11-M: OSAR CON LA VERDAD    

 

Artículo publicado en LA III REPUBLICA, portavoz del Partido Nacional Republicano

 

 

Redacción.- En el 11-M se inició un golpe contra la Nación española, perpetrado desde enclaves de su mismo Estado. Es el mejor golpe que quepa imaginar: el que cuenta con la garantía de su impunidad puesto que dispone del sumario como mecanismo de encubrimiento. Todo un lujo. Finalizada la fase del golpe/sumario, hemos asistido a un estrafalario juicio oral encarrilado por el mismo, que también está en sus últimos pasos.

 

Después de más de tres años, muchos españoles vislumbramos la verdad del 11-M. Hay quienes la consideran descorazonadora. Son los corazones débiles. La verdad no constituye tanto una cuestión de inteligencia como de redaños, de cuajo para afrontar la realidad.

 

No fue AlQueda. No fue ETA que, si en algo intervino, fue de modo encubierto dentro de una superior división del trabajo. No fueron servicios secretos extranjeros. Fueron gentes que se llaman españoles los que planificaron y ordenaron la ejecución de una matanza de españoles, la encubrieron y señalaron unos falsos culpables, mediante detenciones arbitrarias, un descomunal lavado de cerebro mediático y el posterior montaje sumarial.

 

Hay en todo esto cuotas individuales y grupales de odio feroz, de afán de venganza y de pura ambición, o simplemente cobardía. Pero se insertan dentro de un movimiento más vasto. Se trata del movimiento del capital y sus aparatos políticos por acceder a una nueva fase de expolio.

 

 Los trabajadores españoles sólo somos ganado que una oligarquía económica y política pastorea para su propio beneficio. Esa oligarquía vive del excedente que producimos, de nuestros impuestos, de nuestras hipotecas, de los artículos que les compramos. Pero llegó un punto en que núcleos decisivos de la oligarquía consideraron absolutamente intolerable lo que aún quedaba del Estado nacional unitario. Había que romperlo en múltiples “naciones”. Había que avanzar hacia la instauración del juancarlismo confederal de las etnias asimétricas, para que el capital bancario y los oligopolios, perfectamente centralizados, pudiesen “liberar” completamente al mercado; para que los caciques regionales irredentos pudiesen saciarse, metiendo su hocico en el botín general y manejando con sus propias manos el ariete de la inmigración contra los trabajadores españoles; para hacer ofrenda de nuestros últimos sectores industriales estratégicos al capital “comunitario” europeo; para des-regular hasta el fin un empleo y unas condiciones de trabajo que no se estimaban suficientemente precarizados; para privatizar todos los servicios y sistemas de protección social y para abismarnos para siempre en la impotencia de la división, una vez enclaustrados en “naciones identitarias”. Para esto se hizo el 11-M. ¡Es la economía, amigos!

 

La eclosión de la verdad completa del 11-M es impensable al margen de un baldeo general de España, de un profundo cambio nacional-democrático y social que, hoy por hoy, sólo una minoría está dispuesta a impulsar. Después de los trenes desmantelados a los dos días del 11-M, de la destrucción sistemática de pruebas, del ocultamiento de análisis, del falseamiento de informes y de la completa manipulación de lo acontecido desde los esquemas de la derecha y la izquierda –ha sido ETA, ha sido AlQeda- hay que prepararse para una sentencia "oficial". Sin fe ni respeto la aguardamos. Y hay que enfocar, desde hoy mismo, la lucha por la verdad del 11-M en la perspectiva de la reconstrucción de España sobre la base un nuevo régimen político y social.

 

Pero si no podemos aspirar, al menos a día de hoy, a alcanzar a los instigadores, sí debemos entablar una lucha política para que sus siervos empiecen a recorrer el vía crucis al que se han hecho merecedores.

 

La simple consideración de la destrucción generalizada de pruebas debería haber impulsado al juez Bermúdez a plantear la nulidad de las actuaciones del sumario. Pero, ¿cuántas veces se ha declarado la nulidad de actuaciones en un juicio de importancia? El 11-M es un juicio del que depende la suerte del régimen vigente. Y está claro que el juez Bermúdez no es un héroe.

 

Sin embargo, aún dando por buenas, como hizo el juez Bermúdez, las muestras-basura que le aportó el comisario Santano, en estos momentos procesado por falsificación de informes, resulta que no se ha podido identificar exactamente el explosivo que estalló en los trenes, si bien se han hallado componentes que no forman parte de la Goma 2 ECO, explosivo que según la tesis oficial provocó la masacre. El fiscal Zaragoza, incapaz de defender que en los trenes estallara Goma 2 ECO, se ha visto impelido a sostener que "da igual" el explosivo utilizado. Tampoco se ha probado que los explosivos proviniesen de una mina asturiana, como pretendió el juez Del Olmo. Súmese a esto que los supuestos suministradores de los explosivos eran confidentes y controlados por la policía y estaban dirigidos por un esquizofrénico.

 

Sin Goma2 ECO en los trenes, tanto la Goma2 ECO de la bolsa aparecida en la comisaría de Vallecas, la del resto de cartucho de la Kangoo descubierto en el complejo policial de Canillas, la del AVE o la localizada en el piso de Leganés, no pueden considerarse pruebas inculpatorias en el atentado. Dicho sea de paso, tampoco creemos que sean “pruebas falsas”: tarde o temprano se demostrará que son verdaderas pruebas del intento de los golpistas de encubrir la autoría real del atentado y condenar “como sea” a unos cabezas de turco “islamistas”. Todo ello para resaltar que AlQueda se vio obligada a dar la orden de volar los trenes por culpa de Aznar.

 

En estas condiciones, deben ser absueltos de implicación en la masacre todos los acusados relacionados con el 11-M a través de la Goma2 ECO. Tanto Trashorras, como Antonio y Carmen Toro, los asturianos mineros y supuestos “mochileros” (Otman El Gnaoui, Rachid Aglif, Rafá Zouhier y Jamal Zougham). Y no sólo ellos. También los que pretendidamente transportaron la Goma2 ECO a Madrid y cuyos cadáveres se nos ha dicho que fueron identificados, rodeados de Goma2 ECO, tras la explosión del piso de Leganés: Jamal Ahmidan el Chino y sus cuatro compinches (Rifaat Anouar, Mohamed Oulad AKha, Rachid Oulad Akcha y Abdennabi Kounjaa).

 

No existen tampoco pruebas que acrediten la presencia en los trenes de ninguno de los suicidados de Leganés, incluidos El Tunecino y Lamari quienes, por otra parte, eran confidentes.

 

Sepamos a que nos enfrentamos. Paradójicamente, los apóstoles de la “alianza de civilizaciones” nos acusarán de tratar de impedir “que los putos moros se pudran en el talego”. Necesitan congregar populacho. Su lema es: para los cuerpos, la violencia, para las almas, la mentira. Nosotros, en cambio, aspiramos a reconstituir pueblo español. Nuestros valores son: la verdad, la justicia y la libertad.