de 1989. La consecuencia es un golpe
de estado en 1992 que da a conocer al comandante Hugo Chávez quien es
detenido y luego liberado. En 1998 gana las elecciones presidenciales y
asumiendo el poder proclama las tres leyes fundamentales: de tierra, de
pesca y de hidrocarburos y crea una nueva constitución que recoge los
ideales de Simón Bolivar en política internacional, esto es, la
realización de la unidad continental del mundo iberoamericano. Un
frustrado golpe pro norteamericano lo intenta desalojar del poder en 2002,
pero la reacción de las fuerzas armadas y del pueblo venezolano lo
reponen de inmediato. Sus
programas sociales denominados “misiones bolivarianas”
consisten en organizar a través de militantes de la causa
bolivariana, los servicios del Estado más allá de la burocracia estatal.
Estas misiones se desarrollan en distintos campos: educación, salud,
vivienda. Su intención es construir un socialismo bolivariano, de carácter
suramericano. Su
teoría en geopolítica es el original planteo de “Venezuela
como engranaje” limitando al norte no con el Atlántico sino con
Francia (por Martinica), Holanda (por Aruba), con Estados Unidos e
Inglaterra (por los varios “Estados juguete” caribeños). El eje
suramericano pasa por la línea Caracas, Brasilia, Buenos Aires al que hay
que agregar La Paz luego de la asunción de Evo Morales. Conclusión Vimos
como el origen del proceso que desata a los movimientos nacionales en
Nuestra América en el siglo XX es la conmoción que produce en la
“inteligencia americana”, como la denominó Alfonso Reyes, la guerra
hispano-norteamericana, por la cual Estados Unidos bajo un subterfugio (hundió
el Maine un navío de su propia flota anclado en el puerto de Cuba) y
declaró la guerra a España. Creó
motivos para una guerra que sabía de antemano ganada y la grandeza de
España mostró su último gesto. “La
guerra hispano-americana, breve pero de enorme importancia, significó el
reemplazo definitivo del Viejo mundo por el Nuevo en América y fue el
primer tañido fúnebre que señalaba la defunción de cuatro siglos de
hegemonía cultural, de derecho internacional y cosmovisión europea. Fue
la antesala inmediata del derrumbe definitivo que significó la Gran
Guerra” [5].
De
modo tal que no colocamos nosotros el origen en un hecho institucional al
modo liberal, ni como consecuencia de la guerra interimperialista como
hace el marxismo, sino que lo fundamos en el sacudimiento que sufre la
conciencia iberoamericana por la agresión que padece nuestra ecúmene. No
se puede describir adecuadamente un fenómeno sin saber cómo comenzó o
cuál es su causa. Esto
viene a explicar el surgimiento de lo que se ha dado en llamar la generación
del centenario que en México se nucleo en torno al Ateneo de la Juventud
(Henríquez Ureña, Reyes, Vasconcelos) y en Buenos Aires alrededor de
Leopoldo Lugones, Ricardo Rojas, Manuel Ugarte), Alberto Masferrer(1868-1930)
en El Salvador, Fernando Ortíz (1881-1969) en Cuba, Víctor Andrés
Belaunde (1883-1966), José Santos Chocano (1875-1934) y Francisco García
Calderón (1883-1953) en Perú, Joaquín García Monje(1881-1958) en Costa
Rica y en el resto de los países de Iberoamérica florecieron otros
tantos y tantos pensadores nacionales, que ya enumeramos al comienzo. Como
puede observase a través de la lectura de este breve resumen son trece
los países de nuestra ecúmene cultural iberoamericana que han intentado
en algún momento del siglo XX consolidar un movimiento nacional de
raigambre continental. Son muy pocos los países que no lo han intentado:
Chile, Colombia, Paraguay, Uruguay, Honduras, El Salvador y República
Dominicana. Es explicable y vamos caso por caso. El
desarrollo histórico de Chile desde su época colonial como capitanía
general, ha sido el de un aislamiento permanente respecto de Nuestra América.
Y a pesar de haber tenido grandes pensadores nacionales americanos como
Edwards Bello, Enrique Zorrilla o Pedro Godoy no se ha podido crear un
movimiento nacional de integración con posibilidades de gestión política.
La disposición integracionista de Salvador Allende lo fue por su marxismo
y no por su vocación iberoamericana, que no la tuvo. El
caso de Colombia se explica por la quiebra del país en dos a partir del
asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaitán en 1948, que lo dividió
entre conservadores-liberales por un lado y la guerrilla marxista de las
FARC por otro. Guerrilla funcional a ese orden constituido que permite la
injerencia directa de los Estados Unidos en la región con la excusa del
narcotráfico. Desde hace casi medio siglo conviven allí, el Los
casos de Uruguay y Paraguay tienen connotaciones similares, pues se
manejan con el criterio del oportunismo político con relación a Brasil y
Argentina, tomando o quitando, apoyando o no, según la mezquindad propia
de los pequeños países. Así durante todo el siglo XX, Paraguay fue
simplemente una dictadura comercial con la sola excepción del presidente
Natalicio González que tuvo que huir para refugiarse en Argentina. En el
caso uruguayo, éste puede sintetizarse como “ponsombilandia”(por el
embajador inglés Lord Ponsomby) en opinión de su máximo historiador
Washington Reyes Abadie. En
cuanto al caso de Honduras y El Salvador se resume en sus propias
contradicciones internas que no le han permitido en el siglo XX llegar a
tener una política de Estado y para colmo estas contradicciones se
buscaron resolver durante años a través de la guerra de guerrillas entre
los bandos en pugna ocasionando una pérdida cuantiosa en vidas y bienes.
Con Santo Domingo pasa otro tanto, con la diferencia que no quisieron
salvar la distancias a los tiros. También una sociedad con
contradicciones no resueltas que osciló durante el último siglo entre
dos personajes Joaquín Balaguer y Juan Bosch, uno conservador y el otro
socialista. Imposible plasmar un proyecto de movimiento nacional
dominicano. Como
vemos los movimiento nacionales en Nuestra América se han gestado al
aliento y movilización de nuestros pueblos en la medida en que, estos
mismo pueblos, encontraron unidad en la acción. Es propio del
imperialismo, como hacía Zeus en el Olimpo, dividir
para reinar. Y así vemos que de los pocos países de la América Surcéntrica
que no han tenido su movimiento nacional es por el hecho de estar
divididos o haber sido divididos. Es por ello que no hay que dejar de
denunciar al bipartidismo
como uno de los instrumentos de dominación del imperialismo y los poderes
indirectos. Bibliografía
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Cómo no nos va a doler la frustrada Colombia llena de heroicidad. La
tierra de Blas de Lesso que con 3000 hombres derrotara en 1741 en
Cartagena de Indias al almirante inglés Edward Vernon con 28.000: “Un regimiento norteamericano formaba parte de las fuerzas invasoras
de Vernón; se estrelló contra el castillo de San Felipe y en él venía
el capitán Lawrence Washington, medio hermano del que fue libertador
de los Estados Unidos de América, Jorge Washington
”.
Por anticipado se habían preparado en Inglaterra medallas
conmemorativas de su triunfo, pero después de un asedio que duró dos
meses se vio precisado a abandonar la lucha con la formidable pérdida
del 65 por ciento de sus efectivos. |