NETUREI
KARTA: JUDÍOS CONTRA EL SIONISMO
enviado
por el Centro de Estudios Evolianos
Antiisraelíes.
Así se definen los integrantes de Neturei Karta, una comunidad
religiosa que aboga por el desmantelamiento del Estado de Israel.
En una céntrica avenida de Londres arde una bandera israelí. Los
manifestantes, ataviados rigurosamente de negro, barbados los rostros y
con caprichosos rizos cayéndoles desde las sienes, han bloqueado el tráfico
justo frente a la embajada de Tel Aviv en la capital británica. Claman
por el cese inmediato de la ocupación de los territorios palestinos, y
aún más: por el desmantelamiento del Estado de Israel. Sus pancartas y
sus voces son todas sus armas en esta húmeda tarde de mayo, justo el día
en que en 1948 se fundó el Estado judío sobre las espaldas de
Palestina.
Contra lo que pudiera pensarse, las voces de protesta no provienen en
esta ocasión de refugiados palestinos, ni de activistas por la paz de
los que por millones en el mundo brindan su solidaridad a los atenazados
pobladores árabes de Tierra Santa. Son judíos Judíos ortodoxos del
grupo Neturei Karta (en arameo, Centinelas de la Ciudad), que, según
proclaman en sus bases constitutivas, están convencidos de la
incompatibilidad entre las enseñanzas del judaísmo Estado de Israel
asentado sobre la fuerza de las armas, el pillaje y el sufrimiento de
todo un pueblo.
Incluidos por la propaganda israelí en el infausto número de los
"judíos que se odian a sí mismos", traje con el que se viste
a todo aquel que disienta de las prácticas represivas de Tel Aviv, los
miembros de Neturei Karta a menudo suscitan la curiosidad de la opinión
pública, pues están integrados a la Organización para la Liberación
de Palestina (OLP) y sostenían contactos periódicos con el presidente
palestino Yasser Arafat.
Tal proceder les ha ganado ser blanco de la hostilidad de las
autoridades israelíes. Brutales golpizas policiales, expulsiones de
Israel y la tergiversació
n pública de sus propósitos, han sido el precio que han tenido que
pagar por hacer ver que, pese a lo que avala la gran prensa, el Estado
sionista no es precisamente voluntad de Dios.
Sionismo no es judaísmo
En el Israel actual la influencia de tendencias religiosas
ultranacionalistas en la clase política incentiva el carácter
expansionista del Estado. Según estas prédicas, el Mesías, el
emancipador que habrá de enviar Dios para restituir al pueblo judío
sus tiempos de gloria, solo vendrá a un Israel no dividido, a un país
que se extienda íntegro desde el Mediterráneo hasta el río Jordán.
En este proyecto, no es difícil imaginar quién es el que sobra. Ovadia
Yosef, uno de los rabinos más influyentes de Israel y quien ha sido
consejero espiritual de mismísimo premier Ariel Sharon, es uno de los
principales partidarios de hacer cumplir el plan "divino" de
expulsar de una buena vez a los palestinos "esas serpientes"
de sus tierras. Al también líder del partido religioso sefardí (2)
Shas, no le ha temblado la voz para pedir que Tel Aviv, sin muchas
contemplaciones, lance misiles contra los árabes. "Son malignos e
infames. Está prohibido ser piadosos con ellos", ha sentenciado.
Es precisamente en la ribera opuesta a esta "fe" sanguinaria
donde se encuentra Neturei Karta, grupo escindido en 1938 del movimiento
Agudat Israel, hasta ese entonces contrario al sionismo. Asentados en el
barrio de Mea Shearim en Jerusalén, donde vivían en perfecta armonía
con la comunidad árabe antes de la llegada masiva de inmigrantes judíos,
estos militantes ortodoxos se opusieron desde el inicio a la resolución
de la ONU de 1947 sobre la partición de Palestina en dos estados. Su
idea es que los judíos que vivan allí, deben hacerlo en coexistencia
pacífica con la población árabe y subordinados a la autoridad de
estos últimos.
Según señala uno de sus dirigentes, el rabino Yisroel Dovid Weiss,
"la Tierra Santa es un regalo condicional. (...) La Biblia profetizó
que si "los hijos de Israel" fallaran en su misión
espiritual, serían desterrados de su tierra y mandados al exilio",
etapa que se extendería hasta el advenimiento de la redención,
"un tiempo de fraternidad y paz universal", al que se
arribaría exclusivamente por medios divinos.
Al explicar sus tesis a un grupo de fieles, Weiss añade que, mientras
dure su dispersión los judíos deben arrepentirse de las faltas que los
llevaron a ese estado y servir de modelos entre los pueblos en que se
insertaron para atraerlos a su credo.
En respaldo de lo anterior, Neturei Karta cita el Talmud, en el ensayo
Kesubos (p.111a), donde se enseña que los judíos no deben emplear
fuerzas humanas para crear un Estado antes de que se establezca la era
universal de paz y hermandad, con centro en Jerusalén.
Desde esta óptica el sionismo es entonces únicamente un esfuerzo político
y militar de judíos apartados de su fe primigenia para acabar por la
fuerza con un destierro de 1900 años, lo que contraviene el designio de
Dios hacia Israel. Por si fuera poco, según Weiss, a este mal se suma
que como Tel Aviv se autodeclara representante de los judíos de todo el
mundo, el público suele vincular a la generalidad del pueblo judío con
la violencia hacia los palestinos.
Por ello, Neturei Karta opta por tomar distancias, y no duda en
advertir: sionismo no es judaísmo.
No más sangre judía y palestina
Las acciones de Neturei Karta a favor de la causa palestina son
frecuentemente ignoradas por la prensa occidental. Para los grandes
medios y el gobierno sionista, no son sino un puñado de fanáticos de
una minúscula facción. En su página web (www.netureikarta.
org), el grupo
da respuesta a tales criterios al aceptar que si bien su número es de
algunos miles, son cientos de miles los judíos ultraortodoxos que
proclaman un abierto antisionismo y que los apoyan en multitudinarias
protestas públicas, como la protagonizada en Nueva York en febrero de
2001 por más de 20.000 judíos.
Uno de sus simpatizantes más notables es el Gran Rabino de Gran Bretaña,
Jonathan Sacks, quien ha calificado la política represiva israelí en
Palestina de "incompatible con los valores más profundos del judaísmo"
y ha declarado que los constantes abusos contra los palestinos corrompen
a los judíos. El líder de una de las mayores comunidades hebreas del
mundo con unos 300 000 miembros es del sentir de que Israel debe
devolver las tierras ocupadas "si quiere alcanzar la paz", y
de que todo israelí tiene el derecho de asumir una posición crítica
respecto a Tel Aviv.
Por su parte, Neturei Karta, cuya sede central es la ciudad de Nueva
York, organiza muestras de apoyo a la causa palestina en grandes urbes
de Canadá, Gran Bretaña y EE.UU., generalmente en fechas clave de la
historia israelo-palestina. Así, el pasado 15 de mayo se manifestaron
en Washington en ocasión de conmemorarse 55 años de la Naqba (catástrofe),
la expulsión de más de 700 000 residentes árabes de sus tierras. Son
comunes las demostraciones contra la fundación del Estado sionista,
como las efectuadas el 7 de mayo en Jerusalén y en localidades
canadienses y británicas; o las quemas públicas de banderas israelíes
en signo de rechazo a una entidad que consideran artificial.
En opinión de sus miembros la política sionista de solucionar la
"cuestión judía" por medio de la creación de un "hogar
seguro" en Palestina ha sido un chasco, pues precisamente la acción
belicista de Israel ha hecho del país un acérrimo enemigo del entorno
árabe.
De este modo, según acota el rabino Weiss, una salida a la actual
situación de violencia solo puede venir con la disolución del Estado
de Israel. En entrevista con la televisora qatarí Al Jazeera en 2002,
el líder religioso fue enfático al subrayar que "constantemente
pedimos al Señor que acabe con Israel de una forma pacífica, y así no
sea derramada más sangre judía o palestina".
Y agregó: "El Señor no está complacido con Israel, y nosotros le
pedimos que acabe con este sin dolor ni sangre (...) Queremos que
los palestinos gobiernen Palestina. Las Escrituras dicen que las
naciones coexistirán con nosotros; pero estamos a la espera y estamos
luchando por ello, para que la gente pueda vivir en paz, para que el
cordero pueda convivir con el lobo".