EL
NACIONALISMO DE “IZQUIERDA” EN CHILE Por
el Prof. Pedro Godoy P. (*) Analizar
el nacionalismo en Chile exige seis consideraciones previas. Una: se
detecta un galicismo encubierto al aludir a “izquierda”. Las categorías
“izquierda” y “derecha” las ponen de moda ujieres y bedeles de la
Asamblea Legislativa y de Convención Nacional durante la Revolución
Francesa. Quizás “nacionalismo popular” sea más adecuado. En todo
caso nacionalismo es necesariamente un fenómeno que aglutina pueblo y ese
pueblo es la nacionalidad. Se excluye sólo a una minoría coludida con
los imperialismos que Toynbee denomina “herodiana”. Esté
–agregamos- ubicada a babor o estribor. Otro
asunto es verificar que, los grupos autobautizados nacionalistas, padecen
de fetichismo respecto a la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini y,
en menor grado, por la España de Franco y hasta por la Rumania de
Codreanu. Sin embargo, omiten el Sinn Féin (Irlanda) que inspira la
rebeldía de los líderes del III mundo a comienzo del XX. Menos se
interesan por los boxers y el Kou Ming Tang, el swaraj de Bal Gangadhar
Tilak o el Baath… Eso se ignora. La idolatría por lo europeo los
pone de rodillas. Es el eurocentrismo que, ¡cosa curiosa! no superan
porque son reflejo del Viejo Mundo y viven de espalda a lo criollo. Se
observa en los diversos grupos autonominados “nacionalistas” alucinación
por ideólogos del Viejo Mundo. Apenas a modo de ejemplo, ayer Osvaldo
Spengler y hoy Julio Evola pasando por Federico Nietzsche, Carlos Maurras,
Arturo Moeller van der Bruck, Ezra Pound, León Degrelle, Martín
Heidegger hasta Carlos G. Jung. Siempre –ahora en lo teórico- la
hipnosis la genera Europa. Ello va vinculado al desconocimiento de los
aportes criollos entre los cuales están los contestatarios de 1910
equivalentes a los “regeneracionistas” del 98 que son los protofilósofos
del nacionalismo en Chile. Asunto
más complejo es el tamaño de la nacionalidad en la concepción de los
diversos referentes del nacionalismo. La mayoría estima sinónimo de nación
al Estado. Son incompetentes para comprender que “nación” es gens,
es decir, dato sociológico, así como “país” lo es territorial, dato
geográfico, Estado es institucional, dicho de otro nodo, jurídico y
“patria” es fenómeno emotivo, concepto psicológico. Por ende,
suscriben aquello de “el Estado es la nación jurídicamente
organizada”. Con tal envase conceptual Chile es una nación así
como Nicaragua o El Salvador. No conciben la nación iberoamericana, es
decir, un nacionalismo continental, según el enfoque de O´Higgins y José
Antonio Vidaurre, Joaquín Edwards Bello y Felipe Herrera. De
lo expuesto deriva el manejo de un nacionalismo necesariamente
antiargentino, antiboliviano y antiperuano. Los vecinos, en función de
una percepción sólo post Independencia, serían extranjeros y enemigos
de ayer de hoy, de mañana y de siempre. Este enfoque está en la semilla
de la geopolítica vigente en nuestras FFAA, se expande a través de
textos escolares y lo activan los medios. Coagula en una visión de
“patria chica” y en el síndrome de fortaleza asediada SFA. Supone la
defensa sólo de lo territorial con olvido de lo económico, lo financiero
y lo cultural. Implica agigantar los litigios limítrofes, exaltar de
hechos de armas de la Guerra del Pacífico y promover el racismo blancocrático
(1). Es lo que en Francia se etiqueta como “chauvinismo” y
“gingoismo” en EEUU. La
versión de nacionalismo impuesta entre 1973 y 1990 es de caricatura.
Equivale entenderlo sólo como biombo para aniquilar al “enemigo
interno”, según la receta de la Escuela de las Américas. Tal
adversario –para los uniformados expertos en contrainsurgencia- son los
marxistas. No aquellos de cuna dorada o de relevancia externa, sino
los privados de dinero e influjo. Esos “pagan los platos rotos”.
El marxismo se evalúa un cáncer curable sólo con la metralleta.
No captan que lo nacional es amalgamable con el socialismo. A modo de
ejemplos: Ho Chi Minh o Mao (2). Ellos mismos dan muestras de
cosmopolitismo apátrida adhiriendo a las tesis de Milton Friedman de la
Escuela de Chicago e intentando convertirse en sobrinos predilectos del
coloso del Norte y, por cierto, del Reino Unido. EL
PATRICIADO FUNDACIONAL El
I Centenario de la República origina júbilo en el establishment.
La oligarquía gobernante arrastra tras si al pobrerío urbano y rural.
Los festejos son en medio de la prosperidad derivada del salitre. Atrás
queda el trauma de 1891. “Moros y cristianos” alcanzan un consenso: ha
trascurrido un siglo de progreso sostenido y de resonantes victorias bélicas.
Ello justifica la desbordada alegría. Es aquella una sociedad
autocomplaciente que imita a Europa y vive orgullosa de integrar un país
excepcional que no es iberoamericano, sino una ínsula europea. De allí
deriva aquello tan grotesco “los chilenos somos los ingleses de América
del Sur”. El
panorama lo estropean ciertos personeros de la naciente mesocracia. Logran
la adhesión de figuras marginales de la aristocracia y aislados
representantes del artesanado. Enjuician aquella parafernalia de desfiles
de tropas, banquetes oficiales, chingana populares como una burla.
Son aguafiestas para los cuales esos 100 años arrojan un balance
negativo. El país –alegan- continúa sumergido en el atraso, con
abismales desigualdades de clase, ostensible el vasallaje extranjero en lo
económico y en lo cultural y
un pueblo tan empobrecido como ignorante. Imposible
para los autoflagelantes apagar el regocijo. No obstante, dejan huellas
indelebles. Destacan –entre varios- Nicolás Palacios, Luis Galdames,
Francisco Antonio Encina, Alejandro Venegas, Tancredo Pinochet,
Guillermo Subercaseaux, Julio Saavedra, el artesano Luis Emilio
Recabarren. Cada uno publica obras testimoniales. Son notables aportes,
aunque menospreciadas por quienes, de un modo u otro, son herederos de
aquellos autocomplacientes que festejan el I Centenario. De allí el interés
del CEDECH en orden a reeditarlos. En
la esfera política la Generación del Centenario se empeñan en quebrar
la arcaica estructura bipartidista. De hecho la escena cívica la manejan
el conservantismo y el liberalismo. Las demás tiendas no alcanzan
desenvolvimiento equiparable. Existen si, pero como comparsa de una u
otra. Por tal motivo, en función de sus enfoques y postulaciones
aquellos transgresores fundan el Partido Nacionalista. Es un III
camino sin parentesco alguno con la Tercera Vía que es la estrategia de
la eurosocialdemocracia capitaneada por Blair y Zapatero y cuyo monaguillo
mayor aquí es Ricardo Lagos. Es
importante poner de relieve que, en 1910, estalla la Revolución Mexicana
cuya irradiación es continental. 8 años después: la Reforma
Universitaria de Córdoba. Campesinos y estudiantes adquieren,
respectivamente, roles protagónicos. Ambos hechos poseen como telón de
fondo la I Guerra Mundial y la Revolución soviética. Pareciera que estos
hechos, así como las giras conferenciales de Manuel B. Ugarte, al menos
en la hora prima, no influyen sobre nuestros contestatarios del I
Centenario. OBSTACULO
INESPERADO El
alessandrismo –temprano brote populista- arrasa. El verbo demagógico
del León de Tarapacá resta fuerza al Partido Demócrata, anula al
Partido Obrero Socialista y – lo que interesa- disuelve a la joven
tienda fundada por los anticonformistas del I Centenario. Sus líderes son
succionados por la fuerza que desencadena el caudillo que con el
“Cielito lindo” inaugura la política “desensalonada” y
edifica un frente policlasista con el cual alcanza La Moneda en 1920.
Queda así desmenuzado el esfuerzo en orden a generar el III camino. Pocos
años más tarde –entre 1924 y 1932- el nacionalismo resurge. Ya no están
vigentes los ideólogos anotados. Sin embargo, el ideario que enarbolan se
alberga en las FFAA y, de modo particular, en el Ejército y la bisoña
Fuerza Aérea. Se expresará de modo inorgánico a través del militar
Carlos Ibáñez del Campo y del aviador Marmaduque Grove Vallejo. Sobre
ellos gravita no sólo el mensaje nacionalista de 1910, sino también los
enfoques innovadores de la Generación de 1920. Los
del 20 –Carlos Vicuña Fuentes, Juan Enrique Lagarrigue, Jorge Julio y
Elizalde, Joaquín Edwards Bello, entre otros- en cierto modo son
legatarios del nacionalismo del año 10, pero también son hipnotizados
por el alessandrismo primigenio. Aportan un componente novedoso que estaba
solo en la semilla: la dimensión iberoamericana del nacionalismo. Ello es
notorio en postular la salida al mar para Bolivia, el fin de la guerra fría
con Perú e impulsar un mercado común suramericano (3). Figura solitaria
–insuficientemente analizada- es la del médico José Santos Salas,
especie de puente entre esa mesocracia insumisa y la juventud militar. ENTRE
DOS CAUDILLOS De
un modo u otro –en mayor o menor medida- los personeros del 10 y del 20
influyen sobre el ibañismo y el grovismo. Ibáñez reintegra Tacna y
baraja el proyecto de un zollverein suramericano. Grove, mediante un
cuartelazo, depone al Presidente Montero y proclama la República
Socialista de los Trabajadores de Chile. En su manifiesto fundacional
propone una 3ª posición equidistante del capitalismo internacional y de
la URSS así como una federación de Estados indoamericanos. Es
notorio ya el influjo del APRA. El
ibañismo hecho gobierno intenta generar con el marbete del "Chile
nuevo" un movimiento que, en cierto modo, es nacionalista
popular. Se esfuerza en dar sustento popular a su régimen a través de la
Confederación Republicana de Acción Cívica CRAC. Logra generar un
respaldo sindicalista e incluso atraer ciertos intelectuales, pero la
crisis mundial de 1929 carcomen la base de su régimen el cual se desploma
en 1931. Es
interesante observar que el nacionalismo popular –expresión, como ya se
explicara, menos inadecuada que la difundida “nacionalismo de
izquierda”- está germinal tanto en el grovismo como en el ibañismo.
Aun más, será una constante de esa tendencia la idea que, en los
cuarteles, habría gérmenes que empalman con las tesis que sostiene y una
postura ajena a la militarofobia tan frecuente en la izquierda clásica.
Tal línea de pensamiento se refuerza –entre otros- con los hitos que
significan Rojas Pinilla, Velasco Alvarado, Larrea Alva, Rafael Franco,
Busch Becerra, Ovando, Torrijos... EL
“NACISMO”: ESPLENDOR Y OCASO En
los 30 los caudillos Grove e Ibáñez cubren el escenario. Sin embargo, no
es menos cierto que surge en 1932 el Movimiento Nacional Socialista. Sus
fundadores –un abogado y un economista, respectivamente Jorge González
y Carlos Keller- lo organizan para generar un nacionalismo popular y como
alternativa al PC cuya perruna adhesión a Moscú se mantendrá incolume
hasta el derrumbe de la Unión Soviética. Ello explica que buscaran, sin
éxito, la alianza con el PS a la sazón instituido –entre otros- por
Grove, Eugenio González, Eugenio Matte Hurtado y cuya trayectoria confusa
analizo en texto ubicable en www.tsunamipolitico.com/socialismo802.htm Ciertas
modas europeas –el nazismo y el fascismo- generan una especie de leyenda
negra del MNS. Quizás el uso de camisas y terciados, la orgánica
miliciana, el saludo romano y autobautizarse como “nacistas” le
resulta, mediáticamente, funesto. Hasta hoy se les ubica como “nazis”
y representantes en Chile del III Reich (4). Sin embargo, es nítido
que esa tienda es ajena a una expresión de secta apodada “nazismo esotérico”
que fomenta Miguel Serrano que si venera a Adolfo Hitler como santón
(5). Los
discípulos de González –que los epígonos por eurocentrismo- se
deleitan exaltando su apellido materno von Marees- se conectan con
Ibáñez. El caudillo ha retornado de Buenos Aires después del exilio y
el MNS apoya su postulación presidencial a través de la Alianza Popular
Libertadora APL. Tal conglomerado permite ensanchar el influjo
“nacista”. Su arraigo popular es notorio. Es un camino alternativo a
la opción de Gustavo Ross y a la de Pedro Aguirre Cerda. Factores
de índole diversa entre los cuales figuran el temor a la victoria de la
candidatura presidencial que impulsa La Moneda y la presión de Ibáñez y
Jorge González por tumbar a Alessandri -quien ejerce su II mandato-
favorecen el estallido del putsch del 5 de septiembre de 1938. Milicianos
del MNS se insurreccionan. Ocupan armados la Universidad de Chile y el
edificio del Seguro Obrero. Esperan el alzamiento de la guarnición
capitalina. Es vox populi que las FFAA -en particular el Ejército-
abominan de Ross. Los
insurgentes no logran el apoyo castrense. Quedan aislados siendo
masacrados ya rendidos 59 estudiantes, oficinistas y obreros. Tal hecho de
sangre implica el encarcelamiento del binomio Ibáñez-González y la
contracción del MNS. Opta por apoyar a Pedro Aguirre Cerda y con ello
gira a la izquierda. Luego se rebautiza como Vanguardia Popular Socialista
VPS y hacia 1942 se disuelve. Tanto ese hecho como la adscripción de
Jorge González al P. Liberal, presidido por el verdugo de sus discípulos,
son enigmas que requieren indagación. EL
NACIONALISMO ES NEUTRALISTA De
Después
de la Operación Barbarroja y de Pearl Harbour el neutralismo del MNS-VPS
es sospechoso, pues la opinión pública –de derecha a izquierda- se
torna frenéticamente aliadófila, sin duda, con el apoyo de los servicios
de inteligencia de las potencias que combaten al Eje. Entonces
“neutralismo” es denunciado como “germanofilia” y quienes lo
sostienen, etiquetados de “pronazis” y hasta de
“niponazifascistas” e integrantes de la “quinta columna”. Oponerse
al despacho de materias primas a EEUU a precio simbólico implica cosechar
la acusación de estar al servicio de Berlín. Tal es el sanbenito
aplicado a la tienda de González y Enrique Zorrilla. Luego
de disolverse la VPS sus cuadros quedan a la deriva. Llevan un luto –los
59 asesinados- y una decepción que jamás comentan: la incorporación del
Jefe al staff del León de Tarapacá. Intentan asociarse en una pálida
asociación de socorros mutuos y en resucitar un P. Nacionalista. Otros
organizan pequeñas sectas como la Legión, pero ya no son los de antes.
La mochila de tristeza y frustración que portan es demasiado pesada.
Reaparecen en 1952 al interior del agrariolaborismo. EL
ENIGMATICO GENERAL Al
comenzar los 50, como rechazo a las tres presidencias del P. Radical,
nuevamente está en órbita el ibañismo. Pese a que ya no es el brioso
coronel de 1929 vuelve a agitar la bandera del nacionalismo popular que
incluye nacionalizar la banca y el cobre, hacer la reforma agraria y
atajar la partitocracia. Contagia a medio país y ese fermento se
convierte en levadura que moviliza millones provenientes de los más
diversos estratos. Es lo que se denomina “bonapartismo”. Cuatro
años antes llega –por las urnas- a la Casa Rosada Juan Domingo Perón.
Es un militar que hace carrera al interior del GOU (6) y será neutralista
durante la II Guerra Mundial. Postula la 3ª Posición y propone los EEUU
de Suramérica. Su postura nacional y popular así como su nexo
con Carlos Ibáñez alimenta ese nacionalismo que ahora –con mayor
fuerza que antaño- adquiere dimensión iberoamericana. Otro
hecho externo gravitará en la escena criolla. En la Semana Santa de 1952 estalla
una revolución en Bolivia. No es un episodio
de típica inestabilidad, sino un proceso de profundas transformaciones
socioeconómicas y culturales. Lo conduce el Movimiento Nacionalista
Revolucionario cuyos nexos con el peronismo se evidencia. Junto con
ello en la presidencia del Brasil está Getulio Vargas y el “queremismo”
(7) es un brote también equivalente al irradiado por Buenos Aires. EL
INFLUJO DE PERON El
nacionalismo en Chile –obvio, se hace ibañista- y simpatiza con Perón.
Su mayor fuerza está en el P. Agrario Laborista PAL al cual convergen no
pocos "nacistas". También una fracción de socialismo que
resiste las invitaciones de Presidente Gabriel González Videla a ingresar
al gobierno. Se alude al Partido Socialista Popular PSP capitaneado por Raúl
Ampuero, Aniceto Rodríguez y Clodomiro Almeida. En los comicios
presidenciales de 1952 están con la postulación del ahora “general
de la esperanza”. Obtiene una mayoría aplastante de sufragios. La I
candidatura de Allende queda en último lugar. La
propuesta del ABC (8) abre aun más la puerta al nacionalismo. Es una
postura tan distante de la Casa Blanca como del Kremlín. Un poco implica
el retorno al grovismo y al aprismo. Como lo explico en trabajo de mi
autoría (9) no es fácil implementarlo. La vieja patriotería chilena
–esa potente tendencia al particularismo- posee adherentes en el círculo
presidencial (10). La furia oligárquica contra el proyecto la expresa la
prensa y las colectividades de derecha y aquellas ligadas a la masonería.
Me refiero al P. Radical y al PS encabezado por Allende Otro obstáculo es
el arrinconamiento de Getulio que culmina con su suicidio (11). DE
LA DECEPCION AL ENTUSIASMO El
viaje a Chile del Presidente Perón –febrero de 1953- es quizás la
primavera más ardiente del nacionalismo. Sin embargo, el desbalance que
origina el congelamiento de Vargas es factor que explicaría que el
entusiasmo de Ibáñez por el ABC se estanque. Por otro lado, ni el
PAL ni el PSP están a la altura del desafío geopolítico propuesto por
el mandatario trasandino. La oligarquía –y también la DC (12)- a través
de su prensa, libros y el parlamento activan la resistencia al proyecto.
Sería un plan siniestro de “tragarse” al país y se denuncia
el “imperialismo argentino” que implica el peligro del
“anschluss”. El
ibañismo hecho gobierno se marchita. Si bien, en reemplazo del ABC se
alude ahora a los EEUU andinoplatenses ya el peronismo entra en menguante.
Lo tumba, en 1955, un pronunciamiento militar. Como testimonio queda el
Tratado de Unión Económica que contribuye a redactar Felipe Herrera
quien estará entre los fundadores del CEDECH como se explica más
adelante. La desilusión desinfla el nacionalismo de los 50 sobre el
campo quedan ilusiones rotas. Reaccionará sin éxito Mamerto Figueroa que
encabeza la Unión Popular Ibañista. Un
balón de oxígeno permite reanimar a no pocos desencantados. Es la
Revolución Cubana que se impone en 1959. Se reaglutinan los tercios del
nacionalismo. Hay controversia. Al final, oponentes e indecisos de apoyar
a Fidel Castro resultan tener la razón. Los entusiastas –entre los
cuales está el infrascrito y Eugenio Celedón Gassols, a la corta o a la
larga, se estiman engañados por el líder caribeño que, de humanista
verdeoliva, deriva en marxista-leninista. No sólo eso…. también
suscribe el Pacto de Varsovia y aplaude el aniquilamiento del socialismo
con rostro humano por los tanques rusos. EL
PRATISMO: UN RELAMPAGO Al
concluir la presidencia de Jorge Alessandri brota el Partido de Acción
Nacional. Lo encabeza Jorge Prat Echaurren quien ha colaborado con Ibáñez
y antes animado el semanario “Estanquero”. Su candidatura al sillón
de O´Higgins es efímera. Al excluirse de la pugna electoral un grupo
pratista apoya a Allende. El resto se diluye entre los otros
contrincantes. En el primer grupo está el ya mencionado Eugenio Celedón
Gassols así como René Balart Contreras. Esos
pratistas se organizan en la Acción Popular Independiente API que
presidida por Rafael Tarud acompaña al IV allendismo en su malograda
gestión presidencial. Permanece ajeno al marxismo-leninismo que se
convierte en la ideología oficial del régimen, pero no consiguen impedir
la penetración del espionaje cubano. Tampoco rompen con el régimen y se
desploman acompañándolo el 11 de septiembre de 1973. DE
OCTUBRE A OCTUBRE En
21 de octubre de 1969 se acuartela en el Regimiento Tacna el general
Roberto Viaux. Antes, como Jefe de la División con sede en Iquique, se
resiste a acatar su pase a retiro con el respaldo unánime y público de
sus subalternos. Ambas actitudes la convierte en figura pública. Aglutina
el descontento militar (remuneraciones exiguas y equipamiento escaso). Un
grupo civil que cuestiona el retorno de Jorge Alessandri a la Casa de
Toesca y que está privado de fe en el allendismo se vincula con la
subversión castrense. En
Perú se efectúa una profunda revolución bajo la tutela de las FFAA.
Juan Velasco Alvarado se yergue como un militar que, sin proclamarlo,
intenta cristalizar el programa del APRA. Un amigo del infrascrito Carlos
Delgado Olivera aparece como el ideólogo de ese proceso que pronto es
elogiado en La Habana, en la Revista Punto Final y cosecha simpatía en el
reagrupado PS. Por analogía diversos personeros que me rodean –algunos
contribuyen a fundar CEDECH- creemos que Viaux podría encabezar lo
que denomino “el peruanismo a la chilena”. A
ello aporta el testimonio del cineasta Elvio Soto quien ha rodado, en
Tarapacá, el film “Caliche sangriento” (13). Informa que ha recibido
el apoyo irrestricto del general Viaux en su tarea y que en sucesivas
tertulias comprueba que ese uniformado es “hombre de
izquierda” y simpatiza con el proceso peruano velasquista así como
con la complementación del Cono Sur. Dicto, en la Universidad de Chile,
conferencia ”FFAA: alternativa de poder” (14) en la cual se teoriza
sobre el tecnodesarrollismo militar. Concurren a escucharla decenas de jóvenes
oficiales de la Academia Politécnica y de la Academia de Guerra que son
el entourage del quien es el líder del “Tacnazo”. Visitas
al regimiento indicado y la disertación me abren la puerta de la
residencia del general en la cual durante un año se conspira. Se conversa
de la conveniencia de convertirlo en candidato presidencial, pero ya es
demasiado tarde. Todo cambia el 4 de septiembre con la inesperada victoria
en las urnas de Allende. La mutación es instantánea. En menos de horas
representantes del ABC1 comienzan a rodearlo. Son alessandristas que no
toleran el triunfo de la Unidad Popular. Comenzamos a sobrar. Muy pronto
nos autoexcluimos del círculo íntimo (15). Se
intenta, sin embargo, que Viaux reconozca a Allende como Presidente electo
exigiendo que el PC sea marginado del gabinete. No hay acogida a la
iniciativa. De modo sibilino –con o sin apoyo de la CIA- se trama el
secuestro del comandante en jefe del Ejército para evitar que el Congreso
Pleno otorgue luz verde al personero de la Unidad Popular. En ese momento
aquellos que apostamos a un velasquismo mapochino nos marginamos del
viauxismo. A la vera del camino queda la ilusión de Viaux como campeón
del nacionalismo popular. Es octubre de 1970 y el magnicidio de Schneider
abre –de par en par- la puerta de La Moneda a la Unidad Popular. ENTRE
ALLENDE Y PINOCHET De
1970 a 1973 se está en la incomoda posición de apoyo crítico al
gobierno de Allende. Se observa sectarismo y manifiestos errores en
la conducción presidencial. Termocéfalos de la ultra copan al gobierno y
el proceso se cubaniza. Las críticas formuladas rebotan en la blindada
muralla dogmática de quienes manejan el P. Ejecutivo. Es verosímil que
grupos de la Unidad Popular prepara autogolpe para tornar irreversible el
proceso de entronización de ese socialismo. Se sabe de grupos armados y
de presencia cubana. El desabastecimiento, el mercado negro y el alud
inflacionario son fenómenos de la vida cotidiana. Está
claro –desde otro ángulo- que las FFAA preparan pronunciamiento.
Hay conato en junio, pero el reventón es el 11 de septiembre de 1973. El
régimen sostienen sus corifeos “tiene todo controlado”. No
obstante, exhibe debilidad increíble. Generales y almirantes están
convencidos que para imponerse se requieren seis días mínimo. Se
sorprenden cuando el gobierno se desploma en seis horas. De allí en
adelante algunos de nuestros colaboradores optan por el exilio y otros por
sobrevivir al interior siendo algunos represaliados y todos despojados de
sus empleos o cátedras y, de modo frecuente, víctimas de allanamientos
(16). Representantes de grupos autoetiquetados “nacionalistas”
colaboran. Optan más por odio al marxismo que por adhesión al ideario
que proclaman sustentar. Nuestros
colaboradores quedan a la intemperie. Son batidos por disparos de babor y
estribor. Para unos son “upelientos” camuflados y para otros
infiltrados “filomilicos”. El apoyo a Viaux pesa en este caso como
montaña. El III camino permanece clausurado. La dicotomía muerde los
talones. Envuelto el nuevo régimen en la torpe convicción que
“quien no está con la Junta está en contra” restringe,
poco a poco, su base de apoyo. Se repite la epilepsia sectaria
que es propia del ultrismo allendista. Sin embargo, en 1979 –como réplica
al centenario de la Guerra del Pacífico- el esmirriado grupo nacionalista
“de izquierda” proclama candidato al Nobel de la Paz al peruanísimo
Haya de la Torre. CEDECH,
MALVINAS Y BOLIVIA Hoy
las tesis de los trangresores del I Centenario así como las posturas
adversas al eurocentrismo, la oposición a la indolatría disolvente, la
defensa de la identidad mestiza, la pasión industrialista y la urgencia
de sustituir las fronteras artilladas por otras cooperativas la representa
el Centro de Estudios Chilenos CEDECH. La entidad a la cual convergen
socialistas como Felipe Herrera, Mario Lobos, Jorge Barría Serón y el
infrascrito, socialcristianos de la estatura de Tomás Pablo Elorza,
Clotario Blest y Leonardo Jeffs y nacionalistas –entre varios- los ya
citados Celedón y Balart amén de Enrique Zorrilla. El
CEDECH se articula en torno a 1982 y es la única entidad que, en medio de
la oceánica anglofilia, apoya a Argentina en la guerra de Malvinas (16).
No sólo eso ha insistido en la conveniencia económica y geoestratégica
de desenclaustrar a Bolivia, coincide con el P. Ejecutivo en evitar el
conflicto con Argentina por el Beagle y aplaude sin reserva el Tratado de
Paz y Amistad que pone fin a ese peligro de conflagración. Así
como ayer acata el fallo arbitral sobre Laguna del Desierto hoy apuesta al
dictamen de la Corte Internacional de Justicia de La Haya en lo que al límite
marítimo con Perú se refiere. Impulsa
republicar las obras magnas de la Generación de 1910. Comienza editando
los reportajes que, en el diario “El Chileno” de Valparaíso, publica
en 1908 Nicolás Palacios (18). A través de su portal electrónico
establece la Biblioteca Virtual de los Autores Iberoamericanos Malditos.
Los primeros electos son Pinochet Le Brun y Alejandro Venegas. En papel o
en la web irá, de modo gradual, publicando a otros contestatarios de la
misma época… Todos lapidados por el silencio. Dispone para ello de red
de colaboradores del exterior y Manuel B. Ugarte es el próximo no chileno
incorporado a esa trinchera bibliográfica. El CEDECH -ahora vigorizado por la alianza con Tercera Línea, grupo de orientación corporativista- pareciera constituir la única expresión del nacionalismo (19). Se alude a aquel de raíz criolla y de proyección iberoamericana. Hoy como ayer continúa esquivando los frecuentes disparos de diestra y siniestra. Representa una proa tricolor con quilla hundida en la tradición doctrinaria de 1910. Su anticonformismo lo empuja a no coincidir con tirios ni troyanos y al mismo tiempo –oh, paradoja- apoya obras y enfoques de unos y otros siempre que beneficien al país (20). En lo general, se apropia del lema “¡Ni derecha ni izquierda! ¡Arriba y adelante!”. (*)
Centro de Estudios Chilenos CEDECH www.premionacionaldeeducacion.blogspot.com ---- cedechdirector@gmail.com
(1)
Existen grupos “nacionalistas” que difaman a los inmigrantes peruanos
y hasta los hacen objeto de cobardes agresiones callejeras. (2)
Ver de Godoy, P.: “FFAA: reflexión permanente”, pág. 87.
El comunismo “criollo” jamás se nacionaliza. Acompaña al PC
ruso en difamar a Tito y después a Mao. Son herodianos de izquierda o, si
se quiere, lacayos del ahora fenecido imperialismo soviético. (3)
Ver trabajo “La cuestión del Norte” en http://www.premionacionaldeeducacion.blogspot.com (4)
Ver referencia al tema en "Manual de Historia de Chile" de
Francisco Frías Valenzuela. Es texto de uso masivo por alumnos y
docentes. (5) Es interesante es intercambio de notas entre Enrique Zorrilla y Serrano. El primero, nativista y el segundo, gernanólatra. (6)
Sigla de Grupo de Obra de Unificación que corresponde a logia
nacionalista al interior del Ejército argentino. Entre sus directivos
figura Perón. (7)
Deriva de la consigna “¡Queremos a Getulio!” (8)
Pacto de integración propuesto por Perón. Asocia a Argentina, Brasil y
Chile. (9)
Ver de Godoy, P.: “Perón en Chile (10)
Ver Montero, René:”Confesiones políticas”, cap.VIII, Edit. Zigzag,
(11)
Ver en Internet su Testamento. (12)
Magnet, Alejandro: “Nuestros vecinos justicialistas” y “Nuestros
vecinos argentinos”. Obras empapadas de fobia a Perón y a la república
transandina. (13)
Unico film revisionista histórico de la Guerra del Pacífico y, por ende,
documento iberoamericanizante de excelencia. (14)
Tal disertación se publica en folleto que circula en los cuarteles. (15)
Ver prólogo en Godoy, P.: “FFAA: reflexión permanente”. (16)
La democracia repuesta en 1990 no reincorpora a esos exonerados. Da
preferencia a recién retornados. Las jornadas completas en las
Universidades se confieren a aquellos graduados en la RDA muy
posiblemente por la STASI y no por la Universidad de Leipzig. (17)
La excepción es el Centro de Estudio para una Alternativa Iberoamericana
CEAI encabezado –entre otros- por Pedro Banoviez y Erwin Robertson.
Nuestra ponencia Malvinas: óptica chilena presentada en Congreso sobre el
tema, convocado por la Universidad Nacional de Lanús, se remite a petición
del interesado. (18)
Ver de Godoy, P.: “Día de sangre”. Allí, con la colaboración de
Gustavo Galarce, se rescatan las crónicas de prensa del autor de “Raza
chilena”. (19)
Referencia al PSP y al CEDECH se ubica en Ferrero, Roberto A.:”Enajenación
y nacionalización del socialismo latinoamericano” II parte, cap. V. (20) Interesante el dicho bonaerense: “Si los bolches te acusan de facho y los fachos de zurdo. Quédate tranquilo: eres nacional”.
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