(ACLARACION: Los que hacemos Tsunami informamos que no compartimos algun que otro concepto vertido en este artículo. Aprovechamos la ocasión para enviarles un gran abrazo a todos los camaradas tucumanos que hacen Ayohuma)

AYOHUMA, EL NACIONALISMO NUNCA MUERE

SAN MIGUEL DE TUCUMAN Y NUEVA TIERRA DE PROMISIÓN

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NACIONALISMO, UNICA OPCION PARA ARGENTINA E HISPANOAMERICA

Por Ernesto Damián Sánchez Ance

CONCEPTO DE NACION

Etimológicamente, el término Nación deriva del Latín NATIO, que hace referencia al lugar donde una persona ha nacido y se ha criado. Nación es el conjunto de personas con un mismo origen   racial,   que hablan el mismo idioma, que están unidas en una misma religión, que poseen una cultura en común y que habitan en un mismo territorio. Se puede afirmar que una Nación está asentada sobre los pilares que a continuación analizaré en relación a la realidad de nuestra Argentina:

RAZA. A diferencia de lo que sucede en otras latitudes, donde encontramos países y regiones con un perfil étnico definido, en Argentina se ha procurado destruir toda unidad étnica mediante un proceso de inmigración promovido por las políticas liberales del Siglo XIX, siendo Alberdi y Sarmiento sus principales ideólogos.

Lo étnico es tan importante desde la óptica del Nacionalismo, que diversas corrientes lo ponen como una de sus principales banderas. De hecho, una corriente nacionalista surgida en estos últimos años en el Perú, lleva por nombre Etnocacerismo o Etnonacionalismo,  y reivindica el origen indígena de la mayoría de la población peruana.

Si bien hasta la caída de Rosas en la Argentina habitaban grupos humanos como criollos, indios, gauchos, negros y mestizos, no se podía hablar aun del crisol de razas con el que se intenta “vender” la imagen de nuestro país. La llegada de inmigrantes principalmente europeos, perseguía el propósito de terminar con el legado indohispánico de la Argentina del Siglo XIX. Sin embargo  existen regiones en las cuales la inmigración no pudo destruir la identidad étnica surgida en la colonia, y en lugares como el Noroeste Argentino, en especial en las zonas valliserranas, de quebradas y puna, sí está presente el grupo étnico que acompañó a Belgrano y a Güemes en heroicas batallas por la independencia y que preexistió a la República.

RELIGIÓN. La existencia de un estado sin religión es una insensatez. Desde siempre, el hombre se aferró a creencias, y  éstas son en muchos casos lo que a un estado le dan su razón de ser. En el caso de América del Sur, en la época de los Incas, esta monarquía era de origen teocrático. Como adoradores de Inti  (el Sol), el pueblo andino veía en el Inca al Intiq Churin (Hijo del Sol), lo que significa que su rey en sí era sagrado. Toda ofensa al culto andino era considerada como lo que nosotros conocemos como blasfemia, y quien ofendiese la espiritualidad era condenado a muerte. Todo lo contrario sucede en nuestro país actualmente, donde se ofende la imagen de la Virgen María, se burlan de algunos santos y de Jesucristo, ante la pasividad de un estado que permite esos vejámenes.

Como en toda Hispanoamérica, en Argentina se profesa la Religión Católica Apostólica Romana. Traída a nuestro continente por el conquistador español, e impuesta (aunque en muchos casos de manera brutal a las mayorías nativas), el Cristianismo logró afianzarse y encontró en los indígenas gran devoción y fidelidad. Sin embargo, la Iglesia no pudo evitar el sincretismo con la espiritualidad de nuestros indios, generándose así una mixtura religiosa sumamente rica y genuinamente nacional.

En determinados pasajes de la historia, la Iglesia intentó combatir el Sincretismo con métodos muy alejados de la piedad, pero muchos de los actuales sacerdotes han comprendido que se trata de una lucha en vano.

Quienes sí combaten el Sincretismo y a la Religión Católica son grupos religiosos como los mormones, adventistas, testigos de Jehová, etc, que en muchos casos son financiados desde el exterior con el fin de dividirnos espiritualmente. No debemos olvidar que la división de una comunidad la hace tremendamente propensa al dominio de una potencia foránea.

Un claro ejemplo de la importancia de la religión en un pueblo es el caso de las naciones árabes, cuyas creencias religiosas juegan un papel fundamental a la hora de mantener al mundo árabe unido ante el atropello de la alianza yanqui judía.

En Hispanoamérica, la Fe Católica es preexistente a la formación de las actuales repúblicas. El Cristianismo es la religión, aunque como antes dijimos, en algunas regiones sincretizada, que la gran mayoría de los argentinos e hispanoamericanos practican.

El Nacionalista puede disentir con determinadas actitudes de las autoridades de la Iglesia, puede estar en desacuerdo con el papel que a esta institución le cupo en la conquista y colonización de América, pero debe defender el Dogma Católico y oponerse a las ofensas que contra la Fe Católica vengan de otros grupos religiosos llamados cristianos. El ejemplo mas claro de defensa del Catolicismo lo dio nuestro Libertador, el General José de San Martín, quien como Protector del Perú, el 13 de Octubre de 1821, decretó que quien ataque  los Dogmas de la Iglesia Católica, será castigado en proporción a la ofensa.

IDIOMA. En Hispanoamérica, el idioma que nos une es el Castellano, uno de los idiomas más ricos y bellos del mundo. Sin embargo, al no tratarse de un idioma americano, en nuestro continente recibe notables influencias de las lenguas nativas, y se divide en un importante número de variedades dialectales, debido a la influencia de los idiomas indígenas que lo enriquecen y le dan características particulares, fortaleciendo así la identidad lingüística de cada región. De este modo, el Castellano que se emplea en las provincias del Noroeste Argentino, recibe una notable influencia del Idioma Quechua, tanto en su vocabulario como en su sintaxis, existiendo aun en el Noroeste algunas regiones (Santiago del Estero) en las que este idioma aún es hablado. Lo mismo sucede en la Patagonia con la influencia del Mapuche, o bien el Noreste de nuestro país, donde el Guaraní, idioma hablado en Corrientes enriquece al Castellano de esa región.

CULTURA. Englobaremos en el término Cultura a un conjunto de manifestaciones y creaciones propias de una comunidad que le dan una identidad determinada. Cultura es la artesanía, la música, la danza, la gastronomía, la pintura, los mitos, las leyendas y otras manifestaciones que hacen a la identidad nacional y que son investigadas, estudiadas y difundidas por la ciencia folklórica.

TERRITORIO. Toda nación ocupa un territorio, que hace al desarrollo y a la evolución cultural del grupo humano que en él reside. Toda sociedad se desarrolla condicionada por el territorio. El ejemplo de la Sudamérica prehispánica es clarísimo: mientras los pueblos selváticos no tenían mayores problemas para obtener sus alimentos, las culturas andinas, que crecieron en una tierra pedregosa y por lo general poco fértil, con un clima frío e inhóspito, se vieron obligadas a recurrir a técnicas como el riego por canales, los cultivos en terraza, etc, logrando una cultura de gran evolución. Mientras los pueblos selváticos habitaban en chozas de madera, los andinos aprendieron a realizar construcciones en piedra, hasta llegar a lograr construcciones de un avanzado nivel en ingeniería y arquitectura.

Algunas naciones, por cuestiones principalmente políticas, se han visto obligadas a abandonar su territorio, pero no se han desintegrado merced a la vigencia de su cultura, de su religión, de idioma, y a su férrea voluntad de seguir practicándolos.

PRINCIPIOS BÁSICOS DEL NACIONALISMO

Generalmente se emplea el término Nacionalismo para calificar distintas luchas en la historia de un país, como ser:

·        Reacción ante una agresión de una potencia extranjera. En este aspecto, los argentinos hemos sido víctimas de agresiones militares materializadas en invasiones como cuando en la época de la colonia los ingleses en dos oportunidades invadieron Buenos Aires, como la alianza anglo francesa que llevó al enfrentamiento de Vuelta de Obligado, o bien la invasión británica a las Islas Malvinas. No hay que dejar de tener en cuenta una agresión que aún no se produjo, pero de la que ya hemos sido advertidos en innumerables ocasiones. Me refiero al Plan Andinia.  Una agresión contra una comunidad o contra un estado nacional no necesariamente debe darse en lo estrictamente militar. También se arremete contra un país económicamente, haciéndolo pagar intereses usurarios por deudas contraídas por gobiernos cipayos y entreguistas.

·        Búsqueda de la independencia nacional en los más distintos órdenes. Al decir independencia, me refiero a la lucha de un país por convertirse en un estado independiente de cualquier otro estado, o a la lucha por independizarse económicamente de otros estados o bien de grupos financieros internacionales.

·        Conservación de los rasgos étnicos, religiosos y culturales que caracterizan a una nación.

Estos factores llevan a la formación de ideas que van a terminar dando forma a las distintas doctrinas nacionalistas, que varían a lo largo y ancho de toda la Tierra, de acuerdo a la situación de cada pueblo. De este modo surgirán movimientos nacionalistas como el germánico de Johann Gottlieb Fichte (Siglos XVIII Y XIX), o el francés de Charles Maurras  (comienzos del Siglo XX). En España, tuvo gran auge el Nacional Sindicalismo, con José Antonio Primo de Rivera y en Italia nació el Fascismo. En Perú, hacia 1920 surge la Alianza Popular para la Revolución Americana, corriente nacionalista basada en la identidad étnica del mencionado país, algo muy parecido al discurso del ya citado Etnonacionalismo. En Argentina, han habido diversos movimientos de orientación nacionalista, como el Peronismo, que en sus comienzos levantaba la bandera de la Independencia Económica y defendía la Cultura Nacional; así también el Nacionalismo Católico es una de las tendencias nacionalistas mas fuerte en nuestro país.                                                                      

Comúnmente, se confunden los términos Patriotismo y Nacionalismo. Patriotismo es un sentimiento primario de amor a la Patria y apego a las cosas de la tierra, mas allá de cualquier formación política, mientras que Nacionalismo es una postura política contra cualquier intento de destrucción de la identidad nacional y de sometimiento económico, ya sea de parte de potencias extranjeras o de nativos al servicio de intereses foráneos. De este modo, el Nacionalismo será combatido por los enemigos de la Patria (sionistas, marxistas y liberales), y quienes adhieran a esta doctrina, serán calificados de racistas, xenófobos, antisemitas o intolerantes en materia religiosa. Así, progresistas e izquierdistas, para descalificar al Nacionalismo lo acusan de antisemita, a los efectos de generar el repudio de los sectores mas desinformados, no faltando los “opas” que dicen a diestra y siniestra la repetida, estúpida y poco original frase: “ustedes son naZionalistas”.

NACIONALISMO NO ES ANTISEMITISMO

Aunque se trate de algo obvio, es necesario aún aclarar que Semitas no son solamente los hebreos. También son Semitas los árabes. Por lo tanto, el antisemita no solo odia a los judíos, sino también a árabes y otros pueblos milenarios.

En Argentina, para ser nacionalista, es menester ser católico, y como tal no puede odiar a otra persona  por asuntos religiosos ni étnicos. Pero sí es deber del Nacionalista y de cualquier persona identificada con los intereses de su Patria oponerse al Sionismo, poderoso movimiento judío que logró formar el estado de Israel poco tiempo después de la II Guerra Mundial, pero que por una cuestión estratégica no “superó” la diáspora.

El Sionismo es responsable de millones de muertes en Medio Oriente con la complicidad de los Estado Unidos y de la O.N.U., que poco y nada hace para que Israel cumpla las resoluciones emanadas de su seno.

El Nacionalista no debe callarse cuando Israel pretende hacer creer a la comunidad internacional que son víctimas, cuando en realidad son grandes victimarios. No debemos imitar al común de los periodistas ni a los partidos políticos del sistema que, cómplices del Sionismo, evitan admitir públicamente que Israel es un estado tan terrorista como los grupos árabes islámicos a los que combate.

Israel es un estado que atropella y pisa la soberanía de otros estados nacionales, como sucedió en 1960, cuando en Buenos Aires el Mosad secuestró a Adolf Eichman, violando toda soberanía Argentina, y sin que la comunidad internacional repudiara esta afrenta. No está en mi espíritu ponerme de lado de probables criminales de guerra ni de justificar a los Nazis por los asesinatos que según la historia oficial cometieron, pero no se puede dejar de denunciar este atropello, como calló el gobierno de Frondizi. También, en la primera mitad de la década de 1990, Buenos Aires fue escenario de dos atentados (o autoatentados) contra objetivos judíos, algo que como persona bien parida y cristiana que soy, al igual que lo que sucedió con las Torres Gemelas en 2001 me parece sumamente repudiable. Pero en estos desagradables hechos quedó demostrado el poder de Israel en nuestro país, instalándose en Buenos Aires su ejército, sus servicios de inteligencia, pretendidos socorristas y distintas organizaciones sionistas, con la venia del gobierno menemista y la pasividad de nuestras FF. AA. y de nuestros servicios de inteligencia, que quedaron como estúpidos ante el mundo porque al parecer no estaban capacitados para investigar quien puso una bomba.

Menem, quien nos transformó en estropajo de los EE.UU. en la guerra de Irak, logró que nuestro país, ajeno a una guerra de la que no era parte sufra los coletazos de una disputa internacional de dos civilizaciones que nada tienen que ver con la nuestra. 

En lo que era una amable reunión social años atrás, sostuve que los atentados contra la Embajada de Israel y la AMIA, acontecidos en Buenos Aires en 1992 y 1994, pudieron estar inmersos en el contexto de una puja entre la Derecha sionista y grupos moderados israelitas. A esto, agregué que si el sionista ultraderechista Ygal Amir fue capaz de asesinar en público al ex primer ministro israelí Ytzak Rabin, los sionistas mas extremistas estaban preparados para realizar cualquier atentado contra sus propios hermanos, para así presionar a la comunidad internacional y a nuestro gobierno, tan propenso a arrodillarse ante su majestad la comunidad judía o su patrón, el Estado de Israel. La cuestión es que no faltaron calificativos como Nazi o Fascista, siendo que yo no adhiero a doctrinas extranjeras. Una señora que participaba de la reunión me llamó racista y antisemita, cuando en realidad yo tengo una muy buena relación con algunos (no muchos) amigos de origen judío.

Esta gente, evidentemente, no comprende o no quiere comprender que denunciar los atropellos sionistas no es xenofobia y se prestan al terrorismo ideológico al calificar de antisemitas a aquellos que pensamos que Israel es un estado terrorista. Como en una sincera conversación me dijo hace años un señor hijo de padre judío y de madre criolla, y despreciado por la colectividad de su padre por no salir de vientre judío: “Muchos problemas de Medio Oriente no existirían si no hubieran sionistas”.

También la propaganda sionista en nuestro país es muy importante. Si bien es innegable que en la Alemania Nazi se persiguió y asesinó vilmente a un importante número de judíos, está instalada en el común de la gente la idea de que los nazis mataron a 6 millones de judíos. Quien tenga el atrevimiento o la osadía de pensar que las cifras son levemente menores, será considerado un xenófobo antisemita, y aquel que denuncie los atropellos que Israel comete matando mujeres y niños palestinos que solo pueden defenderse a hondazos, será considerado un simpatizante del fundamentalismo árabe-islámico. Quienes tenemos motivos para pensar que Israel creó la industria del Holocausto, que permite a dicho estado recibir importantes sumas de dinero provenientes de EE.UU., países aliados y de todos sus cómplices alrededor del mundo, somos calificados de admiradores de Adolf Hitler.

También es notable el desprecio de ciertos elementos de la comunidad Judía hacia nuestra religión. Desempeñando mi oficio de Guía de Turismo y Excursiones Educativas, en 2003, tuve la desagradable experiencia de soportar una tremenda blasfemia de unos alumnos de un colegio judío de Buenos Aires. Luego de realizar mi parlamento en la Iglesia de Santa Rosa de Lima en Purmamarca, quedé conversando con una de las profesoras en el interior del humilde pero majestuoso templo, mientras veía que unos alumnos rezagados se reían a las carcajadas. Se reían porque unos “vivos” de esa delegación se persignaban y cuando decían amén se llevaban su dedo a los genitales en una falta de respeto gravísima a la Religión profesada por quienes hicieron desde los más distintos estratos la Patria en sangrientas batallas, en épocas en que sus antepasados judíos ni siquiera sabían de la existencia de las Provincias Unidas. Luego los escuché decir: “¿qué mierda tenemos que hacer en esta iglesia de indios?”. Una mujer avanzada edad, de raza qolla, con su rostro agrietado por el “wayra” quebradeño, era testigo de la blasfemia, y en ella yo veía ese odio que tienen guardado los qollas cuando los ofenden y que rara vez dejan que estalle. Me miraba a mí con un silencio cargado de resentimiento, al ver como en su templo y en su pueblito estos foráneos habían mancillado su religión y la dignidad de su gente. En mis viajes por los Andes de Bolivia y Perú, yo aprendí a tener un trato algo fraternal con los qollas, por lo que no tuve problemas en hacerle romper el silencio. Mientras los alumnos judíos compraban sus artículos regionales en la feria ubicada al frente de la Iglesia y paseaban por la plaza, empecé a hablar con esta heredera de la cultura andina, que cuando me despedía me dijo una frase que me quedó grabada de por vida: “joven, usted es bienvenido, pero no traiga a esos changos que vienen a ofender a la Mamacha (2)”. Al parecer no sólo se habían burlado de la Señal de la Cruz, sino también de la Patrona del pueblo. (3)

NUESTRA IDENTIDAD AMENAZADA Y LAS DIFERENCIAS ENTRE INDIGENISTAS E HISPANISTAS

Aunque algunos pueblos por distintos motivos vean desmoronarse alguno de sus pilares, esto no significa que hayan dejado se ser una Nación. En Argentina, debido a un proceso inmigratorio originado en el menosprecio a lo criollo y a lo nativo, se ha producido una no grave pero sí preocupante crisis de identidad, al punto que muchos nietos (y aun bisnietos de inmigrantes) siguen identificándose con los países de sus antepasados y se agrupan en asociaciones como las española, italiana, francesa, siria, libanesa, hebrea, etc, que no se limitan a difundir sus culturas en un país que presenta varias regiones con poblaciones no muy enraizadas, y que muchos de sus habitantes creén  que la identidad radica en asistir a peñas de las denominadas folklóricas.  Lamentablemente, estas instituciones a veces ayudan a obtener una doble nacionalidad para descendientes de inmigrantes que deseen radicarse en los países de sus abuelos y bisabuelos. Esta actitud de determinados ciudadanos argentinos no merecería grandes críticas si se tratase de víctimas del desempleo o de una situación laboral en extremo precaria. Lo triste es que en algunos casos desean radicarse en esos países porque no conforme con su desahogada situación en nuestro país, el extranjero les ofrece mejores perspectivas económicas aun. O sea, quieren dejar de ser para tener.

Vemos como en la actualidad se sigue reivindicando a dos personajes del Siglo XIX que parcialmente lograron destruir la identidad de nuestro país con el fin de “europeizarlo”. Me refiero a Domingo F. Sarmiento, quien proponía abiertamente en una carta a Mitre cuando la Guerra del Paraguay, exterminar al gaucho: “No trate de economizar sangre de gauchos. Es lo único que tienen de humano. Este es un abono que es útil hacerle al país”. (Carta de Domingo Faustino Sarmiento a Bartolomé Mitre del 20 de Noviembre de 1861. Archivo Mitre).

Estando este lamentable personaje de nuestra historia exiliado en Chile, manifestaba un tremendo odio al indio: "Quisiéramos apartar de toda cuestión social americana a los salvajes por quienes sentimos, sin poderlo remediar, una invencible repugnancia, y para nosotros, ColoColo, Lautaro y Caupolicán, no obstante los ropajes civilizados y nobles de que los revistiera Ercilla, no son más que unos indios asquerosos, a quienes habríamos hecho colgar y colgaríamos ahora, si reaparecieran en una guerra de los araucanos contra Chile, que nada tiene que ver con esa canalla. (Expresiones de Domingo Faustino Sarmiento extraídas del libro “Nueva crónica de la conquista del Tucumán”, de Roberto Levellier); sobre el origen guaraní del Paraguay dijo: "Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes, indios salvajes y esclavos que obran por instinto a falta de razón. En ellos se perpetúa la barbarie primitiva y colonial. Son unos perros ignorantes de los cuales ya han muerto ciento cincuenta mil. Su avance, capitaneados por descendientes degenerados de españoles, traería la detención de todo progreso y un retroceso a la barbarie... Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que le obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era preciso purgar la tierra de toda esa excrecencia humana: raza perdida de cuyo contagio hay que librarse." (Carta a Mitre de 1872).

Precisamente a los dos grupos etnoculturales originarios de nuestro continente es que el racista Sarmiento quería exterminar. A su vez, Juan B. Alberdi, menos brutal y mas refinado que el tristemente celebre sanjuanino, proponía imponer en nuestra Patria la libertad inglesa, y la destrucción del Ser Nacional como paso fundamental para la civilización y el progreso de la Nación. Sostenía que había que terminar con el pasado histórico, dando así lugar a otro tipo humano, distinto racial y religiosamente. De este modo, nuestro lamentable comprovinciano Alberdi, a quien varios han tenido la poco afortunada idea de honrarlo poniendo su nombre a una ciudad del Sur de Tucumán, a calles y a un club de Basquetball, proponía terminar con nuestro legado histórico, cultural y religioso.

A la falta de unidad étnica y cultural y a la inexistencia de una identidad suficientemente sólida en nuestro país, hay que sumarle una situación que en nada ayuda a mejorar la situación en nuestro continente. Lamentablemente en los últimos años, ha surgido una lucha (hasta el momento por suerte solamente intelectual) entre hispanistas e indigenistas.

Ninguna de estas dos tendencias acepta que el argentino típico no es ni indio ni hispánico, sino mestizo. Basta con recorrer los barrios periféricos de muchas ciudades del interior y conocer las distintas zonas rurales de nuestro país para entender que nuestro elemento etnocultural característico es el mestizo. No solo eso. En Salta y Jujuy encontramos cientos de miles de argentinos que racialmente no tienen ningún tipo de diferencia con los cholos bolivianos. Lo mismo sucede en las provincias mesopotámicas, en que miles de sus habitantes no se diferencian en nada de los nacidos en Paraguay.

Mientras los hispanistas desprecian todo lo que sea indígena (idiomas, creencias, espiritualidad y aunque no lo digan públicamente la raza), los indigenistas odian todo lo relacionado con España y la colonia, en especial la Fe Católica de nuestro pueblo.

Previo a escribir sobre los indigenistas, diré que se puede ser indio o mestizo, pero ello no significa adherir al Indigenismo, tendencia que en líneas generales plantea reivindicaciones de los descendientes de los habitantes originarios, como ser devolución de territorios ocupados por terratenientes o por el Estado mismo y, en los casos mas extremos, la separación de las comunidades originarias de los estados nacionales en cuya geografía se encontraren. También se puede ser blanco y militar en grupos indigenistas. Este segundo grupo carece de total autoridad moral para plantear reclamos, ya que son descendientes de los que en su teoría aniquilaron, explotaron y esclavizaron al indio, amén de que en la mayoría de los casos, estos snobs no tienen el menor dominio de idioma indígena alguno, no poseen la mas pálida idea de lo que es un ayllu, y se consideran indigenistas solamente por su odio a todo lo relacionado con España y su rechazo al Cristianismo.

Entre los intelectuales indigenistas hay quienes consideran que todo lo que no sea americano prehispánico debe ser desterrado de nuestro continente, rechazando toda influencia de ideas marxistas en el Indigenismo, y hay quienes (por ejemplo Evo Morales) están fuertemente influenciados por ideas de Izquierda.

Hispanistas e indigenistas no hacen más que fomentar odio, resentimientos, y provocar división, además de no respetar lo que es la auténtica Argentina: mestiza en lo étnico y sincretizada en lo cultural y religioso en amplias regiones de nuestro territorio.

Los hispanistas suelen sostener que nuestra historia comienza a escribirse con la llegada de Colón a nuestro continente. Se trata de una verdad bastante relativa, ya que ese hecho divide a nuestra historia en un antes y un después, pero no se puede decir que allí comienza a gestarse nuestra identidad. Los indigenistas, en cambio, faltan a la verdad cuando cada 11 de Octubre conmemoran un supuesto fín de una hipotética independencia de los pueblos originarios, cuando por mas que ellos traten de negarlo o minimizarlo, hay que ser muy necio, fanático o hay que exponerse a ser el hazmerreír de cualquier debate, para negar que en la América prehispánica existió lo que hoy recibe el nombre de Imperialismo; hay que ser muy poco inteligente para negar que previo a la llegada de Colón, en América  habían reinos fuertes que dominaban a pueblos débiles.

Los hispanistas critican que en las escuelas de nuestro país se pudiera llegar a materializar los proyectos de enseñanza de idiomas indígenas. Esta postura de los hispanistas me parece francamente lamentable. Eso es como negar a muchos de nuestros compatriotas el derecho a tener la piel oscura, y olvidan que muchos de los que murieron en las batallas por la independencia (Huaqui, Suipacha, Vilcapugio, Ayohuma, Sipe Sipe), hablaban en Quechua y en Aymara, apenas conociendo algunas palabras del Castellano. Se olvidan los hispanistas que por la fuerte presencia de los idiomas indígenas en el Norte Argentino y en el Alto Perú nuestra Acta de Independencia de 1816 fue escrita también en Quechua (traducida por el Secretario del Congreso de Tucumán José Mariano Serrano, quechuahablante de Charcas, hoy Chuquisaca en Bolivia) y en idioma Aymara. Al parecer no recuerdan los hispanistas que las masas nativas fueron catequizadas en las principales lenguas indígenas (Nahuatl, Guaraní, Quechua y Aymara). Habría que recordarles a los hispanistas que el autor del primer diccionario de idioma indígena que se escribió en nuestra Patria fue el de un prócer al que ellos reverencian. Refiérome a Juan Manuel de Rosas, quien escribió el Diccionario de la Lengua Pampa. No sería malo que los hispanistas recuerden que aún hoy en la Argentina muchos miles de compatriotas, tan criollos como Güemes, o Manuel Asencio Padilla, son católicos y hablan en el ámbito familiar idiomas indígenas y que muchos sacerdotes de nuestro continente aún predican y dan Misa en idiomas nativos, porque muchos fieles católicos de Sudamérica no hablan Castellano. De todas maneras, mas patético es lo de los indigenistas que rechazan y odian todo lo hispánico, y se comunican en Castellano en sus congresos y encuentros entre pueblos que hablan distintas lenguas nativas (4). De este modo, si no fuera por el Castellano, un Guaraní no se podría comunicar con un Mapuche, un Aymara con un Charrua o un Toba con un supuesto Diaguita (5). Muchos indigenistas que, sin faltar a la verdad, denuncian lo mal que viven los pueblos indígenas, realizan viajes (vaya uno a saber quienes costean sus pasajes y estadías) por distintos países participando de eventos que se pueden realizar en Brasil, México, Canadá, o el país que sea. Hay indigenistas supuestamente pobres que si uno les observa sus pasaportes, encontrará visas de un importante número de países y mientras sus supuestos hermanos padecen distintas privaciones, ellos participan de congresos internacionales hablando sobre el encuentro del águila con el cóndor, la serpiente emplumada y, para ser calificados como “correctos” por sus amigos “progres”, tratando de hacer creer que entre los antiguos pueblos indígenas no se realizaban sacrificios humanos.

Pero no quiero extenderme en críticas a hispanistas e indigenistas. Solo quiero decir que el Nacionalismo Católico de raigambre hispanista debiera modificar ciertas posturas con respecto a los  pueblos indígenas que encontramos en América y que gracias a la intervención divina, aún no han sido captados por el Marxismo. El Nacionalismo Católico debiera considerar que con su postura de ignorar (por no decir  despreciar) a los indios y mestizos, está dando una importante ventaja al Marxismo que encuentra en líderes genuinos y naturales de la América morena una vía para imponerse sobre la Religión Católica.

No debemos olvidar que un personaje incuestionable de nuestra historia, el Doctor y General Manuel Belgrano, vencedor en Salta y Tucumán, proponía como forma de gobierno para nuestro país la monarquía, sugiriendo que nuestro rey fuera un descendiente de Incas: Juan Bautista Tupaq Amaru, cuyos restos están en el cementerio de la Recoleta (Bs. As.)

Como persona nacida y criada en el Noroeste Argentino y que conoce bastante bien determinados lugares de la región y que varias veces estuvo en Bolivia y Perú, me parece un despropósito que desde la cosmopolita Buenos Aires y desde capitales de provincias se ataque la identidad de nuestros pueblos con esta política de rechazo al Sincretismo religioso y no veo nada de malo en que se toleren prácticas de este tipo, como la identificación de Pachamama con la Virgen María y de ciertas deidades andinas con santos católicos. Si en la época de la colonia la Iglesia no pudo extirpar definitivamente la idolatría, eso se debe a que habían creencias profundamente arraigadas o bien a que hubieron errores en la catequización. Pero peor sería que al implantarse un sistema marxista (si es que nuestro continente sigue girando a la Izquierda), todos los habitantes de nuestro suelo se vean obligados a no poder practicar la Fe Católica, ni siquiera combinada con creencias prehispánicas, o bien se persiga  a los católicos como en Cuba.

Me sentiría muy satisfecho si el Nacionalismo Católico (tendencia muy acertada en muchos diagnósticos de nuestra realidad), en vez de criticar la auténtica espiritualidad de muchos argentinos que viven en determinadas zonas del N.O.A., en muchos casos olvidadas y postergadas, cargara todas las tintas contra otras manifestaciones religiosas supuestamente cristianas que no cumplen otro objetivo que no sea el de dividirnos a los argentinos e hispanoamericanos.

Mucha gente es muy propensa a identificar a la cultura indígena con el Marxismo. Caen en un grave error. La cultura indígena es politeísta mientras que el Marxismo es ateo. La cultura indígena es monárquica de origen teocrático y el Marxismo propone la Dictadura del Proletariado. Sucede que el Marxismo sabe muy bien como ganarse a miles de indígenas pobres, explotados, marginados y discriminados que, tras siglos de gobiernos que en teoría eran cristianos, han visto en las izquierdas una falsa opción.

Considero que Walter Beveraggi Allende era dueño de la verdad absoluta cuando en “El Dogma Nacionalista” afirmaba que la Fe Católica y la fuerza cultural formidable de las tradiciones indígenas hicieron prácticamente inabordables a nuestros pueblos respecto de los agentes y estímulos foráneos que, con una prolongada e intensa acción de vasallaje, han tratado de anular nuestra fisonomía tradicional y nuestra mentalidad espiritualista.

Por ello creo que el Nacionalismo en sus distintas vertientes tiene que acercarse a los pobres, a los campesinos, a los indígenas, como lo hicieron los primeros misioneros que llegaron a América, con el mismo amor de San Francisco Solano, con la convicción y determinación de los misioneros de la Compañía de Jesús, ya que es allí donde vamos a encontrar a los estratos sociales mas auténticamente nacionales. El Nacionalismo tiene que aprender como viven, como hablan, como sienten estos grupos humanos.

Por eso es que el Marxismo de a poco se expande, porque están a la par de la gente, saben cuales son sus necesidades básicas, conocen la idiosincrasia de los pobres mucho mejor que el Nacionalismo, que hasta el momento solo se limita a mirar con los brazos cruzados el accionar de las Izquierdas.

DE CARA AL FUTURO

Nuestro país está siendo devorado por el sistema democrático, un sistema que se basa en el número. Esto significa que aquel candidato que reciba la mayor cantidad de votos (en muchos casos conseguidos de las maneras más sucias y reñidas con la dignidad humana), durante un determinado periodo ejercerá el gobierno.

Está perfectamente demostrado que la Democracia no ha logrado resolver problemas básicos de amplias franjas de la población. De hecho, en un país en el que sobran fértiles campos para realizar las más variadas plantaciones y criar los mejores ganados, la Democracia no ha solucionado el tema de la desnutrición y el hambre.

La Democracia es un sistema por el cual se hace creer al pueblo que es el verdadero soberano, mientras que el auténtico poder está en manos de partidos políticos al servicio de intereses que el común no conoce. Se miente vilmente a las masas diciendo que “el pueblo nunca se equivoca”, cuando vemos como desde la vuelta a la Democracia en 1983, el pueblo se viene equivocando de la peor manera comicio tras comicio. No solo eso, sino que viene errando de la peor manera al elegir a sus mismos verdugos en cada elección.

También, la Democracia ha impuesto el dogma de la Igualdad. Se trata de una falacia, ya que un hombre que produce no puede ser igual que aquel que vive de la especulación; un ciudadano que vive de su trabajo no puede ser igual que un prestamista; un individuo que se preocupa por perfeccionarse laboralmente no puede recibir igual trato que aquel que se conforma con cobrar un plan social. Sin embargo, vaya paradoja, vale igual el voto de un obrero especializado que el de un usurero; vale lo mismo el voto de un humilde docente rural que el de un proxeneta; vale lo mismo el voto de un universitario que ha hecho grandes esfuerzos para graduarse que el de un ladrón de autos.

Pero no todo termina ahí. Aunque resulte paradójico, una persona con antecedentes penales como asesinatos, asalto seguido de muerte, narcotráfico y abogados especialistas en sacar de las cárceles y en lograr que los peores delincuentes tengan las penas mas leves, pueden presentarse como candidatos.

Creo que el Nacionalismo argentino ha cometido distintos errores, como seguir a militares liberales o al Peronismo, que mas allá de sus aciertos en los primeros años fue paulatinamente desvirtuándose hasta llegar a lo que es hoy.

Frente a este poco alentador panorama, es necesaria una resistencia civil que debe llevarse a cabo desde el hogar, desde los centros educativos, desde el trabajo y todos los ámbitos posibles, consistente en  terminar de obedecer mansamente a este sistema democrático, corrupto e infanticida. Esta desobediencia civil debe partir desde la base de la sociedad, la familia y expandirse a grupos de amigos, compañeros de trabajo, al barrio. Pero hay que tener alejado de ella y mirar con extrema desconfianza a todo aquel que estuviere relacionado con la política. Hay que hacer entender a la gente que la partidocracia es la principal responsable del desastre económico, cultural y moral de Hispanoamérica.

La resistencia civil se puede llevar a cabo de distintos modos, como ser: anular el voto, realizar cacerolazos u otras formas de protesta y no pagar impuestos en casos extremos. Por supuesto que para esto es menester una organización numerosa en cantidad y en calidad de personas, siendo necesaria una gran disciplina y constancia. Las acciones individuales, mas allá de lo justificadas que puedan ser, de poco y nada sirven, además de ser contraproducentes y arriesgadas. 

Sería muy importante que esta resistencia civil vaya ganando adherentes entre los docentes de los distintos niveles, para lograr una reforma que procure una educación de características nacionalistas. La Educación es el arma mas efectiva para derrotar a esta cultura democrática y progresista que ha hundido al País en las tinieblas. Así, una vez impuesto un Sistema Educativo como el que pretendemos, deberá imponerse en todas las escuelas una pormenorizada instrucción militar, en virtud de la desaparición del Servicio Militar Obligatorio. Así también se tienen que eliminar las Giras de egresados, para que los alumnos realicen campamentos orientados al combate y a distintas actividades marciales. Las Giras de egresados -está totalmente demostrado- solo sirven para que los jóvenes se emborrachen, usen drogas ilegales, realicen ridículos bailes al son de una música insulsa y vacía y para que se produzcan en ciertos casos embarazos imprevistos, además de generar en los padres gastos que no están en la mayoría de los casos al alcance de sus flacos bolsillos.

También se enseñará como materia obligatoria Religión Católica, con profesores jóvenes, bien preparados, y que a diferencia de los docentes de Religión que yo tuve, no persigan a los alumnos ordenándoles que no se masturben ni tengan relaciones prematrimoniales, ni los agredan denominándolos “satánicos” por escuchar Rock, lo que origina la burla y el rechazo de los pupilos. El docente deberá enseñar todo lo relativo a la Religión con el objetivo de que el alumno vea en ella un arma  de liberación de esta sociedad de consumo para la cual cada persona vale de acuerdo a lo grande que sea su cuenta bancaria. También, el alumno deberá comprender la importancia de la defensa del Catolicismo como barrera a toda penetración espiritual y cultural foranea.

Las escuelas y colegios privados de otros credos deberán ser controlados por inspectores a los efectos de que en los mismos no se enseñe a sus alumnos a agredir al Catolicismo y evitar toda blasfemia contra los santos y la Virgen María.

En lo que respecta a idiomas, se debe eliminar el Inglés, arma de dominación cultural, económica y política que en la mayoría de los casos no se estudia por cuestiones laborales sino por snobismo burgués. En su reemplazo se deben impartir clases de Lingüística Regional para que los alumnos comprendan la oralidad de su comunidad. También deberán darse clases de idiomas vernáculos preexistentes al Castellano en cada región, restringiéndose la enseñanza del Inglés a carreras universitarias en las que el conocimiento de esta lengua sea imprescindible para el desarrollo profesional de los egresados, como las carreras técnicas, aunque ello sea evidencia de la falta de capacidad de nuestro país para crear tecnología, una muestra mas de nuestra dependencia económica.

En  Historia habrá que  tener como principales autores a historiadores revisionistas, y terminar con la visión antinacional de la historiografía liberal mitrista. Deberán terminarse también los actos de Sarmiento los 11 de Septiembre, personaje anticatólico que sostenía que: Los frailes y monjas se apoderaron de la educación para embrutecer a nuestros niños... Ignorantes por principios, fanáticos que matan la civilización; emigrantes confabulados y recua de mujeres: basura de Europa, son la filoxera y el cardo negro de la pampa, hierba dañina que es preciso extirpar" (febrero de 1883)    

Creo que otro de los problemas que aquejan a nuestro país es este sistema económico basado en la usura, en el que el ciudadano está al servicio del dinero. Se trata de un sistema para el cual el dinero es un fin y no un medio. Debe ponerse fin a este sistema en el que las riquezas están en muy pocas manos para lograr una redistribución más justa y pareja, de acuerdo a los méritos, capacidad y necesidad de cada familia.

Reconociendo a ultranza el derecho a la Propiedad Privada, soy un convencido que el Estado debe expropiar latifundios de varios miles de hectáreas que en muchos casos están en manos de extranjeros para que mediante el pago que saldrá de un porcentaje de la producción de quienes lo trabajen, no hayan campesinos argentinos sin tierras. Es inconcebible que haya extranjeros dueños de incalculables extensiones de tierras mientras que muchos argentinos nacidos en zonas rurales no tengan ni diez hectáreas en las cuales poder realizar un cultivo ni criar animales al menos para consumo del grupo familiar y se vean obligados a migrar a las villas de emergencia y zonas periféricas de las principales ciudades, donde sus hijos correrán riesgos como caer en la tentación de las drogas mas nocivas y de entrar en círculos sociales ligados al hampa, amén de sufrir el desarraigo y tener que acostumbrarse a pautas culturales que les son ajenas.

Soy un convencido de que esta historia se puede cambiar. Para ello hay que encomendarse a Dios y a la Virgen de la Merced. Pero eso no es insuficiente. No basta con rezar.

Se necesita además voluntad para terminar con este sistema democrático y así dar lugar a otros como bien podría ser el Corporativo. Se necesita valor para expropiar tierras que están en manos de extranjeros (aclaro que no me refiero a inmigrantes bolivianos que honestamente trabajan de sol a sol en las pocas hectáreas que poseen). Se necesita coraje para desenmascarar al Marxismo y para terminar con el Capitalismo Liberal que mata de hambre a muchos argentinos e hispanoamericanos.

Es necesario poner en manos únicamente del estado el manejo del crédito, para que éste no se convierta en usura. Es menester que las importaciones y exportaciones estén en manos del Estado, como así también renacionalizar el petróleo y el subsuelo minero. Se impone la necesidad de derogar toda ley que proteja las patentes extranjeras, y limitar la importación de productos que sí se puedan producir en nuestro país, y de aquellos productos de lujo innecesarios para el digno vivir de los habitantes de nuestra Patria.

En nuestro continente han fracasado los regímenes comunistas y liberales, siempre al servicio de intereses extranjeros. No hay duda que la única salida para Hispanoamérica y Argentina es el Nacionalismo.

(1) También podríamos hablar de una guerra fraticida entre pueblos semitas que más allá del odio principalmente político y religioso no dejan de tener el mismo origen racial.

(2)  MAMACHA: palabra quechua que prácticamente ha caído en desuso en la Quebrada de Humahuaca. Se traduce como mamita o madrecita. Con este término, los indios del Perú  se refieren con cariño y devoción a cualquier santa y a la Virgen María.

(3)  Me refiero a SANTA ROSA DE LIMA, Patrona de Purmamarca, Perú, América y de las Filipinas. Primera Santa americana canonizada.

(4) Sería muy interesante saber quiénes financian dichos eventos, ya que a lo mejor entre quienes aportan el dinero, encontremos ONGs europeas, o gobiernos occidentales.

(5) Los pretendidos Diaguitas en realidad son todos mestizos y ninguno de ellos habla Kakán ni Quechua. A diferencia de otros pueblos originarios de América y de la misma Argentina, que sí conservan sus idiomas y en líneas generales su cultura sin que se haya modificado de manera sustancial con respecto a la época prehispánica, se puede decir que quienes en la actualidad se hacen llamar diaguitas y calchaquíes, pueden ser indígenas desde lo legal, pero no desde lo étnico ni lo cultural.