NOCHES
SIN LUNAS NI SOLES:
LAS BEBIDAS ESTIMULANTES (MAL LLAMADAS ENERGIZANTES)
por
Carlos Machado - karlos_585@hotmail.com
Comenzaron a llegar al mundo hace unos veinte años, primero tímidamente,
hasta dejarse "probar". Luego aparecieron una tras otra,
marca tras marca, hasta llegar hoy en día a zambullirse masivamente
en los tragos que consumen los jóvenes en los pubs, discos y
todo lugar de diversión nocturna. Son las mal llamadas por sus
productores "bebidas energizantes", promocionándolas
como "ideales para el deportista, el estudiante y todo el
que desarrolle esfuerzo físico, además de mejorar el estado de ánimo",
encubriendo la verdad y todo el mal que producen. Especialmente en
cuanto a esa promocionada "mejora del estado de ánimo",
cuyo blanco principal es la juventud.
En estos últimos años estas bebidas han caído
en cascada sobre prácticamente todos los países el mundo. Es así
como los diversos mercados del planeta reciben latas o botellas,
cuyo contenido en casi todos los casos es de 250 mililitros, con
nombres de fantasía tales como "Dark Dog",
"Blue", "Nitro", "Speed",
"Burn", "Tab", "KMX", "Full
Throme", "Red Bull", "Hot Power",
"Rox", "Vitaliza", "Blue Demon",
"Rocket Fuel", "Red Devil" o "Boost".
Nombres cuyas traducciones hablan por sí mismas y resultan
llamativas para impactar, precisamente, en las mentes de los jóvenes
y atraerlos, hasta que una vez probadas por ellos, difícilmente
puedan prescindir de las simpáticas latitas.
Es que la fórmula de la composición de estas
bebidas -que no varía mucho entre una y otra- contiene elementos
que realmente colaboran no sólo a "levantar el ánimo"
de quienes las consumen, sino también a mantenerlos despiertos
durante muchas horas. Por algo la leyenda que promociona a
"Rocket Fuel" dice: "Despierto todo es
posible".
Además de la cafeína, entre los principales
ingredientes figuran taurina, glucuronolactona, inositol, niacina y
ácido pantoténico, mezclados con vitaminas B6 y B12,
carbohidratos, sodio y azúcar.
La cafeína es la sustancia psicoactiva más
consumida en el mundo, suficientemente conocida por sus propiedades
para "mantenerse despierto". En varias de las
bebidas mencionadas la fórmula incluye guaraná, la esencia de
origen brasileño que de por sí ya tiene un alto contenido de cafeína,
por lo cual aumenta considerablemente la presencia de ésta en la
bebida.
La taurina se obtenía en la antigüedad
del semen masturbado del toro y era utilizada para prevenir algunas
enfermedades, si bien -para aquellos que den un respingo al leer ésto-
actualmente se obtiene mediante otros procesos menos traumáticos.
Es considerada por los fabricantes de las bebidas como un "complemento
alimenticio", razón por la cual las jovencitas bulímicas
o anoréxicas también acuden a su consumo pensando que su
deficiencia alimentaria está de esa manera "cubierta".
La glucuronolactona es un químico
altamente peligroso, que fue desarrollado por el Departamento de
Defensa de Estados Unidos durante los años '60 para estimular la
moral de las tropas acantonadas en Vietnam pues actuaba como una
droga alucinógena que calmaba el síndrome de la guerra. Pero sus
efectos en el organismo fueron tan devastadores que fue
descontinuado ante el alto índice de casos de migrañas, tumores
cerebrales y enfermedades del hígado que mostraron algunos soldados
que la consumieron. A pesar de ello, en las latas de estas bebidas aún
se lee que entre sus componentes aparece la glucuronolactona,
catalogado médicamente como un "estimulante".
Tomemos como ejemplo la fórmula de una de las
bebidas en cuestión, "Vitaliza". Entre cantidades más
discretas de los otros elementos que la componen, cada envase de 250
mililitros contiene 48 miligramos de cafeína, 500 mg. de taurina
y 50 mg. de inositol. En este caso, la ausencia de glucuronolactona
en su composición está compensada por la excesiva cantidad de cafeína
y taurina y por el inositol, también llamado "Vitamina
B8", utilizado psiquiátricamente para tratamientos contra
la depresión y los trastornos de pánico.
Es la combinación de estos tres elementos más
la glucuronolactona -que sí contiene la mayoría de las
restantes bebidas-, sumados a la mezcla con los aditamentos
restantes como las vitaminas, los que hacen que los consumidores de
las bebidas estimulantes no deban beber más de dos a tres latas por
día. Y eso sin mezclarlas con otras sustancias, lo que
lamentablemente ocurre. Es que la juventud, siempre hábil para
descubrir -de motu proprio o inducida- nuevas aplicaciones
para lo que utiliza, llegó lamentablemente al siguiente paso
habilitante para prolongar su energía, placer y mantenerse sin sueño
y activos toda una noche hasta avanzada la mañana siguiente:
mezclar estas bebidas con alcohol e incluso con drogas.
De hecho, el reciente fallecimiento en Buenos
Aires de una estudiante de 16 años a causa de un repentino infarto
se debió, según los médicos que la atendieron, a la mezcla de
varias latas de una de estas bebidas estimulantes y alcohol con una
importante dosis del alucinógeno "Extasis". Otra
lacra muy habitual actualmente en las discotecas y en los festivales
de música electrónica, eventos éstos en los que el éxtasis
corre fluidamente entre los asistentes, distribuido tanto por los dealers
como por los propios responsables del lugar donde se desarrollen,
con el agregado de que su consumo requiere de la ingesta de gran
cantidad de líquido, para no deshidatarse. Entonces los
delincuentes de turno clausuran los grifos del agua corriente -ya
que los jóvenes anteriormente acudían con frecuencia a los baños
a beber agua- para obligarlos a adquirir el agua mineral que ellos
venden, además a precios exorbitantes, o, mejor aún, bebidas
estimulantes como las hasta aquí mencionadas.
Uno de los aspectos bastante conocidos que rodea
a esos eventos y que ya es vox pópuli entre la sociedad.
Pero las autoridades correspondientes, como es habitual desde hace
tiempo, brillan por su ausencia.
Y así se genera uno de los desastres padecidos
por los jóvenes de nuestros días, además del consumo de drogas,
anfetaminas y alucinógenos. En una sola noche de diversión, por
ejemplo en una disco, la febril actividad y excitación desplegadas
y el deseo de prolongarlas más allá de la salida del sol
combatiendo el cansancio y el sueño hacen que, además de
consumirse mucha más cantidad de latas de estas bebidas que lo
permitido -llegándose a cantidades que van de los ocho a diez
envases-, las mismas se mezclan con bebidas alcohólicas, producto
final al que la fértil e interesada imaginación de quienes los
expenden los denomine inocentemente "tragos".
Para tener una idea de la variación de
combinaciones podemos señalar que una de estas bebidas
estimulantes, "Nitro", de mucho consumo en Uruguay, hasta
publicita estos "tragos" en su página de Internet
(nitro.com.uy), donde pueden observarse diversas variantes, por
ejemplo "Nitro" con ron, con champagne, con vodka, con coñac
y ron, con vodka y gin, y con whisky, ron y vermouth. Un directo y
abiertamente publicitado ataque contra la salud de los jóvenes a
quienes van destinados esos "tragos", sin que merezca la más
mínima sanción u observación de aquellos a quienes corresponda
actuar.
Mezclas lo suficientemente explosivas como para que muchos jóvenes
hayan incrementado en los últimos años la atención hospitalaria a
casos de infartos, arritmias, taquicardias y otras derivaciones por
el estilo. Profesionales del Servicio de Hemodinamia del Hospital
Italiano de Buenos Aires indicaron en su momento que se ha
incrementado el registro de problemas cardíacos por el consumo de
alcohol mezclado con bebidas estimulantes, llegando a atenderse a
muchas personas jóvenes con infartos agudos sin tener una
enfermedad coronaria previa.
Señalaron en tal sentido que "el infarto
es mucho peor en una persona joven, en la que las coronarias se
tapan de manera abrupta", alertando que esos pacientes
hasta pueden padecer una insuficiencia cardíaca de por vida. Uno de
los profesionales explicó: "Lo que ocurre es que toman con
alcohol varias latas de estas bebidas en una noche, y semejante
carga de cafeína -equivalente hasta a más de 20 tazas de café -
aumenta la frecuencia cardíaca, somete a un mayor roce la cobertura
interna de las arterias y produce una irritación que puede generar
un coágulo que tape la arteria y produzca el infarto".
Por su parte la doctora Mónica Nápoli, médica
toxicóloga, consideró que, aunque se las llame
"energizantes", estas bebidas no lo son, señalando: "Son
desfatigantes o estimulantes. Estas bebidas quitan la sensación de
fatiga. No es que el que las toma no se cansa, sino que no siente el
cansancio. De igual forma, esta enorme cantidad de cafeína les
permite beber en cantidad hasta llegar a la ebriedad, o incluso el
coma alcohólico, porque retrasa los efectos del alcohol".
Aparte de que los voceros de las empresas líderes
en la fabricación de estas bebidas defienden obviamente a sus
productos expresando que lo perjudicial para la salud no es el
consumo de la bebida sino la ingesta excesiva de alcohol con que se
la mezcla, en las latas se advierte -con letra demasiado pequeña-
sobre la inconveniencia de que consuman energizantes los niños y
las personas diabéticas y se aconseja no exceder el límite de dos
por día. Sin embargo, en muchas de ellas una advertencia o
prohibición para que estas bebidas no se ingieran mezcladas con
alcohol también brilla aún por su ausencia, al igual que, como señalamos
anteriormente, la acción efectiva de las autoridades
correspondientes.
Velocidad ilimitada
En la Argentina el mercado de las bebidas mal llamadas "energizantes"
ha sido copado actualmente por "Speed", nombre con el que
genéricamente se conoce a la marca "Speed Unlimited", que
desembarcó en el país en 1999, y que no parece ser casual: también
se denomina así a una anfetamina de la familia de las drogas sintéticas,
que provoca un estado de estimulación física y psicológica y
anula el cansancio y el sueño, entre otros "logros". Si
parecen ser coincidentes las propiedades de la bebida y de la
anfetamina que llevan el mismo nombre, no parece ser casual también
la frase que suele acompañar las promociones de "Speed": "Lo
más prohibido".
Precisamente apuntar hacia el carácter de
"lo prohibido" parece ser uno de los sistemas de promoción
de quienes comercializan "Speed", apuntando a la fértil
imaginación de los jóvenes. Para ello se organizan frecuentemente
eventos, por lo general en una conocida disco, en los cuales se
cuenta con los servicios de un grupo de agraciadas promotoras, todas
rubias por supuesto y vestidas llamativamente con sólo dos piezas
donde se destaca, dentro de sus escasos límites, el logotipo de la
bebida. Las muchachas se ubican en lo alto de una tarima en la que
bailan y -para mayor excitación de los asistentes mientras éstos
consumen latas y más latas de "Speed" o su habitual
mezcla con vodka y jugos de frutas- ejecutan algunos actos de
lesbianismo.
Otro de los sistemas de promoción de los productores publicitarios
de la bebida consiste en otorgar diversos beneficios a los
propietarios del local de turno, que van de la colocación en el
mismo de luminarias con el logo incandescente de "Speed"
al obsequio de elementos decorativos y de buena cantidad de envases
de la bebida sin cargo alguno.
El caso es que "Speed" es actualmente
la única marca que aceptó la imposición de la Administración
Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT), el
organismo de la Argentina que regula y controla todo en esos rubros,
para que rebaje la cantidad de cafeína en la bebida, que era de un
35% por cada 100 mililitros, a un 20%, el máximo permitido. Aunque
debe tenerse en cuenta que si el envase contiene 250 mililitros, la
cantidad de cafeína sigue siendo muy alta.
Esta bebida es fabricada por la firma austríaca
August Starzinger, una compañía dedicada al rubro "aguas
minerales" aunque parece que el descubrimiento de
"Speed" le ha rendido mayores beneficios.
Lamentablemente el afán de lograr beneficios
hace que a los productores y comercializadores de "Speed"
-como los de las restantes bebidas estimulantes- les importe un rábano
lo que les ocurra a sus consumidores. Si bien se amparan en que no
son responsables de la mezcla que éstos hagan de la bebida con
alcohol, saben perfectamente lo que ocurre los fines de semana con
las distracciones de la juventud, que en una sola noche de constante
movimiento en las disco pierden gran cantidad de agua y
electrolitos de sus cuerpos, esa deshidratación los obliga a
consumir muchos más envases de los permitidos y, si prefieren los "tragos"
como los que citamos anteriormente -su mezcla con diversas bebidas
alcohólicas-, las consecuencias finales pueden resultar mucho más
funestas.
Precisamente, a las formas de promoción de
"Speed" como las ya citadas, se agregan precisamente la de
diversos "tragos" publicitados sin ruborizarse y
con sus correspondientes nombres de fantasía, como éstos, por
ejemplo, que citamos a continuación. "Fuego Sagrado":
Speed y Vodka; "Fritz Evolution": Speed y Cointreau;
"Speed Volador": Speed con Whisky; "Fresh
Oddyssey": Speed con Gancia; "Acid Psycho": Speed con
Champagne; "Rápido sin Límite": Speed con Gin; o
"Histeria": Speed y Tía María.
Todo un muestrario de la fulminante mezcla de
este tipo de bebidas estimulantes con variedad de bebidas alcohólicas
que constituyen una verdadera bomba para los organismos de los jóvenes,
que son así inducidos a su consumo sin que haya control alguno por
parte de las autoridades sanitarias.
En el verano de 2001 "Speed" era aún
lo suficientemente nueva en el mercado argentino como para que el
diario "Clarín" le dedicara un artículo, firmado por
Victoria Tatti, que entre otras cosas reproducía las sensaciones
que esta bebida provocaba entre algunos jóvenes entrevistados en un
local bailable de Pinamar, en la costa atlántica.
Por ejemplo, una joven de 24 años que no paraba
de bailar decía: "Yo estoy trabajando y hace varios días
que no duermo porque esto me mantiene despierta. Está bárbaro, es
energizante. Te pone las pilas". En tanto, en la barra un
joven pedía un vodka y una lata de "Speed", los mezclaba
y los bebía, diciendo: "Si lo tomás solo no pasa nada,
pero si lo mezclás con vodka o con champán, te parte la
cabeza". Un amigo suyo agregaba: "Te pega, te
estimula, me entendés. No podés parar, no sé por cuánto tiempo.
Te da una energía impresionante".
Mientras, en Buenos Aires se recogían
expresiones similares. Mariana, de 23 años y estudiante de Sociología,
se autodefinió como fanática de "Speed": "Te
pone a full. No tenés que tomar más de cuatro. Un
día tomé ocho en una fiesta y no dormí en todo el día. Me tembló
el pulso y tuve taquicardia". Por su parte Sergio, de 25 años,
y empleado en un local de venta de ropa también dijo conocer el
efecto de la mezcla: "A mí me gusta tomarlo con champán.
Te tomás cuatro o cinco y bailás toda la noche. Es una masa".
El caso es que ya se han sucedido en los últimos
años una serie de casos de jóvenes fallecidos, a causa del
descontrol en la cantidad de este tipo de bebidas ingeridas y su
mezcla con alcohol y aún drogas como el éxtasis, si bien la prensa
no informa demasiado sobre estas trágicas cuestiones. Es que los
productores de las bebidas estimulantes pagan muy buenas pautas
publicitarias en los medios como para que éstos publiquen algo en
contra de las mismas. En todo caso se limitan a realizar sesudos
comentarios acerca de la mezcla de drogas y alcohol, dejando al
margen la ingesta de estas bebidas estimulantes.
Por otra parte, estas compañías no sólo operan
sobre los dueños de locales bailables y pubs ofreciéndoles
descuentos en los precios, merchandising gratis y otros beneficios
como los que mencionamos anteriormente, sino que también buscan
sumarlos al lobby ejercido sobre los legisladores que pretenden
regular la comercialización de estos productos. Aunque en los
hechos no puedan demostrarlo, aseguran sin ruborizarse que las
disposiciones que los obligan a reducir la concentración de cafeína
en las bebidas "nos privan de una herramienta que nos otorga
energía para desarrollar nuestra actividad de la mejor manera
posible".
Incluso publican costosas solicitadas
presuntamente firmadas por "deportistas" pero que en
realidad parecen redactadas por los publicitarios de esas empresas.
Con todo el marketing engañoso dirigido principalmente a los jóvenes,
han logrado algo: el estudio de una consultora realizado entre
septiembre de 2003 y enero de 2005 ya había mostrado en esa
oportunidad que las ventas crecieron en un 300%.
La embestida del toro rojo
Una de las marcas más famosas de bebidas
estimulantes que se comercializa en más de cien países del mundo
ha tenido conflictos judiciales en muchos de ellos que intentaron
prohibirla o al menos que baje la cantidad de cafeína en su
composición, a lo que se ha negado rotundamente, y en todos los
casos ha ganado los juicios menos en tres de esos países, Francia,
Noruega y Dinamarca, que prohibieron su venta libre por considerar a
sus ingredientes un "cóctel de muerte", aunque su
descubridor y propietario, tercamente, insiste en que terminará por
vencerlos también. Es que no sólo cuenta con los mejores equipos
de abogados, sino también con el respaldo y la presión de las
embajadas de su propio país de origen.
Dietrich Mateschitz -"Didi" para
sus amigos más cercanos- es un empresario austríaco que de haber
comenzado vendiendo detergentes para la compañía Unilever y tras
haber adquirido gran experiencia en marketing licenciándose en el
World Trade Institute, pasó a ser uno de los hombres más ricos del
mundo, llegando a ocupar el puesto 427º de la revista
"Fortune" con 1.000 millones de dólares en su haber y
enarbolando su frase preferida: "El poder de la publicidad
es mucho más fuerte que las promociones a largo plazo". El
camino inicial para llegar a su fortuna actual lo hizo a partir de
uno de sus viajes por el mundo, esta vez -luego de haber vendido
también cepillos de dientes y pastas dentales para
Procter&Gamble- como director de mercadotecnia de la firma
alemana Blendax.
Fue cuando descubrió que en Tailandia vendían cierto jarabe
tonificante que él mismo solía tomar con hielo durante los vuelos
de regreso a Alemania para disminuir el cansancio. Entonces decidió
estudiar el mercado de esos productos, y se encontró con Chaleo
Yoovidhya, quien tenía en Tailandia una empresa que fabricaba ese
tipo de tónico. Rápidamente, Mateschitz lo convenció para
introducir un producto similar en Europa haciendo algunos cambios en
la fórmula y el nombre. Así, mediante una inversión inicial de un
millón de dólares, nació la primera marca de bebidas estimulantes
de la historia: Red Bull. Corría el año 1987, y "Didi"
debió esperar tres años para que en Austria le aprobaran la
licencia, pero una vez logrado esto y tras obtener los permisos de
salud de diversos países europeos, el producto fue finalmente
lanzado. Durante el primer año de operaciones se vendieron un millón
de latas, cantidad que se duplicó al segundo año, hasta llegar a
la actualidad en que, como ya se señaló, esta bebida se
comercializa en más de 100 países del mundo.
La escalada de progresos que ha tenido la
comercialización de esta "energy drink" hace que
hoy en día Red Bull patrocine numerosos eventos deportivos y tenga
un equipo de competición propio en las carreras de Fórmula 1. Como
una muestra de la manera en que esta bebida ha ido inundando los
mercados de más de cien países, existen registros que indican que
en 2004 había vendido unos 2.000 millones de latas, y en 2005 había
elevado esa cifra en un 25% más.
Actualmente, Mateschitz y sus abogados están en
litigio con la ANMAT de Argentina, por cuanto ésta ha detenido hasta el momento el avance de Red Bull en el país, prohibiendo su
venta, mientras en su momento el pícaro ex ministro de Salud, Ginés
González García -siempre atento a hacer negociaciones donde veía
que podía lograr una "comisión" a su favor- hacía la
"vista gorda" a ese avance. Sin embargo se cree que
esta resistencia del organismo argentino será difícil de mantener,
ante el poder del empresario y los aliados que éste tiene. Es que
la embestida del toro rojo tiene además el respaldo de la
embajada de Austria en Buenos Aires, que presiona sobre el gobierno
y los políticos locales, y a su vez hasta hace lobby ante la
Unión Europea y la Organización Mundial de Comercio para abogar
por "Didi" Mateschitz y su hasta ahora fallida
incursión en la Argentina.
Además, el grupo se aferra a un dictamen que
elaboró, en épocas del gobierno de Fernando de la Rúa, una
incompetente directora del Instituto Nacional para los Alimentos
(INAL), la ingeniera María Elena Laferriere, quien mediante la
Disposición 6611/2000 -y presionada ya entonces por el grupo Red
Bull- clasificó a las bebidas de este tipo como "suplementos
dietarios", lo cual permitía su venta libre. De esa
clasificación, obviamente, se colgaron todos los productores y
comercializadores de estas energy drinks para desatar una
invasión más profunda de sus latitas en el país.
A partir de allí y con el correr de los años
comenzaron a sucederse las alertas, con casos en su mayoría graves
que llegan a los hospitales por el consumo de estas bebidas. El
problema para los organismos competentes era que ya había muchas de
ellas en el mercado, y prohibirlas significaba la aparición de
numerosos juicios contra el Estado. Y no había profesionales de valía
como para enfrentar el problema: la ingeniera Laferriere ya había
sido despedida, pero en su lugar en el INAL Ginés González García
colocó a un amigo suyo, el doctor Matías De Nicola, que era tan
incompetente como su antecesora y encima no era ni médico ni
ingeniero alimentario. Era veterinario.
Por toda esta falta de profesionalismo en los
estamentos oficiales, especialmente en lo que hace a la aprobación
de alimentos, bebidas y medicamentos, y a la inacción de los
legisladores en ese sentido, es que la embestida del toro rojo
y de otras bebidas estimulantes encontrarán un fértil campo de
acción en el país.
Mientras tanto las noticias -al menos las que
provengan de medios que no cuentan con la abundante publicidad
pagada por estas empresas-, continuarán hablando de tanto en tanto
de casos de jóvenes que caen como moscas en la interesada telaraña
tejida por las compañías productoras de las simpáticas y a la vez
letales latitas de energy drinks.
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